M. Priede
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Justo lo contrario que aquí. Así nos va:
La 'Dame Commander' y el Gran Tremedal, vocero del Pentágono en Madrid, se han cargado a toda una generación: LA CHAPUZA DEL BILINGÜISMO. DOCUMENTAL | Burbuja.info
***********
La importancia de la educación
En ese camino de 40 años, China ha ganado mucho pero también perdió mucho en términos de filosofía y de valores. El consumismo ocupa, como en nuestras sociedades occidentales, un lugar central. La mentalidad frívola, ansiosa e indolente, también. Los sueños de los burgueses chinos son casi los mismos que en Occidente. Pero, a diferencia de otras partes, en China hay mucha resistencia a esas tendencias, especialmente en las universidades y en un sector nada desdeñable de la juventud. Esa resistencia “universitaria” ya ha obligado al gobierno a modificar el rumbo para alejarse en algo del modelo de enseñanza occidental y recuperar el modelo propio [1].
La resistencia de los sectores universitarios tiene un notorio éxito: en enero de 2020 el Ministerio de Educación emitió una normativa que obliga los establecimientos de enseñanza primaria y secundaria a usar sólo libros chinos, ante el hecho que muchas escuelas utilizaban libros de texto extranjeros. La justificación de esa medida no tiene contra-argumentación posible puesto que se señala como objetivo «desarrollar la autonomía académica en lugar de seguir ciegamente la educación extranjera». [Aquí ocurre al revés: hay catedráticos que alardean de tirar a la papelera cualquier trabajo que les llegue al departamento que no esté redactado en inglés; y el éxito ahí lo tenemos: nuestras universidades entre las primeras del mundo, de ahí que los chinos sigan anclados en el pasado y no progresen]
En ese mismo sector se ha visto otro movimiento, no inesperado pero sí sorprendente por su energía: en julio de 2021 se vio una arremetida contra el muy lucrativo sector de la enseñanza privada. La ofensiva tomó 2 formas: China fortaleció el control sobre la enseñanza privada y, al mismo tiempo, incrementó los fondos y medios dedicados a la enseñanza pública.
En China la educación está muy por encima de la media de cualquier país, especialmente en el ámbito universitario, y las academias privadas, los cursos privados de apoyo y preparación a los exámenes y la educación competitiva llevaban mucho tiempo haciendo su agosto… hasta ahora. Los nuevos ricos, obsesionados con el éxito de su prole, no tienen reparos en gastar lo que sea para que sus retoños se hagan un huequito entre la élite. Eso ha permitido que haya gigantes de la educación parecidos a Jack Ma y algunos de ellos son quienes usan como referencia el modelo educativo de Estados Unidos. [O sea, que allí también existen cosmopaletos, el cosmopolitismo como valor en sí, como estatus superior, y que consiste en hablar inglés aunque sólo sea para decir chorradas y haber estudiado en una universidad anglosajona]
La nueva ley aprobada por el gobierno chino para el sector de la educación restringe bastante los privilegios de que gozaba la enseñanza privada. No sólo eso, sino que también está recuperando textos escolares de contenido propio, alejándose del «modelo occidental» y limitando también esta forma tan importante de penetración del capitalismo en las nuevas generaciones. [No es el capitalismo, sino la colonización y la degradación. Luego veremos lo que ocurre con el juego] Prácticas que hasta ahora fueron, si no alentadas, al menos toleradas, ahora ven restringido su marco de acción.
Y por si todo eso fuera poco, este mes de agosto ha estado marcado por la adopción de medidas sobre la industria de los videojuegos y su impacto en los menores. Pero aquí hay que hacer una salvedad: la acción no ha venido del gobierno sino de un sector del gobierno.
La historia comienza el domingo 1º de agosto, cuando el Diario de Información Económica, vinculado a la agencia de noticias Xinhua, publicó una investigación que calificaba los juegos online como «opio espiritual», «droja electrónica» para los jóvenes y estimaba que no debe subestimarse su impacto en la salud de los adolescentes. En China, hablar de opio es como mencionar el diablo porque todavía se mantiene el recuerdo de la «guerra del opio» que Occidente utilizó para hundir el imperio chino e invadir el país. La «guerra del opio» permitió a Gran Bretaña anexar Hong Kong y la drojadicción se generalizó, favorecida por las potencias occidentales.
