Voy a exponer mi historia, pero sin entrar en excesivos detalles.
Mi profesión era la de abogado autónomo aportando a plan alternativo vía mutualidad; (nada de RETA). Tenía una empresa cliente que era la que me proporcionaba la mayor parte de ingresos, y aparte llevaba asuntos de otros clientes particulares, pero en un número bastante bajo.
Los primeros años me fue bien. Trabajaba mucho y además cursé dos máster y realicé varios cursos de especialización, pero a cambio mis ingresos eran altos (no astronómicos, pero sí decentes). Llegó la crisis en 2012-2013 y la empresa cliente me comunica que tiene que ajustar gastos y que me propone cobrar una cantidad fija anual ridícula. Me dieron un plazo muy corto de tiempo para decidirme y pedí consejo a mi padre, que como buen langosto anclado en el siglo pasado, me dijo que aceptara lo que me ofrecieran porque así demostraría mantener mi interés y me lo considerarían como mérito. Como buen iluso que fui, acepté, y me encontré con la siguiente situación:
Por una cuantía mísera: horario de trabajo (impuesto por mí, pero es que la carga de trabajo desde 2012-2013 así lo exigía): de lunes a viernes de 9:00 a 14:30, de 16:00 a 21:00, y después algunos días, de 23:00 hasta que el sueño me venciera. Sábados por la mañana no hacía nada. y por la tarde me ponía desde las 17:00 hasta la hora de cenar. Los domingos solia trabajar entre tres y cinco horas salvo algún que otro domingo en que no trabajaba. En agosto mi plan era llevarme el ordenador y el móvil encima y trabajar desde donde estuviera "de vacaciones" (además en algunas ocasiones me tocaba actuar en procedimientos judiciales donde agosto no es inhábil). A todo ello se le sumaba disponibilidad total vía teléfono y vía email 24 horas los 365 días del año. Yo llevaba todo lo tocante en materia jurídica que afectaba a la empresa es decir, no sólo defendía a la empresa en juicios sino que también me ocupaba del asesoramiento jurídico (contratos, despidos, protección de datos, inspecciones tributarias, inspecciones de trabajo, escritos, alegaciones y recursos en vía administrativa, etc. etc.) Si yo necesitaba apoyo de otro abogado, me tocaba arreglármelas con él, es decir, si tenía coincidencia de señalamientos tenía que ocuparme de buscar a un compañero que me hiciera el favor de sustituirme, o si algún asunto era altamente complejo, corría de mi cuenta buscar apoyo complementario). Las materias eran de todos los palos (civil, laboral, administrativo y, en menor medida, penal).
Aquí hago un inciso para decir que la empresa no es "de medio pelo". Lo digo por si alguien piensa que se trata de una empresa tipo "Paco e hijos S.L." Sobre esto no voy a dar más detalles.
Cogí otra empresa más como cliente para aumentar mis ingresos pero me pagaba también una miseria y al poco tiempo la dejé porque era inasumible física y mentalmente simultanear ambas.
Aguanté, unos cuantos años hasta que llegó un momento en que el hastío me invadió hasta el punto de no querer seguir viviendo. A cambio de una mísera cantidad de dinero mi vida se estaba esfumando. Caí en una depresión muy fuerte, pero aún así seguí trabajando unos meses más hasta que un día me dije "hasta aquí he llegado". No estaba atado con obligaciones económicas ni familiares y disponía de ahorros dada la vida monacal que había llevado, así que presenté mi renuncia y me puse a buscar trabajo, llevándome otro guantazo de realidad, puesto que pude comprobar que el mercado laboral patrio es sarama elevada al cubo. La mejor oferta a la que opté (entrevista incluida) era para ser abogado en materia de derecho urbanístico e inmobiliario de una empresa cuyo BDI es de más de ochenta millones de euros a cambio de 33.000 euros brutos anuales. En cuanto la charo de RRHH me dijo las condiciones, la entrevista se tornó en una situación incómoda y con absoluta actitud de rechazo por mi parte (acabó la entrevista de forma algo abrupta)
Viendo la catastrófica situación, y siguiendo un consejo que un forero puso en un hilo de hace varios años, me puse a preparar varias oposiciones "sencillitas" simultáneamente. Saqué plaza en una y ahora mi situación es:
Horario: cinco días a la semana de 7:30 a 15:00. Dos días a la semana libres y festivos libres, vacaciones libres (y retribuidas), y además seis días de asuntos propios (retribuidos) más un día que me dan por la semana de San Isidro, más dos días correspondientes al 24 y al 31 de diciembre. El salario es aproximadamente de 20.600 netos anuales (que es algo más de lo que ganaba como abogado) y que considero adecuado en vista de las condiciones de trabajo que tengo (horario, grado de dificultad, días libres, etc.)
He vuelto a ser persona, soy algo feliz (antes no lo era), he retomado algunas de mis aficiones que aparqué tras acabar la universidad (modelismo, videojuegos y senderismo) y además estoy aprendiendo a tocar el órgano (electrónico).
Y sí, lo que estudié para la oposición y mi trabajo actual los equiparo a la ignorancia si tomo punto de comparación mi formación y mi vida profesional anterior.
Posdata: Estar como TRADE no era factible. no voy a entrar en detalles sobre ello.
Y no sólo está así de mal el sector de la abogacía, tengo varios amigos y conocidos en otros sectores de titulación superior (incluidas arquitectura e ingeniería) que se encuentran en situaciones bastante malas.
