Si no he entendido mal, no se trata de darle autoridad a los profes, sino de considerarlos autoridad a la hora de castigar una agresión. Hasta ahora se saldaba con una simple multa de poco más de 100 euros -muy barato por partirle la cara a alguien-, con esta medida cabe la pena de prisión. Hablando de padres, la primera vez, seguramente no pase de los dos años necesarios para ingresar. Pero como se reincida o se tenga otra condena por conducir borracho, por ejemplo, ya la cosa se complica. No estaría mal sustituir la condena al padre por uno o dos meses cuidando a los niños durante el recreo o sentado en clase con su "angelito". Me gustaría saber lo que opina de esta medida el juez de Granada*.
Por supuesto no va a arreglar el problema de fondo. No va a curar la gripe, pero puede aliviar un síntoma. Y si un padre se lo piensa dos veces antes de dar un sopapo, bienvenida sea.
Un síntoma nuevo. Nací a finales de los 60. Los niños que eran "problemáticos" lo eran por respondones e irrespetuosos, no por agresores. En todos mis años de estudio sólo vi a uno pegarle una patada a la seño cuando estábamos en 2 de EGB (6/7 años) y a un alumno de BUP levantarle la mano a un profesor. En ambos casos nos quedamos de piedra, por lo inaudito y por el hecho en si.
El profesor cogió al alumno por el pezcuezo y ahí quedó todo. No hizo falta más para dejar claro al alumno (y a todos los demás), hasta dónde podía llegar. Hoy es impensable: el profesor sería agredido primero por el padre, después por el sistema educativo y, finalmente, por la Ley del Menor.
A nosotros sí nos defendían los profesores, hasta el punto de parar la clase del agresor para ir a pedirle explicaciones, o volar un bofetón si pillaba en caliente. Pero claro, el profesor se sentía a su vez defendido. El profesor, y el padre cuando daba otra galleta de propina al hijo.
Que sí, que en la Antigua Grecia y en Roma ya los
viejunos se quejaban de los jóvenes. Pero como dije en otro post, Grecia y Roma se fueron ATPC y no han vuelto a levantar cabeza. Todo tiene un límite y cuando se traspasa...
Lo que me pregunto es en qué momento se ha perdido el norte. Los que han hecho esas leyes y esos sistemas educativos, son personas (año arriba, año abajo) de mi generación. Somos nosotros los que hemos creado estos monstruos maleducados, los que nos hemos tragado el rollo de los "rincones de pensar", los que hemos aceptado la imposición de experimentos educativos. Y somos incapaces de corregirlo.
(*) Sobre el mencionado juez:
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