La consecuencia inmediata fue que, al día siguiente, la principal empresa de videojuegos del país perdió en la bolsa más de un 6% y hubo otras que perdieron hasta un 12%, lo cual representa miles de millones –se dice que el equivalente a 55 000 millones de euros.
El revuelo fue mayúsculo y algo debió suceder dentro del gobierno o en el Partido porque el artículo fue suavizado con otro en el que desaparecía la expresión «opio espiritual», aunque se mantenía todo lo demás. Por ejemplo, que la adicción a los juegos online tiene «un impacto negativo en la fisiología y en la psicología de los adolescentes», que «afecta el rendimiento académico» y que «conduce a trastornos de la personalidad».
Por una parte, el hecho que algunas expresiones se hayan “suavizado” o hayan desaparecido, mientras se mantuvo el grueso del artículo, indica que hay una lucha evidente entre quienes apuestan por el negocio y quienes se preocupan por la población. El sector de los juegos online, como en todas partes, es muy lucrativo y genera ganancias por cientos de miles de millones. Y ha habido una especie de “explicación” ya que en un artículo posterior, publicado el lunes 2 de agosto, se dice que es «inmoral culpar a las compañías de videojuegos» porque «los padres y la comunidad en general son responsables de abordar el juego excesivo» y que «las escuelas, los desarrolladores de juegos, los padres y otras partes deben trabajar juntos».
Pero las empresas han percibido la llamada de atención. La más importante de ellas –Tencent, que controla la mitad del mercado chino– dijo el martes –un día después de registrarse las pérdidas– que va a introducir «salvaguardias tecnológicas para limitar el tiempo de juego a los menores de 12 años». Tencent dice que impondrá un sistema que sólo permitirá jugar una hora diaria en días escolares y 2 horas durante los fines de semana y días feriados, sólo hasta las 10 de la noche y nunca antes de las 8 de la mañana. Tencent también anuncia que inspeccionará a cualquier usuario que siendo menor de edad finja ser adulto.
En cualquier caso, es interesante la publicación del artículo, donde se señalaba que diversas encuestas han demostrado que casi un 12% de los alumnos juegan todos los días, que más de un 26% lo hace cada 2 o 3 días y que deben implementarse medidas que complementen las que ya se han puesto en marcha sobre la enseñanza privada, sobre todo en materia de tutorías, para salvaguardar el bienestar social y construir un entorno cibernético saludable, porque se apunta así al desarrollo económico y social a largo plazo. El artículo decía también que «no se puede permitir que ninguna industria se desarrolle de una manera que destruya una generación».
Por supuesto, lo palabra menos dura que se ha dicho sobre esto en Occidente es «represión». Como es lógico, en Occidente se habla de las pérdidas económicas –no sólo de las compañías chinas, sino de las occidentales–, se estima que supondrán un billón de dólares y se preguntan si «la represión de Xi contra las empresas de tecnología y tutoría [referencia a la enseñanza privada] se detendrá ahí». Aquí es importante el lenguaje: Rusia es «la Rusia de pilinguin», China es «la China de Xi». Pero a nadie se le ocurre hablar de «los Estados Unidos de Biden», de «la Gran Bretaña de Johnson» o de «la Francia de Macron». pilinguin y Xi personalizan toda la maldad del mundo y tiene que quedar claro siempre.
Evidentemente, arremeter contra las medidas chinas no es políticamente correcto porque en Occidente se hace lo mismo, aunque no se actúa como en China. Por eso en un primer momento se dijo que «se teme que vaya demasiado lejos», que «dañe el sector» y que eso supondrá «dañar el crecimiento a corto plazo y la innovación a largo plazo». O sea, que se puede vigilar (sólo un poquito) a los monopolios de los videojuegos pero, eso sí, sin asustar porque esa vigilancia «genera una reducción del crecimiento del Producto Interior Bruto».
