Ungern von Sternberg, el Baron loco.

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Madmaxista
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Una de las figuras más interesantes y polémicas de la Guerra Civil Rusa, es el barón Ungern von Sternberg. Su modo de vida aventurero se combinaba con una ambición sin límite y una brutalidad casi inhumana, que le merecieron el apodo de “El Barón Sanguinario” e incluso ser considerado un malo viviente en la zona del Tíbet. Su oposición al régimen bolchevique era casi un pretexto para su verdadera finalidad; crear un imperio en Asia Central al estilo de su admirado Genghis Khan. El barón Ungern von Sternberg en por tanto una de las figuras más interesantes y famosas de una época marcada por grandes cambios mundiales.


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Ungern Sternberg


El barón Roman Friederich Nickolaus von Ungern-Sternberg nació en Graz, Austria, el 22 de enero de 1886. Von Ungern-Sternberg no era su nombre sino su titulo nobiliario, es como decir “Barón de Ungern-Sternberg”, éste titulo era debido a que su familia provenía de una antigua estirpe de aristócratas alemanes que estaban asentados desde hacía siglos en el Báltico. La familia del joven Roman tenía una hacienda en Järvakandi, cerca de Tallinn, Estonia, lugar en el que éste pasó su infancia. En aquel tiempo, Estonia pertenecía al Imperio Ruso, así que Roman se crió entre costumbres alemanas y rusas. Durante su educación infantil, digna de su rango de aristócrata, Roman Ungern demostró desde muy corta edad una gran pasión por el ejército y todos los temas militares. A los 10 años trató de alistarse en la marina de guerra rusa, pero sin éxito. En 1904, con tan solo 18 años, Ungern se alistó como soldado en el Regimiento de Infantería de Dvinsk para participar en la Guerra Ruso-Japonesa, pero su regimiento no llegó a estar nunca en la zona de combate, quedando el joven Ungern bastante desilusionado. Finalmente, su padrastro, Oscar von Hoyningen-Huene lo instó a ingresar en la Escuela Militar de Pavlovsk, una escuela que enseñaba a los hijos de los nobles el oficio típico que habían mantenido sus antepasados y que continuaba siendo característico de la nobleza de la época: ser oficial del ejército zarista.


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Tras graduarse en la Escuela Militar como oficial del Ejercito Imperial Ruso, Roman fue destinado en 1908 a servir en un regimiento de cosacos en la agreste Siberia. Las duras condiciones de vida de la zona lejos de amedrentarle, algo que por otra parte habría sido lógico, teniendo en cuenta que procedía de una cuna noble y rica, le fascinaron enormemente. Roman sobre todo quedó fascinado con el modo de vida nómada de los habitantes de Siberia, la mayoría de ellos de etnia mongol, viendo en ellos un gran potencial de combate, por su rapidez de movimientos, su frugalidad y su ferocidad.


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Para sorpresa del mundo, mientras Rusia combatía en la Guerra Mundial, los demócratas y comunistas bolcheviques desataron internamente la Revolución de Febrero de 1917 con el objeto de acabar con el despótico sistema político ruso, basado aún en la autocracia de los zares. El objetivo de la revolución era cambiar todo el sistema político social ruso y acabar con la guerra que tantas muertes estaba causando.

El nuevo Gobierno Provisional Ruso decidió enviar a Roman al Extremo Oriente de Rusia, adjuntándolo como subordinado del general Grigori lecheov. EL objetivo de este nombramiento era supuestamente garantizar la lealtad hacía el nuevo régimen de los pobladores de la zona y evitar el estallido de posibles revueltas pro-zaristas. Pero el verdadero motivo del gobierno era librarse de todos los militares que consideraba de lealtad “dudosa”, enviándolos a destinos alejados donde no fueran peligrosos.

Tras la Revolución Comunista de Octubre de 1917, el general lecheov y Roman von Ungern-Sternberg decidieron sublevarse en armas contra el nuevo gobierno de los bolcheviques comunistas encabezados por el famoso revolucionario Vladimir Lenin. El levantamiento de Ungern-Sternberg en contra del comunismo se destacó por el uso de una extrema crueldad hacia la población local que era favorable a los bolcheviques. La tortura y los fusilamientos continuos de civiles “sospechosos” e incluso de algunos sus propios hombres de lealtad “dudosa” le hicieron granjearse el apodo de “El Barón Sanguinario”. Otro apodo que la gente no mencionaba en alto casi nunca era el de “El Barón Loco”, ya que su salud mental había empeorado bastante y tenía frecuentemente delirios de grandeza, o ataques de ira injustificada.

