malabarismos que hubo que hacer para tratar de salvar esa discrepancia. Como veremos a continuación, la supuesta metralla de los trenes aparecía, desaparecía y se tras*formaba en función de cada circunstancia.
tras*formación de la metralla del tren de Santa Eugenia entre 2005 y 2007
En el desescombro de la casa de Leganés apareció una caja de clavos iguales. Más tarde, en mayo de 2004, la juez del juzgado no 3 pidió a los Tedax un informe sobre sobre el material explosivo y detonadores encontrados en la casa de Leganés, y Sánchez Manzano introdujo además en el informe y por su cuenta los clavos, y lo hizo de una manera muy especial que marcaría después el camino en las periciales específicas sobre la metralla de los trenes.
Del autor
Este procedimiento operativo se repitió en las posteriores periciales. Cada vez que aparecía algún clavo en un lugar posiblemente relacionado con el 11-M, el juez ordenaba compararlo con los de los trenes, y así ocurrió con la metralla aparecida en el lugar de trabajo de un investigado y con la recogida en dos ocasiones en minas asturianas, en la primera de las cuales las muestras acabaron en el cubo de la sarama del juzgado, como reconoció el 11 de abril de 2005 el Secretario del Juzgado no 6 en una "diligencia de constancia". Ese hecho motivó que el juez ordenara realizar una nueva recogida en Mina Conchita, cuando ya había pasado más de un año del atentado.
En esas tres periciales efectuadas por peritos Tedax se repite una y otra vez machaconamente el mismo procedimiento: se comparan las muestras sospechosas con el clavo de Téllez, como único procedente de los trenes, se ve que no hay coincidencias y se descarta la relación, como si no hubiera más metralla de los trenes que ese clavo. Y cuando se habían recogido tornillos, no se los compara con nada procedente de los trenes, al parecer no se había recogido ningún tornillo en los trenes.
El asunto dio un vuelco espectacular cuando una de las partes le dijo al juez que debía precisarse "en qué focos de explosión se encontró metralla, ya que los informes comparativos sólo mencionan metralla en el tren de la calle Téllez". Y el juez ordenó a la unidad Tedax que informase "en qué focos se encontró o localizó metralla, atendiendo al artefacto explosivo desactivado en Parque Azorín de Vallecas".
Y se produce el milagro. El 9 de diciembre de 2005, Sánchez Manzano remite al Juzgado el informe en él que se da cuenta, casi dos años después del atentado, de la súbita e inexplicable aparición de nada menos que 21 tornillos y 33 clavos procedentes de casi todos los focos de los trenes e inexistentes hasta entonces, Y como no podía ser de otra manera, la misma pericial estableció que esos tornillos y clavos tenían coincidencias con los que llevaba incorporados "el artefacto desactivado", es decir, la mochila de Vallecas.
Pero la cosa no terminó ahí. Todas las muestras de metralla aparecidas y fotografiadas en la pericial de diciembre de 2005 se enviaron al juzgado y de ahí al laboratorio de la Policía Científica, lugar en el que volvieron a ser fotografiadas para el informe de la pericial de explosivos realizada durante el juicio en 2007. Pues bien, si se comparan ambas series de fotos se obtienen unos resultados sorprendentes, y es que las mismas muestras varían de una pericial a otra. Hay nuevas muestras que aparecen en 2007, otras desaparecen entre 2005 y 2007, y otras se tras*forman.
tras*formación de la metralla del tren de Santa Eugenia entre 2005 y 2007
El asunto se hizo aún más inquietante tras la declaración de uno de los peritos de la primera pericial específica de metralla, la de las minas asturianas, prestada el 8 de julio de 2011 ante la juez Coro Cillán. Esa pericial determinó que no había coincidencias entre los clavos de las minas y los de la mochila de Vallecas y el único clavo de Téllez. Según la información publicada en esa fecha, ese agente declaró que Sánchez Manzano le ordenó modificar su veredicto. Al negarse a ello, Manzano le dijo que los informes periciales los haría a partir de entonces otro Tedax. Y así fue, ya no intervino en ninguna de las periciales posteriores sobre metralla. Pero si Sánchez Manzano buscaba coincidencias entre las muestras de las minas y las de los trenes, y si había más metralla en los trenes además del clavo de Téllez, ¿no habría sido lo lógico ordenar que se analizaran todas las demás muestras existentes? ¿Es imaginable que si los peritos hubiesen dispuesto de más clavos o tornillos de los focos habrían prescindido de ellos en esa pericial?