En todo caso, «China (la China de Xi, expresión que ya se repite de forma machacona) está restringiendo la economía privada» y eso supone que «los consumidores también están sufriendo».
De manera muy gráfica nos dicen que «los líderes del Partido Comunista parecen cada vez más cómodos aceptando un daño económico considerable para lograr objetivos no económicos». Esto es la expresión del capitalismo en estado puro: lo único importante es la economía y no lo social, que el capitalismo considera parte de «objetivos no económicos». [Como aquí: que toman de ejemplo algo como esto: De músico de Hip-Hop a tener un imperio empresarial basado en Cannabis: ésta es la increíble historia de Snoop Dogg ]
En medios chinos izquierdistas chinos, que los hay (claramente maoístas), se habla muy bien de las medidas del gobierno «contra las tendencias antisociales», se resalta que «frenan los excesos del desarrollo capitalista» y «reafirman la primacía del socialismo». No he visto este discurso en las páginas gubernamentales, pero algo de eso hay.
Tanto que, ahora sí, cuando ya han pasado unos días, son muchos los medios de propaganda occidentales que hablan de la «nueva represión». Y se leen cosas como ésta: «Alibaba (la empresa de Jack Ma) y Tencent, dos de las empresas más grandes de China y entre las más visibles para los inversores internacionales, han recibido grandes golpes». También nos dicen que «muchos inversores estadounidenses están tratando de anticipar posibles objetivos para la próxima represión de China». O que «Muchos analistas han recurrido a leer viejos discursos del presidente Xi y analizarlos en busca de pistas sobre otras empresas y negocios que podrían ser blanco de ataques».
Bloomberg, que controla más de un tercio de toda la industria financiera del capitalismo, es quien da la pista definitiva: «Xi ha denunciado el contenido en línea “obsceno”, la desigualdad educativa y la especulación sobre el precio de la vivienda en los distritos escolares populares». Y recalca: «en este punto deberíamos saber que Xi generalmente cumple lo que dice».
El origen: el XIV Plan Quinquenal
La 'Dame Commander' y el Gran Tremedal, vocero del Pentágono en Madrid, se han cargado a toda una generación: LA CHAPUZA DEL BILINGÜISMO. DOCUMENTAL | Burbuja.info
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La importancia de la educación
En ese camino de 40 años, China ha ganado mucho pero también perdió mucho en términos de filosofía y de valores. El consumismo ocupa, como en nuestras sociedades occidentales, un lugar central. La mentalidad frívola, ansiosa e indolente, también. Los sueños de los burgueses chinos son casi los mismos que en Occidente. Pero, a diferencia de otras partes, en China hay mucha resistencia a esas tendencias, especialmente en las universidades y en un sector nada desdeñable de la juventud. Esa resistencia “universitaria” ya ha obligado al gobierno a modificar el rumbo para alejarse en algo del modelo de enseñanza occidental y recuperar el modelo propio [1].
La resistencia de los sectores universitarios tiene un notorio éxito: en enero de 2020 el Ministerio de Educación emitió una normativa que obliga los establecimientos de enseñanza primaria y secundaria a usar sólo libros chinos, ante el hecho que muchas escuelas utilizaban libros de texto extranjeros. La justificación de esa medida no tiene contra-argumentación posible puesto que se señala como objetivo «desarrollar la autonomía académica en lugar de seguir ciegamente la educación extranjera». [Aquí ocurre al revés: hay catedráticos que alardean de tirar a la papelera cualquier trabajo que les llegue al departamento que no esté redactado en inglés; y el éxito ahí lo tenemos: nuestras universidades entre las primeras del mundo, de ahí que los chinos sigan anclados en el pasado y no progresen]
En ese mismo sector se ha visto otro movimiento, no inesperado pero sí sorprendente por su energía: en julio de 2021 se vio una arremetida contra el muy lucrativo sector de la enseñanza privada. La ofensiva tomó 2 formas: China fortaleció el control sobre la enseñanza privada y, al mismo tiempo, incrementó los fondos y medios dedicados a la enseñanza pública.
