46 millones de pobres en Estados Unidos : Desmontando el mito.

maolito

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En septiembre de 2011, la Oficina del Censo dio a conocer su informe anual de la pobreza, el cual declara que 46,2 millones de personas, o lo que es lo mismo, aproximadamente uno de cada siete americanos era pobre en 2010 [1]. Las cifras habían aumentado bruscamente al compararlas con las del año anterior que eran de 43.6 millones. A pesar de que la recesión actual ha aumentado el número de pobres, los altos índices de pobreza son anteriores a la recesión. En la mayoría de los años de las dos últimas décadas, la Oficina del Censo ha declarado que al menos 35 millones de americanos vivían en situación de pobreza.
Sin embargo, ¿qué significan estos números realmente? ¿Qué significa ser pobre en Estados Unidos? Para la mayoría de los americanos, la palabra “pobreza”, sugiere casi indigencia: incapacidad para proporcionar alimentos nutritivos, ropa o un refugio razonable para la propia familia. Por ejemplo, la encuesta “Pulso de la Pobreza” patrocinada por la Campaña Católica para el Desarrollo Humano en 2005, preguntaba al público en general: “¿Cómo describiría ser pobre en Estados Unidos?” La abrumadora mayoría de respuestas se centraron en la falta de hogar, el hambre o no poder comer adecuadamente y no ser capaz de satisfacer las necesidades básicas [2]. Sin embargo, si la pobreza significa falta de alimentos nutritivos, una vivienda climatizada adecuada y prendas de vestir, serían relativamente pocas las personas que podrían calificarse como pobres entre los 46 millones identificadas como “en situación de pobreza” por la Oficina del Censo.
El informe sobre la pobreza elaborado por la Oficina del Censo es ampliamente difundido por la prensa. Lamentablemente, el informe sólo ofrece un simple recuento del número de americanos que el gobierno define como pobres. No proporciona ni los datos ni la descripción de sus verdaderas condiciones de vida.
Sin embargo, varios estudios federales sí proporcionan información detallada sobre las condiciones de vida de los pobres [3]. Estos estudios nos dan un sentido muy diferente de la pobreza de los americanos. Ponen de manifiesto que el verdadero nivel de vida de los pobres en Estados Unidos, (en términos de comodidades en el hogar, la vivienda, el consumo de alimentos y la nutrición) es mucho mayor de lo esperado.
Estas encuestas muestran que la mayoría de las personas a quienes el gobierno define como “en la pobreza” no son realmente pobres en el sentido ordinario del término. Si bien las penurias materiales sí existen en Estados Unidos, su alcance y gravedad están dentro de un ámbito restringido. Lamentablemente, la prensa rara vez informa sobre estos detallados estudios acerca de las condiciones de vida.

Comodidades en los hogares pobres

El Gráfico 1 muestra la propiedad de bienes duraderos de consumo de hogares pobres según los datos del Estudio de Vivienda Americana de 2009 [4], que fue llevado a cabo por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos y la Oficina del Censo así como el Estudio sobre Consumo de Energía Residencial de 2009, llevado a cabo por el Departamento de Energía de Estados Unidos [5].
Estos informes muestran que:
  • El 80% de los hogares pobres tiene aire acondicionado. Por el contrario, en 1970, sólo el 36% de la población de Estados Unidos disfrutaba de aire acondicionado.
  • El 92% de los hogares pobres tiene un microondas.
  • Cerca de las tres cuartas partes tienen un auto o una camioneta y el 31% tiene dos o más autos o camionetas.
  • Casi dos tercios tienen televisión por cable o satélite.
  • Dos tercios tienen al menos un aparato DVD y el 70% tiene uno de video.
  • La mitad tiene una computadora personal y uno de cada siete tiene dos o más computadoras.
  • Más de la mitad de las familias pobres con niños tienen un sistema de videojuegos, como la Xbox o la PlayStation.
  • El 43% usa servicios de Internet.
  • El 40% tiene una máquina lavaplatos.
  • Una tercio tiene un televisor gigante de plasma o LCD.
  • Alrededor de una cuarta parte tiene grabadora de video digital (como TiVo)
  • Más de la mitad tiene teléfono celular.


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Por supuesto, casi todos los hogares pobres tienen comodidades estándar tales como televisores a tonalidad, teléfonos y el área de la cocina está equipada con cocina, horno y refrigeradora.
En 2005, más de la mitad de los hogares pobres tenían por lo menos cinco de las siguientes diez comodidades: una computadora, televisión por satélite o cable, aire acondicionado, servicio de Internet, un televisor de pantalla gigante, equipo estéreo, impresora, congelador o una segunda refrigeradora, microondas y al menos un televisor a tonalidad. Una cuarta parte de los pobres tenía siete o más de estos 10 elementos en sus hogares (Ver Gráfico 2).


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La combinación exacta de estas diez comodidades, obviamente, variaban de un hogar pobre a otro. El hogar pobre promedio (con cinco de las 10 comodidades) comúnmente tenía aire acondicionado, televisión por cable, equipo estéreo, microondas y al menos un televisor.
Desde 2005 se ha incrementado significativamente la proporción de hogares pobres que cuenta con aire acondicionado, computadoras, televisores con pantalla gigante, servicios de Internet y microondas. Hoy en día, es probable que la mayoría de los hogares pobres tenga por lo menos seis de los diez artículos.