10- No hay cadena de custodia de las muestras
Ya hemos visto en el punto 1 lo caótico que fue el primer eslabón de la cadena de custodia, la recogida de las muestras en los trenes, sin que se conozca la existencia de actas de recogida, inventarios de muestras y fotografías. Hemos visto también que no hay inventario realizado después en el laboratorio químico Tedax, con descripción y fotografías de las muestras. Y también hemos visto cómo se produjo una súbita aparición, casi dos años después del 11-M, de muestras de metralla hasta entonces desconocidas, así como la misteriosa tras*formación de esa metralla entre la última pericial Tedax y la de explosivos realizada durante el juicio oral en el laboratorio de la Policía Científica. En ese sentido, procede recordar que en el documento final de esa pericial no está el acta de entrega en el laboratorio de las muestras de los trenes, que está sustituida por el acta de la anterior entrega de esas muestras en el juzgado. Así pues, no hay dato alguno de la entrega de esas muestras desde el Juzgado al laboratorio de la Policía Científica, no consta quién efectuó esa entrega, ni cuándo, ni cómo se hizo.
En tales circunstancias, no es extraño que en el informe de la pericial de explosivos realizada en el laboratorio de la Policía Científica se pueda leer: "La cadena de custodia de las evidencias es desconocida para los peritos actuantes salvo para una de ellas. Téngase en cuenta la importancia de saber dónde, cómo, o por ejemplo cuánto tiempo y en qué condiciones ha estado una evidencia almacenada". Y algunos peritos expresaron su opinión particular al respecto, escribiendo en el acta: "Que hemos solicitado por activa y por pasiva que se nos informase de la cadena de custodia a la que han sido sometidas las muestras No ha habido respuesta a dicha petición".
11- Evidentes e impunes perjurios en el sumario y en el juicio, como el increíble de las muestras pesables y no pesables
Durante las sesiones de la vista oral y ante un grupo de víctimas, el juez Bermúdez se comprometió a "enviar caminito de Jerez" a quienes hubiesen prestado falso testimonio. Ni que decir tiene que nadie emprendió ese "caminito", todo quedó olvidado. Sin embargo, son varios los evidentes perjurios pronunciados ante el Tribunal. Veamos uno de ellos como ejemplo.
En el análisis químico de las muestras recogidas en un atentado con explosivos es práctica normal, tras un primer análisis de urgencia en el laboratorio Tedax, enviarlas al laboratorio altamente cualificado de la Policía Científica. Sin embargo, en el 11-M, no se hizo así. Las muestras, tras su caótica recogida en los trenes y su no menos caótico análisis en el laboratorio Tedax, se quedaron en el almacén de ese laboratorio.
En la vista oral, el 14 de marzo de 2007, el comisario Sánchez Manzano, jefe de los Tedax, dio esta explicación:
11- Evidentes e impunes perjurios en el sumario y en el juicio, como el increíble de las muestras pesables y no pesables
D ZOUGAM: ¿Sabe usted por qué razón, parece ser que desde la Unidad Central TEDAX sólo envían a la Policía Científica elementos pesables de explosivos y no los que puedan estar adheridos a ciertas superficies?
P12: Eso es incierto totalmente. Del total de los informes periciales que he hecho en los casi 20 años que llevo en el laboratorio químicotoxicológico, de los 519 informes periciales hechos hasta el día de hoy, el 85,93 % son sobre restos de explosivos y, por consiguiente, el resto sería de explosivos pesables tal como usted lo dice.
Son declaraciones incompatibles sobre asuntos que los tres testigos conocían perfectamente y que eran muy importantes en la investigación del 11-M. Alguien mintió clamorosamente bajo juramento, alguien perjuró, pero ese perjurio no tuvo consecuencia alguna.
