TYRELL
Madmaxista
- Desde
- 11 Ago 2007
- Mensajes
- 7.206
- Reputación
- 1.736
Un Rajoy valiente jubila el aznarismo
Pablo Sebastián
Lo dijo Camilo José Cela, “el que resiste gana”, y su paisano Mariano Rajoy le tomó la palabra, aprendió la lección y ha resultado triunfador de un correoso congreso del PP a cuyas puertas se estrelló, ayer en Valencia, el coche de todos los conspiradores del 11-M –políticos y mediáticos- los “neocones” de la guerra de Irak y del España se rompe, un viejo cacharro de otro tiempo a cuyos mandos y, de manera un tanto inesperada, se puso José María Aznar, empujado quizás por su renovada afición a los bólidos de F1, de su amigo Briatore. Pero, sobre todo, exhibiendo un discurso agrio contra Rajoy, su hijo político, el que acaba de “apiolar al padre”, lo que debió de haber hecho Rajoy en 2004. Aunque “el jovenlandes no está muerto” del todo, y los críticos y conspiradores se creen que han puesto una pica en el morrillo del nuevo líder con un voto de castigo en blanco del 16 por ciento, lo que deja la victoria de Mariano en un “pobre” 84 por ciento, lo que, de verdad, es una gran victoria después de todo lo que ha llovido en los últimos meses sobre el río del PP.
Nadie, en Valencia, sabía bien el por qué de esta bronca reaparición de Aznar. La que solo se explica por su mala conciencia, que le viene de la responsabilidad, que le arde en su interior, por haber llevado al PP a ese camino de ida y vuelta, de las victorias en las elecciones de 1996 y 2000 y de las derrotas de 2004 y del 2008 –en esta última también intervino agitando el gran fantasma de la conspiración- , por causa de su soberbia y de las mentiras de la guerra de Irak y el 11-M, que han atenazado al PP durante los pasados ocho años.
Ya sabemos que Rajoy no es como José Tomás, pero el político de Pontevedra, que es más propicio al dicho del ejército italiano de “soldado que huye sirve para otra guerra”, ayer se ató los machos y se arrimó al toro neocón y belecista del PP, y se lo paso por la faja, hablando de diálogo con los nacionalistas, de pactos con el gobierno del PSOE, de moderación y de no a los extremismos. Y fue implacable, expulsando de la lista de su nueva dirección, a que le han hecho el juego sucio, los que han tirado piedras sobre este techo de cristal del PP, debilitado tras la derrota electoral, como Esperanza Aguirre, que no ha tenido valor de presentar una candidatura, de dar la cara, de saltar al ruedo, a la vez que se escondía en su ruidoso y particular “tendido del siete”, donde los agitadores de El Mundo y la COPE, que días atrás pedían la sublevación del partido contra Rajoy, se han quedado, como ella, para “vestir santos” en el PP, o en la Conferencia Episcopal.
Aunque los conspiradores, derrotados ayer, no van a parar en su intento de hacerle daño al PP y van diciendo por ahí que, en año y medio o en dos, Rajoy estará políticamente muerto, víctima de las derrotas electorales de Galicia, País Vasco y Europeas, y que, en ese momento, ellos reaparecerán y se harán con el poder del partido. A ser posible bajo la batuta de un redivivo Aznar, que dejará los sueldazos de los que hoy disfruta para, en ese caso, hacer como Fraga con Hernández Mancha y recuperar el PP ultra conservador, de la derecha sin complejos, sin centrismo y mas zarandajas.
Así rumiaban su derrota los de Aznar, Mayor Oreja, Zaplana, Aguirre y el gran combo mediático de Pedro J. Y de Federico. Todos ellos juegan ahora a que se estrelle el PP, para que, dentro de un par de años tengan su oportunidad. Están a favor de ese macabro discurso de “cuanto peor para el PP”, mejor para ellos. Pero de momento son los que han perdido el congreso y los derrotados en toda la línea. Hasta el punto de que si Rajoy resiste, por enésima vez, habrá jubilado el aznarismo, que ayer por boca de su jefe dio otra lección de soberbia y de mal hacer democrática, saludando Aznar mal a Rajoy, llegando tarde para hacerse ver, ofreciendo a Rajoy un “apoyo responsable” –solo le faltó decir, eso de “`por imperativo legal”-, y descubriendo las cartas marcadas con las que ha trabajado, desde FAES contra la dirección del PP, Acebes, Zaplana, San Gil, por mas que Acebes también recibió el apoyo de Rajoy, y de todo el partido que lo aclamó con emoción y sinceridad.
El colmo de la descortesía de Aznar con Rajoy llegó cuando se ausentó del congreso, para no escuchar el proyecto político del líder del PP, mientras va diciendo que es un militante de base que está para lo que le llamen, y no cumple, desde su presidencia de honor, con su obligación congresual, porque Rajoy le habían adelantado su discurso al sábado, convencido como estaba el líder del PP de que Aznar quería estropearle el fin de fiesta sin atreverse, como Aguirre o Costa –un alma en pena por los pasillos- a dar el paso al frente y decir, como el Tenorio en Sevilla, “aquí estoy yo”.
La gran diferencia política y estratégica entre Aznar y Rajoy está en que Aznar dice que primero hay que ganar las elecciones –con la derecha sin complejos se entiende- y luego pactar con los nacionalistas que fue lo que hizo él. Eso es, sencillamente engañar a los votantes y militantes, diciendo que al nacionalismo ni agua y para meterse luego en la cama con Arzallus y Pujol, como hizo Aznar en 1996, tras tirar, por ejemplo, por la ventana catalana a Alejo Vidal Cuadras. Además en esa fecha el PP ganó porque contó con la ayuda mas que estimable, creíble y externa del periodismo democrático (la AEPI) y de jueces y fiscales valientes, que, como Julio Anguita desde la izquierda denunciaron la corrupción y el crimen de Estado del felipismo.
Ahora la situación es muy distinta, y Rajoy ha tenido el valor de decir que piensa pactar con los nacionalistas y les ha pedido a los militantes del PP que lo secunden y así lo han hecho. Porque Rajoy sabe, además, que está muy solo en el campo mediático y que son los ciudadanos los que deben valorar el regreso al centro del PP y su mano tendida para pactar con el gobierno cuestiones de Estado, y para hablar de gobernabilidad con todos los nacionalistas –democráticos-, si se le presenta la ocasión. Y todo ello diciendo Rajoy que en el centro caben los liberales, los cristiano y los conservadores, una alusión esta última a la derecha, de la que no han querido hablar ni Fraga ni Aznar que presumieron de estar “en el centro” (de la Tierra).
Puede, y es verdad, que a Rajoy le falte liderazgo para conectar con las bases y la masas electorales con mayor espontaneidad, y que eso lo hace mejor Gallardón que fue el mas aplaudido por el congreso del PP, lo que desmiente eso de que el alcalde carece de unos amplios apoyos en el seno del partido. Por eso, posiblemente, Gallardón se incorporará al Comité de Dirección del PP, junto al estado mayor de Rajoy. Pero esta vez, