The Sentry
El Vigía Todopoderoso, observador y juez.
Hávamál (El discurso del Altísimo)
1 Todos los umbrales, antes de avanzar,
deben mirarse,
deben vigilarse,
pues nunca se sabe qué enemigos
se sientan en los bancos.
2 ¡Salud a quienes dan! Un huésped ha entrado,
¿dónde ha de sentarse?
Mucha prisa tiene quien junto al hogar
quiere mostrar su fama.
3 Fuego necesita el que ha entrado
con las rodillas heladas;
comida y ropas precisa ese hombre
que viajó por las montañas.
4 Agua necesita el que viene al festín,
toalla y bienvenida;
buen talante, si lo puede haber,
y silencio atento.
5 Arte necesita quien mucho viajó,
fácil resulta en casa;
risible resulta aquel que no sabe
y se sienta entre sabios.
6 De su sabiduría no hay que jactarse,
los juicios hay que cuidar,
el que es sabio y reservado regresará a su casa,
desgracia no alcanza al sabio;
nunca encuentra el hombre amigo más fiel
que una gran inteligencia.
7 El huésped precavido que llega al banquete,
que calle y escuche;
sus oídos escuchan, sus ojos observan,
así atiende el hombre sabio.
8 Siempre es feliz quien por sí mismo tiene
alabanza y saber en su vida;
facil no ha de ser, si el hombre la obtiene
del pecho de otros
9 Es siempre feliz, quien por sí mismo tiene
alabanza y saber en su vida;
porque mal consejo, se recibe a menudo
del pecho de otro
10 No hay carga mejor, para el que viaja,
que una gran inteligencia;
es la mejor riqueza, parece, en tierra extraña,
de la miseria protege.
11 No hay carga mejor, para el que viaja,
que una gran inteligencia;
es la peor vitualla para los caminos
una ansia excesiva de licor.
12 No es tan buena, como buena dicen que es,
la cerveza para el hombre;
pues menos cuida cuanto más bebe
el hombre sus juicios.
13 Garza llaman del olvido la que se cierne en los banquetes,
roba a los hombres su juicio;
por las plumas de ese ave yo fui engrillado
en la mansión de Gunnlöd.
14 Embriagado estuve, estuve borracho,
donde el sabio Fjalar;
la mejor bebida, pues después recobre
el juicio cada uno.
15 Silencioso y reflexivo será el hijo del jefe,
y audaz en la lucha;
alegre y contento estará cada uno
hasta que llegue la fin.
16 Un hombre apocado cree vivirá siempre
si evita el combate;
pero la vejez no le dará tregua
aunque el dardo no le alcance.
17 Abre el orate grande ojos al llegar de visita,
farfulla o está abatido;
y si enseguida le dan un trago
ya tiene buen juicio.
18 Tan sólo sabe el que mucho viajó
y ha marchado mucho,
con qué juicio rige cada uno
que es sabio y sapiente.
19 Se contenga con la jarra, se modere con el hidromiel,
hable si es preciso, o calle;
de torpeza nadie te acusará
si vas pronto a dormir.
20 Un hombre glotón, si no tiene buen juicio,
come y arruina su vida;
a menudo es risible, cuando llega entre sabios,
por su estulta panza.
21 Bien saben las reses cuándo han de ir a casa,
y dejan los pastos;
pero el menso no sabe jamás
la medida de su panza.
22 Un hombre perversos, y el de mala entraña,
se ríe de cualquier cosa;
mas no sabe, y lo habría de saber,
que tachas no le faltan.
23 Un hombre inculto vela la noche entera
pensando en cualquier cosa;
así, está agotado al llegar la mañana,
su miseria sigue igual.
24 Un hombre ignorante cree que son amigos
los que ríen con él;
lo que no sabe es que hablan mal de él
si se sienta entre sabios.
25 Un hombre ignorante cree que son amigos
los que ríen con él;
entonces sabe, cuando llega al thing,
que pocos hablan por él.
26 Un hombre ignorante lo cree saber todo,
si está en sitio tranquilo;
lo que no sabe es que ha de responder
si le ponen a prueba.
27 Un ignorante que va entre los hombres
mejor es que calle;
nadie sabrá que no puede nada
a menos que hable en exceso.
28 Sabio se estima quien sabe preguntar
y lo mismo hablar;
nunca ocultan los hijo de los hombres
lo que entre los hombres pasa.
29 Dice estupideces el que nunca calla,
y necias palabras;
la lengua desatada, si no se la refrena,
suele hablar contra sí.
