Bitcoin alcanza los 1000 USD. Troles with the ASS ON FIRE por doquier.

Pero para que? si ya pedi ayuda y no me ayudaron...

Si el que sicoanalizaba era yo... al especialista. Es en serio.

---------- Post added 02-ene-2017 at 16:49 ----------

Ademas han sido varios los que he consultado, todos decian lo mismo:

"tienes un nudo en la cabeza... pero no podemos quitar ese nudo"


Para que vas a pagar los 50 euros que cuesta sentarse con un tipo de esos 1 hora a la semana? para que?

---------- Post added 02-ene-2017 at 16:51 ----------

Como huevones van a poder quitar ese nudo???!!! si ese nudo esta ahi como consecuencia de haber sufrido el drama tardoadolescente!!! hombreya!!

No te preocupes, es sólo una pastillita al día, te la recetan y te la tomas, y luego todo vuelve a ser más claro. Con el tiempo incluso puedes dejar la pastilla. La psicosis muchas veces es temporal.
 
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Gonzalo Vázquez: El drama tardolescente
Publicado por Gonzalo Vázquez

Tiene casi treinta años. Podría tener veinte o cuarenta. En lo esencial nada ha cambiado ni lo hará. En algún momento su carácter y posición en el mundo se detuvieron, como el aire de las cuatro paredes que lo encierran. Son muchos. En realidad demasiados. No se les oye ni ve. Viven ocultos, palpitan en secreto y como perciben la existencia a solas se deslizan como espectros a la intemperie social, que con disgusto deben cruzar a diario.

Una ramplona perspectiva material los ha venido explicando por el retraso en su independencia. Viven en casa de sus padres como si algo dramático fuese a variar de hacerlo fuera, en el alquiler de una habitación que comparten con otros iguales, donde a lo sumo cambiará el marco pero difícilmente el cuadro, en cuyo tenue interior apenas se ha reparado.

En el alma de ese eterno joven dormita una vida afectiva que sigue enfermando. Muy temprano asumió que su emoción no era permeable, que del intercambio amoroso universal había sido descartado y que sentimentalmente habría de bastarse a sí mismo. Que mejor le sabría renunciar a la vida social que seguir deambulando por ella y castigar así la conciencia con la privación que mayor tormento le causa.

Nada más decidió que resignarse. Y los años de rutina solitaria fortalecieron los barrotes que le separan del mundo exterior, el abismo que subraya su vulnerable condición.

Hubo un tiempo en que agrupado sentía algún calor. De noche se entregaba con otros al alcohol y hasta empleaba su primera lucidez en cruzar la orilla y acercarse a ellas. Eran momentos de una valentía instantánea, de una ingenuidad sin nombre que atenuaba el sinsabor de las negativas hasta la noche siguiente, como creyendo que siempre habría una más.

Ese tiempo ha pasado. Voló en un suspiro. Ahora apenas encuentra arreglo entre los mortales. Se siente ridículo en cualquier bar, un pasmarote sin sombra en corrillos que no le apetecen. Alguna vez se anima y entre compañeros más que amigos disfruta un ligero cosquilleo. Pero de reojo no pierde ocasión en descubrir un rostro bello, unas piernas suaves o unas formas glotonas y lamentar que algún otro las goce. Por eso de un trago vuelve en sí para acabar matando la noche en su refugio consumiendo a solas cualquier cosa de la FNAC, el comercio que más frecuenta y del que se atiborra a ritmo endiablado.

Porque careciendo de vida afectiva afirma la vida culta, motivo por el que su conciencia le recuerda sin piedad qué le lleva a apiolar su tiempo entre románticos y foreros que como él dieron la espalda a la luz. Y en penumbra encuentra un sordo placer en ignorar el ardor de las pasiones y hasta en quererse aprisa sus brotes, cuya insistencia maldice.

La distancia al otro sesso ha tornado ya infranqueable. Lo hizo en el momento de justificarla. No se identifica con el vulgar escaparate de bíceps y berzas. Tampoco con el cargante 15-M, de cuya tribal estética sospecha. Y nada repudia más que el veneno conservador de las niñas bien, de ninguna de las cuales disfrutó jamás una mirada. En esta terrible simplificación del mundo femenino, deformado en molde político, cree así agotada su fauna. Pero no su añoranza. Desea entonces una chica normal pero no sabe dónde encontrarla. Y su orgullo, ese gusano que devora sus entrañas, ha inflamado tanto que descarta entregarse a la red. La solución es, pues, la renuncia. La vuelta al ovillo sin haber dado un paso.