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lecheov​


Curiosamente, lecheov y Ungern-Sternberg se enfrentaban a fin a los comunistas bolcheviques, pero lo hacían por cuenta propia, sin formar parte del denominado “Movimiento Blanco”, el movimiento que pretendía restaurar la monarquía zarista y el autoritarismo en Rusia, que estaba dirigido por el celebre almirante Aleksandr Kolchak y era reconocido internacionalmente. El general lecheov y Ungern no reconocían a Kolchak como líder y por tanto no recibían ayuda internacional de otras potencias extranjeras como si recibía éste. Su único apoyo, era curiosamente del Imperio Japonés, interesado en crear un estado títere en el Este de Rusia.

Para Kolchak, esta idea de desmembrar Rusia era alta traición y consideraba a lecheov y Ungern enemigos igual de indeseables que los bolcheviques. Pero Roman von Ungern-Sternberg no creía en nadie más que en sí mismo, con su ejército de rusos, mongoles siberianos y cosacos, asolaba la región cazando a cuanto comunista o ruso blanco veía. Su especialidad era la interceptación de los trenes de suministro de ambos bandos. Sus constantes saqueos a los trenes de aprovisionamiento, causaron un grave perjuicio a Kolchak, ya que su ejercito estaba aislado en la parte central de Siberia y la mayor parte de sus suministros provenían de Vladivostok a través del ferrocarril tras*iberiano, el cual cruzaba los territorios de lecheov y Ungern.

En el año 1920, Roman von Ungern-Sternberg tomo varias decisiones, la primera es casi anecdótica, se cambio el nombre por Ungern von Sternberg, la segunda es sumamente importante, se separó de su antiguo superior y aliado lecheov y se convirtió en un señor de la guerra independiente, un hombre decidido a tras*formar el mundo o morir en el intento. Los delirios de grandeza de Ungern habían llegado a su culmen y éste creía que solo una monarquía universal, encabezada por él mismo podía salvar al mundo del comunismo y de la destrucción de los valores occidentales. Su primer plan para convertirse en rey era restaurar en China a la Dinastía Qing, la cual obviamente si su plan se hubiera llevado a cabo solo habría sido una monarquía títere y el verdadero amo de China habría sido él. Sin embargo el poder militar de la nueva Republica de China era enorme y ni siquiera Ungern podría remotamente tomarse su plan en serio, así pues, en vez de ir a conquistar China, Ungern se conformó con ejecutar un plan B similar: apoyar a Bogd Khan, el destronado rey de Mongolia, a volver al trono. Mongolia había sido ocupada por tropas chinas en 1919 y su rey había partido al exilio sin que a nadie le importara demasiado, pero para Ungern era la excusa perfecta para comenzar su guerra privada contra el mundo oriental.


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Bogdo Khan​


En enero de 1921, Ungern asaltó con sus tropas Urga, la entonces capital de Mongolia. Sus continuados asaltos contra la ciudad no tuvieron éxitos y causaron graves bajas a sus fuerzas, por ello, Ungern decidió recurrir a la astucia, viendo que la fuerza había fracasado. Ungern ordenó a sus tropas encender una gran cantidad de hogueras en las montañas que circundaban Urga, para hacer creer a los defensores chinos de la ciudad que eran los fuegos de los campamentos militares de Ungern. Pensando que éste contaba con una enorme cantidad de hombres, los defensores decidieron rendir la ciudad en febrero de 1921. Gracias a esta conquista, el ejército de Ungern, basado principalmente en tropas de caballería e infantería ligera, consiguió grandes cantidades de material militar chino, ametralladoras e incluso artillería.

El 13 de marzo de 1921, Mongolia fue proclamada “monarquía independiente”, bajo el reinado títere de Bogd Khan y con Ungern von Sternberg como dictador absoluto. Éste triunfo tan importante provocó un enorme aumento de la demencia de Ungern, el cual se creyó que él era la reencarnación de Genghis Kan y debía guiar a sus mongoles a la conquista del mundo. Estos sueños de grandeza acompañados de sus crueles ejecuciones, torturas e incluso casos de canibalismo entre sus tropas, asustaron hasta al mismísimo Dalai Lama, el cual creyó que Ungern era un antiguo malo que había regresado a la Tierra.


