Proyecto Fatum: Si la realidad es una simulación por ordenador - ¿Qué sucede si la hackeo?

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Ese es el punto clave de toda la explicación, porque si Dios creó el universo entonces es real (el universo), si es real lo que me molestó realmennte pasó, entonces no hay verdadero perdón posible, únicamente habría perdón del ego, lo que pasó fue real, pero como soy muy bueno te perdono por violar, descuartizar y comerte a mi hija (es un ejemplo ficticio).

El verdadero perdón cuesta, a mi el primero, pero es la resistencia del ego a ser deshecho.

El verdadero perdón cuesta mucho es cierto.

A mí me ha costado siempre mucho. MUCHO.

Entonces cuando empecé a interesarme por estos temas, se me hizo más fácil. No quiere decir que a veces no me cueste.

Todo es real. Si te dan una bofetada la sientes. Duele.
Tienes receptores del dolor en tu cuerpo porque son sensaciones que han de ser vividas. Tienen una función.

El dolor de la bofetada a tu amor propio, al ego, es mucho mayor. Es eso, lo que más cuesta perdonar y también tiene una función.

Yo pienso que la mayor parte de las veces no es personal.
Esa otra persona está librando su batalla propia.

Está en su propio infierno porque la gente que está amargada, infeliz, enfadada, no es más que un grito desesperado de ayuda.


A veces cuando esto no me sirve pienso que al final todos somos uno. Que el que daña y el dañado son el mismo.

Y si esto tampoco me sirve entonces me digo que nadie tiene derecho sobre mis emociones. Nadie tiene derecho a enfadarme o a hacerme daño si yo no le doy permiso, si yo no lo consiento.

Si me insultas, es un hecho real pero yo decido si esa “realidad” la acepto o no. Si me daña o no.

Esto último no es un perdón al otro. Es simplemente una técnica que funciona bastante bien para que no enturbien tu paz mental.

Realmente el perdón se hace más por uno mismo que por el otro. Al otro muchas veces le da igual que lo perdones. Como el ejemplo que pones. Al malo le daría igual.

Tú al perdonar no quiere decir que olvides a tu hija, que la dejes de querer. Quiere decir que perdonas para seguir adelante sin el veneno del repruebo pudriéndote por dentro.
 
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