Anécdotas: la otra cara de la guerra en el Desierto

Asurbanipal

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Estación Espacial Internacional
La guerra en el Desierto Occidental estuvo repleta de grandes y pequeñas anécdotas de diversa naturaleza, unas muy conocidas, otras no tanto. Este topic pretende abrir un lugar para recopilar las anécdotas que conozcamos.

Como introducción rescato una anécdota realmente curiosa que comenta el coronel Hans von Luck en su libro Panzer Commander: The Memoirs of Colonel Hans von Luck, libro que de paso recomiendo a los que gustan de la lectura bélica acompañada del lado humano de la guerra.

Cuando tenía lugar la retirada de Rommel de El Alamein, las unidades de reconocimiento del entonces mayor von Luck (que en esos momentos tenía a su mando cuatro batallones de reconocimiento, uno de ellos italiano) estaban avanzadas al flanco izquierdo del ejército en retirada de Rommel, para impedir que los británicos pudieran realizar una maniobra de flanqueo y cortar o cercar a las formaciones del Eje. Durante varias semanas el sector de Luck permaneció más o menos tranquilo, con pequeñas acciones esporádicas contra el 11º de Húsares y los Royal Dragoons, y en busca de las unidades del Long Range Desert Group, quienes, bajo mando del mayor Stirling, buscaban una ruta de entrada para una toda una división acorazada.

Este tipo de operaciones fue adquiriendo un perfil regular hasta convertirse en rutina. A partir de las cinco de la tarde se detenían las operaciones por uno y otro bando, por lo que alguien cercano a Luck comentó que podían establecer una especie de acuerdo de cese el fuego con los británicos a partir de las 17:00 horas. A Luck no le pareció mala la idea, y fue apoyado por el teniente Wenzel Luedecke, un oficial de la reserva que había trabajado como ayudante de director para la UFA Film Studios. El problema era encontrar la oportunidad adecuada, que llegó, sin embargo, a los pocos días. A partir de entonces comenzaron a tener lugar contactos radiales realmente curiosos entre británicos y alemanes. Uno de los primeros, si no el primero, fue como sigue.

Un atardecer Luck recibió la visita de su oficial de inteligencia, quien le comunicó que tenía al habla en la radio a los Royal Dragoons, que deseaban hablar con él:

“Hola, aquí los Royal Dragoons. Sé que no es habitual contactar por radio con usted, pero desde esta tarde no tenemos noticias del teniente Smith y su grupo de exploración. ¿Está con ustedes, y si es así cómo están las cosas con él y sus hombres?”.

Luck les contestó que, efectivamente, Smith y sus hombres habían caído prisioneros, que no había nadie herido y que mandaban saludos a sus familias y amigos. Luego les preguntó si los Dragones o los Húsares habían capturado a algún alemán perdido.

En otro contacto que siguió, los británicos comentaban a los alemanes que escuchaban la canción Lilí Marlene en versión inglesa todas las noches, a pesar de la prohibición de Montgomery. Les dijeron que también la escuchaban franceses y americanos.

Bien, mi anécdota favorita, en esta serie, la voy a traducir tal como la cuenta Luck:

[Una tarde-noche regresó una patrulla con dos hombres y un jeep capturados en el desierto. Un joven teniente, alto y rubio, y su conductor fueron traídos junto a mí. El teniente era el arrogante snob de tipo inglés. Muy correctamente, sólo me dio su número de servicio, sin más detalles.

Intenté entrar en conversación con él y le hablé de mis visitas a Londres, de mis amigos, incluyendo un capitán de los guardias granaderos. Comenzó gradualmente a relajarse y resultó ser un sobrino de uno de los propietarios de los cigarrillos Player. Tuve que reírme ante la sugerencia que entre susurros hicieron mis oficiales.

“Teniente, ¿qué tiene que decirnos si lo cambiamos a usted y a su conductor por cigarrillos? Nosotros tenemos una gran escasez en estos momentos”

“Buena idea”, respondió.

“¿Cuántos cigarrillos cree que vale, qué debería sugerirle a su comandante?”

