El asistente de Echenique
Madmaxista
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A finales de la temporada pasada, con el caso Negreira candente, decidí dejar de seguir el fútbol, con excepción quizás de la Selección, si la UEFA no sancionaba al Barsa por los 20 años comprando árbitros, aunque el castigo de momento se limitase a un año sin jugar competición europea.
Como era de esperar, eso no ha sucedido, y esa turbia organización seguirá impunemente, y además con unos modales altivos y altaneros, deambulando por ahí pudriendo el deporte.
Aún así, sin embargo, decidí prorrogar mi aversión futbolística y darle una segunda oportunidad a ese deporte, ya que tal cómo acabó de bien jugando el Atlético de Madrid la pasada temporada, la derroición del Barsa y la falta de pólvora en ataque del Madrid esta temporada, aún podría llevarme una alegría con esta liga.
Pero el escándalo que se ha organizado con la tuercebotas y el alopécico ya ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ya hace tiempo que intentan colar propaganda ultraizquierdista en este deporte, pero hasta ahora se podía ir separando el grano de la trabajo manual y quedar al margen de esa sarama, pero es que ahora el deporte en si se ha convertido en un esperpento.
Los programas deportivos hablan exclusivamente de esa tontería, el Marca, el As y el Inframundo Deportivo hablan, literalmente, de eso en caso todos sus artículos, además de hablar de fichajes y demás temas relativos al fútbol vaginal como si se tratase de fútbol de verdad, presidentes de equipos de fútbol se han unido al linchamiento, etc. y esto ya es inaguantable e indisociable del deporte en si.
Por ello, renuncio definitivamente a seguir el fútbol profesional, más allá de estar al tanto del declive económico y deportivo del Barsa, porque al ser este una organización subversiva separatista es un asunto de seguridad nacional más que deportivo.
Cuando menos ingrese el fútbol de verdad menos podrá parasitar de el el fútbol femenino, pues el segundo vive de las rentas del primero.
Como era de esperar, eso no ha sucedido, y esa turbia organización seguirá impunemente, y además con unos modales altivos y altaneros, deambulando por ahí pudriendo el deporte.
Aún así, sin embargo, decidí prorrogar mi aversión futbolística y darle una segunda oportunidad a ese deporte, ya que tal cómo acabó de bien jugando el Atlético de Madrid la pasada temporada, la derroición del Barsa y la falta de pólvora en ataque del Madrid esta temporada, aún podría llevarme una alegría con esta liga.
Pero el escándalo que se ha organizado con la tuercebotas y el alopécico ya ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ya hace tiempo que intentan colar propaganda ultraizquierdista en este deporte, pero hasta ahora se podía ir separando el grano de la trabajo manual y quedar al margen de esa sarama, pero es que ahora el deporte en si se ha convertido en un esperpento.
Los programas deportivos hablan exclusivamente de esa tontería, el Marca, el As y el Inframundo Deportivo hablan, literalmente, de eso en caso todos sus artículos, además de hablar de fichajes y demás temas relativos al fútbol vaginal como si se tratase de fútbol de verdad, presidentes de equipos de fútbol se han unido al linchamiento, etc. y esto ya es inaguantable e indisociable del deporte en si.
Por ello, renuncio definitivamente a seguir el fútbol profesional, más allá de estar al tanto del declive económico y deportivo del Barsa, porque al ser este una organización subversiva separatista es un asunto de seguridad nacional más que deportivo.
Cuando menos ingrese el fútbol de verdad menos podrá parasitar de el el fútbol femenino, pues el segundo vive de las rentas del primero.
