1930 en el campo (Spoiler: Se vivía de querida progenitora)

El mismo ambiente sano que se ve en cualquier polígono de una ciudad.
A uno de esos le metes en un bar de polígono y sólo con lo que hay en el menú Paco se creen que están en el banquete del Castillo de Buckingham.

Ya cuando van al baño y tiran de la cisterna se ponen a adorar el water por haberse llevado el zurullo …

Del aire acondicionado, la tele, la maquinas de tabaco, la cafetera…ya no hablemos…

Llorarían de la emoción hasta si les llevan a un bar de La Sagra.
 
A uno de esos le metes en un bar de polígono y sólo con lo que hay en el menú Paco se creen que están en el banquete del Castillo de Buckingham.

Ya cuando van al baño y tiran de la cisterna se ponen a adorar el water por haberse llevado el zurullo …

Del aire acondicionado, la tele, la maquinas de tabaco, la cafetera…ya no hablemos…

Llorarían de la emoción hasta si les llevan a un bar de La Sagra.
En mis años en la Sagra conocí a poca gente buena allá pero la verdad es que la poca gente buena que conocí allí rozaban la perfección cristiana. De las mujeres pocas guapas pero las que lo eran te deslumbraban por su donaire y gracia.

Llegué a Magán recién salido del seminario a hacerme cargo de la parroquia en el año de 1589. Cuando conocí a aquella hermosa flor de La Sagra no pude adivinar el mal hado que llevaba encima. Sara era joven, menos de veinte años. Tenía el cabello caoba, del tonalidad de las hojas en otoño, y lo llevaba arreglado en un peinado complejo debajo de un tocado neցro y dorado. Sus ojos eran de tonalidad ámbar, luminosos, radiantes, cálidos, como si todo el mundo estuviera frío y aquellos ojos fueran el último calor que le quedara a un hombre. Se cubría con un vestido neցro de un tejido tras*parente que insinuaba todo sin revelar nada. Se movía con estudiada gracia y en aquellos ojos había una expresión enterada, un conocimiento de secretos que ningún otro mortal poseía.

Resultaba inquietante. Peligrosa.

Habría querido girar sobre mis talones y alejarse con indiferencia, pero me quedé mirándola fijamente, fascinado, incapaz de moverme.

La pasión entre ambos creció de forma rápida y esa misma tarde yacimos juntos.

Su cuerpo era suave y mórbido, y antes de saber qué hacía o cómo lo hacía, me encontré con las manos debajo de su vestido, acariciando la cálida y desnuda piel. Emitió un quedo gemido y sus besos se hicieron más intensos.

—Mi cuarto está aquí al lado —susurró ella mientras rozaba mis labios con los suyos.
—Esto no está bien —dije, pero yo, joven sacerdote por aquel entonces, fui incapaz de apartarme de ella. Me rodeó con los brazos y apretó su cuerpo contra mí. —Esto es la vida y no la estéril castidad que sigues—me dijo. Me condujo a su dormitorio.
La pasión duró toda la noche. Nos amábamos, dormíamos y despertábamos para volver a amarnos. Jamás había tenido antes relaciones sensuales, jamás había vivido tales arrebatos de gozo. Jamás me había sentido tan vivo y quería que esa sensación no acabara nunca. Desperté al alba, a la alborada de la primavera. La encontré a mi lado, apoyada en un codo y mirándome mientras su mano pasaba suavemente por su cabello o por su pecho.

A lo largo de los años —¿o son siglos?— experimenté maravillas que pocos, o nadie, han sentido jamás. Mi vida terrena desapareció y me convertí en el corazón de la gran encina solitaria de Valmojado y agité mis ramas con salvaje alegría en medio de tormentas sombrías y cegadoras. Me convertí en un guijarro del fondo del arroyo Overa y vi pasar el mundo. Fui una nube del cielo y oí el latido del universo. Pero, por alguna razón, no me bastó. Le dije al espíritu del árbol que quería regresar.

Un día Sara se encogió de hombros y me condujo hasta una fuente mágica.
—Mira el interior de la fuente y verás todo lo que quieres saber.
Me incliné ansioso para mirar en el fondo de la fuente. En las aguas oscuras se reflejaban ímágenes de ruinas. Ruinas de ciudades atravesadas por un viento helado. Ruinas de territorios carentes de vida. Tierras donde seres de formas extrañas deambulaban a placer. Era ya el año 2020 y el miedo había tras*figurado de modo absoluto La Sagra.

Finalmente me aparté de la fuente.

—Ya he visto bastante. Se han destruido a sí mismos librando guerras sin sentido. Este ha dejado de ser un lugar en el que quiera vivir. No puedo regresar. Si me aceptas, me quedaré contigo para siempre.

Sara me sonrió y me sentí raro, diferente.