Mejora constante de las condiciones de vida

¿Son los números en el Gráfico 1 una casualidad? ¿Y estos números se han visto inflados por familias de clase trabajadora con muchas comodidades en el hogar pero que han perdido sus empleos a causa de la recesión y temporalmente se han unido a las filas de los pobres? No. Los datos indican que la amplia gama de comodidades modernas en las casas de los pobres es el resultado de décadas de progreso constante en el nivel de vida de los pobres. Año tras año, los pobres tienden a estar mejor. Artículos de consumo que antes eran un lujo o compras importantes para la clase media hace algunas décadas se han vuelto algo común en los hogares pobres.
En parte, esto se debe a la normal tendencia a la baja de los precios después del lanzamiento de un nuevo producto. Al principio, los nuevos productos tienden a ser caros y, por lo tanto, disponibles solamente para la clase pudiente. Con el tiempo, los precios caen considerablemente y el producto satura al conjunto de la población incluyendo a los hogares pobres. Como regla general, los hogares pobres tienden a obtener las comodidades modernas cerca de una docena de años después que la clase media. Hoy en día, las familias más pobres tiene comodidades que no hace demasiado tiempo eran compras importantes, incluso inaccesibles, para la clase media.
Los progresistas utilizan el descenso relativo de los precios de muchas comodidades para argumentar que no es gran cosa que los hogares pobres tengan aire acondicionado, computadoras y televisión por cable. Ellos sostienen que aunque la mayoría de las familias pobres tienen casas llenas de comodidades, la familia pobre promedio aún sufre graves carencias con respecto a necesidades básicas, como alimentación, nutrición y vivienda [6]. Si bien este resultado es teóricamente posible, este documento demuestra que este no es el caso. De hecho, la inmensa mayoría de los hogares pobres tienen un adecuado y razonablemente estable suministro de alimentos, no pasan hambre y están bien alojados.


La pobreza y la malnutrición

La malnutrición (también llamada desnutrición) es una reducida condición de salud debido a una escasez crónica de calorías y nutrientes. Hay poca o ninguna evidencia de desnutrición debida a la pobreza en Estados Unidos. A menudo se cree que la falta de recursos financieros obliga a las personas pobres a alimentarse con una dieta de mala calidad, deficiente en nutrientes y alta en grasa, pero los datos de la encuesta muestran que la densidad de nutrientes (cantidad de vitaminas, minerales y proteínas por cada kilocaloría de alimento) no varía a causa de la clase de ingresos [7]. Tampoco los pobres consumen más dietas altas en grasas que los miembros de la clase media. El porcentaje de personas con alto consumo de grasa (en porcentaje total de calorías) es prácticamente el mismo entre las personas de bajos ingresos y los de renta media alta [8]. Sin embargo, el consumo excesivo de calorías es un problema importante entre los pobres al igual que lo es para la población de Estados Unidos en general.
El examen del consumo promedio de nutrientes entre los americanos revela que la edad y el sesso juegan un papel mucho mayor que los de la clase de ingresos a la hora de determinar el consumo nutricional. Por ejemplo, la ingesta de nutrientes por parte de mujeres adultas de clase media alta (ingresos por encima de un 350% del nivel de pobreza: alrededor de unos $76,000 para una familia de cuatro en términos monetarios actuales) se parece bastante más al consumo de mujeres pobres que al de hombres, niños o adolescentes de clase media alta [9]. El consumo medio de nutrientes de los niños en edad preescolar de clase media alta es prácticamente idéntico al de los niños pobres en edad preescolar, pero no lo es al de adultos o niños mayores de la clase media alta.
Este mismo patrón se aplica a los varones adultos, adolescentes y la mayoría de los otros grupos tanto de edad como de género. En general, los niños de 0-11 años de edad tienen el mayor nivel promedio de ingesta de nutrientes en relación con la cantidad diaria recomendada, seguido por los adultos y los varones adolescentes. Las adolescentes y mujeres adultas tienen el nivel más bajo de consumo. Este patrón es válido en todos los casos, independientemente de la clase económica.

La nutrición y los niños pobres. Las encuestas del gobierno proporcionan pocas pruebas sobre una desnutrición generalizada entre niños pobres. De hecho, muestran que el consumo promedio de alimentos de los pobres se parece mucho al consumo de la clase media alta. Los niños de familias con ingresos por debajo del nivel de pobreza en realidad consumen más carne que los niños de familias de clase media alta.

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La Tabla 1 muestra el promedio de ingesta de proteínas, vitaminas y minerales, como un porcentaje de la cantidad diaria recomendada entre los niños pobres y los de clase media en distintas edades [10]. El consumo de nutrientes es muy similar entre niños pobres y los de clase media y está, en general, muy por encima del nivel diario recomendado. Por ejemplo, la ingesta de proteínas (un alimento relativamente caro) de los niños pobres promedio está entre el 150% y el 267% de la cantidad diaria recomendada.
Cuando aparecen deficiencias de vitaminas y minerales específicos (por ejemplo, entre chicas adolescentes), tienden a ser muy similares para los pobres y para la clase media. Mientras que el promedio de las adolescentes pobres, tiende a un bajo consumo de vitamina E, vitamina B-6, calcio, fósforo, magnesio, hierro y zinc, el bajo consumo de estos mismos alimentos es prácticamente idéntico que el que aparece entre chicas de clase media alta. En este sentido, el Departamento de Agricultura (Departamento de Agricultura ) informa que no hay diferencia en la calidad de la dieta entre los niños de ingresos altos y bajos, como fue medido por su propio índice de alimentación saludable [11].