30 Por objeto de burla no hay que tomar a otro
cuando llega al banquete;
no sabe bien el que en festín se mofa,
si se burla de enemigos.
31 Por sabio se tiene, si echa a correr
huésped que de otro se mofa:
juega quizá, con mal enemigo
quien hace en la fiesta burlas.
32 Muchos hombres son amables entre sí
pero en el festín pelean;
discordia entre hombres siempre existirá,
riñen huésped contra huésped.
33 Comida temprana debe hacerse siempre
si no se va al festín;
se siente y está ocioso quien se encuentra hambriento,
y poco quiere conversar.
34 Gran desvío lleva hasta el enemigo,
aunque viva en el camino;
pero hacia el buen amigo conducen atajos
aunque haya ido lejos.
35 Hay que marcharse, no ha de estar el huésped
siempre en un lugar;
lo dulce se hace odioso si se siente largo tiempo
en los escaños de otro.
36 El hogar es mejor, aunque sea pequeño,
en casa se es el rey;
tener sólo dos cabras y una mala cabaña
es mejor que mendigar.
37 El hogar es mejor, aunque sea pequeño,
en casa se es el rey;
sangra el corazón de quien debe limosnear,
a toda hora, la comida.
38 De las armas no hay, en el campo,
que alejarse un paso;
pues nunca se sabe cuándo, en el camino,
se precisará la lanza.
39 Nunca hallé un dadivoso o pródigo en la comida
que no aceptara un regalo,
o que el dinero nunca…(verso incompleto)
se precisará el pago.
40 El dinero que se ha recibido
preciso es aceptarlo,
se guarda para el odiado lo destinado al querido,
las cosas son peor que pensamos.
41 Con las armas y las telas se alegrarán los amigos,
es siempre lo que más luce;
quien regala, quien corresponde, serán amigos más tiempo,
si es que el tiempo lo permite.
42 Del amigo hay que ser amigo,
dar regalo por regalo;
risa por risa tendrán los hombres,
mas falsedad por mentira.
43 Del amigo hay que ser amigo,
de él y sus amigos;
mas de su enemigo nadie habría de ser
amigo del amigo.
44 Sabes, si un amigo tienes, en el que confías,
y quieres que te haga bien:
tu juicio ligarás al suyo, os haréis regalos,
y mucho os visitaréis.
45 Si tienes otro en quien no confías
mas quieres que te haga bien:
dulcemente le hablarás, pensando lo contrario,
darás por falsedad mentira.
46 Para otro aún en que no confías
y sospechas su talante:
con ellos reirás pero fingiendo,
tal dádiva por su don.
47 Joven fui en tiempos, fui por ahí yo solo,
y me perdí en los caminos;
rico me sentí cuando encontré a otro,
es un hombre el gozo de otro.
48 Los guerreros, los bravos, son quienes mejor viven,
rara vez se angustian;
mas el apocado teme a cualquier cosa,
recela engaño en todo don.
49 Mis ropas las di en el campo
a dos hombres de leña;
viriles se sintieron vestidos así,
se avergüenza el desnudo.
50 Se pudre el pino joven que en el páramo se alza,
corteza y hojas le faltan;
así es el hombre que nadie ama,
¿para qué seguir viviendo?
51 Más caliente que el fuego arde entre malos amigos
la paz, cinco días;
pero luego se apaga al llegar el sexto,
peor va aún la amistad.
52 Sólo grandes no han de ser los regalos,
puede el pequeño provocar elogios;
con media hogaza o una copa casi vacía
conseguí un camarada.
53 Pequeñas orillas a pequeños mares,
pequeño es el juicio del hombre;
porque no todos son de igual hechura,
a medias está toda edad.
54 De sabio el hombre lo justo tenga,
nunca sabio en exceso;
más bella es la vida de todos los hombres
que saben mucho.
55 Sabio a medias ha de ser cada uno,
nunca sabio en exceso,
pues el alma del sabio rara vez está alegre
si es sabio en demasía.
56 Sabio a medias ha de ser cada uno,
nunca sabio en exceso;
su destino nadie lo prevea,
y su alma no tendrá penas.
57 La antorcha de antorcha arde hasta quemarse,
la llama prende en la llama;
el hombre al hombre conoce por sus palabras,
por sus simplezas al simple.
58 Pronto se levante quien de algún otro quiera
el dinero o la res;
no suele el lobo acostado conseguir su tajada,
ni un triunfo el hombre dormido.
59 Pronto se levante quien pocos obreros tenga
pero cuide su trabajo;
en mucho se atrasa quien duerme hasta tarde,
será rico el activo.
