En realidad el problema es que no hay dinero para todo. Mantener los chiringuitos, pagar RGI generosas, subvencionar mil y una tonterías de genero, número y caso. Todo eso con una industria menguante e impulsando un sector servicios que solo enriquece a unos pocos.
Dato de ayer mismo, compañera de bachillerato que ejerce de médico en el ambulatorio de Iztieta (Rentería): de 16 médicos que son en plantilla solo hay siete y medio (uno a media jornada). Se han ido jubilando y no han contratado recambios, la supervisora de zona confiesa por lo bajini que no hay recursos para contratar nuevos médico y habilita dos enfermeras para diagnóstico. Las enfermeras no se atreven a diagnosticar y exigen supervisión de un médico...se está montando la tormenta perfecta:
La ciudadanía atiende al llamamiento de las diferentes asociaciones y secunda una concentración que esperan que «tenga un antes y un después»
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Nos estamos empobreciendo y no queremos darnos cuenta. Vamos a por servicios de sudamérica.