Peso y estatura de los niños pobres

Como promedio, los niños pobres están muy bien alimentados y no existe una evidencia significativa de desnutrición generalizada. Por ejemplo, dos de los indicadores de desnutrición entre los jóvenes son la “delgadez” (peso bajo para su talla) y retraso en el crecimiento (talla baja para su edad). Estos problemas son raros o inexistentes entre los niños americanos pobres.
La generalizada buena salud de los niños pobres de Estados Unidos puede ser ilustrada usando comparaciones internacionales. La Tabla 2 proporciona datos sobre el tamaño de los niños basándose en la Base de Datos Mundial sobre el Crecimiento Infantil de la Organización Mundial de la Salud (OMS): Se considera a los niños como pequeños o con retraso en el crecimiento, si su altura está por debajo del nivel percentil de 2.3 del índice estándar de altura en relación con la edad [12]. La Tabla 2 muestra el porcentaje de niños menores de cinco años de edad en los países en desarrollo considerados con retraso en el crecimiento según este criterio.
En los países en desarrollo, alrededor del 43% de los niños tienen retraso en el crecimiento. En África, más de un tercio de los niños pequeños se ven afectados; en Asia, casi la mitad [13]. Por el contrario, en Estados Unidos, alrededor de un 2.6% de los niños de hogares pobres tienen retraso, según el criterio estándar comparable a un ritmo sólo ligeramente por encima del estándar esperado para niños sanos y bien alimentados [14]. Si bien la preocupación por el bienestar de los niños pobres de Estados Unidos siempre es prudente, los datos ponen de relieve lo grandes y bien alimentados que están los niños americanos pobres según estándares mundiales.
A lo largo de este siglo, las mejoras en la nutrición y la salud han propiciado aumentos en el ritmo de crecimiento y en la fundamental altura y peso de los niños americanos. Los niños pobres se han beneficiado claramente de esta tendencia. Hoy en día, los niños pobres en edades de entre 18 y 19 son realmente más altos y fornidos ​​que los chicos con edad similar de la población general de Estados Unidos de finales de los años 50. Son una pulgada/2.5 centímetros más altos y tienen alrededor de diez libras/cinco kilos más que los soldados de la misma edad que lucharon en la Segunda Guerra Mundial y son casi dos pulgadas/cinco centímetros más altos y veinte libras/diez kilos más fornidos que los soldados de infantería americanos durante la Primera Guerra Mundial [15].


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La pobreza y la coherencia del suministro de alimentos


La mayoría de los americanos pobres no están desnutridos, por el contrario, experimentan abundancia de alimentos con el paso del tiempo en lugar de una falta crónica de alimentos. Sin embargo, a pesar de que los pobres tienen en general un amplio suministro de alimentos, algunos sufren de escasez temporal de estos. Por ejemplo, incluso si una familia pobre tiene un adecuado o buen suministro general de alimentos, medido durante un periodo moderado de tiempo, puede que todavía necesite reducir las comidas o quedarse sin ellas si se agotan las estampillas de comida al final del mes. Este problema de escasez temporal de alimentos lleva a algunos a afirmar que hay “hambruna” generalizada en Estados Unidos [16].

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La profunda recesión actual y los prolongados niveles de alto desempleo han hecho que sea mucho más difícil para las familias tener un suministro constante de alimentos. Muchas familias se han visto obligadas a comer alimentos menos costosos de lo que estaban acostumbradas a comer. Sin embargo, los datos de la encuesta del Departamento de Agricultura muestran que la mayoría de los hogares pobres o no pobres no sufren, ni siquiera de forma temporal, de escasez de alimentos [17]. Como muestra el Gráfico 3, durante la recesión de 2009, el 95% de los hogares de Estados Unidos informaba de que tenía “suficientes alimentos para comer”, aunque no siempre el tipo de alimentos que habría preferido. Alrededor del 3.9% de todas las familias informó de que “a veces” no tenía suficientes alimentos para comer, mientras que 1% dijo que “a menudo” no tenía suficiente comida [18].
Entre los pobres, las cifras son ligeramente inferiores: el 83.4% de los hogares pobres afirmó que siempre había “suficientes alimentos para comer”, aunque un 38% de ellos no siempre tenía los alimentos que habría preferido. Alrededor del 13% de los hogares pobres declaró que “a veces” no tenía suficientes alimentos y el 3.7% dijo que “a menudo” no tenían suficiente comida [19]. La conclusión es que, aunque una parte importante de hogares pobres informó acerca de una escasez temporal de alimentos, cinco de cada seis hogares pobres dijeron que tenían suficientes alimentos para comer, incluso en medio de una recesión.


La pobreza y la escasez temporal de alimentos

El Departamento de Agricultura también mide la escasez temporal de alimentos en los hogares, una condición que se llama “seguridad alimenticia muy baja” [20]. Según el Departamento de Agricultura, en los hogares con seguridad alimenticia muy baja, “los patrones alimenticios de uno o más miembros del hogar se vieron interrumpidos y su ingesta de alimentos fue reducida, por lo menos en algún momento del año porque no podían cubrir los gastos para alimentarse” [21].
A veces, estos hogares se preocupaban por que los alimentos se pudieran agotar, comían una dieta desequilibrada y dependían de alimentos más baratos. Además, los adultos solían racionar la cantidad de sus comidas o se las saltaban para ahorrar dinero. En la mayoría de estos hogares, los adultos informaron sentir hambre en algún momento, pero que no comieron debido a la falta de alimentos [22]. En la gran mayoría de los hogares con seguridad alimenticia muy baja, los adultos comían menos para proteger a los niños de la reducción de la ingesta de alimentos.
La seguridad alimenticia muy baja es casi siempre un problema intermitente y episódico en las familias en lugar de ser un problema crónico. La familia promedio con seguridad alimenticia muy baja experimentó la interrupción de la ingesta de alimentos en siete meses del año, de uno a siete días al mes [23].