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Sin embargo, la fortuna quiso que la estrella de Ungern llegara a su fin, las tropas del Ejército Rojo, lideradas por un comunista mongol llamado Damdin Sükh Baatar, invadieron Mongolia para incorporarla a la URSS y de paso vengarse de los males que les había causado Ungern a los comunistas en el pasado. Ungern salió a su paso, pero no pudo derrotarlos y regresó a Urga. Viendo que su única salida era atacar a sus enemigos antes de que lo acorralaran en Urga, Ungern decidió atacarles en territorio soviético, cerca de Troitskosavsk. Su ofensiva obtuvo un importante éxito inicial, pero su falta de recursos y hombres le impidieron continuarla. Además, el 28 de junio Ungern fue herido en el costado izquierdo en una escaramuza, la herida estaba cerca del corazón y Ungern salvó la vida por unos pocos centímetros. Está herida pese a no ser tan grave para su salud le supuso un grave problema; sus hombres vieron que era capaz de sangrar y perdieron la fe religiosa que tenían en él, pues los dioses no sangran. Este acontecimiento, la perdida de la confianza de sus hombres fue el fin de Ungern, durante la posterior contraofensiva soviética sus hombres no pelearon como otras veces, desconfiando de su líder y temerosos del “terror rojo” no dudaron en vender a su antiguo Dios-Viviente Ungern a los soviéticos el 21 de agosto de 1921.


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Damdin Sükh Baatar​


Tras la típica farsa de juicio militar por “traición contra el pueblo soviético” que tanto gustaba a los soviéticos y que tan solo duró veinte minutos, Ungern fue encontrado culpable y condenado a fin, siendo ejecutado en Novonikolayevsk el 15 de septiembre de 1921. Tras enterarse de su fin, su antiguo aliado y títere, Bogd Khan ordenó a sus súbditos rezar por el alma de Ungern por todo Mongolia para evitar que ésta fuera al infierno, algo casi imposible…


Para concluir la curiosa vida de este personaje, un verdadero “héroe-orate”, podemos afirmar que su intervención en la historia de Mongolia, cambió para siempre el destino de ésta, ya que al arrebatársela a China y perderla a manos de la URSS, está región pasó a ser una Republica Socialista, con todo lo que ello conllevo para el pueblo mongol, el cual se vio obligado a despojarse de sus tradiciones milenarias y a convertirse en “socialista” obligatoriamente. Curiosamente, Urga, cambio su nombre por el Ulan Bator, en honor a del caudillo comunista Sükh Baatar, que la liberó de Ungern.

© 2009 – Autor: Marco Antonio Martín García
Todos los derechos reservados.
SENDEROS DE LA HISTORIA
 
Pues de rebote, salvó la independencia mongola, si no hoy estarían como el Tíbet, también los libró de la ocupación japonesa, al estar bajo protección de la URSS, pero la represión estalinista fue terrible, lo mejor es que también se llevó por delante a casi todos los comunistas mongoles.
 
Se suele decir que la última rebelión campesina con matanza de nobles (jaquerie) fue la masacre de nobles polacos (muchos nacionalistas de esos que apoyaba Marx) en 1846, sin embargo en 1905 los campesinos estonios se levantaron contra los terratenientes nobles de origen alemán quemando la finca en la que había crecido von Sternberg. Esto seguramente marcó de forma decisiva sus ideas políticas.

Lo curioso de la historia es que tras la revolución y tras saborear un poco de comunismo turcochino aplicado los estonios tan revolucionarios se convirtieron en el pueblo más anticomunista y el más fiel aliado del III Reich, creo que son los no alemanes más condecorados en su lucha contra la URSS.
 
Se suele decir que la última rebelión campesina con matanza de nobles (jaquerie) fue la masacre de nobles polacos (muchos nacionalistas de esos que apoyaba Marx) en 1846, sin embargo en 1905 los campesinos estonios se levantaron contra los terratenientes nobles de origen alemán quemando la finca en la que había crecido von Sternberg. Esto seguramente marcó de forma decisiva sus ideas políticas.

Lo curioso de la historia es que tras la revolución y tras saborear un poco de comunismo turcochino aplicado los estonios tan revolucionarios se convirtieron en el pueblo más anticomunista y el más fiel aliado del III Reich, creo que son los no alemanes más condecorados en su lucha contra la URSS.

Disfrutar del comunismo real hace que la gente abra los ojos ^^
 
Si en España hubiera triunfado el comunismo real, ahora en España se rezaría mucho más a Dios, se seria más católico y por supuesto más patriota. Posiblemente estaríamos mejor, no económicamente pero si social y jovenlandesalmente.
 
Cuando era un chaval y leía los tebeos de Corto Maltés, me descojonaba con lo del general "lecheov" :roto2:
 
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