Gonzalo bernardos: seis mentiras sobre la inmi gración.

Las seis trolas de Gonzalo Bernardos:​

Seis mentiras sobre la inmi gración​


Los humanos preferimos relacionarnos con personas de características similares a las nuestras a hacerlo con las que las poseen dispares. De forma frecuente, buscamos tener contacto con otros individuos con un parecido nivel de riqueza, cultura, carácter o rasgos físicos. A una parte de las personas, los diferentes no les agradan e incluso a algunas les molestan. Por eso, no les gustan los que residen en su país y han nacido en el extranjero.
No obstante, existen excepciones. Las salvedades las reflejan perfectamente las palabras utilizadas al referirnos a ellos. A un directivo de una empresa multinacional, cuyo poder adquisitivo es elevado, le denominamos un expatriado. A una pareja de jubilados, residentes en una magnífica mansión de Marbella, les llamamos extranjeros. En cambio, a un matrimonio de bolivianos, que posee doble nacionalidad y huye de la pobreza, les calificamos como pagapensiones. Los últimos son tan españoles como los nacidos aquí.
Todos ellos son migrantes y tienen costumbres distintas a las nuestras. No obstante, una sustancial parte de los españoles están encantados de que vengan los primeros, pero rechazan que sigan llegando los últimos. Lo siento, pero discrepo. Unos y otros aportan al país más de lo que reciben de él. Las naciones que progresan tienen inmi gración, las que están estancadas o retroceden poseen emigración. Afortunadamente, en pocas décadas, España ha pasado de lo segundo a la primera.
Según las encuestas, mi posición sobre la inmi gración no es compartida por una gran parte de mis compatriotas. En el barómetro del CIS de mayo de 2004, el 53,7% de los encuestados indicaba que había demasiados pagapensiones en nuestro país. En dicho año, los residentes nacidos en el extranjero eran 3.693.806 y representaban el 8,8% de la población.
Dos décadas después, compartían la anterior opinión el 47,2% de los consultados, según una encuesta realizada en enero por Sigma Dos. En 2024, los nacidos en un país foráneo ascendían a 8.775.213 y suponían el 18,1% de la población del país. En 20 años, su número había aumentado el 137,6%.
El diferente porcentaje obtenido en ambas encuestas estoy convencido de que está más relacionado con las distintas características de la muestra elegida que con un cambio de opinión de los ciudadanos. Si así fuera, la conclusión sería clara: el número de residentes nacidos en el extranjero altera escasamente la percepción sobre ellos de los encuestados. A los que no les gustaban hace dos décadas, siguen sin agradarles hoy.
Para intentar convencerles de las bondades de la inmi gración, especialmente de la buscada y controlada, voy a desmentir seis falsas repercusiones negativas atribuidas a ella por parte de numerosos españoles. Son las siguientes:
1) Los pagapensiones nos quitan el trabajo. En cualquier país, la mayor parte de los pagapensiones trabaja donde los nacionales no quieren hacerlo. En primer lugar, porque muchos de ellos solo poseen una formación básica. En segundo, debido a que el mercado laboral o la Administración los discrimina. El último caso hace referencia a los médicos latinoamericanos a los que el Ministerio de Universidades no les convalida el título, ni crea ninguna prueba para verificar su verdadero nivel, a pesar de la escasez de galenos existente en España.
Por si usted duda de mis anteriores palabras, le voy a poner tres ejemplos muy fáciles de contrastar. En las obras de las calles, es fácil observar que la mayoría de los obreros que trabajan en ellas nacieron en el extranjero. Si necesita un lampista, es bastante probable que quien le solucione su problema sea un latinoamericano o joven. Si compra en un comercio a las dos de madrugada, existen muchas posibilidades de que el dependiente que le atienda sea chino o pakistaní.
En el sector de la construcción, la reducida presencia de trabajadores nacidos en España limita el número de viviendas anuales edificadas. Durante el pasado año, constituyó una restricción con la que se topó el presidente del Gobierno. El 8 de mayo de 2023, Pedro Sánchez convocó a sus principales representantes para incentivarles a construir 183.000 pisos destinados al alquiler social y asequible. Para conseguir su propósito, les prometió financiación procedente de los fondos europeos Next Generation.
