Respecto a lo que dije ayer, podemos elegir. Tenemos libre albedrío, que significa que tenemos voluntad para poder sobreponernos a los instintos. Lo que pasa es que vivimos en la ilusión de un mundo avanzado en el que estos son secundarios, cuando en realidad este mundo está dominado por ellos de manera inconsciente. Esos son los demonios que nos dominan, los bajos impulsos. Pero son muy fulastres y muy inteligentes, saben camuflarse y engañarnos.
Por ejemplo, si te fumas un peta, puede aparecerte en la mente una Cocacola. Tú crees que es porque te apetece, así te lo indica tu deseo, pero realmente es por el bajón de azúcar. Simplemente tu parte inconsciente te envía ese impulso en forma de apetencia.
Por eso el primer adversario está en uno mismo. Algunos, como aquellos que han sido abusados, creen que es una fuerza muy poderosa, porque es dominante, y pactan con esos demonios. Y cuando has reconocido esos demonios en ti mismo, también los ves fuera, camuflados en los comportamientos de los demás. Y tú puedes dominarlos en ti mismo a través del discernimiento y la voluntad. Primero identificándolos. Segundo, permaneciendo atento. Aunque tratarán de confundirte y hacerte creer que son tú mismo para que te dejes llevar.
Y por eso al hacer cosas como meditar, ayunar o tomar enteógenos, enfrentas por narices a estos demonios, que son los que dominan este mundo de apariencias. Donde el depredador se disfraza y nos ofrece el caramelo para engañarnos. Un juego de polaridad entre Saturno y Venus, en el que nuestra debilidad es la ingenuidad. Pero se trata de trascenderlo.
Los orates con como los hijos condenados del dios de este mundo predatorio, porque al no tener conciencia, no pueden trascenderlo y están atados a la dualidad, son mortales. A ellos, claro, les gusta pensar que no hay salida, que la luz es un engaño y que dios es el diablo, y que nosotros estamos igual de perdidos que ellos, que nos engañamos con la esperanza y el amor, que nuestros sentimientos nos hacen débiles y que la única diferencia es que nosotros nos ponemos la máscara de buenos. Son un poco como el Joker con Batman. El villano quiere desenmascararle y demostrar que en el fondo es tan cosa como él.
Y en ese sentido están encantados con el trabajo que han hecho, demostrando con la esa época en el 2020 de la que yo le hablo que la mayoría de humanos se dejan guiar por sus bajos instintos. Pero hay unos pocos que no, y que han detectado el juego y no se dejan engañar, cuestionan todo, y esos son los que les joroban. Pero así es el juego, y su función es ejercer de oponente, de adversario. Dentro de unas reglas de causa y efecto que intentan trampear.