Pero el tormento vuelve enseguida a la carga. Porque la vida en quietud orbita en un bucle sin meta. Y porque sigue siendo un hombre. Solo que aún no ha tenido oportunidad de comprobarlo.

Por eso un encuentro sensual le viene grande. Ve el cielo abierto a su posibilidad. Pero se va nublando a medida que la inseguridad lo posee. No entiende cómo es posible haber deseado tanto lo que ahora le aterra. Así ocurre que la noche en que el azar del destino lo elige descubre con ingrata extrañeza la hediondez de un shishi, la torpeza en acertar su diana a oscuras, las reacciones indescifrables de ella, su sospechoso silencio y como un terrible guión cuyo orden ignora de raíz. Habituado a la vida mental, al placer cognitivo, esta violenta sobrecarga de los sentidos dificulta su rigidez*. Descubre entonces que la experiencia in situ nada tiene que ver con el atletismo sensual de que su sobredosis de prono le creyó convencido.

Admite así con horror la remota distancia entre el consumo y la escena protagonista. Es un novicio. Y la dictadura genital y el imperativo de satisfacción femenina con que ha sido bombardeado en vida le impiden el goce y hasta entender las razones por las cuales lo sensual era el último y como más importante plano de conquista. Aterrado desea entonces huir, desaparecer del fracaso, regresar al único espacio que comprende, al muelle de la obesidad solitaria.

Hasta podría enamorarse sin saber qué le ocurre. Y desatender ensimismado todo cuanto no concentra su objeto amado. No siendo correspondido su frustración aumenta y una de las primeras consecuencias es renegar de aquellas sensibilidades atribuidas a la feminidad. Antes bien se convence de su naturaleza diabólica. Habrá cruzado entonces una peligrosa frontera. Ya no verá mujeres. Solo enemigos envueltos en seductora forma de presa sensual. Una visión envenenada al punto de percibir la belleza que no hace suya como un calvario, peor cuanto más irresistible aquélla.

El desarrollo de la misoginia es más lento y silencioso de lo que su perspectiva histórica sostiene. No es tanto origen como desenlace. No medra tanto en el subconsciente y albores de la vida cuanto en las vívidas decepciones sufridas en los años de flor y conquista. La coartada biológica de Aristóteles o la genética en Schopenhauer palidecen ante la definición alfonsina de la mujer como la fuente de confusión del hombre, el peligro que no guarda medida. Esto lo sabe bien tanto el misógino como el que se quedó a las puertas de padecerlo antes de entregarse.

Misoginia y misandria son males del alma. Males adquiridos que nada podrá combatir si la experiencia de la víctima es verdadera. No será otro el motivo de futuras cautelas en el terreno que más libre debiera verse de ellas. De ahí que Russell lamentara la cautela en el amor como la más letal para la felicidad auténtica.

El sujeto tardolescente vive en silencio su drama interior. Ese joven nació y creció sin un solo defecto. No congénito. Tres décadas después sigue sin haberlo. Y sin embargo nada siente con más fuerza que el defecto de su vida, fuente de todos los demás.

Cabe incorporar este proceso paradójico al derecho de inadmisión a que la masculinidad ha sido sometida en el último cuarto de siglo.

Ningún fundamento arquetípico ha sido más despreciado por la cultura moderna que la noción clásica de hombre. Hace tiempo que la publicidad norteamericana se sacudió los complejos de beatificar a mujeres y neցros por una especie de atávica culpa que compensar la cultura popular. Hoy día informa esa mercadotecnia un desbordante sentido del humor libre por fin de jovenlandesales reparaciones a presuntas víctimas del pasado. Dominada por vehículos, seguros y comida la publicidad norteamericana no se mete en líos. Elude así dar motivos al sediento enjambre de papanatas dispuestos a saltar a la mínima.