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Tal como el Gráfico 4 muestra, aproximadamente uno de cada cinco hogares pobres (18.5%) experimentó una seguridad alimenticia muy baja o interrupciones temporales y reducciones en el consumo normal de alimentos en al menos un mes durante el año 2009 [24]. En algún momento durante el mismo período, un 3.9% de niños pobres también experimentó una seguridad alimenticia muy baja [25]. Dicho en otros términos, incluso durante una recesión severa, cuatro de cada cinco hogares pobres y el 96% de los niños pobres no experimentaron ninguna reducción significativa o interrupciones en la ingesta de alimentos durante el año.


La pobreza y el hambre

El Departamento de Agricultura también hace preguntas específicas acerca del “hambre”. (Ver Gráfico 5). Por ejemplo, en 2009, el Departamento de Agricultura preguntó a adultos pobres: “En los últimos 12 meses, ¿alguna vez tuvo hambre, pero no comió porque no había suficiente dinero para comprar comida?”. Incluso en medio de una recesión severa, el 82% de los adultos pobres informaron que no tuvieron hambre, en ningún momento del año anterior debido a la falta de dinero para comprar alimentos [26].


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En 2009, el Departamento de Agricultura también preguntó a padres que vivían en situación de pobreza que respondieran a la siguiente pregunta acerca de sus hijos: “¿En los últimos 12 meses, los niños pasaron hambre alguna vez, pero Uds. simplemente no podían permitirse más comida?” Alrededor del 96% de los padres pobres respondió que sus hijos en ningún momento habían pasado hambre durante el año anterior, debido a la falta de recursos alimentarios. Sólo el 4% de los padres pobres respondió que sus hijos habían pasado hambre en algún momento del año [27].



La pobreza y la carencia de vivienda

Con frecuencia, los principales medios de comunicación y grupos activistas confunden pobreza con no tener vivienda. Las noticias sobre la pobreza a menudo presentan familias sin hogar que viven “en la calle” [28]. Esta descripción es gravemente engañosa, ya que sólo una pequeña parte de las personas “que viven en situación de pobreza” se quedarán sin hogar en el tras*curso de un año. La inmensa mayoría de los pobres reside todo el año, sin estar apretados, en viviendas que se encuentran en buen estado.
El Informe de Evaluación Anual Sobre la Carencia de Vivienda de 2009 publicado para el Congreso por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (HUD) establece que, en una noche dada en 2009, alrededor de unas 643,000 personas en Estados Unidos carecieron de vivienda (sin domicilio fijo) [29].Esto significa que en un momento dado, una de cada 470 personas de la población general o una de cada 70 personas con ingresos por debajo del nivel de pobreza no tenía vivienda [30].
Es más, dos tercios de las 643,000 personas sin vivienda permanecieron en refugios de emergencia o en viviendas tras*itorias. Solamente 240,000 se quedaron sin refugio, lo que significa que estas personas “sin techo” se quedaron “en la calle”, viviendo en autos, edificios abandonados, callejones, parques, o lugares similares [31] En algún momento del año 2009, aproximadamente una persona de cada 1,250 de la población general o una de cada 180 personas pobres se quedó sin hogar en el sentido literal de estar en la calle y sin refugio.

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La carencia de vivienda es generalmente una condición tras*itoria. Las personas normalmente al perder su vivienda permanecen en un refugio de emergencia por unas pocas semanas o meses y luego reingresan a una vivienda permanente. El carácter tras*itorio de la carencia de vivienda significa que muchas más personas llegan a estar temporalmente sin vivienda durante el tras*curso de un año que la cantidad de personas sin vivienda que se da en algún momento dado de ese año. Por lo tanto, el HUD informa de que 1.56 millones de personas permanecieron en una vivienda de emergencia o de tras*ición por lo menos una noche durante el año 2009 [32]. El total de todo el año de las personas que han permanecido en un refugio u vivienda de tras*ición fue casi cuatro veces mayor que el de las 403,000 que residieron en esas instalaciones en una noche normal [33].
Basándose en los datos sobre el uso de refugios de todo el año, más o menos una persona entre 195 de la población general permaneció en un refugio tras*itorio o de emergencia por lo menos una noche dentro un periodo total de 12 meses. Aproximadamente una de cada 25 personas pobres (el 4% de todas las personas pobres) permaneció en un refugio tras*itorio o de emergencia por lo menos una noche en el total de un año [34].
A pesar de que las noticias a menudo sugieren que pobreza y carencia de vivienda es casi lo mismo, esto es incorrecto. En realidad, la brecha entre las condiciones de vida de una persona sin vivienda y la típica vivienda pobre es proporcionalmente tan grande como la brecha que existe entre los hogares pobres y los de una familia de clase media de los suburbios.

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Condiciones de vivienda y pobreza

Cuando los medios de comunicación no pintan a los pobres como personas sin vivienda, entonces nos los presentan a menudo como personas que viven en pésimas condiciones, como por ejemplo hacinados, en una ruinosa casa móvil. Una vez más, los datos de la encuesta del gobierno ofrecen una imagen muy diferente. Los americanos pobres, en su gran mayoría, viven en casas convencionales o apartamentos que se encuentran en buen estado. Como muestra el Gráfico 6, el 49.5% de los hogares pobres vive en casas unifamiliares ya sean viviendas individuales o en línea. Otro 41% vive en apartamentos y un 9.5% vive en casas móviles [35].

