El magistrado recoge las distintas denuncias que fue presentando la progenitora, hasta ocho, a lo largo de los dos años posteriores y las exploraciones a las que fue sometida en consecuencia la pequeña en las que manifestaba a los facultativos que "su hija le había referido tocamientos efectuados por el padre".
Como signo de un dolo específico para cometer los delitos de acusación falsa, según precisa el juez, "en las denuncias oculta que la niña fue diagnosticada años antes de vulvovaginitis y que los signos que aparecían como derivados de posibles tocamientos, podían deberse a este padecimiento".
"Solamente desde una perspectiva de mente retorcida y enfermiza, se puede tras*formar ese hecho inocuo en unos abusos sensuales", agrega el juez, que vincula las declaraciones de la niña "a que el padre le ha puesto crema para tratarla de las afecciones" que padecía. "Que la progenitora la quisiera tras*formar en abusos, eso ya es cuestión de su imaginación subjetiva, y carece de fundamento alguno", argumenta el juez. Recalca a este respecto que "ninguno de los varios Juzgados, ninguna de las varias exploraciones que se han efectuado a la menor, hasta diez, ha determinado y ha dado veracidad a esos tocamientos libidinosos y abusivos".
No es infrecuente la masturbación en niñas muy pequeñas y que les pueda causar irritación vaginal.
Actualmente parece que es pronográfico o delictivo hablar de la sexualidad infantil, cuando hay muchísima documentación sobre el tema, empezando por las conjeturas de Freud que actualmente están muy desprestigiadas, e infinidad de testimonios y investigaciones.
Lo que es objetivo es que los niños se tocan. De la misma manera que se tocan la nariz, las orejas y conocen y reconocen todo su cuerpo.
Son cuestiones delicadas que hay que tratar con naturalidad, desviando al niño hacia otros intereses pero sin traumas ni focalizando la atención en sus tocamientos, que son parte del desarrollo físico y mental.
Para un investigador o cualquier persona normal, la sexualidad infantil carece por completo de contenido erótico . Es como el estudio de la sexualidad animal. Que algunas personas, inexplicablemente puedan sentir excitación con niños, se enmarca dentro de las parafilias y psicopatías pero no se puede dar por hecho de que es un problema generalizado.
Sigmund Freud ideó la teoría del desarrollo psicosexual y sus cinco etapas: oral, traseril, fálica, de latencia y genital, desde el nacimiento hasta la adultez.
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La
Fase traseril o
Fase traseril-sádica designa un concepto elaborado por
Sigmund Freud como parte de su teoría del
desarrollo psicosexual. «Según Freud, es la segunda fase de la evolución libidinal, que puede situarse aproximadamente entre 2 y 4 años; se caracteriza por una organización de la libido bajo la primacía de la zona erógena traseril; la relación de objeto está impregnada de significaciones ligadas a la función de defecación (expulsión-retención) y al valor simbólico de las heces. En ella se ve afirmarse el sadomasoquismo en relación con el desarrollo del dominio muscular».
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La fase traseril en
psicología es un término utilizado por Sigmund Freud para describir el desarrollo infantil durante el segundo y tercer año de vida, en donde el niño siente placer, y el conflicto se centra en el área traseril. Esta etapa es ejemplificada en el placer del niño de controlar sus intestinos.
Cuando la habilidad de controlar el
esfínter traseril madura (2-3 años de edad), la atención del niño pasa de la zona oral a la traseril. Esta es la segunda
pulsión mencionada por Freud como parte del desarrollo psicosexual del niño. Según la teoría de Freud, la incapacidad de resolver los conflictos que se presentan durante esta etapa pueden causar una fijación
retentiva traseril o
expulsiva traseril.
El concepto de
fijación ocurre cuando hay un exceso de gratificación en esta etapa, lo que desarrolla una personalidad en extremo desorganizada, o por el contrario, cuando la gratificación no ocurre, dando origen a un individuo sumamente organizado.