12- Importantes testimonios contenidos en el sumario de Coro Cillán, olvidados y guardados bajo siete llaves. Lamentable archivo final de la causa y terrible final de la propia juez
A lo largo de este artículo se han utilizado varias veces como argumento diversos testimonios prestados ante la juez Coro Cillán. La razón de ello está en lo ocurrido en la trascendental instrucción de la querella presentada el 8 de julio de 2009 por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M (actualmente Asociación de Víctimas del 11-M) contra el comisario jefe de los Tedax Sánchez Manzano y su perito químico. Se formulaba querella criminal contra ellos y contra el resto de personas que la instrucción determinase como "presuntos autores de los delitos de omisión del deber de perseguir delitos, encubrimiento por ocultación de pruebas y falso testimonio".
El Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid, dirigido por Coro Cillán, admitió la querella a trámite, imputó a los dos querellados y desarrolló durante dos años y medio la investigación, con el apoyo del fiscal, salvando los múltiples obstáculos de todo tipo que se le presentaban. A pesar de la firme oposición gubernamental, la valiente juez Cillán logró la comparecencia de numerosos testigos policiales y otros que no lo habían hecho en el juicio del 11-M, algunos de los cuales han sido citados en este artículo. Muchas de esas declaraciones aportaron importantes nuevos datos de lo ocurrido con los trenes y con la toma de muestras en ellos.
El 6 de febrero de 2012 compareció, ante Coro Cillán, Miguel Corsini, que en la fecha del atentado era presidente de Renfe, y justo el día siguiente la Audiencia Provincial decretó el sobreseimiento por "cosa juzgada", cuando era evidente que nunca se habían juzgado los hechos denunciados en la querella. Se había llegado demasiado lejos, y se dio carpetazo al asunto.
Siguieron varios recursos contra ese sobreseimiento, pero era enfrentarse contra un muro. Finalmente, el 26 de marzo de 2013, la propia juez Coro Cillán fue suspendida cautelarmente, y el 11 octubre de 2013, fue inhabilitada por prevaricación en otro asunto. Su vida quedó destrozada.
Todavía las víctimas de la asociación intentaron continuar con la querella, pero sufrieron nuevas negativas formuladas con especial crueldad, como la del 11 de julio de 2014 del juzgado no 6, en cuyo auto de inadmisión de un nuevo recurso se puede leer lo siguiente:
Conclusión
Todo lo anterior está sin duda relacionado, no puede ser casualidad esa sucesión de irregulares acontecimientos ocurridos a lo largo de 9 años, incluidos los 8 del gobierno Zapatero, y todos ellos encaminados a destruir, apartar, eliminar, esconder, escamotear, sustituir, modificar todas las evidencias que podían salir de los trenes, mientras se le daba el máximo protagonismo en su lugar, como prueba de lo ocurrido, al contenido de una mochila que nadie vio en ningún tren, pero que al final fue la base de toda la investigación, el origen de los hechos supuestamente probados y el sustento de la propia sentencia. Es como si se hubiese pretendido, y logrado finalmente, alejar la investigación de los verdaderos autores materiales e intelectuales para llevarla hacia los que finalmente resultaron señalados en la sentencia.
tras*formación de la metralla del tren de Santa Eugenia entre 2005 y 2007
En el desescombro de la casa de Leganés apareció una caja de clavos iguales. Más tarde, en mayo de 2004, la juez del juzgado no 3 pidió a los Tedax un informe sobre sobre el material explosivo y detonadores encontrados en la casa de Leganés, y Sánchez Manzano introdujo además en el informe y por su cuenta los clavos, y lo hizo de una manera muy especial que marcaría después el camino en las periciales específicas sobre la metralla de los trenes.
Del autor
- 16 Sep. 2022: El 11-S del 11-M
- 11 Mar. 2022: Renfe y la Audiencia Nacional en el desguace de los trenes del 11-M
- 15 Sep. 2021: Diferencias entre el 11-S y el 11-M
- 30 Mar. 2020: Heroico luchador por la verdad y la justicia
Este procedimiento operativo se repitió en las posteriores periciales. Cada vez que aparecía algún clavo en un lugar posiblemente relacionado con el 11-M, el juez ordenaba compararlo con los de los trenes, y así ocurrió con la metralla aparecida en el lugar de trabajo de un investigado y con la recogida en dos ocasiones en minas asturianas, en la primera de las cuales las muestras acabaron en el cubo de la sarama del juzgado, como reconoció el 11 de abril de 2005 el Secretario del Juzgado no 6 en una "diligencia de constancia". Ese hecho motivó que el juez ordenara realizar una nueva recogida en Mina Conchita, cuando ya había pasado más de un año del atentado.
