Fudivarri
EL ESTADO ES TU PEOR ENEMIGO.
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<div class="post-column-left" style="tonalidad: #222222; text-align: left; width: 39%;">
<a href="http://www.republica.com/wp-content/uploads/2014/11/Merkel-Rajoy-2.jpg"><img border="0" src="http://www.republica.com/wp-content/uploads/2014/11/Merkel-Rajoy-2.jpg" height="255" width="360" /></a></div>
<div class="post-column-right" style="tonalidad: #222222; text-align: left; width: 90%;">
El actual Gobierno español --como todos los gobiernos desde 1978 que puedo recordar después de echarme al coleto tres Jack Daniel's sin hielo-- tiene como objetivo manifiesto, por más que trate de ocultarlo, crear una nueva España con otra economía. Una economía en la que no quepa el estado del bienestar. La política de austeridad es como la caza con cimbel de palomos torcaces que, al amor del shishi de la paloma cautiva, acuden directos a los cañones de las escopetas: La austeridad es un puñetero señuelo. Porque la austeridad no es para aumentar la eficacia de las administraciones, so pánfilos, sino para acabar con la cultura de la redistribución de la riqueza, de la subvenciones y de las ayudas; de la sanidad universal y de la educación forjadora de ciudadanos conscientes a partir de niños berrendos.
El BCE --en realidad, la Troika entera en concierto para tres ametralladoras Thompson-- tiene el mismo objetivo en toda Europa, objetivo que entona al ritmo de la copla "hay que controlar la inflación". Es la consecuencia del reaganismo y el thatcherismo de los 80, su perfeccionamiento al amparo de esta gran crisis económica inducida, artificial y demoledora. Esa ideología que, a día de hoy, representa Ángela Merkel, una señora que ha engordado mucho desde sus tiempos de comunista en la RDA.
Se dice --lo dicen los incensadores del poder-- que la creación del dinero-deuda de los bancos beneficia a la economía. Pero eso es más falso que el Rolex de plástico de un top manta: La creación de dinero mediante el crédito en cantidades ilimitadas de estos últimos años no ha hecho otra cosa que aumentar las diferencias entre los ricos y los pobres. El acceso al crédito de los <i>quantitative easings</i> es selectivo y proporcionado a la clase social, a la información privilegiada del solicitante: unos lo tienen muy barato, gratis, para especular y hacer negocios en la ruleta financiera, que es como la ruleta rusa, pero la cabeza la pones tú; y otros no lo encuentran más que de empresas usurarias como los cofidises, y lo utilizan para cubrir necesidades básicas para la supervivencia familiar, al 18% anual, como poco.
Cuando los grandes bancos internacionales como el Bundesbank exigen la devolución de sus empréstitos a los bancos españoles saben que van a hacerlos quebrar como colines torrados, a menos que el estado español convierta sus deudas privadas en nuestra deuda soberana. Es decir, que tapen los agujeros mediante créditos conseguidos por el Tesoro público y queden todos los españoles, pobres y ricos, rellenitos y flacos, deudores de otros estados hasta los pelos del perineo. E s entonces cuando sobrevienen las crisis de los estados, perfectamente previstas por la Troika, que tiene más mala leche que el que le ofreció al niño un polo de salfumán.
La única idea radical para resolver el problema es castigar a la banca retirándole el poder de crear dinero de la nada. Una iniciativa que Suiza someterá a referéndum por iniciativa del pueblo helvético. O sea, que la creación del dinero del aire es una realidad objetiva y conocida por la gente mínimamente culta: los bancos crean dinero cuyo contravalor es un simple agujero contable negativo, como el agujero que dejas en la playa cuando haces un castillo de arena. La suma de esos agujeros contables negativos alcanza una cifra que pone los pelos del cogote como púas de carpintero. Por eso, cuando las crisis golpean a las naciones, los bancos, sabiendo que no les van a pagar los créditos para tapar los agujeros del gruyere, le piden pasta a los gobiernos de sus países respectivos y a los bancos centrales. Pero cubrir tales pérdidas es injusto. Se trata de sociedades anónimas, de corporaciones multinacionales, que han gestionado peor que la que pagó para perder el virgo. Con agujeros contables tan mayúsculos, los bancos debieran hacerse pedazos como galletas marías en el bolsillo trastero. Pero son demasiado grandes para caer, lo que significa que si caen, lo arrastran todo consigo, los melones, el carro y los bueyes. En efecto, una vez los estados cometen el error de permitir que la banca cree el dinero de la nada, y tomando en cuenta que ese dinero creado nunca desaparece --me refiero a su parte positiva que es inyectada en la circulación monetaria--, los bancos debieran tomar préstamos de los bancos centrales para cubrir ese descuadre contable y pagar intereses por ellos, perdiendo además la capacidad de seguir creando dinero. Ladrón, como has robado te cortamos la mano.