60 De astillas secas y cortezas del cañizo
sabe el hombre la medida;
y de la madera que pueda bastar
para el tiempo o la estación.
61 Lavado y ahíto va el hombre al thing, aunque
vaya mal vestido;
de sus calzas y zapatos nadie se avergüence,
ni de su caballo, aunque no sea bueno.
62 Está triste y abatida cuando llega al mar
el águila, en la antigua mar;
así el hombre se encuentra entre otros
con pocos valedores.
63 Preguntará y responderá a todo el que es sabio
quien quiera le llamen sagaz;
que sólo uno lo sepa, que no haya otro más,
si son tres, lo saben todos ya.
64 De su poder cada hombre sagaz
use con templanza;
se descubre, al ir con los sabios,
que nadie es el mejor.
65 Por las palabras que uno dice a otro
suele recibirse un pago.
66 Demasiado pronto llegué a muchos sitios,
tarde en exceso a otros;
la cerveza, ya bebida, o aún no preparada,
mal suele encajar el enojoso.
67 Aquí y allá me habrían convidado
si no precisara yo comer
o si dos tajadas tuviera el fiel amigo
y no una que comí.
68 El fuego es lo mejor, piensan los hombres,
y la luz del sol;
y la salud, si se consigue,
viviendo sin tacha.
69 No hay hombre tan mísero aunque enfermo esté,
se es feliz por los hijos;
otro por los parientes, otro por sus riquezas,
otro por sus buenas obras.
70 Mejor es la vida que el estar muerto,
siempre es del vivo la vaca;
vi un fuego encendido en casa del rico,
fuera, ante la puerta, un muerto.
71 El cojo monta a caballo, el manco guía la reata,
el sordo lucha y es útil;
mejor ser ciego que incinerado:
a nadie sirve un cadáver.
72 Un hijo es mejor, aunque nazca tarde,
tras que el hombre muera;
rara vez una lápida se alza en el camino
si no la erigió el hijo.
73 Dos son la hueste de uno, la lengua corta la cabeza,
en cada manto sospecho una mano.
74 Se alegra en la noche quien confía en su avío;
estrecha es la bancada,
cambiante la noche de otoño,
mucho varía el tiempo en cinco días,
más aún en un mes.
75 No sabe aquél que nada sabe
que a muchos estropea el dinero;
un hombre es rico, otro, es pobre,
a nada hay que culpar.
1 Todos los umbrales, antes de avanzar,
deben mirarse,
deben vigilarse,
pues nunca se sabe qué enemigos
se sientan en los bancos.
2 ¡Salud a quienes dan! Un huésped ha entrado,
¿dónde ha de sentarse?
Mucha prisa tiene quien junto al hogar
quiere mostrar su fama.
3 Fuego necesita el que ha entrado
con las rodillas heladas;
comida y ropas precisa ese hombre
que viajó por las montañas.
4 Agua necesita el que viene al festín,
toalla y bienvenida;
buen talante, si lo puede haber,
y silencio atento.
5 Arte necesita quien mucho viajó,
fácil resulta en casa;
risible resulta aquel que no sabe
y se sienta entre sabios.
6 De su sabiduría no hay que jactarse,
los juicios hay que cuidar,
el que es sabio y reservado regresará a su casa,
desgracia no alcanza al sabio;
nunca encuentra el hombre amigo más fiel
que una gran inteligencia.
7 El huésped precavido que llega al banquete,
que calle y escuche;
sus oídos escuchan, sus ojos observan,
así atiende el hombre sabio.
8 Siempre es feliz quien por sí mismo tiene
alabanza y saber en su vida;
facil no ha de ser, si el hombre la obtiene
del pecho de otros
9 Es siempre feliz, quien por sí mismo tiene
alabanza y saber en su vida;
porque mal consejo, se recibe a menudo
del pecho de otro
10 No hay carga mejor, para el que viaja,
que una gran inteligencia;
es la mejor riqueza, parece, en tierra extraña,
de la miseria protege.
11 No hay carga mejor, para el que viaja,
que una gran inteligencia;
es la peor vitualla para los caminos
una ansia excesiva de licor.
12 No es tan buena, como buena dicen que es,
la cerveza para el hombre;
pues menos cuida cuanto más bebe
el hombre sus juicios.
13 Garza llaman del olvido la que se cierne en los banquetes,
roba a los hombres su juicio;
por las plumas de ese ave yo fui engrillado
en la mansión de Gunnlöd.
14 Embriagado estuve, estuve borracho,
donde el sabio Fjalar;
la mejor bebida, pues después recobre
el juicio cada uno.