En España el proceso publicitario de la compensación, que culpaba al hombre deificando a la mujer, ha remitido notablemente. Pero hasta hace bien poco un hombre valía menos que una lavadora y ninguna asociación ponía el grito en el cielo. En el mundo comercial, el pilar simbólico sobre el que se sostiene la sociedad de consumo, el hombre ha venido encajando todos los golpes sin rechistar.

La cultura popular en los Estados Unidos no ha fortalecido tanto la figura femenina como en España, que acomplejada sigue dando saltos sin orden ni concierto. Del destape al prono a una cultura tan hiperfeminizada como para hacer del lgtb un icono de modernidad. El prototipo saliente de esa huida de la vergüenza presentaba a una mujer firme, poderosa, liberada y autónoma. Pero al mismo tiempo insensible, material y superflua, un ente algo sádico que sobrevolaba al hombre cuando no lo pisaba con saña en su escrotal masculinidad reduciéndolo con jovenlandeseso deleite a erótico delantal, a primario objeto sensual. Al fervor de la culpa masculina ocurrió que ni siquiera podrían darse mujeres frígidas. Solo falos incapaces. Así toda humillación encajaba para solaz de la nueva mujer, una estulta caprichosa que ha venido triunfando en el discurso simbólico como preferible a toda mujer anterior.

Por el contrario el hombre no encontró un nuevo molde más allá de la erosión y desguace del anterior. No se repuso el cadáver. Admitir la congénita idiocia masculina y como una etérea superioridad del otro sesso pasó a formar parte del orden natural. La cultura devino así hermafrodita. Y cuanto más elevadas sus presunciones, cuanto más celestes sus metas, más lejos del empedrado masculino.

La campaña de Loewe por ejemplo, una oda al exterminio del publicismo indolente, exhibe en términos surreales a una pueril patulea de disfrazados con un único denominador común: la exclusión del hombre. Ni uno solo hace acto de presencia y cuanto lo sugiere es de plástico. Es el hombre, al margen de nociones, la figura de que huir, el polvo que sacudir bajo la alfombra. El hombre es lo primitivo y mostrenco, la realidad prosaica y velluda sin tacto ni cabida en esos bolsos que figuran una sexualidad difusa de la que únicamente se desprende que las sutilezas de estilo y diseño, los alardes del arte, no están al alcance de lo masculino real.

En su desbocada provocación erraba así Umbral refiriendo mujeres de piscifactoría. Más bien al contrario, es su orbe el sesso intacto siendo el hombre el nervio confuso, zarandeado, anómico y errante.

El peaje de un feminismo activista y una deplorable interpretación del correctismo político vapulearon –en términos de Hayward– al varón, que en adelante sufriría una grave crisis de identidad como impelido a renunciar a lo más sagrado de su ser.

En medio de la confusa renovación, dominada por represalias en lugar de ideales, admitió el sesso masculino un nuevo tipo de hombre menos superior que deseable. No era nada definido. Solo retales con que ir cubriendo sus vergüenzas cosiendo de paso a flechazos el cuerpo del guerrero, el alma del héroe, el hombre rampante. La solución pasaba por un tipo comprensivo, tierno y sensible. Que llorase si así procedía. Un hombre frágil como al servicio de la maternidad. Nadie tuvo en cambio el valor de advertir a los nuevos jóvenes que la bondad es a ellas la menos erótica de las cualidades. Y que más que deseo inspirará compasión.

El nuevo hombre se veía así abocado, lo quisiera o no, a amistar con ellas antes de dar otro paso.

Los efectos de la oleada pueden sentirse hoy día en una masa invisible. La primera generación que sucede al asesinato del hombre, la generación de jóvenes varones más inocente que ha conocido el sangrante pueblo español, padece hoy de improvisadas exigencias que nuevamente asestan golpes a su tierna medular. Un realismo exacerbado potencia al macho que en el corazón de la noche sigue triunfando muy por encima de las sutilezas presumiblemente efectivas. Y hasta la fecha no se conoce índice más fiel a la temperatura erótica de un pueblo.

El tardolescente solitario sufre la inercia de llegar a creer que fuera de su refugio, en el mundo exterior que ya no respira, se libra un festín de desenfreno sensual cuya exclusión llega a padecer como un condenado. No hace falta esa condición para hacer propia esa miopía. Un ciudadano de a pie puede experimentar igual desolación al incesante desfile de pilinguis y futbolistas. Pero la pesadumbre que invade al primero será mucho mayor, tendrá una raíz más honda y poética.