Nadie es demasiado grande para caer. Lo explicó Newton muy claramente. Todo cristo con su crucifijo respectivo está sometido a la acción de la gravedad. La alternativa, evidente hasta para un niño, es permitir que los agujeros en la arena no los rellene nadie. Se esfumen porque no son nada, dinero ficticio. Eso sí, después de que el banco pierda todos sus activos y sea nacionalizado por todos los españoles. O sea, que no hacen falta sacrificios de ninguna clase para romper con la creación de dinero por la banca y su señoreaje. ¿A que está más claro que el caldo de horfanato?
Es indignante que el BCE y las grandes instituciones europeas, excusándose con inflaciones y productos interiores falsos, pretendan arruinar a ciertos países, como España, Grecia, Portugal, Italia o Irlanda. Digo arruinar en el peor sentido: destruir la economía nacional, empobrecer a la población y debilitar al Estado para impedir que el pueblo pueda recuperar alguna vez su soberanía. España es ya una provincia pobre más del sacro imperio eurogermánico. Y sus jóvenes están condenados a la emigración o a la prespitación, a elegir, si no quieren convertirse en parados eternos o en trabajadores precarios, mal pagados e itinerantes como zíngaros.
Los reproches que los tecnócratas hacen a los PIGS, la supuesta mala gestión, son el colmo de la hipocresía. Bruselas dio luz verde a la entrada de Italia y el resto de los PIGS conociendo las manipulaciones concertadas con Goldman Sachs y la Troika para que todos esos países débiles cumplieran las condiciones de Maastrich y accedieran a la Unión Monetaria, porque en toda buena Misa Mayor hacen falta monaguillos que auxilien en el rito y luego tomen por ojo ciego en la sacristía (*).
Los PIGS se endeudaron y refinanciaron su deuda con crédito muy barato, lo que les permitió seguir endeudándose. Lo que importa no es lo que debes, sino lo que te cuestan los intereses de la deuda cada año, pues el principal se refinancia continuamente. Lo importante es lo que se denomina el servicio de la deuda. A partir del 2008, todos los especuladores apostaban a que las deudas públicas iban a estallar en cuanto subieran los tipos de interés. Era cosa más fácil que la letra del Lalalá.
Y todo esta martingala se organizó para servir intereses espurios de gente menos electa que el Borbón y la Letizia, los negocios de plutócratas que acumulan fortunas de manera también ilimitada. Gente que ha diseñado un futuro económico semi-feudal, de señores con derecho de pernada y siervos.
El único camino es tomar el control de la deuda y de la banca desde un estado fuerte como un bate de béisbol, respaldado por el conjunto de la ciudadanía española. Para ello, es necesaria una capacidad de liderazgo y una ideología capaz de integrar a amplias capas de la sociedad española. No puede ser un gobierno para los pobres solamente, sino también para las clases medias y los pequeños y medianos empresarios, que son los que proporcionan empleo a la inmensa mayoría de los españoles que tienen la suerte de trabajar por un salario. Para que se me entienda, un liderazgo capaz de llevar a las urnas a los actuales votantes del PSOE, Podemos y de Ciudadanos. ¿Es eso posible? ¿O convertiría a España en un estado antidemocrático y, por ende, objetivo de los bombarderos de la OTAN?
La Troika la conforman una élite de ladrones capaces de sisarle en el peso a la propia Cáritas. La Troika está dispuesta a hacer cualquier cosa, por inhumana que sea, a degollar niños como Herodes, para asegurarse que ningún país de la Comunidad Europea se atreva a elegir a un gobierno que cuestione sus órdenes. La inmoralidad de su funcionarios y el absoluto desinterés por las tragedias humanas que han provocado los hace extremadamente peligrosos para la supervivencia de los europeos de la periferia del Imperio. <i>Podemos</i> no alcanzará jamás La Moncloa. No sólo porque los españoles no tienen la dignidad de los griegos ni de lejos, sino porque la Troika lo impediría por todos los medios, como demostró con el ilegal corralito artificial con que achantó a Grecia tras el referéndum anti-usura de Tsipras y Varoufakis.
Lamentablemente, el Gobierno español es el que mejor le absorbe lapolla a la Troika, entregado en cuerpo y alma a la tarea de arrasar el futuro de todos los españoles, devenidos meros corderos listos para el sacrificio. De todos modos, no soñemos con la unidad de los españoles entorno a un líder carismático. ¿Dónde shishi está ese líder? Ese líder no existe, pues sus objetivos políticos debieran ir más allá de conseguir poder, dinero y prebendas. Y no quedan españoles así. Al menos, no se me ocurre ninguno ahora mismo.
