A ver, os explico como se lo montan los británicos:
Lo primero es que, para detectar en un campo privado, los piteros necesitan una autorización del propietario (no así para terrenos públicos). Hay campesinos que directamente cobran por los días de piteo autorizados. Aparte de esto, si se encuentra algo, el propietario y el pitero se reparten el "premio" al 50%.
Si sale algo, el pitero marca el lugar donde ha aparecido el objeto y rellena un impreso con las características del objeto hallado, del lugar, lo posiciona con unn gps y se lo lleva a la delegación de cultura mas cercana. (Si se observa que es tesoro, llama directamente a la autoridad competente) Allí, el arquéologo revisa el objeto, lo cataloga, y si considera que este tiene algún valor arqueológico, se recompensa al pitero por su hallazgo y pasa a ser propiedad del estado.
Si por el contrario, a pesar de ser un objeto con relevancia arqueológica, su valor científico no vas mas allá de su catalogación, este objeto se le devuelve al pitero, al que pasa en propiedad con todas las de la ley.
Observesé que, en cualquier caso, tanto el detectorista como el arquéologo se benefician con esta ley. Anualmente se publica una memoria con todos los hallazgos propiciados por los detectoristas, y tanto por su extensión como por el valor arqueológico de muchas de sus piezas, resulta un regalo al conocimiento. Conocí un estudio sobre fíbulas no funerarias publicado por una arqueóloga donde se decía expresamente, que este tipo de estudio hubiera resultado imposible sin la concurrencia de la "treasure Act". Un estudio de estas características es completamente inviable en España, donde al pitero se le denuncia por llevar en el bolsillo una moneda de Alfonso XII :abajo:
Ojo: también hay expoliadores en la pérfida Albión, y leyes que castigan esta conducta. La diferencia estriba en que allí el pitero es pitero y el expoliador expoliador, y aquí, el pitero es, sistemáticamente, tildado de expoliador.
