El excelente artículo publicado por en el portal Idealista deja bien claro lo bien que lo tienen aquellos que no pueden pagar el alquiler de su vivienda, y el dolido panorama que tienen ante sí los propietarios de esas viviendas.
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Si ya era complicado iniciar un proceso de desahucio, con la nueva ley se da una vuelta de tuerca más a dicha dificultad, siendo en algunos casos imposible el desahucio. En estos caso es como si el Estado te expropiase tu propiedad para dársela a quien ese Estado considera pobres.
Y luego hay mucho cenutrio suelto que todavía se pregunta porqué el mercado del alquiler es tan reducido, con una demanda de vivienda que multiplica por treinta a la oferta. O dicho en cristiano, en ciudades como Madrid o Barcelona hay treinta demandantes de alquiler por cada piso disponible.
El problema del alquiler de la vivienda y la falta de oferta se debe a la inseguridad jurídica.
Si aparcas el discurso paternalista en el arcén, y razonas un poco, te darás cuenta que la baja oferta se debe a los riesgos a los que se enfrenta el propietario cuando alquila. Esto se traduce en dos opciones:
1º o no alquilas y dejas tu piso vacío o
2º Alquilas la propiedad pero con unas condiciones tales que dicho alquiler es sólo accesible para personas muy solventes. Tanto como para pagar unos precios inflados un 50% respecto al que sería normal de mercado.
Y no es para menos, porque a día de hoy si deseas alquilar un pisito de cosa, te exigirán cuando menos hacerlo a través de una agencia, que aparte de cobrar su comisión de intermediación, te exigirá contratar un seguro de impago, el cual implica que deberás tener una renta mínima igual a tres veces el precio del alquiler, un certificado de penales, tu histórico bancario y hasta quizás un informe favorable del Banco de España.
Por esta razón, y no por otra, los precios del alquiler se han disparado y por eso mismo también hay tanto piso vacío.
Y si algo sobra es tanto político demagogo que habla de lo que no tiene ni fruta idea. O a lo mejor sí tiene idea, pero se tira por el discurso sensiblero y de género pimpollo para crear la sensación de que esto es una batalla de los ricos contra los pobres, siendo los ricos los propietarios y los pobres los arrendatarios. Y todo para captar el voto de los que tienen una neurona por cerebro, de esos que desgraciadamente tanto abundan en España.
Por cierto, que algún día tendremos que hablar sobre el derecho al voto de quienes tienen una neurona por cerebro, porque si a esto le damos carta de naturaleza ¿Qué motivo hay para que no tengan derecho a votar las medusas o el microplancton?
Que la gente vulnerable, con pocos recursos debe ser atendida por la asistencia social estamos de acuerdo. Que el Estado debe evitar que la gente viva en una vivienda digna, y no en la calle también podemos llegar a estar de acuerdo.
Pero en lo que jamás estaremos de acuerdo es que sean los propietarios particulares de vivienda quienes tengan que asumir esa asistencia social con su patrimonio y sus recursos propios. No es de recibo que se le exija a los propietarios una solidaridad que contradice el concepto propio de la solidaridad, la cual siempre debe ser voluntaria y no impuesta, tal como ahora se está haciendo.
Así que si el Estado y los políticos que lo representan se siente tan solidario, pues que ejerza esa asistencia social asumiendo el coste que ello supone.
¿Cómo? Muy fácil. ¿Tú no quieres que esas "pobres" familias se vean en la fruta calle porque no pueden pagar su alguiler? Pues llega a un acuerdo con el propietario para pagarle la renta mes a mes. Y quien dice la renta, el pago de la luz, el agua, el wifi, los desperfectos que pueda sufrir el inmueble o incluso el seguro del hogar.
Fíjate qué fácil. Pensarlo no me ha llevado más de medio segundo.
Entonces y sólo entonces, y de un plumazo, habríamos apiolado dos pájaros de un tiro, pues de un lado tendríamos contentos a los inquilinos, que no tendrían que abandonar su casa, y de otro lado tendríamos a los propietarios igual de contentos, cobrando la renta acordada en tiempo y forma.
Pero no. Aquí hay que gastar dinero en ayuda al desarrollo en alguna aldea de Burundi, o para el estudio de cómo se reproducen las cucarachas de Borneo, pero no en resolver un problema grave de orden social que tenemos de España.
PD. Espero que no salga alguno diciendo la soplapollez esa de que la culpa de la falta de vivienda la tienen los pisos turísticos, cuando la aparición del piso turístico es una consecuencia de la inseguridad jurídica que sufre el mercado de alquiler de la vivienda.