<span style="font-size: x-small;">MALDITO HIJO DE cortesana</span>
NOTA: (*) La razón fue desarmar a Italia de la herramienta de las devaluaciones hostiles frente a Alemania, para vender coches y electrodomésticos baratos. Al Eurostat le constaban las permutas de todos los PIGS con Goldman Sachs.
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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El actual Gobierno español --como todos los gobiernos desde 1978 que puedo recordar después de echarme al coleto tres Jack Daniel's sin hielo-- tiene como objetivo manifiesto, por más que trate de ocultarlo, crear una nueva España con otra economía. Una economía en la que no quepa el estado del bienestar. La política de austeridad es como la caza con cimbel de palomos torcaces que, al amor del shishi de la paloma cautiva, acuden directos a los cañones de las escopetas: La austeridad es un puñetero señuelo. Porque la austeridad no es para aumentar la eficacia de las administraciones, so pánfilos, sino para acabar con la cultura de la redistribución de la riqueza, de la subvenciones y de las ayudas; de la sanidad universal y de la educación forjadora de ciudadanos conscientes a partir de niños berrendos.
El BCE --en realidad, la Troika entera en concierto para tres ametralladoras Thompson-- tiene el mismo objetivo en toda Europa, objetivo que entona al ritmo de la copla "hay que controlar la inflación". Es la consecuencia del reaganismo y el thatcherismo de los 80, su perfeccionamiento al amparo de esta gran crisis económica inducida, artificial y demoledora. Esa ideología que, a día de hoy, representa Ángela Merkel, una señora que ha engordado mucho desde sus tiempos de comunista en la RDA.
Se dice --lo dicen los incensadores del poder-- que la creación del dinero-deuda de los bancos beneficia a la economía. Pero eso es más falso que el Rolex de plástico de un top manta: La creación de dinero mediante el crédito en cantidades ilimitadas de estos últimos años no ha hecho otra cosa que aumentar las diferencias entre los ricos y los pobres. El acceso al crédito de los <i>quantitative easings</i> es selectivo y proporcionado a la clase social, a la información privilegiada del solicitante: unos lo tienen muy barato, gratis, para especular y hacer negocios en la ruleta financiera, que es como la ruleta rusa, pero la cabeza la pones tú; y otros no lo encuentran más que de empresas usurarias como los cofidises, y lo utilizan para cubrir necesidades básicas para la supervivencia familiar, al 18% anual, como poco.
Cuando los grandes bancos internacionales como el Bundesbank exigen la devolución de sus empréstitos a los bancos españoles saben que van a hacerlos quebrar como colines torrados, a menos que el estado español convierta sus deudas privadas en nuestra deuda soberana. Es decir, que tapen los agujeros mediante créditos conseguidos por el Tesoro público y queden todos los españoles, pobres y ricos, rellenitos y flacos, deudores de otros estados hasta los pelos del perineo. E s entonces cuando sobrevienen las crisis de los estados, perfectamente previstas por la Troika, que tiene más mala leche que el que le ofreció al niño un polo de salfumán.
La única idea radical para resolver el problema es castigar a la banca retirándole el poder de crear dinero de la nada. Una iniciativa que Suiza someterá a referéndum por iniciativa del pueblo helvético. O sea, que la creación del dinero del aire es una realidad objetiva y conocida por la gente mínimamente culta: los bancos crean dinero cuyo contravalor es un simple agujero contable negativo, como el agujero que dejas en la playa cuando haces un castillo de arena. La suma de esos agujeros contables negativos alcanza una cifra que pone los pelos del cogote como púas de carpintero. Por eso, cuando las crisis golpean a las naciones, los bancos, sabiendo que no les van a pagar los créditos para tapar los agujeros del gruyere, le piden pasta a los gobiernos de sus países respectivos y a los bancos centrales. Pero cubrir tales pérdidas es injusto. Se trata de sociedades anónimas, de corporaciones multinacionales, que han gestionado peor que la que pagó para perder el virgo. Con agujeros contables tan mayúsculos, los bancos debieran hacerse pedazos como galletas marías en el bolsillo trastero. Pero son demasiado grandes para caer, lo que significa que si caen, lo arrastran todo consigo, los melones, el carro y los bueyes. En efecto, una vez los estados cometen el error de permitir que la banca cree el dinero de la nada, y tomando en cuenta que ese dinero creado nunca desaparece --me refiero a su parte positiva que es inyectada en la circulación monetaria--, los bancos debieran tomar préstamos de los bancos centrales para cubrir ese descuadre contable y pagar intereses por ellos, perdiendo además la capacidad de seguir creando dinero. Ladrón, como has robado te cortamos la mano.