Pobreza y hacinamiento
Tanto la población general de Estados Unidos como los pobres en Estados Unidos viven en hogares muy espaciosos. Tal como se muestra en la Tabla, el 71% de todos los hogares de Estados Unidos tiene dos o más habitaciones por inquilino. Entre los pobres, esta cifra es del 65%.
El hacinamiento es muy raro. Sólo el 2.2% de todos los hogares y el 6.2% de los hogares pobres se encuentran apretados con menos de una habitación por persona [36]. Por el contrario, el reformador social Jacob Riis, escribiendo sobre las condiciones de vida en la ciudad de Nueva York alrededor de 1890, describió familias hacinadas con cuatro o cinco personas por habitación y con unos 1.85 metros cuadrados de espacio habitable por persona [37].

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Espacio habitable: Europa frente a Estados Unidos

Otra forma de medir el espacio habitable es ver la superficie de una vivienda. Como el Gráfico 6 y la Tabla 5 muestran, las casas y departamentos de Estados Unidos son, en promedio, mucho más grandes que la de sus homólogos europeos. Con 2,171 pies cuadrados de espacio habitable, el promedio de un hogar de Estados Unidos es más del doble del tamaño del hogar promedio en Europa, incluidos los de los países con las economías más desarrolladas, como Suecia (999 pies cuadrados), Francia (980 pies cuadrados), Alemania (968 pies cuadrados) y el Reino Unido (935 pies cuadrados) [38]. Al dividir el espacio total de la vivienda por el número de personas que viven allí da el resultado del espacio habitable por persona. Con esta medida, el promedio del espacio de la vivienda de Estados Unidos tiene más del doble que el espacio de la vivienda de la familia europea media.

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Espacio habitable: Los europeos frente a los americanos pobres

El Gráfico 7 y la Tabla 5 muestran que, en promedio, las viviendas de los americanos pobres son alrededor dos tercios del tamaño de la vivienda promedio de Estados Unidos. Sin embargo, los 1,400 pies cuadrados de la casa americana pobre promedio son sustancialmente más grandes que la vivienda promedio en todos los países europeos, salvo Luxemburgo. Por ejemplo, la vivienda promedio de los americanos pobres es un 40% mayor que la unidad de vivienda promedio de Suecia (999 pies cuadrados). (Esta comparación es entre americanos pobres y el ciudadano europeo promedio de entre toda la población de cada nación europea, no entre los europeos pobres).

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Los hogares pobres de Estados Unidos tienden a tener más miembros en comparación con el promedio que tienen los hogares europeos, sin embargo, como muestra la Tabla 5, con 47.85 metros cuadrados por persona, el americano pobre promedio tiene más espacio que el ciudadano promedio (no sólo los pobres) de todas las naciones europeas a excepción de Luxemburgo y Dinamarca.

La pobreza y la posesión en propiedad de la vivienda

La Encuesta de la Vivienda Americana (AHS) informa de que aproximadamente el 41% de las familias pobres tiene su vivienda en propiedad. La vivienda en propiedad promedio de las personas clasificadas como pobres por la Oficina del Censo es una casa de tres dormitorios con un baño completo y un medio baño, un garaje y un porche o patio. El valor promedio de las viviendas en propiedad de los hogares pobres era de $100,000 en 2009, o sea el 60% del valor promedio de todas las viviendas en propiedad de Estados Unidos [39].

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El resto de las familias pobres vivían en una vivienda de alquiler. Como muestra el Gráfico 8, aproximadamente una quinta parte de todos los hogares pobres vivían en una vivienda de alquiler subvencionada por el gobierno. Alrededor del 41% vive en apartamentos alquilados o en casas sin la ayuda del gobierno [40].

Calidad del alojamiento
Por supuesto, la vivienda de los hogares pobres de Estados Unidos podrá ser amplia, pero estar en un estado ruinoso o inseguro. Sin embargo, el AHS indica lo contrario. Por ejemplo, la encuesta informa de que sólo una pequeña parte de los hogares pobres (3.1%) y un porcentaje aún menor del total de hogares (1.7%) tienen “graves problemas materiales”. El mayor y más común de los problemas es tener un baño compartido, lo cual ocurre cuando los ocupantes carecen de un cuarto de baño privado y tienen que compartirlo. Esta condición afecta a alrededor del 1% de todos los hogares de Estados Unidos y al 1.4% de los hogares pobres. El 1% de todos los hogares y un 2% de los hogares pobres tienen otros “problemas materiales graves”. El más común es las repetidas averías de la calefacción [41].
El AHS también indica que el 6.8% de los pobres y el 3.5% del total de los hogares tienen “moderados problemas materiales”. Los problemas moderados más comunes son problemas materiales de mantenimiento, la falta de una cocina completa y el uso de calefactores de aceite sin ventilación, de queroseno, o de gas como la principal fuente de calor [42].

Necesidades esenciales

Aunque el público equipara pobreza con carencias físicas, la inmensa mayoría de los hogares pobres no experimenta ningún tipo de privación física. El 70% de los hogares pobres informa que durante el curso del año pasado fueron capaces de cumplir con “todos los gastos esenciales”, incluyendo hipoteca, alquiler, facturas de servicios públicos y la atención médica importante. Aunque en general se supone que los pobres no pueden obtener atención médica, sólo el 13% de los hogares pobres informan de que un miembro de la familia necesitó ir al doctor o al hospital en algún momento durante el año anterior, pero no pudo hacerlo porque la familia no podía cubrir los gastos [43].


