Usté, como yo, sabe que éso es una fruta provocación gratuita y va dirigida a los adultos, no a los niños.
Ni fíes, ni porfíes ni desafíes decía Quevedo. Ésa provocación, como los cuartos que ha costado se la debía haber ahorrado pero la consigna ya sabe que es crispar y dividir.
Pues que lo haga con su dinero shishi, y no con el de todos.
Colau vuelve a humillar a los cristianos poniendo un Belén que parece un puesto de mercadillo de etnianos
Cómo se nota que compra usté leche de la barata don Harley.El que quiera un Belén con el burrito, el buey, el san José de mirada alienada y los pastorcitos mirando al cielo como becarios de 4º Milenio, no tiene más que desplazarse unos metros hasta la Catedral y ahí lo tendrá, en un lugar de culto, que es dónde debe estar.
Dicho esto, el Belén de la Colau me parece una cosa, pero sólo por reirme de los litros de bilis derramada, ya considero amortizado cada euro que cuesta.
Salut i Republica !
Las manifestaciones religiosas, como las deportivas o las solidarias tienen también derecho a ocupar la vía pública tras pagas los permisos y las tasas municipales correspondientes o si no, la vía no será pública, que será particular como el patio de mi casa.
Si la alcaldesa no quiere poner belén, que no lo ponga, pero por Dios que no haga el ridículo. Lo que podría poner es más vallas, más obstáculos y más bolardos (ésto no se lo avisa la CIA que se lo digo yo) para evitar que el Belén de la Sagrada Familia sufra algún que otro ataque femen de ésos.
Tiene usté mesié, o mamuasé, que no sé, yo el francés lo escribo de oído, pagaos todos los cafés para lo que queda de mes. Y el mes que viene, pues también.
De creado nada, corrompido lo que había sí.La navidad es un negocio más creado para el trinque de los listillos y apoquiñamiento de los orates,para no variar.
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Bueno, pues como todos los años en día tan señalado, en rojo lo pintamos en el calendario, ya tenemos a Dios en el mundo. Felicidades a los creyentes.
Joer, qué religión ésta nuestra -y la suya aunque no crea- que matamos a Dios una vez y le hacemos venir al mundo dos veces al año.
Sin embargo me temo que éstas van a ser las últimas Navidades que voy a celebrar yo. Sí señor, sí. Navidades tristes.
No, no se crean que es por la falta de trabajo ni tampoco por la falta de dinero para hacer regalos y comer de lo bueno. No señor, son las ausencias de los que ya no están.
El año pasado desaparecieron los Reyes Magos de mi casa, el anterior los adornos navideños, el otro los villancicos, el otro... ya no recuerdo cuándo desapareció la Misa del Gallo de las costumbres familiares.
No, no iba todo el mundo ni mucho menos, pero siempre había quien, puede que por darse una vuelta por la calle, desafiaba al frío nocturno e iba a la Misa del Gallo.
-¿Has ido a misa?.
-Si.
-¿Y has visto a Dios?
-Pues no he reparado en tanto.
Puede que el que las noches sean tan largas y los días tan cortos ayude a que los recuerdos infantiles afloren con más fuerza a nuestra mente pero después de cenar, justo cuando se recoge la mesa, siempre quedaba un último trozo de pan por retirar, entonces mi padre lo tocaba, se santiguaba y rezaba un Padre Nuestro en memoria de los que ya no están. Los demás le imitábamos tocando el pan, santiguándonos y contestando a continuación:
-El pan nuestro de cada día...
Luego volvía la algarabía y unos se ponían a charlar, otros a jugar a las cartas y la chiquillería a dar guerra, pero recuerdo aquél minuto y medio de solemnidad mucho más que la letra de cualquiera de los villancicos.
Entonces no me dolía porque no tenía seres queridos que me faltaran, pero ahora que soy mayor y la familia es más corta y no se reúne, tengo que rezar ese Padre Nuestro para mis adentros.
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FREE ZOUHAM o abandonad toda esperanza.