Respondió sin vacilación alguna: “Un millón de cigarrillos, esto es 100.000 paquetes”

Mi oficial de radio contactó con los Royal Dragoons, y les pasé nuestra oferta.

“Espere, por favor, regresaré inmediatamente”, fue la respuesta. Luego, tras unos minutos, “Disculpe, estamos bastante cortos nosotros mismos, pero podemos ofrecerles 600.000 cigarrillos. Acepte, por favor”

Para mi gran asombro, recibí de plano el rechazo del joven teniente.

“Ni un cigarrillo menos de un millón, esto es definitivo”, fue su respuesta. Así que el joven tuvo que pagar por el alto valor que se estipuló a sí mismo con la cautividad.]

Foro Segunda Guerra Mundial • Ver Tema - Anécdotas: la otra cara de la guerra en el Desierto
 
La guerra en el Desierto Occidental estuvo repleta de grandes y pequeñas anécdotas de diversa naturaleza, unas muy conocidas, otras no tanto. Este topic pretende abrir un lugar para recopilar las anécdotas que conozcamos.

Como introducción rescato una anécdota realmente curiosa que comenta el coronel Hans von Luck en su libro Panzer Commander: The Memoirs of Colonel Hans von Luck, libro que de paso recomiendo a los que gustan de la lectura bélica acompañada del lado humano de la guerra.

Cuando tenía lugar la retirada de Rommel de El Alamein, las unidades de reconocimiento del entonces mayor von Luck (que en esos momentos tenía a su mando cuatro batallones de reconocimiento, uno de ellos italiano) estaban avanzadas al flanco izquierdo del ejército en retirada de Rommel, para impedir que los británicos pudieran realizar una maniobra de flanqueo y cortar o cercar a las formaciones del Eje. Durante varias semanas el sector de Luck permaneció más o menos tranquilo, con pequeñas acciones esporádicas contra el 11º de Húsares y los Royal Dragoons, y en busca de las unidades del Long Range Desert Group, quienes, bajo mando del mayor Stirling, buscaban una ruta de entrada para una toda una división acorazada.

Este tipo de operaciones fue adquiriendo un perfil regular hasta convertirse en rutina. A partir de las cinco de la tarde se detenían las operaciones por uno y otro bando, por lo que alguien cercano a Luck comentó que podían establecer una especie de acuerdo de cese el fuego con los británicos a partir de las 17:00 horas. A Luck no le pareció mala la idea, y fue apoyado por el teniente Wenzel Luedecke, un oficial de la reserva que había trabajado como ayudante de director para la UFA Film Studios. El problema era encontrar la oportunidad adecuada, que llegó, sin embargo, a los pocos días. A partir de entonces comenzaron a tener lugar contactos radiales realmente curiosos entre británicos y alemanes. Uno de los primeros, si no el primero, fue como sigue.

Un atardecer Luck recibió la visita de su oficial de inteligencia, quien le comunicó que tenía al habla en la radio a los Royal Dragoons, que deseaban hablar con él:

“Hola, aquí los Royal Dragoons. Sé que no es habitual contactar por radio con usted, pero desde esta tarde no tenemos noticias del teniente Smith y su grupo de exploración. ¿Está con ustedes, y si es así cómo están las cosas con él y sus hombres?”.

Luck les contestó que, efectivamente, Smith y sus hombres habían caído prisioneros, que no había nadie herido y que mandaban saludos a sus familias y amigos. Luego les preguntó si los Dragones o los Húsares habían capturado a algún alemán perdido.

En otro contacto que siguió, los británicos comentaban a los alemanes que escuchaban la canción Lilí Marlene en versión inglesa todas las noches, a pesar de la prohibición de Montgomery. Les dijeron que también la escuchaban franceses y americanos.

Bien, mi anécdota favorita, en esta serie, la voy a traducir tal como la cuenta Luck:

[Una tarde-noche regresó una patrulla con dos hombres y un jeep capturados en el desierto. Un joven teniente, alto y rubio, y su conductor fueron traídos junto a mí. El teniente era el arrogante snob de tipo inglés. Muy correctamente, sólo me dio su número de servicio, sin más detalles.