Interpretación pública de la pobreza

En 2005, la típica familia pobre, tal como la define el gobierno federal, tenía aire acondicionado y un auto. Para el entretenimiento, el hogar tenía dos televisores a tonalidad, TV por cable o por satélite, un aparato DVD y uno de video. En la cocina, tenía una refrigeradora, una cocina con horno y un microondas. Otras comodidades del hogar incluían lavadora, secadora, ventiladores de techo, teléfono inalámbrico y cafetera. La familia era capaz de obtener atención médica cuando lo necesitaba. Sus casas estaban en buenas condiciones y no vivían apretados. Tal y como informaban ellos mismos, la familia no pasaba hambre y tuvieron fondos suficientes durante el pasado año para satisfacer todas las necesidades esenciales [44].
La inmensa mayoría de los americanos no considera como pobre a una familia que vive en estas condiciones. Por ejemplo, una encuesta realizada en junio de 2009 preguntó a una muestra representativa de la opinión pública nacional si estaba de acuerdo o en desacuerdo con la siguiente declaración: “Una familia en Estados Unidos que tiene una casa o apartamento decente donde se vive sin estar apretados, alimentos abundantes para comer, acceso a la atención médica, un auto, televisión por cable, aire acondicionado y un microondas en el hogar no debería ser considerada pobre” [45]. El 80% de los republicanos y el 77% de los demócratas estuvieron de acuerdo en que una familia que vive en esas condiciones de vida no debería ser considerada pobre.


Los Informes del Censo sobre la Pobreza: engañosos e incorrectos

Sin embargo, cada año, la Oficina del Censo emite un informe que afirma que más de 35 millones de americanos viven en situación de pobreza. El informe anual es deficiente en dos aspectos.
En primer lugar, no proporciona ninguna información sobre las condiciones de vida de las personas identificadas como pobres. Simplemente dice que un número determinado de personas son pobres, sin dar ninguna información sobre lo que significa la pobreza en el mundo real. Una descripción detallada de las condiciones de vida de los pobres mejoraría en gran medida el criterio del público. De hecho, sin una descripción detallada de las condiciones de vida, las discusiones públicas sobre la pobreza no tienen sentido.
En segundo lugar, el informe del Censo subestima de forma categórica los recursos económicos proporcionados a las personas pobres. La Oficina del Censo afirma que un hogar es pobre si sus “ingresos de dinero” caen por debajo de un umbral determinado. En 2010, el umbral de pobreza según ingresos de una familia de cuatro personas era $22,314. Sin embargo, en el conteo de los ingresos monetarios de dichos hogares, la Oficina del Censo prácticamente ignora todas las ayudas del Estado de Bienestar. Por ejemplo, hay más de 70 programas de asistencia social según ingresos que proporcionan dinero en efectivo, alimentos, vivienda, atención médica y servicios sociales a personas pobres y de bajos ingresos [46], incluida la Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF), el Ingreso de Seguridad Suplementario (SSI), el Crédito Fiscal por Ingreso Devengado (EITC), las estampillas de comida, el programa de Alimentos para Mujeres, Infantes y Niños (WIC), la vivienda pública y Medicaid. (La Seguridad Social y el Medicare no son programas de asistencia social según ingresos).
En 2008, los gobiernos estatales y el federal gastaron $714,000 millones en programas de asistencia social según ingresos, pero la Oficina del Censo registró solamente el 4% de este dinero como ingresos monetarios para determinar si un hogar era pobre. La conclusión es que los recursos económicos disponibles para las personas pobres son mucho mayores que las afirmaciones del informe.
De hecho, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos concluye que una quinta parte de los hogares con más bajos ingresos parece gastar $1.87 por cada $1.00 de los ingresos que la Oficina del Censo dice que ellos reciben. Si la atención médica gratuita y los subsidios a la vivienda pública dada a estos hogares se contaran, la diferencia entre gastos e ingresos sería aún mayor [47].


¿Fue la Guerra contra la Pobreza un éxito?

En 2010, el gobierno gastó $871,000 millones en asistencia social según ingresos. Esto equivale a cerca de $9,000 para cada pobre americano o persona de bajos ingresos. Muchas de las familias “pobres” tienen niveles de vida más altos de lo esperado, ya que reciben considerables ayudas públicas que están” fuera de los registros” a efectos de medición de la pobreza. ¿Los altos niveles de vida de los pobres significan que el estado del bienestar ha tenido éxito?
La respuesta es: sí y no. Ni siquiera el gobierno puede gastar 9,000 dólares por persona sin afectar significativamente las condiciones de vida. Sin embargo, el objetivo original de la guerra contra la pobreza no era apuntalar artificialmente el nivel de vida por medio de un estado del bienestar en constante expansión. Cuando Lyndon Johnson emprendió la Guerra contra la Pobreza, se propuso atacar “a las causas, no sólo a las consecuencias de la pobreza” [48]. Y añadió: “Nuestro objetivo no está en solamente aliviar los síntomas de la pobreza, sino curarla y, sobre todo, prevenirla” [49].
El presidente Johnson no estaba proponiendo un sistema masivo y de crecimiento constante de asistencia social que subvencionase a una creciente población de beneficiarios. Su proclamado objetivo no era crear un nuevo sistema masivo de dádivas del gobierno, sino que era aumentar la autosuficiencia de la nueva generación que les permitiese salir de la pobreza por sí mismos sin ayuda del gobierno. Lyndon B. Johnson planeó reducir, no aumentar, la dependencia a la asistencia social. El objetivo de la Guerra contra la Pobreza era “convertir en contribuyentes a los consumidores de impuestos” [50]. Él declaró: “Queremos dar a la olvidada quinta parte de nuestro pueblo una oportunidad, no limosnas”.
Estados Unidos ha gastado más de $17 billones de dólares en asistencia social según ingresos desde que Lyndon B. Johnson emprendiera la Guerra contra la Pobreza. Con el tiempo, las condiciones materiales de vida de los pobres han mejorado. Sería imposible gastar $17 billones sin ningún tipo de impacto positivo en las condiciones de vida, pero en términos de reducción de las “causas” en lugar de las “consecuencias” de la pobreza, la Guerra contra la Pobreza ha fracasado por completo. La situación ha empeorado, no mejorado. Una parte importante de la población es actualmente menos capaz de prosperar de forma autosuficiente que cuando la Guerra contra la Pobreza comenzó.


