Scire
Madmaxista
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La verdadera Cataluña solo se ve a las 7-8 de la mañana en transporte público, en cualquier ciudad o barrio (Badalona, Santa Coloma, Hospitalet...).
Se viaja en paz.
A partir de mediodía, los bares se llenan de jovenlandeses tomando café, y pakis y latinoamericanos comienzan a apoderarse del transporte público.
Por la tarde las jovenlandesas sacan a los niños al parque y el transporte publico se transforma en territorio comanche.
Poco después, bancos y paradas de todo la ciudad se convierten en bares ambulantes, donde gente de lo más extraña comienza a beber cerveza y poner música a todo volumen.
En el centro de Barcelona, además, se suman los turistas. Buscar un catalán en el Barrio Gótico y cada más por todo el Eixample es como buscar a Wally. Cuando los turistas se vuelven a sus apartamentos a emborracharse (porque por las noches cada vez salen menos), comienzan a salir los jovenlandeses y los latinitos. A los españoles, como sucedía antes, solo los ves yendo y viniendo del trabajo, y tal vez en el gimnasio o en en bicicleta poor la montaña.
Barcelona está tomada por extranjeros de todo tipo. El guarrerío es extremo en algunos puntos de la ciudad, in crescendo.
Además, cada vez hay menos tiendas, ya no tradicionales, sino normales o bares. Lo poco que hay está tomado por badulaques, tiendas de souvenirs y hostelería china, paki y latinita.
La Laietana, que quiso en su día compararse con la Gran Vía madrileña, es más triste que la Zona Franca, y en el Paseo de Gracia econtramos cada vez más marcas de "lujo" de tipo Zara.
