Solo puedo opinar como un simple turista que ha visitado durante unos días la ciudad China fronteriza de Dandong.
Dandong es la famosa ciudad con el puente destruido por los bombarderos anglo-norteamericanos, que ha quedado como testigo de lo que no hace mucho tiempo sucedió allí.
Tras la apariencia de ser una férrea ciudad fronteriza que divide dos mundos, conforme pasan los días, y con la visión de un español, observas algunas cosas que no puedes comprender.
Mi señora y sus amigas, lo primero que hicieron fue alquilar unos trajes tradicionales coreanos, con los que se vestían durante nuestra visita allí. Y con esta pinta iniciamos nuestro recorrido turístico.
La ciudad de Dandong, aunque parezca increíble esta llena de coreanos del norte, son ilegales, no existen, pero todo el mundo sabe que están. Las autoridades chinas hacen como que no los ven.
Nunca pude entender porque los chinos, en el tradicional paseo por el rio que separa los dos países, y desde la embarcación (por supuesto agitando una banderita china en la mano) les gritaban a los paisanos coreanos que se podían ver en la orilla contraria:
"¡Animo hermanos, estamos aquí" "¡Animo! No os olvidamos"- No puedo entender porque les decían eso ¿Era de coña? ¿Les estaban vacilando?.
El aspecto de los coreanos de la otra orilla era lamentable, ¿Quizás por ser campesinos tenían ese aspecto tan desaliñado?
Quiero decir, que cuando trabajas en el campo no te vistes con traje y corbata, ni con ropa deportiva de marca, pero esos campesinos vestían con ropas más derroidas y desgastadas, que las ropas de los campesinos que en los años sesenta vestían aquí, en España.
Algo que me asustó y me puso muy nervioso, fue observar como jóvenes chinos, estudiantes de 20 o 22 años, con una litrona en la mano y aspecto de estar algo "cocidos", se fotografiaban bajo este monumento y saludaban levantado el brazo, al estilo fascista, frente a la estatua de estos héroes.
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Lo mismo vi hacer a algunos jóvenes con litronas de cerveza en la mano bajo la estatua de Mao, fotografiarse haciendo el saludo fascista al líder.
Recuerdo aquellos días como muy divertidos y llenos de contrastes.
La vida es breve y debemos de medir las políticas de cualquier país, a través de la calidad de vida que disfrutan la inmensa mayoría de sus habitantes.