Abordar las causas, no sólo los síntomas, de la pobreza

Un elemento importante en la disminución de la capacidad de autosuficiencia es el colapso del matrimonio en comunidades de bajos ingresos. A medida que la Guerra contra la Pobreza ampliaba las subvenciones, la asistencia social comenzó a servir como sustituto del esposo en el hogar y los matrimonios de bajos ingresos comenzaron a desaparecer. Cuando Johnson emprendió la Guerra contra la Pobreza, un 7% de los niños americanos nacían fuera del matrimonio. Hoy en día, el número es superior al 40%. Ya que los padres casados ​​desaparecían de la casa, la necesidad de una mayor asistencia social para apoyar a las madres solteras aumentó. La Guerra contra la Pobreza creó un bucle destructivo: la asistencia social socavó el matrimonio y propició una mayor necesidad de dicha asistencia social.
Hoy en día, la maternidad fuera del matrimonio, con el consiguiente incremento de hogares monoparentales es la causa más importante de pobreza infantil. (La maternidad fuera del matrimonio no es lo mismo que el embarazo adolescente; la inmensa mayoría de los nacimientos fuera del matrimonio se dan en mujeres adultas jóvenes de unos veinte años, no en adolescentes de la escuela secundaria). Si las mujeres pobres que dan a luz fuera del matrimonio se casasen con los padres de sus hijos, de inmediato dos tercios saldrían del umbral de la pobreza [52]. Aproximadamente el 80% de toda la pobreza a largo plazo se produce en hogares monoparentales.
A pesar del papel dominante de la disminución del matrimonio en la pobreza infantil, este tema es un tabú en la mayoría de los debates para combatir la pobreza. La prensa rara vez menciona la maternidad fuera del matrimonio. Lejos de reducir la principal causa de la pobreza infantil, el Estado del Bienestar ni siquiera puede reconocer su existencia.
La segunda causa principal de la pobreza infantil es la falta de trabajo de los padres. Incluso en tiempos de bonanza económica, la familia pobre promedio con niños tiene sólo 800 horas de trabajo parental total por año, esto es el equivalente de un adulto que trabaja 16 horas por semana. Las matemáticas son bastante simples: poco trabajo es igual a un ingreso pequeño, lo que equivale a pobreza. Si la cantidad de trabajo realizado por las familias pobres con hijos se incrementase hasta el equivalente de un adulto que trabaja a tiempo completo durante todo el año, la tasa de pobreza entre estas familias se reduciría en dos terceras partes [53].
El sistema de asistencia social necesita ser tras*formado para reducir aún más la pobreza infantil y promover una próspera autosuficiencia. Cuando la actual recesión termine, se debería requerir de los padres sin discapacidad o que trabajen o que se preparen para el trabajo como condición para poder recibir las ayudas. Además, el sistema de asistencia social debería apoyar y motivar, en vez de castigar, a la institución matrimonial.

