Francia también es una isla de estabilidad política. Desde la caída del emperador Napoleón III los cambios gubernamentales se basaban más en las recíprocas desconfianzas entre los principales partidos parlamentarios, lo que recuerda muy mucho a la España de hoy.
Aunque podemos citar dos excepciones recientes: la entrega de poderes al Mariscal Pétain y la toma de poder por De Gaulle en 1958, motivadas respectivamente por la ocupación nancy y la guerra de Argelia.