Vuelve la burra al trigo

Vengo cabreado.

Tengo un amigo que a los 16 años, durante el boom del ladrillo, dejó el instituto para trabajar con su padre.

Se compró una moto, al cumplir los 18 su primer coche y a los veintipocos se metió en una hipoteca. Un piso con tres habitaciones y dos cuartos de baño, a escasos 200 metros de la casa de sus padres, que utilizaba para dormir y pasar los fines de semana fumando porros, jugando a la videoconsola y ***ándose a la novia. Para comer y que le lavaran la ropa efectuaba las dos o tres visitas diarias a casa de sus viejos, "¡pobre!que el niño quiera ser independiente no quita para que no lo ayudemos un poco" pensaría su progenitora.

Luego llegó la crisis, se quedó en el paro, se le terminó el paro (aunque creo que cobraba los 400 euros) y su vida se convirtió en un infierno. Uno de tantos entre millones de paletas pepitos. Y cada vez que te quedabas a solas con él te contaba, con ojos vidriosos, como los bancos y los políticos le habían estropeado la vida (y hay mucha verdad en ello, pero no es una verdad inapelable) y que que iba a ser de él. Sus amigos los compadecíamos, y aunque algunos como yo somos igual o más pobres en cuanto a ingresos (pero sin deudas) le invitábamos a salir con nosotros, le pagábamos copas y cenas etc.

No hace mucho que me contaba que había contactado con los de la plataforma Stop desahucios para conseguir asesoramiento jurídico y que le ayudasen en las negociaciones con el banco para lograr una quita o más tiempo pero sin intereses.

Pues en cuanto a logrado encadenar un mismo trabajo varios meses (antes se dedicaba a hacer alguna chapuza de ve en cuando) ¿Sabéis lo que ha hecho? ¿Creéis que se dedica a ahorrar? No amigos, en cuanto a visto un poco de dinero se ha puesto a gastar como si no hubiese mañana.

Me ha llamado para que fuese a su piso a ver una película y de paso ha enseñarme las reformas que ha hecho y como lo ha amueblado. Ha puesto parquet en el suelo (para poder ir descalzo en invierno argumenta) uno de esos aparatos de hidromasaje en la ducha, una tele de plasma de metro y medio de largo, además me ha comentado que ya está preparando unas vacaciones para cuando libre, pese a no saber si continuará a la vuelta, ya que no es fijó.

Por si fuera poco mientras veíamos la película le ha llamado su novia para recordarle que debía reservar mesa para mañana en un restaurante de estos caros donde timan a los giris y tras colgar me ha comentado que se va a comprar un móvil nuevo, que la black berry que tiene ahora no le convence. Ahí ya casi me dan arcadas y no me he marchado por que quedaba poco para que terminase la película y por unos minutos no quería levantar sospechas.

Juro por mi vida que esta historia es 100% verídica, no es troleo ni soy ningún CM. Lejos de mi intención exculpar a los políticos, banqueros y especuladores como los mayores responsables de esta crisis, pero una estafa masiva solo es posible por qué existen orates a mansalva. orates que encima se creen listos. Por eso la próxima vez que los de la seca me saquen un caso de una terrible injusticia social donde un pobre pepito está a punto de quedarse en la calle con sus cuatro churumbeles me pienso tirar un pedo bien a gusto.

Pues mientras ese ciudadano de bien ha estado disfrutando de un piso y ha podido formar una familia habemos orates (quizá seamos los auténticos orates) que no podemos hacerlo por que somos más responsables, orates que al final sostenemos el sistema para que otros parásitos, tanto por encima como por abajo, puedan subsistir.

La primera parte de la historia entra dentro de lo normal: persona joven con mucho dinero fresco y bancos y Gobierno promocionando la compra de vivienda (en lo de que le lave la ropa mamá ya no me meto, allá ella).

Ahora, a toro pasado, la mayoría lo vemos como una temeridad, pero, en aquellos tiempos, los que no veíamos buena idea meterse en una hipoteca poco menos que éramos tratados como unos inconscientes. Ojo, que no picaron sólo los que con 16 años dejaron los estudios para meterse en la construcción, mucho universitario también se tragó el anzuelo enterito.

La segunda parte es demencial, pero bueno, insensatos siempre los hubo y los habrá.

Lo que no me parece de recibo es que por un caso (que seguro que hay muchos más así, al igual que otros muchos aprendieron la lección) se "criminalice" a todo el que ande con líos de desahucios y demás. Hay casos y casos.