El inquilino vulnerable ante el impago de rentas con la nueva Ley
La nueva Ley de Vivienda, que modifica la Ley 1/2000 del 7 de enero, establece los procedimientos que tiene que seguir un propietario de un piso de alquiler en caso de que el inquilino deje de pagar la renta.
Si ya era complicado iniciar un proceso de desahucio, con la nueva ley se da una vuelta de tuerca más a dicha dificultad, siendo en algunos casos imposible el desahucio. En estos caso es como si el Estado te expropiase tu propiedad para dársela a quien ese Estado considera pobres.
Y luego hay mucho cenutrio suelto que todavía se pregunta porqué el mercado del alquiler es tan reducido, con una demanda de vivienda que multiplica por treinta a la oferta. O dicho en cristiano, en ciudades como Madrid o Barcelona hay treinta demandantes de alquiler por cada piso disponible.
El problema del alquiler de la vivienda y la falta de oferta se debe a la inseguridad jurídica.
Si aparcas el discurso paternalista en el arcén, y razonas un poco, te darás cuenta que la baja oferta se debe a los riesgos a los que se enfrenta el propietario cuando alquila. Esto se traduce en dos opciones:
1º o no alquilas y dejas tu piso vacío o
2º Alquilas la propiedad pero con unas condiciones tales que dicho alquiler es sólo accesible para personas muy solventes. Tanto como para pagar unos precios inflados un 50% respecto al que sería normal de mercado.
Y no es para menos, porque a día de hoy si deseas alquilar un pisito de cosa, te exigirán cuando menos hacerlo a través de una agencia, que aparte de cobrar su comisión de intermediación, te exigirá contratar un seguro de impago, el cual implica que deberás tener una renta mínima igual a tres veces el precio del alquiler, un certificado de penales, tu histórico bancario y hasta quizás un informe favorable del Banco de España.
Por esta razón, y no por otra, los precios del alquiler se han disparado y por eso mismo también hay tanto piso vacío.
Y si algo sobra es tanto político demagogo que habla de lo que no tiene ni fruta idea. O a lo mejor sí tiene idea, pero se tira por el discurso sensiblero y de género pimpollo para crear la sensación de que esto es una batalla de los ricos contra los pobres, siendo los ricos los propietarios y los pobres los arrendatarios. Y todo para captar el voto de los que tienen una neurona por cerebro, de esos que desgraciadamente tanto abundan en España.
Por cierto, que algún día tendremos que hablar sobre el derecho al voto de quienes tienen una neurona por cerebro, porque si a esto le damos carta de naturaleza ¿Qué motivo hay para que no tengan derecho a votar las medusas o el microplancton?
Que la gente vulnerable, con pocos recursos debe ser atendida por la asistencia social estamos de acuerdo. Que el Estado debe evitar que la gente viva en una vivienda digna, y no en la calle también podemos llegar a estar de acuerdo.
Pero en lo que jamás estaremos de acuerdo es que sean los propietarios particulares de vivienda quienes tengan que asumir esa asistencia social con su patrimonio y sus recursos propios. No es de recibo que se le exija a los propietarios una solidaridad que contradice el concepto propio de la solidaridad, la cual siempre debe ser voluntaria y no impuesta, tal como ahora se está haciendo.
Así que si el Estado y los políticos que lo representan se siente tan solidario, pues que ejerza esa asistencia social asumiendo el coste que ello supone.
¿Cómo? Muy fácil. ¿Tú no quieres que esas "pobres" familias se vean en la fruta calle porque no pueden pagar su alguiler? Pues llega a un acuerdo con el propietario para pagarle la renta mes a mes. Y quien dice la renta, el pago de la luz, el agua, el wifi, los desperfectos que pueda sufrir el inmueble o incluso el seguro del hogar.
Fíjate qué fácil. Pensarlo no me ha llevado más de medio segundo.
Entonces y sólo entonces, y de un plumazo, habríamos apiolado dos pájaros de un tiro, pues de un lado tendríamos contentos a los inquilinos, que no tendrían que abandonar su casa, y de otro lado tendríamos a los propietarios igual de contentos, cobrando la renta acordada en tiempo y forma.
Pero no. Aquí hay que gastar dinero en ayuda al desarrollo en alguna aldea de Burundi, o para el estudio de cómo se reproducen las cucarachas de Borneo, pero no en resolver un problema grave de orden social que tenemos de España.
PD. Espero que no salga alguno diciendo la soplapollez esa de que la culpa de la falta de vivienda la tienen los pisos turísticos, cuando la aparición del piso turístico es una consecuencia de la inseguridad jurídica que sufre el mercado de alquiler de la vivienda.
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