Para un superdotado el colegio es un infierno. No hay manera de diseñar un sistema educativo donde encaje con individuos normales y su escasa capacidad de aprendizaje. Si encaja no es superdotado, es otra cosa. Lo que hacen muchos es sobrevivir y hasta brillar, pero son excepción. La educación pública y obligatoria puede producir buenos profesionales, pero siempre a pesar de ella. Todos los que hacen algo importante se han arreglado para hackear el sistema de alguna manera.
Cualquiera puede comprobar en su entorno de trabajo la mediocridad desoladora de los licenciados que llevan el peso de la empresa incluso en la alta dirección. Yo trabajo en la sanidad pública y es un erial intelectual. Al menos los médicos de antes se esforzaban por ser cultos. Las nuevas generaciones son semianalfabetas. Las ineficiencias del sistema y los errores con resultado fatal son enormes y, casi siempre por incompetencia y desorganización, además de estar infectado por la política. Nadie está al mando.
Por otra parte, los colegios del franquismo en los que me eduqué yo eran campos de concentración siniestros, pero los colegios de ahora y la ideología delirante y anticientífica que transmiten serán juzgados con incredulidad en el futuro. Están dañando de forma irreversible a generaciones de hombres y mujeres. Y parece que va a peor. Como va a sobrevivir ahí alguien inteligente. El aumento exponencial del suicidio de adolescentes es un síntoma que no se puede obviar.
Lo peor es que ya hay medios tecnológicos para desarrollar los potenciales, y que se utilizan para estupideces y tener controlada a la gente, en todos los sentidos.
Están convirtiendo la red en otra guandoca.
Parece condición humana tener apartada siempre la semilla que da fruto.