Usaban cosa como estiércol y no veas lo buenas que estaban las sandías, no la absoluta cosa carisma que venden ahora. Media sandia he comprado este año a precio de oro y la tuve que tirar. De pequeña iba los sábados con mi progenitora a la plaza a comprar y de vuelta pasábamos por una tienda donde solo vendian sandías y melones. Comprábamos unas sandías que como mínimo pesaban cinco kilos, había que estar cinco minutos quitándoles las pepitas, pero que sabor.