Nadie es demasiado grande para caer. Lo explicó Newton muy claramente. Todo cristo con su crucifijo respectivo está sometido a la acción de la gravedad. La alternativa, evidente hasta para un niño, es permitir que los agujeros en la arena no los rellene nadie. Se esfumen porque no son nada, dinero ficticio. Eso sí, después de que el banco pierda todos sus activos y sea nacionalizado por todos los españoles. O sea, que no hacen falta sacrificios de ninguna clase para romper con la creación de dinero por la banca y su señoreaje. ¿A que está más claro que el caldo de horfanato?
Es indignante que el BCE y las grandes instituciones europeas, excusándose con inflaciones y productos interiores falsos, pretendan arruinar a ciertos países, como España, Grecia, Portugal, Italia o Irlanda. Digo arruinar en el peor sentido: destruir la economía nacional, empobrecer a la población y debilitar al Estado para impedir que el pueblo pueda recuperar alguna vez su soberanía. España es ya una provincia pobre más del sacro imperio eurogermánico. Y sus jóvenes están condenados a la emigración o a la prespitación, a elegir, si no quieren convertirse en parados eternos o en trabajadores precarios, mal pagados e itinerantes como zíngaros.
Los reproches que los tecnócratas hacen a los PIGS, la supuesta mala gestión, son el colmo de la hipocresía. Bruselas dio luz verde a la entrada de Italia y el resto de los PIGS conociendo las manipulaciones concertadas con Goldman Sachs y la Troika para que todos esos países débiles cumplieran las condiciones de Maastrich y accedieran a la Unión Monetaria, porque en toda buena Misa Mayor hacen falta monaguillos que auxilien en el rito y luego tomen por ojo ciego en la sacristía (*).
Los PIGS se endeudaron y refinanciaron su deuda con crédito muy barato, lo que les permitió seguir endeudándose. Lo que importa no es lo que debes, sino lo que te cuestan los intereses de la deuda cada año, pues el principal se refinancia continuamente. Lo importante es lo que se denomina el servicio de la deuda. A partir del 2008, todos los especuladores apostaban a que las deudas públicas iban a estallar en cuanto subieran los tipos de interés. Era cosa más fácil que la letra del Lalalá.
Y todo esta martingala se organizó para servir intereses espurios de gente menos electa que el Borbón y la Letizia, los negocios de plutócratas que acumulan fortunas de manera también ilimitada. Gente que ha diseñado un futuro económico semi-feudal, de señores con derecho de pernada y siervos.
El único camino es tomar el control de la deuda y de la banca desde un estado fuerte como un bate de béisbol, respaldado por el conjunto de la ciudadanía española. Para ello, es necesaria una capacidad de liderazgo y una ideología capaz de integrar a amplias capas de la sociedad española. No puede ser un gobierno para los pobres solamente, sino también para las clases medias y los pequeños y medianos empresarios, que son los que proporcionan empleo a la inmensa mayoría de los españoles que tienen la suerte de trabajar por un salario. Para que se me entienda, un liderazgo capaz de llevar a las urnas a los actuales votantes del PSOE, Podemos y de Ciudadanos. ¿Es eso posible? ¿O convertiría a España en un estado antidemocrático y, por ende, objetivo de los bombarderos de la OTAN?
La Troika la conforman una élite de ladrones capaces de sisarle en el peso a la propia Cáritas. La Troika está dispuesta a hacer cualquier cosa, por inhumana que sea, a degollar niños como Herodes, para asegurarse que ningún país de la Comunidad Europea se atreva a elegir a un gobierno que cuestione sus órdenes. La inmoralidad de su funcionarios y el absoluto desinterés por las tragedias humanas que han provocado los hace extremadamente peligrosos para la supervivencia de los europeos de la periferia del Imperio. <i>Podemos</i> no alcanzará jamás La Moncloa. No sólo porque los españoles no tienen la dignidad de los griegos ni de lejos, sino porque la Troika lo impediría por todos los medios, como demostró con el ilegal corralito artificial con que achantó a Grecia tras el referéndum anti-usura de Tsipras y Varoufakis.
Lamentablemente, el Gobierno español es el que mejor le absorbe lapolla a la Troika, entregado en cuerpo y alma a la tarea de arrasar el futuro de todos los españoles, devenidos meros corderos listos para el sacrificio. De todos modos, no soñemos con la unidad de los españoles entorno a un líder carismático. ¿Dónde shishi está ese líder? Ese líder no existe, pues sus objetivos políticos debieran ir más allá de conseguir poder, dinero y prebendas. Y no quedan españoles así. Al menos, no se me ocurre ninguno ahora mismo.
<span style="font-size: x-small;">MALDITO HIJO DE cortesana</span>
NOTA: (*) La razón fue desarmar a Italia de la herramienta de las devaluaciones hostiles frente a Alemania, para vender coches y electrodomésticos baratos. Al Eurostat le constaban las permutas de todos los PIGS con Goldman Sachs.
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