En esas tres periciales efectuadas por peritos Tedax se repite una y otra vez machaconamente el mismo procedimiento: se comparan las muestras sospechosas con el clavo de Téllez, como único procedente de los trenes, se ve que no hay coincidencias y se descarta la relación, como si no hubiera más metralla de los trenes que ese clavo. Y cuando se habían recogido tornillos, no se los compara con nada procedente de los trenes, al parecer no se había recogido ningún tornillo en los trenes.
El asunto dio un vuelco espectacular cuando una de las partes le dijo al juez que debía precisarse "en qué focos de explosión se encontró metralla, ya que los informes comparativos sólo mencionan metralla en el tren de la calle Téllez". Y el juez ordenó a la unidad Tedax que informase "en qué focos se encontró o localizó metralla, atendiendo al artefacto explosivo desactivado en Parque Azorín de Vallecas".
Y se produce el milagro. El 9 de diciembre de 2005, Sánchez Manzano remite al Juzgado el informe en él que se da cuenta, casi dos años después del atentado, de la súbita e inexplicable aparición de nada menos que 21 tornillos y 33 clavos procedentes de casi todos los focos de los trenes e inexistentes hasta entonces, Y como no podía ser de otra manera, la misma pericial estableció que esos tornillos y clavos tenían coincidencias con los que llevaba incorporados "el artefacto desactivado", es decir, la mochila de Vallecas.
Pero la cosa no terminó ahí. Todas las muestras de metralla aparecidas y fotografiadas en la pericial de diciembre de 2005 se enviaron al juzgado y de ahí al laboratorio de la Policía Científica, lugar en el que volvieron a ser fotografiadas para el informe de la pericial de explosivos realizada durante el juicio en 2007. Pues bien, si se comparan ambas series de fotos se obtienen unos resultados sorprendentes, y es que las mismas muestras varían de una pericial a otra. Hay nuevas muestras que aparecen en 2007, otras desaparecen entre 2005 y 2007, y otras se tras*forman.
tras*formación de la metralla del tren de Santa Eugenia entre 2005 y 2007
El asunto se hizo aún más inquietante tras la declaración de uno de los peritos de la primera pericial específica de metralla, la de las minas asturianas, prestada el 8 de julio de 2011 ante la juez Coro Cillán. Esa pericial determinó que no había coincidencias entre los clavos de las minas y los de la mochila de Vallecas y el único clavo de Téllez. Según la información publicada en esa fecha, ese agente declaró que Sánchez Manzano le ordenó modificar su veredicto. Al negarse a ello, Manzano le dijo que los informes periciales los haría a partir de entonces otro Tedax. Y así fue, ya no intervino en ninguna de las periciales posteriores sobre metralla. Pero si Sánchez Manzano buscaba coincidencias entre las muestras de las minas y las de los trenes, y si había más metralla en los trenes además del clavo de Téllez, ¿no habría sido lo lógico ordenar que se analizaran todas las demás muestras existentes? ¿Es imaginable que si los peritos hubiesen dispuesto de más clavos o tornillos de los focos habrían prescindido de ellos en esa pericial?
10- No hay cadena de custodia de las muestras
Ya hemos visto en el punto 1 lo caótico que fue el primer eslabón de la cadena de custodia, la recogida de las muestras en los trenes, sin que se conozca la existencia de actas de recogida, inventarios de muestras y fotografías. Hemos visto también que no hay inventario realizado después en el laboratorio químico Tedax, con descripción y fotografías de las muestras. Y también hemos visto cómo se produjo una súbita aparición, casi dos años después del 11-M, de muestras de metralla hasta entonces desconocidas, así como la misteriosa tras*formación de esa metralla entre la última pericial Tedax y la de explosivos realizada durante el juicio oral en el laboratorio de la Policía Científica. En ese sentido, procede recordar que en el documento final de esa pericial no está el acta de entrega en el laboratorio de las muestras de los trenes, que está sustituida por el acta de la anterior entrega de esas muestras en el juzgado. Así pues, no hay dato alguno de la entrega de esas muestras desde el Juzgado al laboratorio de la Policía Científica, no consta quién efectuó esa entrega, ni cuándo, ni cómo se hizo.
