Von Riné
Madmaxista
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La leyenda de las amazonas es una de las más asentadas de la mitología griega. Si hay un pueblo que pudo inspirar las historias de aquellas feroces guerreras, ese es el de los escitas. Un nuevo análisis de ADN de los restos de un guerrero hallado en 1988 han servido para engrosar las filas de las legendarias amazonas.
De hecho, no es la primera vez que aparecen restos de guerreras escitas en lo que hoy es Rusia. El año pasado se encontró una tumba con los restos de dos mujeres escitas, una de ellas llevaba un adorno floral de oro en la cabeza, pero la otra portaba dos lanzas y fue enterada en una postura como si montara a caballo. Hallazgos como ese ha llevado a los arqueólogos de la Academia Rusa de Ciencias a practicar un análisis del cuerpo del guerrero escita hallado en 1988.
Su tumba apareció en lo que hoy es Tuva, en Siberia. Alrededor del cuerpo había un hacha, un arco y un carcaj con 10 flechas. Su cuerpo fue enterrado en un ataúd muy bien sellado, por lo que los restos quedaron momificados y llegaron a la actualidad en un excelente estado de preservación.
La cantidad de armas alrededor del guerrero hicieron asumir que se trataba de un hombre, pero no era así. El análisis de ADN ha revelado que no solo es una mujer, sino que apenas contaba con 14 años cuando murió. Aparte de sus armas, la joven llevaba pantalones y un grueso abrigo largo de piel confeccionado con parches de piel de un roedor llamado Jerbo. El examen de ADN no ha permitido discernir las causas de la fin, pero los investigadores esperan averiguarlo con más pruebas forenses.
Los escitas fueron un grupo de pobladores nómadas de origen iaraní que se extendieron por gran parte de Asia, Rusia y Europa hacia el siglo séptimo antes de Cristo. Aunque no tenían un gobierno centralizado, su ferocidad en batalla los hizo extenderse desde Los Cárpatos al centro de China y Siberia. Su cultura ra nómada y se basaba en la cría de caballos, la guerra y el comercio.
El historiador griego Herodoto menciona a los escitas y escribe que las amazonas llegaron a combatirlos, pero la realidad fue que probablemente las amazonas eran también parte de esos pueblos siempre en guerra unos con otros. Los historiadores estiman que un tercio de las mujeres escitas eran guerreras. Buena prueba de ello son sus cuerpos. No solo aparecen rodeados de las armas que portaron en vida, sino que muchas de ellas tienen marcas de heridas de guerra idénticas a las de sus contrapartidas masculinas. Se sabe también que ls mujeres escitas se tatuaban complejos dibujos representando los animales que habían cazado o sus victorias en la batalla.
Fuente: Gizmodo
De hecho, no es la primera vez que aparecen restos de guerreras escitas en lo que hoy es Rusia. El año pasado se encontró una tumba con los restos de dos mujeres escitas, una de ellas llevaba un adorno floral de oro en la cabeza, pero la otra portaba dos lanzas y fue enterada en una postura como si montara a caballo. Hallazgos como ese ha llevado a los arqueólogos de la Academia Rusa de Ciencias a practicar un análisis del cuerpo del guerrero escita hallado en 1988.
Su tumba apareció en lo que hoy es Tuva, en Siberia. Alrededor del cuerpo había un hacha, un arco y un carcaj con 10 flechas. Su cuerpo fue enterrado en un ataúd muy bien sellado, por lo que los restos quedaron momificados y llegaron a la actualidad en un excelente estado de preservación.
La cantidad de armas alrededor del guerrero hicieron asumir que se trataba de un hombre, pero no era así. El análisis de ADN ha revelado que no solo es una mujer, sino que apenas contaba con 14 años cuando murió. Aparte de sus armas, la joven llevaba pantalones y un grueso abrigo largo de piel confeccionado con parches de piel de un roedor llamado Jerbo. El examen de ADN no ha permitido discernir las causas de la fin, pero los investigadores esperan averiguarlo con más pruebas forenses.
Los escitas fueron un grupo de pobladores nómadas de origen iaraní que se extendieron por gran parte de Asia, Rusia y Europa hacia el siglo séptimo antes de Cristo. Aunque no tenían un gobierno centralizado, su ferocidad en batalla los hizo extenderse desde Los Cárpatos al centro de China y Siberia. Su cultura ra nómada y se basaba en la cría de caballos, la guerra y el comercio.
El historiador griego Herodoto menciona a los escitas y escribe que las amazonas llegaron a combatirlos, pero la realidad fue que probablemente las amazonas eran también parte de esos pueblos siempre en guerra unos con otros. Los historiadores estiman que un tercio de las mujeres escitas eran guerreras. Buena prueba de ello son sus cuerpos. No solo aparecen rodeados de las armas que portaron en vida, sino que muchas de ellas tienen marcas de heridas de guerra idénticas a las de sus contrapartidas masculinas. Se sabe también que ls mujeres escitas se tatuaban complejos dibujos representando los animales que habían cazado o sus victorias en la batalla.
Fuente: Gizmodo