Bajé la mirada y descubrí que mis manos estaban cubiertas de corteza. Mis piernas se habian convertido en troncos. En algún lejano rincón de la mente senti que debería preocuparme, pero no fue así. Emití una risa como de hojas susurrantes. Tomé la mano de Sara, di la espalda al mundo humano y condené mi alma para siempre.

No vayáis a La Sagra hijos míos.

Tan cerca de Madrid, tan lejos de Dios.
 
¿Pero os creéis que en el agro no hay jovenlandésnegros?

Las zonas prósperas de España, con agricultura y tal (la Ribera del Ebro, Tractoria, de la zona de Almería con los invernaderos ya no digamos) están también invadidas. La economía esclavista que rige en la ciudhac también se ha llevado al campo. Y también hay jovenlandeses paguiteros rascándose los bemoles y no haciendo más que maldhac.

Otra cosa es lo más profundo de los montes de Orense (aldeas tipo "Mazurca para dos muertos"), pero allí se vive de la madera del monte y poco más. Y como te plantes allí a bibir igual te mandan al parvo de la familia a pegarte cuatro tiros, como le pasó al holandés ese creo que era hace unos años.

Lo digo con conocimiento de causa; pueblos con una sanidhac vital y espiritual de caer de ojo ciego que conocí de crío en la zona media y sur de Navarra, por ejemplo, ahora son puñeteros infiernos petados de invasores, una minoría de ellos apalillados trabajando en el campo, y el resto parasitando y delinquiendo.
 
A un campurrio de esos le pones en un piso con las comodidades actuales, su nevera, climatizado, somier, ducha calentita, su wifi, libre de enfermedades…y manda al carajo la vida del campo al minuto dos…por mucho que se extinga…
Puedes tener todo eso en el campo, no hace falta que viva en una cueva
 


Solo hay que ver la cara que tiene los chavales, la libertad que hay, lo sano que es todo.

Menudas peliculas nos venden con que el campo es duro, el campo es solo duro si vives en un lugar que no llueve.


Ves? eres demorado...

El campo en Irlanda en los años 30 un paraiso...

Por eso no emigraban...
 


Solo hay que ver la cara que tiene los chavales, la libertad que hay, lo sano que es todo.

Menudas peliculas nos venden con que el campo es duro, el campo es solo duro si vives en un lugar que no llueve.

Con lo que se vive de querida progenitora en cualquier época o situación es con esa musiquilla de fondo.
 
Bvamoh javer. El campo SÍ FUE IDÍLICO. Lo que yerra el OP es en la época. Fue idílico en las épocas feudales y posteriores hasta el siglo XVIII como mucho. Se trataba de un sistema con servidumbre y vasallaje pero con mucha mano de obra y especialización. Al señor feudal o amo no le convenía la explotación del individuo tanto en diezmos como en esfuerzo físico, ya que los alimentos eran el combustible y sus beneficios dependían de que esta maquinaria no parase. Además un señor borde se arriesgaba a que sus mejores súbditos se fueran al feudo vecino que estaba a medio día andando. No había mucha competencia laboral. El hijo pequeño sacaba a las ocas, la hija hilaba, la otra cosía, el otro a las ovejas, el otro con las vacas. No faltaba la comida porque sin comida no había calorías para currar. Si había mala cosecha se trabajaba menos y en paz. A esperar a la siguiente que fuera buena. La aparición de los estados, el renacimiento, la ilustración la industrialización han acabado con el idílico campo. Los nuevos métodos de producción agrarios importados trajeron consigo también los “avances” al campo, métodos de producción industriales para sistemas biológicos no determinados. El dinero que surgió de la sociedad urbanita compró el campo y produjo la desaparición de la sociedad rural, de sus tradiciones, de sus fueros, de sus costumbres y de sus conocimientos diez milenarios. El campo es una requete cosa pero desde hace 300 años.

Boy bien @Alex Cosma ? @Alex Cosma
 
Bvamoh javer. El campo SÍ FUE IDÍLICO. Lo que yerra el OP es en la época. Fue idílico en las épocas feudales y posteriores hasta el siglo XVIII como mucho. Se trataba de un sistema con servidumbre y vasallaje pero con mucha mano de obra y especialización. Al señor feudal o amo no le convenía la explotación del individuo tanto en diezmos como en esfuerzo físico, ya que los alimentos eran el combustible y sus beneficios dependían de que esta maquinaria no parase. Además un señor borde se arriesgaba a que sus mejores súbditos se fueran al feudo vecino que estaba a medio día andando. No había mucha competencia laboral. El hijo pequeño sacaba a las ocas, la hija hilaba, la otra cosía, el otro a las ovejas, el otro con las vacas. No faltaba la comida porque sin comida no había calorías para currar. Si había mala cosecha se trabajaba menos y en paz. A esperar a la siguiente que fuera buena. La aparición de los estados, el renacimiento, la ilustración la industrialización han acabado con el idílico campo. Los nuevos métodos de producción agrarios importados trajeron consigo también los “avances” al campo, métodos de producción industriales para sistemas biológicos no determinados. El dinero que surgió de la sociedad urbanita compró el campo y produjo la desaparición de la sociedad rural, de sus tradiciones, de sus fueros, de sus costumbres y de sus conocimientos diez milenarios. El campo es una requete cosa pero desde hace 300 años.