15 Silencioso y reflexivo será el hijo del jefe,
y audaz en la lucha;
alegre y contento estará cada uno
hasta que llegue la fin.
16 Un hombre apocado cree vivirá siempre
si evita el combate;
pero la vejez no le dará tregua
aunque el dardo no le alcance.
17 Abre el orate grande ojos al llegar de visita,
farfulla o está abatido;
y si enseguida le dan un trago
ya tiene buen juicio.
18 Tan sólo sabe el que mucho viajó
y ha marchado mucho,
con qué juicio rige cada uno
que es sabio y sapiente.
19 Se contenga con la jarra, se modere con el hidromiel,
hable si es preciso, o calle;
de torpeza nadie te acusará
si vas pronto a dormir.
20 Un hombre glotón, si no tiene buen juicio,
come y arruina su vida;
a menudo es risible, cuando llega entre sabios,
por su estulta panza.
21 Bien saben las reses cuándo han de ir a casa,
y dejan los pastos;
pero el menso no sabe jamás
la medida de su panza.
22 Un hombre perversos, y el de mala entraña,
se ríe de cualquier cosa;
mas no sabe, y lo habría de saber,
que tachas no le faltan.
23 Un hombre inculto vela la noche entera
pensando en cualquier cosa;
así, está agotado al llegar la mañana,
su miseria sigue igual.
24 Un hombre ignorante cree que son amigos
los que ríen con él;
lo que no sabe es que hablan mal de él
si se sienta entre sabios.
25 Un hombre ignorante cree que son amigos
los que ríen con él;
entonces sabe, cuando llega al thing,
que pocos hablan por él.
26 Un hombre ignorante lo cree saber todo,
si está en sitio tranquilo;
lo que no sabe es que ha de responder
si le ponen a prueba.
27 Un ignorante que va entre los hombres
mejor es que calle;
nadie sabrá que no puede nada
a menos que hable en exceso.
28 Sabio se estima quien sabe preguntar
y lo mismo hablar;
nunca ocultan los hijo de los hombres
lo que entre los hombres pasa.
29 Dice estupideces el que nunca calla,
y necias palabras;
la lengua desatada, si no se la refrena,
suele hablar contra sí.
30 Por objeto de burla no hay que tomar a otro
cuando llega al banquete;
no sabe bien el que en festín se mofa,
si se burla de enemigos.
31 Por sabio se tiene, si echa a correr
huésped que de otro se mofa:
juega quizá, con mal enemigo
quien hace en la fiesta burlas.
32 Muchos hombres son amables entre sí
pero en el festín pelean;
discordia entre hombres siempre existirá,
riñen huésped contra huésped.
33 Comida temprana debe hacerse siempre
si no se va al festín;
se siente y está ocioso quien se encuentra hambriento,
y poco quiere conversar.
34 Gran desvío lleva hasta el enemigo,
aunque viva en el camino;
pero hacia el buen amigo conducen atajos
aunque haya ido lejos.
35 Hay que marcharse, no ha de estar el huésped
siempre en un lugar;
lo dulce se hace odioso si se siente largo tiempo
en los escaños de otro.
36 El hogar es mejor, aunque sea pequeño,
en casa se es el rey;
tener sólo dos cabras y una mala cabaña
es mejor que mendigar.
37 El hogar es mejor, aunque sea pequeño,
en casa se es el rey;
sangra el corazón de quien debe limosnear,
a toda hora, la comida.
38 De las armas no hay, en el campo,
que alejarse un paso;
pues nunca se sabe cuándo, en el camino,
se precisará la lanza.
39 Nunca hallé un dadivoso o pródigo en la comida
que no aceptara un regalo,
o que el dinero nunca…(verso incompleto)
se precisará el pago.
40 El dinero que se ha recibido
preciso es aceptarlo,
se guarda para el odiado lo destinado al querido,
las cosas son peor que pensamos.
41 Con las armas y las telas se alegrarán los amigos,
es siempre lo que más luce;
quien regala, quien corresponde, serán amigos más tiempo,
si es que el tiempo lo permite.
42 Del amigo hay que ser amigo,
dar regalo por regalo;
risa por risa tendrán los hombres,
mas falsedad por mentira.
43 Del amigo hay que ser amigo,
de él y sus amigos;
mas de su enemigo nadie habría de ser
amigo del amigo.
44 Sabes, si un amigo tienes, en el que confías,
y quieres que te haga bien:
tu juicio ligarás al suyo, os haréis regalos,
y mucho os visitaréis.
45 Si tienes otro en quien no confías
mas quieres que te haga bien:
dulcemente le hablarás, pensando lo contrario,
darás por falsedad mentira.
