No creas que tanto. Aunque es cierto que puede parecerlo a quienes solo tienen una perspectiva nacional española.
Esto le expuso a Napoleon el ministro de justicia frances Joseph Garat:
“Sobre las orillas de los ríos y en la laderas de los Pirineos, sea del lado de Francia o de España, y del Oeste al Este, desde el Océano hasta las fronteras de Aragón, viven bajo el nombre de vascos españoles y vasco franceses gentes que tienen conjuntamente todas las relaciones que los hombres puedan tener entre ellos y una comunidad de rasgos entre si que no aparece en la relación de los vascos españoles con los demás españoles, ni de los vascos franceses con el resto de los franceses (…). Ni los vascos franceses han tomado la lengua francesa, ni los vasco españoles la lengua de España; unos y otros han permanecido vascos (…). Las leyes que rigen a los vascos en Francia y España, que se llaman costumbres y Fueros tienen entre si grandes analogías entretanto que difieren extremadamente de todas las leyes francesas y españolas (…). Los vascos españoles y los vascos francesas se tienen todos por nobles y así lo declaran sus leyes (…) lo que no deja de ser admirable que así ocurra en la siete demarcaciones con la misma pretensión.”
Propuso a Napoleón por tanto la unidad territorial de los siete territorios vascos, con sus propias leyes o Fueros que tanta prosperidad les daba, lo que llevaría en su opinión, a que los vascos apoyaran a Napoleón y a Francia, creando una gran armada contra la inglesa en un futuro próximo, empezando por combatir desde ese momento como corsarios por Francia para su preparación.
Ya repuesto Fernando VII en España, en la region vasca se eligieron nuevas diputaciones segun fuero. En un informe de la administracion de Fernando VII se refleja la vision en España al respecto en 1815, y deja bien a las claras –por encima de impresiones personales o nacionalistas de algunos historiadores españoles- cómo se observaron en España los movimientos de las Diputaciones vascas, los órganos de gobierno autónomos, ante la oleada turística francesa:
“Puede asegurarse que todo allí (País Vasco peninsular) es mirado como contrafuero, si no lo disponen o mandan las autoridades naturales del país (en realidad como les ocurrió a los españoles con los franceses). La Diputación permanente ejerce en ellas un poder colosal; no parece haberse establecido con otro objeto que el de oponerse a las medidas de gobierno y conservar aquel país aislado de todas las relaciones con la autoridad soberana de Vuestra Majestad y con el bien general de Reino. ¿Qué hay de común con las demás provincias de España? Nada absolutamente. Las leyes distintas; el gobierno, todo suyo (como el de los españoles); las contribuciones, ningunas (esto era falso, estaban las levas, Cajas, Alcabalas etc.); el comercio, sin reglamentos y del todo franco (lo de que no había reglamento tampoco era cierto, pero no era el español); las aduanas, infructuosas (para el imperialismo); la hidalguía o nobleza solariega, universales; los establecimientos, suyos; los beneficios, todos patrimoniales: ¿Cómo de esta suerte pueden considerarse una parte integrante de las Monarquía española, si no están sujetos a sus leyes, ni a sus cargas, ni a sus obligaciones?". De estos polvos vinieron poco después los lodos de la Primera Guerra Carlista.