Bueno, voy darle un UP. Aunque tengo pocas esperanzas...
Comentario de Maldito en acratas.net a propósito de su artículo:
Apreciados ácratas: Soy republicano. De una III República Española muy parecida a lo que cita más arriba Kokrotoak: de municipios y Estado; democracia asamblearia municipal y de representantes, atados por el mandato imperativo de sus asambleas, que acuden al Parlamento de la República Española a votar sobre cosas concretas, y luego se vuelven a casa a seguir trabajando en su municipalidad. Mi República no es la de pequeños estados federados sometidos a las mismas reglas de la plutocracia oculta tras la bambalina del estado federal. Mi República es unitaria en lo que hay que serlo: la defensa, la banca central insumisa a la sinarquía financiera internacional, las leyes comunes, lógicas y mínimas. Y mi República es dispersa y asamblearia en los 9000 municipios españoles, que, una vez las megápolis se separasen en barrios (¿Qué tiene que ver la sociedad de Pedralbes con la de Nou Barris?), serían aún menos de 10.000.
Mi aprendizaje en acratas.net me ha llevado a esta solución ideal, acrática, asamblearia. Pero sigo siendo republicano y me moriré siéndolo no dios mediante, sino jack Daniel's mediante.
Lo desarrollaré en un artículo próximo.
Entiendo tu confusión, David. Pero fíjate en que siempre quedan grupos de personas que no ganan ni en las asambleas municipales ni en ese referéndum nacional que tú propones. La suma de síes no da nunca unanimidad. La democracia es eso, que las minorías aceptan la decisión de la Asamblea, aunque no ganen. Existe la garantía del debate previo a la votación en las asambleas, el análisis de pros y contras para el municipio, que en el caso del referéndum nacional no existiría más que en los medios, con testaferros de la plutocracia, tratando de convencer al pueblo de sus engaños, sin pararse en el interés de cada municipio concreto. Esta es la separación por incompatibilidad de intereses entre la plutocracia y la población.
La ventaja de votar las leyes en el ámbito nacional no existe. Todos han votado ya la ley en sus asambleas.
Por el contrario, la decisión de una asamblea municipal ampliamente debatida, aunque no sea refrendada en el parlamento español, tiene mecanismos de aceptación corregida mediante los reglamentos municipales.
Pongamos un ejemplo:
Las asambleas municipales votan sobre el trasvase de los ríos españoles. Una asamblea concreta, la de Amposta, pongamos por caso, vota NO. Aunque haya gente que haya votado sí en el municipio, ha sido derrotada y asume el NO. La Asamblea de Amposta colaborará en el trasvase decidido por todos los municipios, pero tomando medidas contra sus efectos, que serán medidas locales y que ningún otro municipio podría impugnar.
¿Que es una quimera tanta participación responsable por parte del pueblo? Los municipios sorprenden casi siempre. la gente se interesa, se informa, escucha las propuestas, debate y vota. ¿Acaso es la propia democracia la quimera?
No, por supuesto. La quimera es, si acaso, pensar que la plutocracia no armará la de dios, incluyendo la creación de bandas neofascistas, para intimidar a los votantes de cada municipio. Pero esa solución es muy cara en 10.000 municipios autónomos y la plutocracia gasta lo mínimo. La quimera es que la plutocracia no permitirá la tras*formación de la España borbónica en una República Asamblearia.
¿Justifica esa dificultad que abandonemos el ideal?
Me quedo con la frase lapidaria de Félix:
LOS IDEALES PUEDEN SER IMPOSIBLES DE IMPLEMENTAR, DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS, PERO HAY QUE DEFINIRLOS PARA SABER LA DISTANCIA A LA QUE NOS ENCONTRAMOS DE ELLOS.
Salud y República.