Ese chico incapaz de disfrutar su juventud, que ha renunciado a ella, está preparado, es inteligente, hábil y adaptable. Sus valores no han sido enseñados sino asumidos. Es jovenlandesalmente más justo que toda generación anterior. Y sin embargo es víctima de algo que no comprende. Sufre así arrebatos en maldecir su independencia llegando a codiciar la unión ajena y hasta su denostada figura del matrimonio, que vio formar uno a uno a sus antiguos amigos.

Se apresuró en España un tiempo de engaño donde la primera institución a derribar era el matrimonio. Qué terrible fracaso. Nadie reparó en la gigantesca torpeza de concebir el ensayo al mezquino espíritu español, combativo en lo vulgar y sin mayores ambiciones que las domésticas. Fromm no pensó en la piel de toro como el mejor laboratorio para el miedo a la libertad. Y sin embargo no habría encontrado ejemplo más ideal.

De estudiarse en profundidad el origen de la mayor parte de matrimonios jóvenes de este país, de cómo se formaron y qué cualidades condujeron al acuerdo, los pilares sobre los que se asienta esa institución tendrían el grosor de un lápiz. Porque apenas se hallarían pruebas más veraces que el miedo a la castración vital de ellos y a la soledad en ellas, privación del mandato biológico. Con deplorable frecuencia el hombre asume la mano del primer shishi que toma. Ella, del primer interesado en tomarla. Así cumplen la trampa de Nietzsche de reproducir la especie sin la más remota intención de mejorarla ni divisar un horizonte de común felicidad.

Como hace tiempo que el lenguaje español perdió el mando de su destino, de bautizar a sus nuevos hijos, el nerd, el geek o el freak representan un tipo de inepto social que nutre el tejido en infinito mayor grado del que se presume. Pero a diferencia del petulante doméstico rendido al yugo forzoso este nuevo soltero, que pasó de ideal a denigrado, no entregó su vida a la primera carta y puede seguir jugando en libertad en torno a una pasión, una ambición, un especialismo en sana barbarie.

Es por ello que el tardolescente solitario puede ser el más digno de los infelices. Su alma está herida. Pero sigue siendo suya. No la vendió a la presión de un entorno que en el fondo nunca deseó así.



---------- Post added 02-ene-2017 at 17:03 ----------

La consecuencia de esa masa invisible es una razzia salvaje... que no tiene el mas mínimo temor de destrozar la linea editorial que sea.

---------- Post added 02-ene-2017 at 17:04 ----------

Al fin y al cabo, internet puede ser un generador de bitcoins... pero seguro que sera un campo nabos. Fijo que si.
 
Última edición:
Si compratéis a 100 o a 200 vended ya... Esto va a pegar una leche que hará graciosa la caída de Gowex... Ni se os ocurra invertir 1000 pavos ahora, la desbancada será de órdago. E.E.U.U. y China, junto con varios multimillonarios están estudiando el modo o bien de desestabilizarlo o de forrarse mediante diversos tipos de operaciones.

¿Y si esta gente llega a la conclusion de que las cryptomonedas son el futuro y que la mejor manera de forrarse en posicionarse fuerte antes de que cada BTC tenga un valor de 100K$?
 
Bingo anarquistamualdina!!

DING Y DESALOJEN.

---------- Post added 02-ene-2017 at 17:19 ----------

Bitcoin puede ser toda la riqueza del planeta... pero nunca dejara de ser ficcion.

Luego su valor es 0,000000000000000000000000000000000000000000000000.
 
Bitcoin puede ser toda la riqueza del planeta... pero nunca dejara de ser ficcion.

Luego su valor es 0,000000000000000000000000000000000000000000000000.

Por esa regla de tres, tu saldo en el banco tambien es ficcion y su valor es 0,0000

mmm... no es tan facil
 
Última edición:
A nada que uno lo piense un poco vivimos rodeados de dioses de pacotilla. Yo vi el bitcoin cuando estaba en 400 euros... lo veo ahora en 1000...

Pero no hago nada.

No tengo dinero.

