Mad Max Gili
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Extracto de "Breve historia de todas las cosas" de Ken Wilber
Hoy en día nadie cree ya en la resbaladiza explicación neodarwiniana
estándar de la selección natural. Evidentemente, la
selección natural darwiniana constituye uno de los mecanismos
a través de los cuales opera la evolución, pero esta selección
sólo tiene lugar entre aquellas tras*formaciones que ya han
ocurrido merced a mecanismos que absolutamente nadie comprende.
P: Póngame un ejemplo.
KW: Tomemos, por ejemplo, la noción de que las alas no son
más que una mutación evolutiva de las patas delanteras. La producción
de un ala plenamente funcional -porque media ala carecería
de todo valor funcional- a partir de una pata exige la
presencia de un centenar de mutaciones previas. Media ala no es
mejor que una pierna ni tampoco es mejor que un ala completa
puesto que con ella no se puede correr ni se puede volar. Una
media ala carece, por tanto, de todo valor adaptativo. En otras
palabras, con media ala uno se convierte simplemente en alimento.
Pero las alas sólo funcionarán si esas mutaciones intermedias
tuvieran lugar al mismo tiempo en un animal y en otro animal del sesso
opuesto para que luego puedan encontrarse, comer
algo, aparearse y tener descendencia con alas realmente
funcionales.
Esto es algo tan absurdo, tan infinita, absoluta y completamente
disparatado que el concepto de mutación azarosa no puede
llegar a explicarlo. La inmensa mayoría de las mutaciones son
letales ¿cómo podemos, pues, pensar en cientos de mutaciones
no letales -o, aunque sólo se tratase de cuatro o cinco, que para
el caso da lo mismo- aconteciendo simultáneamente? Es cierto
que, una vez que ha tenido lugar esta extraordinaria tras*formación,
la selección natural se encarga de seleccionar las mejores
alas de las alas menos operativas. Pero ¿qué ocurre con las mismas
alas? Ésta es, ciertamente, una pregunta para la que nadie
tiene, hasta el momento, una respuesta satisfactoria.
Por el momento, todo el mundo está de acuerdo en hablar de
«evolución cuántica», de «evolución puntuada», de «evolución
emergente» -de holones sumamente complejos y de emergentes
radicalmente nuevos que llegan a la existencia en un extraordinario
salto cuántico- sin la menor presencia -cualquiera que
ésta sea- de formas intermedias. Son miles de mutaciones no
letales simultáneas las que han tenido que ocurrir al mismo tiempo
para que las alas o los globos oculares, pongamos por caso,
hayan podido sobrevivir.