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Manuel Cabezas

Al observar la vida política internacional o nacional, la realidad que contemplamos es verdaderamente decepcionante, preocupante, desoladora y no augura nada bueno. Y, entonces, a uno le asalta la duda y se pregunta si estamos en manos de una casta política incompetente y compuesta mayoritariamente por orates yonquis del poder; es decir, en román paladino, por desequilibrados mentales. Por sus actos los conoceremos y lo sabremos. Veamos.
Si analizamos la situación internacional de hoy, el pan nuestro de cada día es el enfrentamiento multipolar, claro o soterrado, desencadenado por la oleada turística de Ucrania por la Rusia de pilinguin, que está provocando una ristra de consecuencias lesivas para todos. Por sus consecuencias y en la práctica, parece que estemos ya en el preludio de la IIIª Guerra Mundial: fin de contendientes, masacre de civiles ucranianos, destrucción de ciudades, de infraestructuras y de tejido productivo, desplazamientos masivos de población, tanto exteriores como interiores, problemática acogida de la misma en los países amigos,…; y problemas políticos, económicos y comerciales, sin cuento, a nivel mundial. Y, por lo visto, esto no ha hecho más que empezar. Y, según más de uno, esto puede ir o va a ir de mal en peor.
Y, si examinamos la realidad de España, los momentos que estamos viviendo son también muy críticos por los nefastos efectos políticos, económicos, comerciales, laborales, sociales, educativos,… de la gestión de la malhadada casta política española. Estos efectos aciagos están agravados tanto por la agresión de Rusia a Ucrania como por la desastrosa gestión de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo del cobi19 y de la consecuente crisis económica. No está de más recordar, aunque sólo sea sucintamente, algunos de los efectos más preocupantes.
Por un lado, es obligado citar la subida descontrolada del precio de la energía (gas, luz y otros combustibles), que dificulta o hace imposible cualquier actividad económica y que complica sobremanera la vida doméstica de las familias. Esto ha provocado protestas, paros y/o huelgas en cadena en sectores productivos fundamentales (agricultura, pesca, industria, tras*porte), que han agravado la situación y que amenazan con paralizar toda actividad económica y conducir a un desabastecimiento generalizado de productos básicos. Los agricultores, los pescadores y los tras*portistas no pueden trabajar por debajo de los costes de producción o sin tener unos mínimos beneficios, denuncian todos ellos.
Por otro lado, este clima tóxico ya está provocando cierres temporales o definitivos de empresas. Y esto está destejiendo, como Penélope, el tejido productivo, que tanto esfuerzo, dedicación y tiempo han exigido y costado. Por eso, las variables económicas fundamentales están fuera de control. Es el caso de la inflación, que casi supera ya, en marzo de 2022, los dos dígitos (9,8); de la deuda pública, que representaba ya, en diciembre de 2021, el 118,4 del PIB; y del déficit, que ha llegado, en diciembre de 2021, al 6,76 del PIB. Todos estos datos denotan que las constantes vitales de la economía española están fuera de control y sólo dejan presagiar un desenlace muy doloroso y fatal. Y lo peor de todo es que los cimientos del Estado del Bienestar (sanidad, educción y servicios sociales) se están degradando a marchas forzadas y, si no se toman medidas pertinentes, se desmoronarán irremediablemente.
Ahora bien, ¿cómo y por qué hemos llegado a esta situación internacional y nacional? Aunque la respuesta a esta pregunta vale para otros países y líderes, nos vamos a centrar sólo en España y en Pedro Sánchez. El Gobierno de España, presidido por él, tiene a su disposición todos los medios materiales (instituciones, presupuestos, BOE,…) y humanos (miles de asesores en todos los campos) para gestionar el presente y prever-planificar el futuro (i.e. gobernar) con brújula y timón eficaces, para no quedar a la deriva y para que no nos coja el toro. Ahora bien, por los resultados apuntados, todo parece indicar que Pedro Sánchez es un incompetente y/o sólo piensa en satisfacer su patológico apetito de poder y no en gestionar, como lo haría un responsable padre de familia, la “res pública”.
Ante su comportamiento verbal y no-verbal (i.e. su hacer político), demasiados síntomas parecen indicar que Pedro Sánchez, como muchos líderes mundiales, es víctima del “síndrome de Hybris”. Este síndrome no es nada nuevo. En la Grecia clásica, se detectó en los poderosos que, ebrios de éxito y de poder, empezaron a comportarse como tiranos, vejando, despreciando y abusando de aquellos que estaban por debajo de ellos (críticos, colaboradores, ciudadanos). Ahora bien, para luchar contra los políticos dominados por este síndrome, los griegos inventaron y aplicaron un antídoto muy eficaz y radical: la condena al ostracismo.
En nuestros días, David Owen, neurólogo y político británico, describió y analizó esta patología, que empieza por una “megalomanía” (delirio de grandeza) y termina en una “paranoia” (perturbación mental), y cuyos síntomas permiten dibujar, de forma fidedigna, el retrato de la personalidad del presidente P. Sánchez. Según D. Owen, el poder no es ostentado, en la mayoría de los casos, por aquellos que están mejor preparados y son más capaces. Sin embargo, el que lo ostenta se cree el más listo de la clase y termina comportándose como un narcisista y prepotente, dispuesto a cualquier cosa para conservarlo y ampliarlo.
En efecto, los que padecen el “síndrome de Hybris”, borrachos de poder, como Pedro Sánchez, tienen el ego subido: se consideran los más guapos, los más inteligentes, infalibles, insustituibles y omnipotentes. Además, confunden la realidad con la fantasía (“síndrome de la Moncloa”) y son prepotentes, irracionales, insensatos e hipócritas. Y para ello, llevan la mentira, el engaño, la manipulación, la contradicción permanente, la utilización instrumental de los demás… “Que sais-je encore?” por bandera. Y, en su camino hacia el poder, el fin justifica cualquier medio. Y, por eso, no dudan en despojarse de los principios y valores intemporales y en sembrar el camino de cadáveres.
Con bueyes así, uncidos al poder con el “síndrome de Hybris”, no se puede arar. No son más que “roitelets”, que pretenden, como dicen los franceses, “péter plus haut que leur cul”. El sabio José Saramago —que tras*formó la “información” en “conocimiento” y éste en “sabiduría”; y que no es sospechoso de ser un reaccionario de derechas— participaba de esta opinión cuando dejó para la posteridad la cita que reza así: “la sociedad no puede funcionar sin política. El problema es que la política está en manos de los políticos”. Y añado yo: políticos orates, yonquis del poder, cuya “axiología es la del pícaro (…): más que principios, ostentan mañas”, Amando de Miguel dixit. La paz y el bienestar del mundo, en general, y de España y de los españoles, en particular, se está jugando a la ruleta rusa, nunca mejor dicho: V. pilinguin, P. Sánchez y “gli altri” han cargado ya el revolver. Si no les cortamos las alas y los condenamos al ostracismo, lo inevitable puede o va a suceder.