Los que inventan estas cosas, no las van a inventar para ellos perder dinero... o que gente de "su nivel" pierda pasta.

Eso ya crea desconfianza en una parte de la poblacion del pais que sea.


A lo mejor no tienes dinero por pensar como piensas. Piénsalo.
 
Llevamos 15 páginas, 15, y la mitad son de comentarios de troles. Ahora ya sabemos en qué se gasta querido líder el dinero que no invierte en el servidor...
 
Mi saldo del banco forma parte de una estafa piramidal... La diferencia es que habría una serie de estructuras (naciones, grupos, instituciones) que hacen que tal dinero pueda tener cierta continuidad.

Mi apuestas es que esas estructuras (naciones, grupos, instituciones, bancos) van a pasar dificultades y cuando eso ocurra se van a buscar "refugios de valor" para proteger el patrimonio... y bitcoin saldrá reforzado

Pero ojo, puedo estar equivocado y perder lo invertido (por eso solo invierto un % pequeño de mi patrimonio)
Bitcoin no está exento de riesgo... pero tener el dinero en el banco tampoco, y si no preguntemos a chipriotas y argentinos.

Bitcoin es VOLUNTARIO, al que no le convenza que no compre y listo.
 
Por esa regla de tres, tu saldo en el banco tambien es ficcion y su valor es 0,0000

mmm... no es tan facil

Es que es ficcion.

Es que parece que algunos quieren darle continuidad a algo... solo escalando los problemas... y asi no se solucionan los problemas.

Con ficciones puedes edificar edificios, comunidades, teatros, fabricas, ciudades, con ficciones se hacen rascacielos, con ficciones se hacen naciones, con ficciones se lleva a buen termino proyectos de gran envergadura...

Pero nunca dejaran de ser ficcion. Cuando uno se acerque a la vejez y tenga la sensacion de haber participado de cosas inventadas, uno va a desear algo mas que eso.


Uno desea felicidad, no ficcion.

---------- Post added 02-ene-2017 at 17:37 ----------

A lo mejor no tienes dinero por pensar como piensas. Piénsalo.

Que quiere decir? Que el dinero es mas importante que los pensamientos?
 
Última edición:
Es que es ficcion.

Es que parece que algunos quieren darle continuidad a algo... solo escalando los problemas... y asi no se solucionan los problemas.

Con ficciones puedes edificar edificios, comunidades, teatros, fabricas, ciudades, con ficciones se hacen rascacielos, con ficciones se hacen naciones, con ficciones se lleva a buen termino proyectos de gran envergadura...

Pero nunca dejaran de ser ficcion. Cuando uno se acerque a la vejez y tenga la sensacion de haber participado de cosas inventadas, uno va a desear algo mas que eso.


Uno desea felicidad, no ficcion.

Pues siéntate a la sombra de un árbol y ponte a meditar, a ver si llegas al Nirvana como Siddhartha y escapas de la ficción del universo material.
 
Que el dinero es mas importante que los pensamientos?

---------- Post added 02-ene-2017 at 17:39 ----------



Usted callese ya.

Que los pensamietos condicionan las acciones y las decisiones y, por tanto, si tu tus acciones no te han hecho prosperar materialmente será que tus pensamientos no eran los más adecuados para ello.

Y mejor cállate tú, pelmazo, que no sé qué shishi pintas en este hilo. Vete a la guardería, allí seguro que aprecian tus comentarios más que aquí.
 
Es que es ficcion.

Es que parece que algunos quieren darle continuidad a algo... solo escalando los problemas... y asi no se solucionan los problemas.

Con ficciones puedes edificar edificios, comunidades, teatros, fabricas, ciudades, con ficciones se hacen rascacielos, con ficciones se hacen naciones, con ficciones se lleva a buen termino proyectos de gran envergadura...

Pero nunca dejaran de ser ficcion. Cuando uno se acerque a la vejez y tenga la sensacion de haber participado de cosas inventadas, uno va a desear algo mas que eso.

Tu saldo de ficcion y mi saldo de ficcion nos permiten comprar cosas reales.

Mi apuesta (y puedo equivocarme) es que mi saldo de ficcion en BTC va a mantener mejor su poder adquisitivo que tu saldo de ficcion en €
 
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