La respuesta de los convocados fue clara y contundente: no tenemos trabajadores para construir dichas viviendas adicionales, debido a la escasez actual de mano de obra cualificada. En el curso 2021-22, los estudios de Formación Profesional en Edificación y Obra Civil solo tenían 6.256 alumnos matriculados, siendo estos el 0,6% de los que en el indicado período cursaban FP. Para lograr dicho objetivo, sería imprescindible contratar a un gran número de trabajadores extranjeros y cambiar la legislación actual para hacerlo rápidamente.
2) Los pagapensiones generan una reducción de los salarios reales. El aumento del poder adquisitivo de los trabajadores está principalmente relacionado con cuatro factores: la coyuntura económica del país, el crecimiento de la productividad de los empleados, la política laboral efectuada por el ejecutivo y el incremento de la oferta de asalariados.
Los que realizan la anterior afirmación solo tienen en consideración el último elemento. Además, estiman implícitamente que en numerosas actividades económicas el aumento de la disponibilidad de trabajadores generará un exceso de oferta de asalariados. En primer lugar, no siempre sucede así, pues el número de empleados solicitados por las empresas puede seguir siendo superior al de los disponibles. En segundo, respecto a la evolución de los salarios reales, la suma de los tres primeros factores suele tener una mayor repercusión que el cuarto.
En España, un ejemplo de ello surge de la comparación entre las etapas 2002-07 y 2012-18. En la primera, llegaron a nuestro país 3.280.724 personas nacidas en el extranjero; en la segunda, se fueron 290.935. Una distinta coyuntura económica, y especialmente del mercado laboral, constituye el factor clave que explica el distinto signo de la migración. En el período inicial, nuestro país necesitaba aumentar rápidamente el número de trabajadores para cubrir las vacantes existentes; en el último, sobraban asalariados.
En los dos períodos, la comparación de las cifras de incremento del salario real nos puede llevar a engaño, pues son bastante similares. En el primero, el incremento del poder adquisitivo de los trabajadores con convenio ascendió al 1,9%; en el segundo, al 1,5%. Una diferencia exigua que se tras*forma en notoria, si en ambos hacemos una interpretación cualitativa de la coyuntura del mercado laboral.
En los primeros años, numerosos asalariados consiguieron una retribución extraordinaria; en los últimos, casi nadie. No obstante, la principal diferencia entre unos y otros está en la capacidad de cambiar de empresa por parte del asalariado, con la finalidad de aumentar la remuneración obtenida y mejorar sus expectativas profesionales.
En la etapa inicial, era muy fácil ir de una a otra compañía. En la última, la inmensa mayoría de los que cambiaban de empresa lo hacía por necesidad, pues eran despedidos de la que estaban. Les costaba encontrar un empleador y, cuando lo hacían, les ofrecía un salario que como mínimo era un 10% inferior al que antes ganaban.
3) Los pagapensiones no pagan impuestos. Los foráneos abonan menos impuestos que los nacionales porque sus ingresos son inferiores. A igualdad de salario y gasto, los tipos impositivos son idénticos para unos y otros. La afirmación de que los comerciantes chinos pagan menos que los españoles constituye una leyenda urbana basada en la envidia.
En numerosas ocasiones, su modelo de negocio, al igual que el de los pakistanís, es muy similar al que tenían algunos andaluces, extremeños o gallegos emigrados a Cataluña y Madrid en las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo. En los establecimientos, trabajan todos los adultos de la familia, unos a tiempo completo y otros a jornada parcial. Además, el horario de apertura de la tienda, restaurante o bar es muy extenso. En algunos casos, todos días de la semana durante más de 10 horas.