Boy bien @Alex Cosma ? @Alex Cosma
En 1700 en el campo te morías con 45 años…
 
En 1700 en el campo te morías con 45 años…
La estadística es lo que tiene. Como se cuentan los que morían entre 0 y 12, que eran a mansalva, las medias salen así, pero había viejos. Lo importante era la familia en su conjunto y la prolificidad era de conejos. Los miembros más longevos de esas familias morían a la edad de los pocos miembros que tienen las familias actuales.
 
La estadística es lo que tiene. Como se cuentan los que morían entre 0 y 12, que eran a mansalva, las medias salen así, pero había viejos. Lo importante era la familia en su conjunto y la prolificidad era de conejos. Los miembros más longevos de esas familias morían a la edad de los pocos miembros que tienen las familias actuales.
Jajaja menuda payasada te has currado.

La media actual de esperanza de vida, los 80 y tantos en España (MILLONES DE PERSONAS) eso en 1700 ERA NI REMOTAMENTE ALCANZABLE.

En 1700 los octogenarios no llegaban al 0,00001 de la población.

Es como si dijeras que en 2023 la gente con 120 años era muy numerosa…MENTIRA!
 
En 1700 en el campo te morías con 45 años…
Te quedas corto.
Lo que nos dicen es que en 1917 la esperanza de vida (en general, no solo en el campo) era de 35 años.

Y tú te lo crees, claro.

Como te dice Punkercin, esa media no mide realmente la edad a la que moría la gente. Y sí, la gente tenía hijos a edades normales, y se se morían los hijos, pues tenían otros. Ahora los urbanitas derechohabientes bienestarizados o no tienen hijos (que viene ser vivir CERO AÑOS) o tienen sólo uno con 40 años...

Lo llaman progreso.
 
No se vivía mejor, sino que necesitaban menos cosas, yo también soy de pueblo y recuerdo que mis padres no tuvieron teléfono hasta que yo cumplí los 18 años aproximadamente. Había un teléfono en la calle, de una vecina y ahí dejaban los recados. Intensos lasos familiares y vecinales es lo que había. Favor por favor. Te quedas con mis niños esta tarde que yo lo haré con los tuyos mañana. Te ibas de viaje y dejabas las llaves al vecino por si ocurría algo. Impensable hoy día. Se vivía en sociedad, no primaba el individualismo. Las vacaciones de mis padres eran un fin de semana al año. Se han ganado muchas cosas en este tercer milenio, pero se han perdido otras, la red familiar y vecinal que te protegía/nos protegía entre otras.
 
Bvamoh javer. El campo SÍ FUE IDÍLICO. Lo que yerra el OP es en la época. Fue idílico en las épocas feudales y posteriores hasta el siglo XVIII como mucho. Se trataba de un sistema con servidumbre y vasallaje pero con mucha mano de obra y especialización. Al señor feudal o amo no le convenía la explotación del individuo tanto en diezmos como en esfuerzo físico, ya que los alimentos eran el combustible y sus beneficios dependían de que esta maquinaria no parase. Además un señor borde se arriesgaba a que sus mejores súbditos se fueran al feudo vecino que estaba a medio día andando. No había mucha competencia laboral. El hijo pequeño sacaba a las ocas, la hija hilaba, la otra cosía, el otro a las ovejas, el otro con las vacas. No faltaba la comida porque sin comida no había calorías para currar. Si había mala cosecha se trabajaba menos y en paz. A esperar a la siguiente que fuera buena. La aparición de los estados, el renacimiento, la ilustración la industrialización han acabado con el idílico campo. Los nuevos métodos de producción agrarios importados trajeron consigo también los “avances” al campo, métodos de producción industriales para sistemas biológicos no determinados. El dinero que surgió de la sociedad urbanita compró el campo y produjo la desaparición de la sociedad rural, de sus tradiciones, de sus fueros, de sus costumbres y de sus conocimientos diez milenarios. El campo es una requete cosa pero desde hace 300 años.

Boy bien @Alex Cosma ? @Alex Cosma
Y eso donde había feudalismo, que no es el caso de la Península Ibérica.
Lo que había en la mitad norte de la península era Concejo Abierto.
Obviamente los cronistas de la época, al servicio del poder siempre, dejaron escrito que el pueblo no es nada, y que el poder lo es todo. Y eso lo que se ha seguido enseñando en la escuela hasta nuestros días por parte de los historiadores y profesores funcionarios.
 
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