Quercus ilex
Himbersor
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Hablamos de sanitarios, periodistas, policías, como cómplices necesarios de todo este teatro covidiano. Si bien de manera más indirecta, pero no menos activa, el colectivo docente ha tenido una participación estelar en la farsa.
Mucho se ha dicho de los centros educativos tras*formados en cuasi campos de concentración, con protocolos absurdos y normas a cual más estulta y sin sentido. mascaras en todo momento y lugar (soy incapaz de reconocer a mis alumnos de este curso, no les he visto más que los ojos), distancias, prohibiciones por doquier, todos como esquimales en Alaska, con temperaturas bajo cero y puertas y ventanas abiertas de par en par, etc.
Y lo peor, el acatamiento acrítico de todo eso por el profesorado, ya sea por ignorancia, por cobardía o, me temo, por convencimiento de estar haciendo lo correcto, "por el bien de todos". Además, ha sido sorprendente la proliferación de "kapos" que voluntariamente velaban por el estricto cumplimiento de la liturgia covidiana por los alumnos y por algún compañero que se atreviera a disentir. Muchos de ellos, hasta hace unos meses fervientes defensores de la libertad individual, de los derechos de la persona y del pensamiento crítico y libre. En su manera de ver el mundo y esta distopia, debe ser que así contribuyen a la salvación de nuestra sociedad, mediante su esquizofrenia personal. Qué cosas hay que ver!
Por eso, leer que la buena señora de la carta pide que se estimule el Pensamiento, así, con mayúsculas, me parece de un sarcasmo brutal. Si no fuera porque realmente se cree lo que dice, que es aún más triste.
Saludos.
Mucho se ha dicho de los centros educativos tras*formados en cuasi campos de concentración, con protocolos absurdos y normas a cual más estulta y sin sentido. mascaras en todo momento y lugar (soy incapaz de reconocer a mis alumnos de este curso, no les he visto más que los ojos), distancias, prohibiciones por doquier, todos como esquimales en Alaska, con temperaturas bajo cero y puertas y ventanas abiertas de par en par, etc.
Y lo peor, el acatamiento acrítico de todo eso por el profesorado, ya sea por ignorancia, por cobardía o, me temo, por convencimiento de estar haciendo lo correcto, "por el bien de todos". Además, ha sido sorprendente la proliferación de "kapos" que voluntariamente velaban por el estricto cumplimiento de la liturgia covidiana por los alumnos y por algún compañero que se atreviera a disentir. Muchos de ellos, hasta hace unos meses fervientes defensores de la libertad individual, de los derechos de la persona y del pensamiento crítico y libre. En su manera de ver el mundo y esta distopia, debe ser que así contribuyen a la salvación de nuestra sociedad, mediante su esquizofrenia personal. Qué cosas hay que ver!
Por eso, leer que la buena señora de la carta pide que se estimule el Pensamiento, así, con mayúsculas, me parece de un sarcasmo brutal. Si no fuera porque realmente se cree lo que dice, que es aún más triste.
Saludos.