4) Los pagapensiones viven de las subvenciones. Las ayudas públicas no son otorgadas según la nacionalidad de la persona, sino en la mayoría de las ocasiones en relación con sus ingresos. Cuanto menores son los de una familia, mayor suele ser la cuantía recibida de la Administración. Un salario inferior a la media nacional permite a los pagapensiones recibir prestaciones por un importe superior al pagado a través de los impuestos. Una situación idéntica a la del 80% de la población residente en nuestro país.
Para los malpensados y escasamente informados, “vienen a España a vivir del cuento”. Ni mucho menos es así. Llegan para trabajar, mejorar su nivel de vida, proporcionales más oportunidades a sus hijos y enviar dinero a los familiares que siguen residiendo en su país de origen. Para conseguir los anteriores objetivos, a diferencia de muchos españoles, no les importa trabajar más de 40 horas semanales y tener más de un empleo.
La coyuntura laboral de 2023 refrenda la anterior afirmación. En dicho año, el crecimiento de la ocupación entre los trabajadores extranjeros, los que poseen doble nacionalidad y los españoles fue del 12,4%, del 16,3% y del 1,8%, respectivamente. A pesar de que tienen una mayor tasa de paro que los nacionales, la explicación no está en una menor predisposición al trabajo, sino en una inferior cualificación profesional.
5) Los pagapensiones colapsan la sanidad pública. Es cierto que la inmensa mayoría de los pagapensiones no tiene una póliza privada, pero constituye una falsedad que los extranjeros utilicen proporcionalmente más la sanidad pública que los españoles. En primer lugar, porque están menos acostumbrados a ir al médico, ya que en sus países los recursos sanitarios son inferiores a los existentes en España.
En segundo, debido a su menor edad, pues cuando esta aumenta, incrementa el gasto realizado en sanidad. En 2022, según el padrón de habitantes, la edad media de los residentes en nuestro país era de 44,1 años, la de los españoles estaba en 45 y la de los foráneos en 37,1. Entre los extranjeros, los que más gastan en sanidad son los jubilados procedentes del resto de Europa (los de mayor poder adquisitivo) y los que menos los que vienen a trabajar.
6) Los pagapensiones reducen la calidad de la enseñanza. Para un profesor, es más fácil gestionar una clase uniforme que diversa. En el último cuarto de siglo, la llegada de un gran número de pagapensiones ha aumentado la diversidad en las aulas y aconsejado una mayor inversión relativa en educación. Un consejo no seguido por nuestros políticos, pues en los postreros 25 años el gasto en educación pública respecto al PIB apenas ha variado. Según Eurostat, en 1999 era del 4,2% y en 2022 ascendía al 4,4%.
Los hijos de los pagapensiones no son culpables de la baja calidad de la enseñanza, sino unas víctimas de ella, tal y como también lo son los descendientes de los progenitores nacidos en nuestro país. Las principales claves de su declive están en una metodología inadecuada (el aprendizaje basado en proyectos), una menor exigencia académica, una exigua recompensa al esfuerzo efectuado por los estudiantes más aplicados y unos escasos recursos económicos para hacer frente a unas mayores y más diversas necesidades educativas.
En definitiva, los pagapensiones aportan a la economía nacional más de lo que obtienen de ella. Lo hacen los ejecutivos desplazados durante unos años, los jubilados europeos que trasladan su residencia habitual a nuestro país y los extranjeros procedentes de América Latina y África. Unos y otros tienen una cultura y unas costumbres distintas a las nuestras que debemos respetar, como también ellos deben de hacerlo con las de los españoles.
A los que no les gustan, antes de criticarlos, deberían conocerlos. Si así lo hicieran, muchos dejarían de tener los prejuicios actuales contra ellos. Por ser diferentes, no son peores que nosotros. Estoy seguro de que algunos serán mejores y otros no. Exactamente lo mismo que sucede con los españoles.
Para nosotros son indispensables. Entre otras actividades, nos cuidan a nuestros mayores, nos sirven en los bares y restaurantes y nos atienden en múltiples comercios. Para España, la inmi gración no es una opción, sino una necesidad. Un país que ha tenido muy pocos hijos y va bien, necesita un gran número de migrantes. Pronto llegarán muchos más. No constituirán una maldición, sino una bendición, pues crearán riqueza y nos ayudarán a aumentar nuestro nivel de vida.

