Además de las preguntas habituales que la mayoría de los países tienen que abordar, cómo equilibrar las demandas de las empresas y los trabajadores, los jóvenes y los jubilados, España se enfrenta a dos cuestiones fundamentales que el establishment se resiste a afrontar: qué hacer con la monarquía. y Cataluña.
La oposición a la familia real se ha visto alimentada por la caída en desgracia del ex rey Juan Carlos durante una década, pero abrir ese punto sensible constitucional podría invitar a otro debate sobre un referéndum sobre la independencia catalana.
España es vulnerable. Las amargas secuelas de la crisis financiera ya han demolido el antiguo sistema bipartidista que aseguró una suave alternancia de poder entre la izquierda y la derecha durante 35 años después del regreso de la democracia.
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