En tales circunstancias, no es extraño que en el informe de la pericial de explosivos realizada en el laboratorio de la Policía Científica se pueda leer: "La cadena de custodia de las evidencias es desconocida para los peritos actuantes salvo para una de ellas. Téngase en cuenta la importancia de saber dónde, cómo, o por ejemplo cuánto tiempo y en qué condiciones ha estado una evidencia almacenada". Y algunos peritos expresaron su opinión particular al respecto, escribiendo en el acta: "Que hemos solicitado por activa y por pasiva que se nos informase de la cadena de custodia a la que han sido sometidas las muestras No ha habido respuesta a dicha petición".
11- Evidentes e impunes perjurios en el sumario y en el juicio, como el increíble de las muestras pesables y no pesables
Durante las sesiones de la vista oral y ante un grupo de víctimas, el juez Bermúdez se comprometió a "enviar caminito de Jerez" a quienes hubiesen prestado falso testimonio. Ni que decir tiene que nadie emprendió ese "caminito", todo quedó olvidado. Sin embargo, son varios los evidentes perjurios pronunciados ante el Tribunal. Veamos uno de ellos como ejemplo.
En el análisis químico de las muestras recogidas en un atentado con explosivos es práctica normal, tras un primer análisis de urgencia en el laboratorio Tedax, enviarlas al laboratorio altamente cualificado de la Policía Científica. Sin embargo, en el 11-M, no se hizo así. Las muestras, tras su caótica recogida en los trenes y su no menos caótico análisis en el laboratorio Tedax, se quedaron en el almacén de ese laboratorio.
En la vista oral, el 14 de marzo de 2007, el comisario Sánchez Manzano, jefe de los Tedax, dio esta explicación:
Y Carlos Corrales, que el 11-M; era el Jefe de la Comisaría General de la Policía Científica mantuvo este diálogo con el abogado de la Asociación de Víctimas del 11-M en la sesión del 23 de abril:Cuando eran restos de explosión no pesables, impregnaciones, por decirlo de alguna manera, siempre se han quedado en la Unidad Central de Desactivación de Explosivos. Cuando había sustancias pesables, un resto de... de explosivo, no un resto de explosión, sino un resto de explosivo, eso se mandaba a Policía Científica.
Y en la sesión del 28 de mayo de 2007, el perito P12, de la Policía Científica, respondió así al abogado de Zougam:AAV11M:¿Hay algún caso en el que por ser sustancias no pesables, esté previsto que no deban ser remitidas al laboratorio de la Policía Científica?
T: No hay ninguna norma en el manual.
AAV11M: Es más, podríamos decir, que cuando, precisamente, por ser no pesables, es decir, más difíciles de analizar, es más normal que se envíe a la Policía Científica, que tiene mejores medios para analizarlo.
T: Sí señor.
11- Evidentes e impunes perjurios en el sumario y en el juicio, como el increíble de las muestras pesables y no pesables
D ZOUGAM: ¿Sabe usted por qué razón, parece ser que desde la Unidad Central TEDAX sólo envían a la Policía Científica elementos pesables de explosivos y no los que puedan estar adheridos a ciertas superficies?
P12: Eso es incierto totalmente. Del total de los informes periciales que he hecho en los casi 20 años que llevo en el laboratorio químicotoxicológico, de los 519 informes periciales hechos hasta el día de hoy, el 85,93 % son sobre restos de explosivos y, por consiguiente, el resto sería de explosivos pesables tal como usted lo dice.
Son declaraciones incompatibles sobre asuntos que los tres testigos conocían perfectamente y que eran muy importantes en la investigación del 11-M. Alguien mintió clamorosamente bajo juramento, alguien perjuró, pero ese perjurio no tuvo consecuencia alguna.