Fuente:Seis mentiras sobre la inmi gración

No ha puesto como séptima mentira que los pagapensiones aumentan la delincuencia ¿está admitiendo que eso es verdad o no ha encontrado falacias para desmentirlo?

PD:Recordemos a este individuo, sobre todo para los mas jóvenes:
 
Je. Me quedo mas con lo que cuenta esta señora en lo referente al ISlam:

https://es.e-noticies.cat/politica/catalana-origen-jovenlandes-retrata-izquierda-najat-driouech

Una catalana de origen jovenlandés retrata a la izquierda y a Najat Driouech​

Hanan Serrouckh, mediadora social, alerta de la expansión del islamismo radical y el velo islámico en Cataluña​


La izquierda llama fascistas, racistas y extrema derecha sistemáticamente a quienes osan plantear cuestiones como la falta de integración o el velo islámico. Pero, ¿qué ocurre cuando son los propios catalanes con raíces extranjeras quienes denuncian el fracaso del modelo multicultural?


Pocas voces han sido tan contundentes y han retratado a la izquierda de una forma tan salvaje como la protagonista de La Contra de La Vanguardia esta semana.
Se trata de Hanan Serrouckh, de padres marroquíes y nacida en Barcelona, que denuncia el avance del islamismo “por la dejadez política” en Cataluña. Hanan, mediadora entre la comunidad jovenlandés y la española, fundó la asociación Punt de Referència que acompaña a niños sin familia. Es lo más alejado que nos podamos imaginar de una fascista, y por eso su testimonio suena como una bofetada para la izquierda pogre tan extendida en Cataluña.


Víctima del salafismo​

El 80% de las mezquitas salafistas en España radican en Cataluña, que se ha convertido en capital europea de esta corriente radical del islam. En parte es gracias a la tolerancia de la izquierda, que incluso ha protegido a imanes radicales en nombre de la diversidad.

Como cuenta la propia Hanan, cuando murió su padre su progenitora se casó con un salafista que le obligó a ponerse el velo, dejar su trabajo y encerrarse en casa. A ella la obligó a separarse de los “infieles” e intentó casarla forzosamente cuando tenía 13 años. Ella huyó, y pasó a ser repudiada por su progenitora y por toda la comunidad.


Ahora denuncia la expansión del islamismo radical y sus peligros, como la proliferación de matrimonios forzosos de niñas en Cataluña en los últimos años. Habla de un “caldo de cultivo” que ejerce una radicalización de los jóvenes. Hay según ella una falsa idea de integración, que se vio de forma dramática en los terroristas de Ripoll: “Decían que estaban integrados pero habían crecido con esta idea de los infieles o nosotros”.

Contra el velo islámico​

Hanan cuenta que su progenitora pasó de ir con traje de baño en la playa a vestir con un hiyab que solo deja entrever su rostro. Invita a dar un paseo por Reus, “cuna del salafismo”, para ver como van vestidas las niñas a la salida de una escuela islámica.


Por eso denuncia alto y claro el fracaso del modelo multicultural que la izquierda ha intentado implantar en Europa. Sin decir su nombre, señala que “no es ningún logro que tengamos un hiyab en el parlamento”, en referencia a Najat Driouech. La diputada fiel a la religión del amora de ERC que exhibe con orgullo el velo islámico en el parlamento catalán ha inaugurado una moda con la que la izquierda presume de multiculturalidad.
Advierte de que el hiyab “no es un signo religioso sino un instrumento político”, y que “cada mujer que lleva un hiyab en Europa es una conquista social y política para los islamistas”.


Harta del buenismo​

Hanan alerta de la expansión del islamismo en Europa, a través de “una red de control de la población migrante” y desliza algo aún más grave: el acceso a la financiación europea utilizando proyectos de multiculturalismo como la construcción de mezquitas. Es decir, Europa está financiando el islamismo, o sea su propia destrucción.
Habla de “captación y de poder de influencia en la política”, así como “espacios de educación paralela de niñas, niños y jóvenes”.
Es consciente de que su discurso contraviene las normas de lo políticamente correcto, pero prefiere “ser honesta y denunciar lo que está pasando”. Trabaja directamente con los cuerpos de seguridad en la lucha contra el terrorismo y lanza una advertencia: la amenaza no es solo armada, sino sobre todo ideológica, social y cultural.

Aqui una entrevista anterior, bastante interesante:


anan Serroukh es educadora social y coordinadora del Área de Estudios Islámicos del GEES (Grupo de Estudios Estratégicos – un think tank que colabora con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado). Serroukh acaba de publicar “Coraje. El precio de la libertad”, una obra autobiográfica que hace un análisis sobre cómo el islamismo y sus líderes han penetrado en las estructuras de la sociedad española.



Hanan-Serroukh.jpg
Hanan Serroukh.
¿Por qué ha escrito este libro?