En China la educación está muy por encima de la media de cualquier país, especialmente en el ámbito universitario, y las academias privadas, los cursos privados de apoyo y preparación a los exámenes y la educación competitiva llevaban mucho tiempo haciendo su agosto… hasta ahora. Los nuevos ricos, obsesionados con el éxito de su prole, no tienen reparos en gastar lo que sea para que sus retoños se hagan un huequito entre la élite. Eso ha permitido que haya gigantes de la educación parecidos a Jack Ma y algunos de ellos son quienes usan como referencia el modelo educativo de Estados Unidos. [O sea, que allí también existen cosmopaletos, el cosmopolitismo como valor en sí, como estatus superior, y que consiste en hablar inglés aunque sólo sea para decir chorradas y haber estudiado en una universidad anglosajona]
La nueva ley aprobada por el gobierno chino para el sector de la educación restringe bastante los privilegios de que gozaba la enseñanza privada. No sólo eso, sino que también está recuperando textos escolares de contenido propio, alejándose del «modelo occidental» y limitando también esta forma tan importante de penetración del capitalismo en las nuevas generaciones. [No es el capitalismo, sino la colonización y la degradación. Luego veremos lo que ocurre con el juego] Prácticas que hasta ahora fueron, si no alentadas, al menos toleradas, ahora ven restringido su marco de acción.
Y por si todo eso fuera poco, este mes de agosto ha estado marcado por la adopción de medidas sobre la industria de los videojuegos y su impacto en los menores. Pero aquí hay que hacer una salvedad: la acción no ha venido del gobierno sino de un sector del gobierno.
La historia comienza el domingo 1º de agosto, cuando el Diario de Información Económica, vinculado a la agencia de noticias Xinhua, publicó una investigación que calificaba los juegos online como «opio espiritual», «droja electrónica» para los jóvenes y estimaba que no debe subestimarse su impacto en la salud de los adolescentes. En China, hablar de opio es como mencionar el diablo porque todavía se mantiene el recuerdo de la «guerra del opio» que Occidente utilizó para hundir el imperio chino e invadir el país. La «guerra del opio» permitió a Gran Bretaña anexar Hong Kong y la drojadicción se generalizó, favorecida por las potencias occidentales.
La consecuencia inmediata fue que, al día siguiente, la principal empresa de videojuegos del país perdió en la bolsa más de un 6% y hubo otras que perdieron hasta un 12%, lo cual representa miles de millones –se dice que el equivalente a 55 000 millones de euros.
El revuelo fue mayúsculo y algo debió suceder dentro del gobierno o en el Partido porque el artículo fue suavizado con otro en el que desaparecía la expresión «opio espiritual», aunque se mantenía todo lo demás. Por ejemplo, que la adicción a los juegos online tiene «un impacto negativo en la fisiología y en la psicología de los adolescentes», que «afecta el rendimiento académico» y que «conduce a trastornos de la personalidad».
Por una parte, el hecho que algunas expresiones se hayan “suavizado” o hayan desaparecido, mientras se mantuvo el grueso del artículo, indica que hay una lucha evidente entre quienes apuestan por el negocio y quienes se preocupan por la población. El sector de los juegos online, como en todas partes, es muy lucrativo y genera ganancias por cientos de miles de millones. Y ha habido una especie de “explicación” ya que en un artículo posterior, publicado el lunes 2 de agosto, se dice que es «inmoral culpar a las compañías de videojuegos» porque «los padres y la comunidad en general son responsables de abordar el juego excesivo» y que «las escuelas, los desarrolladores de juegos, los padres y otras partes deben trabajar juntos».
Pero las empresas han percibido la llamada de atención. La más importante de ellas –Tencent, que controla la mitad del mercado chino– dijo el martes –un día después de registrarse las pérdidas– que va a introducir «salvaguardias tecnológicas para limitar el tiempo de juego a los menores de 12 años». Tencent dice que impondrá un sistema que sólo permitirá jugar una hora diaria en días escolares y 2 horas durante los fines de semana y días feriados, sólo hasta las 10 de la noche y nunca antes de las 8 de la mañana. Tencent también anuncia que inspeccionará a cualquier usuario que siendo menor de edad finja ser adulto.
