Eso dicen en La Sexta, que una niña de 7 años además de muy buena vista tiene muy buena memoria.
Ambos vivieron el bombardeo aquel 26 de abril de 1937. Crucita tenía siete años y estaba con unas amigas cuando unos milicianos pasaron y les avisaron para que se tumbaran en la cuneta. El grupo permaneció varias horas hasta que terminó el bombardeo. "Veíamos caer las bombas del avión perfectamente", explica a la reportera. Crucita añade, además, que
también podían verle la cara los pilotos ya que los aviones volaban muy bajo y pudieron ver como se "estaban riendo".
Andrea Ropero visita esta población de Vizcaya 87 años después del bombardeo que la asoló. La reportera tiene la oportunidad de charlar con dos supervivientes que vivieron el suceso siendo solo unos niños.
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