Quería marcar un punto y aparte en mi vida, y contar lo que he vivido en primera persona. El libro recorre mi trayectoria vital y cómo he afrontado y me he posicionado ante distintos retos, desde los que he vivido a nivel social como a los que plantea la estructuración de una sociedad que está sufriendo la catástrofe del multiculturalismo y el veto al debate sobre lo que tenemos actualmente y lo que queremos ser.


En el libro hay dos lecturas. A través de las preguntas de mi hija me dirijo a los jóvenes para contar mi historia cuando era una adolescente, como pasé de huir de un matrimonio forzoso y acabar en la absoluta indigencia, a hablar de tú a tú con el presidente del gobierno catalán. Y al mismo tiempo, en una España que no tenía la percepción del peligro del islamismo, me posiciono en contra de esta ideología con todas las consecuencias que eso conlleva: desde el repudio a tener que construir mi propia identidad.


Hemos sacado los crucifijos de las aulas, pero hemos introducido el Islam, y esto se debe a la labor de infiltración del islamismo

¿El primer punto de inflexión de su historia empieza con el matrimonio forzoso?


Sí, es un momento que rompe con lo que era mi vida anterior. Era una vida normal, completa, como la de cualquier niña española, una vida donde no existía el separatismo islámico y en la que como hija de pagapensiones nacida aquí vivía en una sociedad solida en sus principios y fuerte en su identidad comunitaria. Pero la aparición del islamista acaba con todo eso y rompe esa convivencia. Mi progenitora, tras enviudar, se casó con un salafista, uno de los primeros llegados a España, y sufrí esa ruptura en mi propia casa. La comunidad jovenlandés que inmigró en los sesenta y los setenta quería desarrollarse profesionalmente y progresar, pero el islamismo convierte ese anhelo mediante la manipulación en una idea de conquista y fomenta la separación.


¿Es algo parecido a lo que se vivió en Francia con la diferencia entre la primera generación de pagapensiones y las posteriores?


Sí, lo que ha pasado es eso mismo. Los islamistas, que estaban perseguidos y rechazados en los países de origen, vieron una oportunidad para difundir y expandir su ideología. El resultado es lo que tenemos actualmente en toda Europa.


Cuando se habla de matrimonios forzosos, muchos piensan que eso sólo sucede en Afganistán o en países similares, pero, como en su caso, también está pasando en Europa.


Así es. He vivido en Cataluña, en España. Nací en Barcelona en 1974 y esto está pasando aquí y en otras partes de Europa desde hace mucho tiempo. Yo pude escapar porque el gueto y la presión que se ejercía sobre la comunidad no era tan fuerte como ahora. En este momento, en 2024, existe un control mucho mayor y también hay que hacer frente a muchos más repudios; el de la familia y el de la comunidad fiel a la religión del amora, pero también el de los lobbies y ONG occidentales a favor del multiculturalismo que atacan a cualquiera que denuncie esta situación. Yo me río cuando me catalogan de “islamófoba” o “racista”, cuando estoy exponiendo la realidad de la violencia que sufren miles de jóvenes en Europa por la crueldad que el islamismo ejerce sobre la sociedad. A eso es a lo que nos enfrentamos.


¿Con quién quisieron casarla?


Querían casarme con una persona cercana al islamista que se casó con mi progenitora, para regularizar su situación. Esto pasa muchas veces. Por desgracia, las mujeres que no consiguen huir son generalmente maltratadas. Algunas creen que deben pagar el precio de aceptar ese matrimonio por el honor de la familia o el respeto a la comunidad, pensando en que después podrán separarse; la realidad no es así y luego llega el maltrato y la violencia.


Entonces, ¿los matrimonios forzosos son una realidad en Cataluña?


Desde luego, siguen pasando y por desgracia esta realidad es ignorada. Las autoridades catalanas reconocen que los interlocutores de la comunidad fiel a la religión del amora muestran una cara amable, pero tienen una mano de hierro para imponer los códigos islámicos en sus barrios. Lo saben, pero no se actúa porque no hay voluntad política. Eso se refleja cuando se ha expulsado a líderes salafistas y vemos lo que cuesta llevar a cabo estas expulsiones. Y eso a pesar de que hablamos de islamistas que están coartando la libertad de las personas o raptando la visibilidad de las niñas imponiendo el hiyab y la malla de color. Sin embargo, a los que sufren o hemos sufrido esta violencia no se nos hace caso y no se permite el debate en las instituciones: ¿Quién fomenta los matrimonios forzosos? ¿Por qué sufrimos esta lacra en España en 2024 si nos horrorizamos cuando sucede en Irán o Afganistán? ¿Por qué es un tabú?