12- Importantes testimonios contenidos en el sumario de Coro Cillán, olvidados y guardados bajo siete llaves. Lamentable archivo final de la causa y terrible final de la propia juez
A lo largo de este artículo se han utilizado varias veces como argumento diversos testimonios prestados ante la juez Coro Cillán. La razón de ello está en lo ocurrido en la trascendental instrucción de la querella presentada el 8 de julio de 2009 por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M (actualmente Asociación de Víctimas del 11-M) contra el comisario jefe de los Tedax Sánchez Manzano y su perito químico. Se formulaba querella criminal contra ellos y contra el resto de personas que la instrucción determinase como "presuntos autores de los delitos de omisión del deber de perseguir delitos, encubrimiento por ocultación de pruebas y falso testimonio".
El Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid, dirigido por Coro Cillán, admitió la querella a trámite, imputó a los dos querellados y desarrolló durante dos años y medio la investigación, con el apoyo del fiscal, salvando los múltiples obstáculos de todo tipo que se le presentaban. A pesar de la firme oposición gubernamental, la valiente juez Cillán logró la comparecencia de numerosos testigos policiales y otros que no lo habían hecho en el juicio del 11-M, algunos de los cuales han sido citados en este artículo. Muchas de esas declaraciones aportaron importantes nuevos datos de lo ocurrido con los trenes y con la toma de muestras en ellos.
El 6 de febrero de 2012 compareció, ante Coro Cillán, Miguel Corsini, que en la fecha del atentado era presidente de Renfe, y justo el día siguiente la Audiencia Provincial decretó el sobreseimiento por "cosa juzgada", cuando era evidente que nunca se habían juzgado los hechos denunciados en la querella. Se había llegado demasiado lejos, y se dio carpetazo al asunto.
Siguieron varios recursos contra ese sobreseimiento, pero era enfrentarse contra un muro. Finalmente, el 26 de marzo de 2013, la propia juez Coro Cillán fue suspendida cautelarmente, y el 11 octubre de 2013, fue inhabilitada por prevaricación en otro asunto. Su vida quedó destrozada.
Todavía las víctimas de la asociación intentaron continuar con la querella, pero sufrieron nuevas negativas formuladas con especial crueldad, como la del 11 de julio de 2014 del juzgado no 6, en cuyo auto de inadmisión de un nuevo recurso se puede leer lo siguiente:
Este cruel trato judicial sería impensable que lo recibieran otras víctimas del terrorismo, este maltrato está al parecer reservado para las del 11-M, cuyo gran pecado es, al parecer, su deseo de saber quién y por qué les hizo tantísimo daño. En este caso, la investigación sería muy sencilla. Bastaría con encontrar, por muy escondidos que estén, los documentos de la instrucción de Coro Cillán, leer los testimonios que contienen y extraer las oportunas conclusiones. A ver si alguien se atreve a hacerlo sin pensar en la situación en que se encuentra Coro Cillán."Tampoco corresponde, a quien resuelve, la tarea de desvelar bulos y teorías sobre conspiraciones, máxime cuando la verdad judicial ya quedó establecida (...) y por ello los aspirantes a detentadores de una invocada verdad real no pueden ser objeto de la presente resolución".(pág. 15 del Auto de 11/07/2014).
Conclusión
Todo lo anterior está sin duda relacionado, no puede ser casualidad esa sucesión de irregulares acontecimientos ocurridos a lo largo de 9 años, incluidos los 8 del gobierno Zapatero, y todos ellos encaminados a destruir, apartar, eliminar, esconder, escamotear, sustituir, modificar todas las evidencias que podían salir de los trenes, mientras se le daba el máximo protagonismo en su lugar, como prueba de lo ocurrido, al contenido de una mochila que nadie vio en ningún tren, pero que al final fue la base de toda la investigación, el origen de los hechos supuestamente probados y el sustento de la propia sentencia. Es como si se hubiese pretendido, y logrado finalmente, alejar la investigación de los verdaderos autores materiales e intelectuales para llevarla hacia los que finalmente resultaron señalados en la sentencia.