Conclusión

Las condiciones de vida de los pobres según la definición del gobierno tienen poca semejanza con las nociones de “pobreza” promovidas por políticos y activistas políticos. Si la pobreza se define como la falta de alimentos nutritivos adecuados para la familia, un apartamento razonablemente cálido y seco o un auto para ir a trabajar cuando se necesite, entonces Estados Unidos tiene relativamente pocas personas pobres. Las dificultades materiales reales se producen, pero son limitadas en alcance y gravedad.
En 2005, el hogar típico definido como pobre por el gobierno tenía un auto y aire acondicionado. Para el entretenimiento, la casa tenía dos televisores a tonalidad, TV por cable o por satélite, un aparato DVD y uno de video. Si había niños, especialmente varones, en el hogar, la familia tenía un sistema de juegos, como una Xbox o la PlayStation. En la cocina, el hogar tenía un microondas, una refrigeradora y una cocina con horno. Otras comodidades del hogar incluían lavadora y secadora, ventiladores de techo, teléfono inalámbrico y cafetera [54].
El hogar de la familia pobre promedio estaba en buenas condiciones y sus miembros no vivían apretados. La familia pobre promedio disfrutaba de atención médica cuando la necesitaba. Como ellos mismos informan, la familia no pasó hambre y tenía suficientes fondos durante el año previo para cubrir todas sus necesidades esenciales.
Las familias pobres, sin duda, tienen dificultades para llegar a fin de mes, pero en la mayoría de los casos, están luchando para pagar el aire acondicionado y la televisión por cable, así como para poner comida en la mesa. Aunque los hogares pobres ciertamente no está rodeados de lujo, sus niveles de vida actual distan de las imágenes de descarnadas privaciones que difunden activistas y medios de comunicación.
Sin embargo, la familia pobre promedio no representa a todas las familias pobres. Existe una amplia gama de condiciones de vida entre la población pobre. Aunque la mayoría de las familias pobres están bien alojadas, un número pequeño de personas no tiene dónde vivir [55]. Aunque la mayoría de las familias pobres está bien alimentada y tiene un suministro de alimentos relativamente estable, una minoría considerable experimenta una escasez temporal en el suministro de alimentos en varias ocasiones durante el año.
Sin embargo, el nivel de vida de la mayoría de los hogares pobres es muy diferente de lo que el público se imagina y se diferencia mucho de las dramáticas imágenes de penurias tras*mitidas por los grupos de presión y los principales medios de comunicación. Sino ¿por qué la Oficina del Censo habitualmente informa de que más de 35 millones de americanos viven en situación de pobreza? Su informe anual de la pobreza es inexacto y engañoso, en parte, porque casi todo lo que paga el Estado del Bienestar está excluido de sus cálculos de pobreza. La Oficina del Censo identifica a una familia como “pobre” si sus ingresos están por debajo de unos umbrales específicos, sin embargo, en la cuenta de ingresos de la familia, la Oficina del Censo omite casi todo el dinero de la asistencia social. En 2010, el gobierno gastó $871,000 millones en programas de asistencia social según ingresos que proporcionaron dinero, alimentos, vivienda, atención médica y servicios sociales a americanos pobres y de bajos ingresos [56]. Prácticamente ninguna de estas ayudas se cuentan como ingresos para efectos de las estimaciones de la Oficina del Censo sobre la pobreza o la desigualdad.
En 2010, la ayuda del gobierno según ingresos fue de un promedio de casi $9,000, por cada americano pobre y de bajos ingresos. Muchas de las familias “pobres” tienen niveles de vida más altos de lo esperado, en parte porque reciben ayudas considerables del gobierno y estas ayudas están “fuera de los registros “a efectos de medición de la pobreza. ¿Significan los altos niveles de vida de los pobres que el Estado del Bienestar ha tenido éxito?
La respuesta es: sí y no. Ni siquiera el gobierno puede gastar 9,000 dólares por persona sin afectar significativamente las condiciones de vida. Sin embargo, el objetivo inicial de la Guerra contra la Pobreza no era apuntalar artificialmente el nivel de vidaa través de un Estado del Bienestar en permanente expansión.. El presidente Lyndon Johnson pretendía que la Guerra contra la Pobreza hiciera a los americanos autosuficientes y prósperos a través de sus propias capacidades, no a través de una mayor dependencia de la ayuda del gobierno. Irónicamente, en realidad Johnson planeó reducir, no aumentar, la dependencia a la asistencia social. El objetivo declarado de su Guerra contra la Pobreza era “convertir en contribuyentes a los consumidores de impuestos” [57].
Desde el comienzo de la Guerra contra la Pobreza, Estados Unidos ha gastado más de $17 billones en programas antipobreza. En cuanto a su objetivo original de que, usando sus propias capacidades, los americanos pobres se convirtieran en autosuficientes y prósperos, la Guerra contra la Pobreza ha sido un fracaso colosal. En muchas comunidades de bajos ingresos, la ética laboral se ha visto erosionada y la institución matrimonial se ha venido abajo. Como resultado, en la actualidad, los grupos de bajos ingresos son menos capaces de ser autosuficientes y de prosperar que cuando arrancó la Guerra contra la Pobreza.
El Congreso debería reorientar el gigantesco Estado del Bienestar para promover la prosperidad basada en la autosuficiencia en lugar de ampliar la dependencia. Cuando la recesión termine, los beneficiarios sin discapacidad deberían ser requeridos para trabajar o prepararse para el trabajo como condición para recibir las ayudas. Y aún más importante, el sistema de asistencia social tiene que abandonar su tradición de 50 años ya de ignorar, rechazar y penalizar el matrimonio. Debería emprender un nuevo rumbo para fortalecer y reconstruir la institución matrimonial en comunidades de bajos ingresos.




Resumen:El informe anual sobre la pobreza de la Oficina del Censo presenta una imagen distorsionada de la pobreza en Estados Unidos. Pocas de los 46.2 millones de personas definidas por la Oficina del Censo como “en la pobreza” son lo que la mayoría de los americanos considerarían como pobres, es decir, que carecen de alimentos nutritivos, una vivienda climatizada adecuada o ropa. El típico americano “pobre” vive en una casa o apartamento con aire acondicionado y tiene televisión por cable, un auto, varios televisores a tonalidad, aparato DVD y uno de video, entre otras comodidades. Mientras algunos pobres se enfrentan a importantes dificultades materiales, la formulación de una firme política contra la pobreza a largo plazo que aborde las causas, así como los síntomas de la pobreza, requerirá de información veraz y precisa. Exagerar el alcance y la gravedad de las dificultades, no beneficiará ni a la sociedad, ni a los contribuyentes, ni a los pobres.



Fuente: Sorprendentes datos sobre la verdadera pobreza en Estados Unidos en 2011 | Heritage Libertad

Fuente original en inglés: Understanding Poverty in the United States: Poverty USA
 
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no hay ningun mito que desmontar. Son seres invisibles.

Los pobres nacen pobres y mueren pobres puesto que no tienen ninguna oportunidad, ni en la que llaman ironicamente tierra de las oportunidades.

Luego para que todo siga igual se hace como si en realidad ellos mismos tubieran la culpa de su pobreza.

Pero ¿saben una cosa? ahora vienen a por todos. ¿Estan preparados para mirar a otro lado?
 
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