Intenté entrar en conversación con él y le hablé de mis visitas a Londres, de mis amigos, incluyendo un capitán de los guardias granaderos. Comenzó gradualmente a relajarse y resultó ser un sobrino de uno de los propietarios de los cigarrillos Player. Tuve que reírme ante la sugerencia que entre susurros hicieron mis oficiales.

“Teniente, ¿qué tiene que decirnos si lo cambiamos a usted y a su conductor por cigarrillos? Nosotros tenemos una gran escasez en estos momentos”

“Buena idea”, respondió.

“¿Cuántos cigarrillos cree que vale, qué debería sugerirle a su comandante?”

Respondió sin vacilación alguna: “Un millón de cigarrillos, esto es 100.000 paquetes”

Mi oficial de radio contactó con los Royal Dragoons, y les pasé nuestra oferta.

“Espere, por favor, regresaré inmediatamente”, fue la respuesta. Luego, tras unos minutos, “Disculpe, estamos bastante cortos nosotros mismos, pero podemos ofrecerles 600.000 cigarrillos. Acepte, por favor”

Para mi gran asombro, recibí de plano el rechazo del joven teniente.

“Ni un cigarrillo menos de un millón, esto es definitivo”, fue su respuesta. Así que el joven tuvo que pagar por el alto valor que se estipuló a sí mismo con la cautividad.]

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Ese joven teniente británico conocía que dos mil años antes, un joven romano llamado Julio César, prisionero de los piratas tracios, hizo exactamente lo mismo y tuvo el mismo comportamiento impertinente con sus captores, solo que el rescate, en lugar de tratarse de cigarrillos, era de oro y metales preciosos.
También es cierto que una vez liberado el joven César, y a diferencia de su homólogo británico, organizó una flota en misión de castigo y se dio el placer de crucificar a todos sus captores y a sus familias :roto2:
 
Le salió mal el querer emular al joven Julio Cesar en su rescate de los piratas.
 
Antes de que el tabaco se convirtiera en un enemigo de la Humanidad, su valor en la Guerra era similar al dinero.

Yo sé, contado directamente por un viejo soldado, que en la Zona Nacional había picadura de tabaco abundante, pero faltaba papel -el papel de fumar español gozó fama de ser el mejor del mundo-´, que sin embargo, no faltaba en la zona republicana. Así que pronto surgió la ocasión de intercambiar librillos por picadura...y todos fumaban y el cáncer triunfaba en las trincheras...
 
Bueno pues ahí voy con la mía situada en el mismo conflicto, aunque algunos puedan no considerarla una anécdota. Se trata de la orden que manda el General C. J. Auchinleck al Estado Mayor inglés para prohibir que sus tropas mencionen el nombre de Rommel puesto que se le están empezando a atribuir poderes sobrenaturales.




"A todos los comandantes y jefes de Estado Mayor; de parte del Cuartel General de las tropas inglesas en Egipto y de las Fuerzas del Oriente Medio.

"El hecho de que nuestro amigo Rommel se haya convertido para nuestras tropas en una especie de mago o de coco representa un serio peligro. Nuestros hombres hablan demasiado de él. Aunque indiscutiblemente sea un hombre enérgico y de capacidad, no se trata en ningún modo de un superhombre. Y aun en el caso de que se tratara de un superhombre, sería lamentable en extremo que nuestras tropas lo dotasen de poderes sobrenaturales.

"Mi deseo es que contribuya usted, por todos los medios a su alcance, a borrar la idea de que Rommel representa algo más que cualquier otro general alemán. Es particularmente importante que cuando hablemos de nuestro enemigo de Libia no mencionemos jamás el nombre de Rommel; debemos referirnos «a los alemanes, a las potencias del Eje, al enemigo», cesando de estar hipnotizados por Rommel. Le ruego vele usted para que esta orden sea inmediatamente ejecutada a todos los niveles. Todos los jefes deben percatarse de que se trata en este caso de un punto de vista psicológico de la mayor importancia."

General C. J. Auchinleck,

Comandante en Jefe de las Fuerzas del Oriente Medio
 
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