Es un asesinato sólo por que lo dice la ley.
Antes también la ley decía que un aborto era ilegal.
Bastaría con legalizar el sacrificio de un recien nacido y ya se resolvería el problema. El sacrificio de recien nacidos es algo normal en los animales e incluso en otras culturas humanas,
Las sociedades preindustriales, han necesitado regular de alguna manera su población para que ésta no exceda los recursos disponibles. En la Antigua Roma se utilizaban numerosos métodos anticonceptivos, en general muy rudimentarios, para evitar embarazos no deseados. Sin embargo, si éste se producía, el aborto no estaba penado, únicamente se intentaba evitar por la peligrosidad que suponía para la vida de la mujer. El aborto en Roma recibía distintos nombres: «abortum», «abortio» y «aborsus» y si era voluntario se llamaba «abigere partum».
Igual que en el caso del aborto, hasta el siglo IV d.C. no había ningún hecho punible en el infanticidio. El «pater familias» tenía poder decisorio sobre la vida y la fin de los que dependían de él. Pocos filósofos alzaron su voz contra esta práctica y aunque existían leyes generales contra el asesinato, que podrían aplicarse a los niños, esto no se hacía. Socialmente sí era reprobado en algunas ocasiones e incluso hay testimonios de diferencias matrimoniales frente a un infanticidio. La forma más común de infanticidio era la «exposición». Se dejaba al niño abandonado en la calle a su suerte. En este caso se distinguía la exposición por motivos económicos, en los que al infante se le dejaba en algún sitio con posibilidades de ser recogido y sobrevivir, y el que se realizaba por problemas físicos o ilegitimidad. En éste último caso el bebé era abandonado en un lugar donde no pudiera ser encontrado, para que muriera.
En la sociedad romana ni el aborto ni el infanticidio estaban penados. Conoce la realidad del aborto e infanticidio en la Antigua Roma.
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Los romanos y las romanas no eran tan hipócritas como las feministas abortistas del siglo XXI.