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Será en Octubre
OLÍTICA
Yolanda Díaz empuña la oficialidad del asturiano y la lucha sindical para 'sumar' en Asturias
Actualizado Viernes, 7 octubre 2022 - 21:20
Testa su proyecto en la comunidad autónoma donde la izquierda se encuentra más divida
Yolanda Díaz saluda al presidente de la Academia de la Llingua Asturiana, Xosé Antón González.J.L.CereijidoEFE
Yolanda Díaz empuñó este viernes la oficialidad del asturiano y una retórica muy crítica contra la patronal como carta de presentación en la comunidad autónoma en la que la izquierda se encuentra más dividida. La vicepresidenta aspira a que en el futuro cercano sea su proyecto Sumar el que sea capaz de amortiguar esas diferencias y de aunar a las diferentes sensibilidades.
En su estreno en Asturias, Díaz no incidió expresamente en esa división pero sí buscó los registros suficientes para ganarse la atención y complicidad de los diferentes sectores, con una estudiada visita en la que pudo profundizar en los diferentes ámbitos de la región. El social -yendo a ver el proyecto La Benéfica, un espacio que encabeza el artista Rodrigo Cuevas-, el laboral -con un encuentro con trabajadores de sectores productivos asturianos-, el institucional -con un café con la alcaldesa de Gijón, Ana González, del PSOE- y el cultural -con una visita a la Academia de la Llingua Asturiana junto a su presidente-.
Todo eso después lo remató con un nuevo episodio de su «proceso de escucha» en el que mitineó con una retórica más encendida de lo habitual y en el que Díaz hizo hincapié en la dialéctica ricos-pobres y empresarios-trabajadores. Abono en una tierra fértil.
Fue ahí cuando la vicepresidenta tomó partido por los sindicatos, solidarizándose con sus protestas contra la patronal para exigir un aumento de los sueldo para amortiguar la desbocada inflación. La ministra de Trabajo se posicionó «con claridad» de su lado y volvió a instar a la CEOE a que «vuelva a la mesa y suba los salarios». Así, exigió a la patronal «que se comprometa» con el país y «haga las tareas que tiene que hacer».
Asimismo, Díaz fue incisiva en sus críticas contra el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, al que acusó de tener «un problema con la igualdad» por haber rechazado la política de impuestos del Gobierno y por defender «a los que ni pagan impuestos ni se quieren comprometer con una salida justa en esta crisis», en alusión a los empresarios. Ante esa actitud, Díaz reivindicó como «justicia fiscal» el subir los impuestos «a los ricos» para bajárselos «a los que menos tienen» y presumió de que 12 millones de trabajadores pagarán menos por 700.000 que pagarán más.
En esta dialéctica, la vicepresidenta avisó a los empresarios de que la reforma laboral que ella impulsó «se va a aplicar» con todas las consecuencias y «se llamen como se llamen», porque se «acabó la barra libre». También abogó por redefinir un nuevo modelo industrial y que la SEPI sirva para salvar empresas que están en crisis.
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Más allá de esto, el paso de Díaz por la región ha tenido mucho de reivindicación de la oficialidad de la lengua asturiana para ponerla a la misma altura legal que el gallego, catalán o vasco. «Claro que sí», zanjó, pidiendo que tenga «todos los derechos» que tienen el resto de lenguas cooficiales. Por este motivo, quiso tener un gesto explícito al visitar la Academia de la Llingua Asturiana junto con el presidente de la Academia, Xosé Antón González.
Por otra parte, y en una atención a medios, Díaz salió al paso de las críticas de Podemos acerca de que el PSOE les «ocultó» la subida del 25% del gasto en Defensa en los Presupuestos, así como de la insinuación de que pudiera habérselo ocultado ella a sus compañeros. La vicepresidenta subrayó que fue una negociación «al alimón en Unidas Podemos» y que se llevó a cabo «al completo» por todo el equipo que formó parte del diálogo. Además defendió que el compromiso era que ese aumento no computara en el techo de gasto, es decir, que no se dedujera de las partidas sociales.
Yolanda Díaz empuña la oficialidad del asturiano y la lucha sindical para 'sumar' en Asturias
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Yolanda Díaz saluda al presidente de la Academia de la Llingua Asturiana, Xosé Antón González.J.L.CereijidoEFE
Yolanda Díaz empuñó este viernes la oficialidad del asturiano y una retórica muy crítica contra la patronal como carta de presentación en la comunidad autónoma en la que la izquierda se encuentra más dividida. La vicepresidenta aspira a que en el futuro cercano sea su proyecto Sumar el que sea capaz de amortiguar esas diferencias y de aunar a las diferentes sensibilidades.
En su estreno en Asturias, Díaz no incidió expresamente en esa división pero sí buscó los registros suficientes para ganarse la atención y complicidad de los diferentes sectores, con una estudiada visita en la que pudo profundizar en los diferentes ámbitos de la región. El social -yendo a ver el proyecto La Benéfica, un espacio que encabeza el artista Rodrigo Cuevas-, el laboral -con un encuentro con trabajadores de sectores productivos asturianos-, el institucional -con un café con la alcaldesa de Gijón, Ana González, del PSOE- y el cultural -con una visita a la Academia de la Llingua Asturiana junto a su presidente-.
Todo eso después lo remató con un nuevo episodio de su «proceso de escucha» en el que mitineó con una retórica más encendida de lo habitual y en el que Díaz hizo hincapié en la dialéctica ricos-pobres y empresarios-trabajadores. Abono en una tierra fértil.
Fue ahí cuando la vicepresidenta tomó partido por los sindicatos, solidarizándose con sus protestas contra la patronal para exigir un aumento de los sueldo para amortiguar la desbocada inflación. La ministra de Trabajo se posicionó «con claridad» de su lado y volvió a instar a la CEOE a que «vuelva a la mesa y suba los salarios». Así, exigió a la patronal «que se comprometa» con el país y «haga las tareas que tiene que hacer».
Asimismo, Díaz fue incisiva en sus críticas contra el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, al que acusó de tener «un problema con la igualdad» por haber rechazado la política de impuestos del Gobierno y por defender «a los que ni pagan impuestos ni se quieren comprometer con una salida justa en esta crisis», en alusión a los empresarios. Ante esa actitud, Díaz reivindicó como «justicia fiscal» el subir los impuestos «a los ricos» para bajárselos «a los que menos tienen» y presumió de que 12 millones de trabajadores pagarán menos por 700.000 que pagarán más.
En esta dialéctica, la vicepresidenta avisó a los empresarios de que la reforma laboral que ella impulsó «se va a aplicar» con todas las consecuencias y «se llamen como se llamen», porque se «acabó la barra libre». También abogó por redefinir un nuevo modelo industrial y que la SEPI sirva para salvar empresas que están en crisis.
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Por otra parte, y en una atención a medios, Díaz salió al paso de las críticas de Podemos acerca de que el PSOE les «ocultó» la subida del 25% del gasto en Defensa en los Presupuestos, así como de la insinuación de que pudiera habérselo ocultado ella a sus compañeros. La vicepresidenta subrayó que fue una negociación «al alimón en Unidas Podemos» y que se llevó a cabo «al completo» por todo el equipo que formó parte del diálogo. Además defendió que el compromiso era que ese aumento no computara en el techo de gasto, es decir, que no se dedujera de las partidas sociales.