Legio_VI_Victrix
Madmaxista
Los demonios (3): Los nombres del rey del infierno (I) La Experiencia Tarot
Iconografía tradicional del rey infernal. Ilustración anónima, sin datos
Satanás
Posiblemente es el nombre propio más generalizado del emperador infernal, al lado de Luzbel (cuando era un ángel) y Lucifer, la versión latina tocada en el artículo anterior. La palabra ha llevado a dos etimologías; puede significar “el acusador” o “el errante”. En el Antiguo Testamento aparece como una especie de fiscal de la corte celestial (en Job 1:7 acude al llamado de Dios y conversan de lo más amigablemente) y retiene ese rol en el Libro de Zacarías: un sujeto obsesionado con perseguir las iniquidades de los hombres. Por el contrario, su rol en I Crónicas 21:1 es más ambiguo, parece independiente de Dios e incita a estragos.
Como sea, Satanás no parece un un nombre sino la descripción de una condición u oficio. Sin embargo, en el Libro de Enoc aparece como nombre propio: Satanel y se le describe como el príncipe de los ángeles desterrados. Sin embargo, en la Biblia originalmente no aparece la palabra “Satanás” excepto en Job, pero sí otros nombres como Belcebú o Leviatán, lo que ha creado una complicación de proporciones cósmicas para decidir cuándo es el mismo Satanás bajo un alias, cuando uno de sus esbirros.
En general, Satanás mezcla en su apariencia muchísimas deidades paganas (y no digo que sea nada más un “Grandes Éxitos” de dioses paganos, no discuto si el diablo existe o no, nada más me refiero a su iconografía, que comprensible y hasta legítimamente se basa en deidades odiadas o conquistadas). Tiene las piernas peludas, las pezuñas y el gigantesco falo (con idéntico apetito sensual) del lascivo Pan griego, el tridente de Poseidón, dios de las profundidades marinas y los seis pares de alas dentadas de los guardianes de las puertas de Ishtar en Babilonia.
Sea un nombre propio o un oficio, lo que queda claro es que en todas las leyendas hubo un jefe rebelde, primer y único Mal capaz de agrupar todos los pecados capitales. Y tiene poder absoluto para ejercerlo en sus tenebrosos dominios. Por la generalización del nombre, empezamos con el nombre de Satanás. Vamos ahora con otros alias más o menos conocidos para el mismo sujeto.
Iconografía tradicional del rey infernal. Ilustración anónima, sin datos
Satanás
Posiblemente es el nombre propio más generalizado del emperador infernal, al lado de Luzbel (cuando era un ángel) y Lucifer, la versión latina tocada en el artículo anterior. La palabra ha llevado a dos etimologías; puede significar “el acusador” o “el errante”. En el Antiguo Testamento aparece como una especie de fiscal de la corte celestial (en Job 1:7 acude al llamado de Dios y conversan de lo más amigablemente) y retiene ese rol en el Libro de Zacarías: un sujeto obsesionado con perseguir las iniquidades de los hombres. Por el contrario, su rol en I Crónicas 21:1 es más ambiguo, parece independiente de Dios e incita a estragos.
Como sea, Satanás no parece un un nombre sino la descripción de una condición u oficio. Sin embargo, en el Libro de Enoc aparece como nombre propio: Satanel y se le describe como el príncipe de los ángeles desterrados. Sin embargo, en la Biblia originalmente no aparece la palabra “Satanás” excepto en Job, pero sí otros nombres como Belcebú o Leviatán, lo que ha creado una complicación de proporciones cósmicas para decidir cuándo es el mismo Satanás bajo un alias, cuando uno de sus esbirros.
En general, Satanás mezcla en su apariencia muchísimas deidades paganas (y no digo que sea nada más un “Grandes Éxitos” de dioses paganos, no discuto si el diablo existe o no, nada más me refiero a su iconografía, que comprensible y hasta legítimamente se basa en deidades odiadas o conquistadas). Tiene las piernas peludas, las pezuñas y el gigantesco falo (con idéntico apetito sensual) del lascivo Pan griego, el tridente de Poseidón, dios de las profundidades marinas y los seis pares de alas dentadas de los guardianes de las puertas de Ishtar en Babilonia.
Sea un nombre propio o un oficio, lo que queda claro es que en todas las leyendas hubo un jefe rebelde, primer y único Mal capaz de agrupar todos los pecados capitales. Y tiene poder absoluto para ejercerlo en sus tenebrosos dominios. Por la generalización del nombre, empezamos con el nombre de Satanás. Vamos ahora con otros alias más o menos conocidos para el mismo sujeto.