Un psiquiatra despelleja a Sánchez: “frío, manipulador con rasgos psicopáticos"

Fin de Semana de COPE analizaba la figura del dimitido líder del PSOE. El análisis de sus rasgos, su comportamiento o sus gestos revelan una personalidad que le deja muy mal parado.


2 octubre 2016 14:07 | David Lozano Medios
La ya popular tertulia de chicos que dirige en Fin de Semana de COPE la periodista Cristina López Schlichting abordaba este sábado toda la actualidad del Comité Federal del PSOE, que a esas horas se desarrollaba en la sede socialista de la calle Ferraz. La singular tertulia radiofónica salpicaba la actualidad frenética de esos instantes -todavía no arrancaba la reunión por los enfrentamiento de unos y otros- con un particular toque de distinción: analizaban la personalidad del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.
Y para ello López Schlichting contaba con la colaboración del prestigioso psiquiatra, José Miguel Gaona, para desgranar la "mente" del ahora dimitido Sánchez. Gaona reconocía que la personalidad del ex secretario general socialista es “muy interesante” porque tiene “un montón de rasgos que aunque no abra la boca le retratan”, explicaba el doctor y colaborador habitual de esta sección de COPE, en la que también participan Javier Peña, Javier Sierra y el psicólogo Pedro Martínez.
El psiquiatra destacaba que ve a Sánchez “poco natural, muy estudiado, se desenvuelve como si tuviese un plan predirigido. La manera como camina incluso, la manera como gesticula, el como mira, la sonrisa esa sempiterna que tiene, pero sonríe solo con la boca. Es muy curioso, no sonríe con la cara, no sonríe con los ojos, no lo hace con la expresión facial. Yo no se si es por timidez o por cualquier cuestión, eso lo podemos analizar, pero lo veo demasiado encorsetado, demasiado haciendo un papel”.
Estaba muy estudiado y lo ha puesto en el justo sitio. Tenía un papel, no permitía preguntas. Yo ahí estaría hablando de una persona que, al menos, presenta rasgos psicopáticos
Era el momento en el que tomaba la palabra Martínez para explicar que “este hombre ha pasado la frontera de la timidez y ha pasado a ser controlador, manipulador, el de intentar fríamente el de obtener una serie de resultados a través de estrategias. Estaríamos, y no digo que lo sea, en un mundo muy psicopático", explicaba para añadir que "su comportamiento es el de una persona fría, que es capaz de controlar las emociones y sobre todo de utilizarlas".
Ello lo justificaba con un ejemplo: "Si os dais cuenta en la rueda de prensa del viernes, era una rueda de prensa que en un momento determinado y aludiendo a lo que le habían tras*mitido sus padres, dejaba entrever alguna lágrima. Esto estaba muy estudiado y lo ha puesto en el justo sitio. Tenía un papel, no permitía preguntas. Yo estaría hablando de una persona que, al menos, presenta rasgos psicopáticos.
Era el momento en el que el doctor Gaona volvía a incidir en esa personalidad "preocupante" de Pedro Sánchez y en los rasgos que manifestó en la "conducta no verbal" porque "trasluce la verdad que hay detrás del personaje". En este sentido, explicaba "la sonrisa que tiene, los ojos no la acompañan, da la sensación de (no digo que lo haga) como si ensaye incluso delante del espejo".
Otro de los aspectos que ha llamado mucho la atención al psiquiatra es la mirada del dimitido líder socialista. "Me lo encontré en un vuelo y no mira directamente a los ojos. Es una cosa que me preocupa. Mira a mucha gente a los ojos pero como si fuese el barrido de una ametralladora. Pero no fija ese contacto visual con el interlocutor que tiene delante y cuando lo hace, fijaos bien, lo hace sin pestañear. Es como si él mismo se obligase a hacerlo pero está exento de naturalidad. Como si él estuviese refugiado en la trinchera de su cerebro y no quisiera dejar traslucir nada... por no equivocarse, timidez o quiero demostrar algo pero realmente soy otra cosa. En ese aspecto tampoco lo puedo rematar".
 
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