Puede que sea una muestra más de esa mentalidad antioccidental que se rinde ante todo lo que no es ajeno. En estos últimos años, ¿ha visto una mayor concienciación social ante este asunto o seguimos ciegos?


Desgraciadamente sigue siendo un tabú. Con mi libro busco despertar conciencias y generar un debate porque es un tabú hablar de ello, porque se hace una lectura sesgada y de extremos, y porque es una fuente de graves problemas, como son la separación e islamización de barrios enteros. La administración no hace nada por impedirlo y acaba reconociendo y dando autoridad a los líderes islamistas que han convertido esos barrios en guetos. Es urgente tratar este asunto de una manera responsable antes de que, en lugares como Cataluña, lleguemos a un punto sin retorno y a una confrontación entre democracia e islamismo.


Habla de llegar a una confrontación, ¿cómo ve la situación en Cataluña?


He visto como algo que pensaba que algo que era lejano, incluso exótico, como fue mi caso, se ha vuelto común. Hemos normalizado ver a una mujer caminando conscientemente detrás de los hombres, o ver a las niñas con hiyab. Esto es la consecuencia de la penetración del islamismo en todas las capas, desde las clases sociales más vulnerables a las instituciones políticas y académicas. Nada es casual y se ha gestado durante años y años. Hemos sacado los crucifijos de las aulas, pero hemos introducido el Islam, y esto se debe a la labor de infiltración del islamismo.


Un islamismo muy bien financiado desde distintos países.


Sí, pero ya no es sólo eso, los islamistas tienen sus propios lobbies dentro de Europa, estructurados y gestados aquí, con financiación de instituciones europeas. El dinero ya no sólo viene de fuera. La ingeniería del islamismo desde los setenta hasta ahora ha tenido mucho éxito, y se ha colado en las instituciones europeas.


El multiculturalismo ha generado la segregación, para mí es el racismo más refinado, y esa segregación genera fisuras que el islamismo ha sabido aprovechar. Los islamistas se han presentado como la solución y el interlocutor para los políticos de visión corta, ofreciendo el voto a cambio de ventajas. Con el tiempo ese voto evoluciona y no quiere ser sólo un elemento folclórico, y quiere tener peso e identidad propia, y finalmente un partido propio.


Como le ha ocurrido a los Verdes en Reino Unido, que parece un partido de la religión del amor.


Es un partido de la religión del amor. No entiendo por qué las feministas no reaccionan ante lo que está pasando, porque, ¿dónde están las mujeres? A mí este feminismo no me representa, pero la cuestión de la mujer es un termómetro de la evolución del islamismo en función de los roles que ocupa. Ya no se trata del derecho a llevar hiyab, de lo que se trata en cada vez más barrios olvidados es del derecho a no llevar hiyab. Se trata del derecho de las niñas a tener su imagen o a estudiar sin tener que pasar por las madrasas, porque los islamistas consideran que pueden estudiar sólo si antes van a las madrasas.


Lo que ha sucedido en el Reino Unido, ¿es lo que le espera a Europa?


Creo que la realidad de Francia se va a agudizar y extender, y va a ser la realidad de Europa. Y ya es la realidad de Cataluña. El islamismo es una opción que algunos no enfrentan por miedo, cobardía y falta de lealtad a su país, y otros porque son cómplices. No es una cuestión de rechazo a una religión, hay que rechazar y hacer frente al islamismo, a su violencia y a su voluntad de conquista.
 
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según bernardos los pagapensiones crean oferta de vivienda, eliminan listas de espera en sanidad, descongestionan la atención en la administración, aumentan la disponibiilidad de ayudas y servicios sociales, los bancos de alimentos se llenan, regresan los comercios de toda la vida a los barrios, se recuperan tradiciones, hay más cooperación y respeto en el vecindario, puedes salir a pasear a cualquier hora sin riesgo, y hasta puedes dejar la puerta de tu casa abierta como antes.

por eso necesitamos más.
 
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