En cualquier caso, es interesante la publicación del artículo, donde se señalaba que diversas encuestas han demostrado que casi un 12% de los alumnos juegan todos los días, que más de un 26% lo hace cada 2 o 3 días y que deben implementarse medidas que complementen las que ya se han puesto en marcha sobre la enseñanza privada, sobre todo en materia de tutorías, para salvaguardar el bienestar social y construir un entorno cibernético saludable, porque se apunta así al desarrollo económico y social a largo plazo. El artículo decía también que «no se puede permitir que ninguna industria se desarrolle de una manera que destruya una generación».
Por supuesto, lo palabra menos dura que se ha dicho sobre esto en Occidente es «represión». Como es lógico, en Occidente se habla de las pérdidas económicas –no sólo de las compañías chinas, sino de las occidentales–, se estima que supondrán un billón de dólares y se preguntan si «la represión de Xi contra las empresas de tecnología y tutoría [referencia a la enseñanza privada] se detendrá ahí». Aquí es importante el lenguaje: Rusia es «la Rusia de pilinguin», China es «la China de Xi». Pero a nadie se le ocurre hablar de «los Estados Unidos de Biden», de «la Gran Bretaña de Johnson» o de «la Francia de Macron». pilinguin y Xi personalizan toda la maldad del mundo y tiene que quedar claro siempre.
Evidentemente, arremeter contra las medidas chinas no es políticamente correcto porque en Occidente se hace lo mismo, aunque no se actúa como en China. Por eso en un primer momento se dijo que «se teme que vaya demasiado lejos», que «dañe el sector» y que eso supondrá «dañar el crecimiento a corto plazo y la innovación a largo plazo». O sea, que se puede vigilar (sólo un poquito) a los monopolios de los videojuegos pero, eso sí, sin asustar porque esa vigilancia «genera una reducción del crecimiento del Producto Interior Bruto».
En todo caso, «China (la China de Xi, expresión que ya se repite de forma machacona) está restringiendo la economía privada» y eso supone que «los consumidores también están sufriendo».
De manera muy gráfica nos dicen que «los líderes del Partido Comunista parecen cada vez más cómodos aceptando un daño económico considerable para lograr objetivos no económicos». Esto es la expresión del capitalismo en estado puro: lo único importante es la economía y no lo social, que el capitalismo considera parte de «objetivos no económicos». [Como aquí: que toman de ejemplo algo como esto: De músico de Hip-Hop a tener un imperio empresarial basado en Cannabis: ésta es la increíble historia de Snoop Dogg ]
En medios chinos izquierdistas chinos, que los hay (claramente maoístas), se habla muy bien de las medidas del gobierno «contra las tendencias antisociales», se resalta que «frenan los excesos del desarrollo capitalista» y «reafirman la primacía del socialismo». No he visto este discurso en las páginas gubernamentales, pero algo de eso hay.
Tanto que, ahora sí, cuando ya han pasado unos días, son muchos los medios de propaganda occidentales que hablan de la «nueva represión». Y se leen cosas como ésta: «Alibaba (la empresa de Jack Ma) y Tencent, dos de las empresas más grandes de China y entre las más visibles para los inversores internacionales, han recibido grandes golpes». También nos dicen que «muchos inversores estadounidenses están tratando de anticipar posibles objetivos para la próxima represión de China». O que «Muchos analistas han recurrido a leer viejos discursos del presidente Xi y analizarlos en busca de pistas sobre otras empresas y negocios que podrían ser blanco de ataques».
Bloomberg, que controla más de un tercio de toda la industria financiera del capitalismo, es quien da la pista definitiva: «Xi ha denunciado el contenido en línea “obsceno”, la desigualdad educativa y la especulación sobre el precio de la vivienda en los distritos escolares populares». Y recalca: «en este punto deberíamos saber que Xi generalmente cumple lo que dice».
El origen: el XIV Plan Quinquenal
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