46 Para otro aún en que no confías
y sospechas su talante:
con ellos reirás pero fingiendo,
tal dádiva por su don.
47 Joven fui en tiempos, fui por ahí yo solo,
y me perdí en los caminos;
rico me sentí cuando encontré a otro,
es un hombre el gozo de otro.
48 Los guerreros, los bravos, son quienes mejor viven,
rara vez se angustian;
mas el apocado teme a cualquier cosa,
recela engaño en todo don.
49 Mis ropas las di en el campo
a dos hombres de leña;
viriles se sintieron vestidos así,
se avergüenza el desnudo.
50 Se pudre el pino joven que en el páramo se alza,
corteza y hojas le faltan;
así es el hombre que nadie ama,
¿para qué seguir viviendo?
51 Más caliente que el fuego arde entre malos amigos
la paz, cinco días;
pero luego se apaga al llegar el sexto,
peor va aún la amistad.
52 Sólo grandes no han de ser los regalos,
puede el pequeño provocar elogios;
con media hogaza o una copa casi vacía
conseguí un camarada.
53 Pequeñas orillas a pequeños mares,
pequeño es el juicio del hombre;
porque no todos son de igual hechura,
a medias está toda edad.
54 De sabio el hombre lo justo tenga,
nunca sabio en exceso;
más bella es la vida de todos los hombres
que saben mucho.
55 Sabio a medias ha de ser cada uno,
nunca sabio en exceso,
pues el alma del sabio rara vez está alegre
si es sabio en demasía.
56 Sabio a medias ha de ser cada uno,
nunca sabio en exceso;
su destino nadie lo prevea,
y su alma no tendrá penas.
57 La antorcha de antorcha arde hasta quemarse,
la llama prende en la llama;
el hombre al hombre conoce por sus palabras,
por sus simplezas al simple.
58 Pronto se levante quien de algún otro quiera
el dinero o la res;
no suele el lobo acostado conseguir su tajada,
ni un triunfo el hombre dormido.
59 Pronto se levante quien pocos obreros tenga
pero cuide su trabajo;
en mucho se atrasa quien duerme hasta tarde,
será rico el activo.
60 De astillas secas y cortezas del cañizo
sabe el hombre la medida;
y de la madera que pueda bastar
para el tiempo o la estación.
61 Lavado y ahíto va el hombre al thing, aunque
vaya mal vestido;
de sus calzas y zapatos nadie se avergüence,
ni de su caballo, aunque no sea bueno.
62 Está triste y abatida cuando llega al mar
el águila, en la antigua mar;
así el hombre se encuentra entre otros
con pocos valedores.
63 Preguntará y responderá a todo el que es sabio
quien quiera le llamen sagaz;
que sólo uno lo sepa, que no haya otro más,
si son tres, lo saben todos ya.
64 De su poder cada hombre sagaz
use con templanza;
se descubre, al ir con los sabios,
que nadie es el mejor.
65 Por las palabras que uno dice a otro
suele recibirse un pago.
66 Demasiado pronto llegué a muchos sitios,
tarde en exceso a otros;
la cerveza, ya bebida, o aún no preparada,
mal suele encajar el enojoso.
67 Aquí y allá me habrían convidado
si no precisara yo comer
o si dos tajadas tuviera el fiel amigo
y no una que comí.
68 El fuego es lo mejor, piensan los hombres,
y la luz del sol;
y la salud, si se consigue,
viviendo sin tacha.
69 No hay hombre tan mísero aunque enfermo esté,
se es feliz por los hijos;
otro por los parientes, otro por sus riquezas,
otro por sus buenas obras.
70 Mejor es la vida que el estar muerto,
siempre es del vivo la vaca;
vi un fuego encendido en casa del rico,
fuera, ante la puerta, un muerto.
71 El cojo monta a caballo, el manco guía la reata,
el sordo lucha y es útil;
mejor ser ciego que incinerado:
a nadie sirve un cadáver.
72 Un hijo es mejor, aunque nazca tarde,
tras que el hombre muera;
rara vez una lápida se alza en el camino
si no la erigió el hijo.
73 Dos son la hueste de uno, la lengua corta la cabeza,
en cada manto sospecho una mano.
74 Se alegra en la noche quien confía en su avío;
estrecha es la bancada,
cambiante la noche de otoño,
mucho varía el tiempo en cinco días,
más aún en un mes.
75 No sabe aquél que nada sabe
que a muchos estropea el dinero;
un hombre es rico, otro, es pobre,
a nada hay que culpar.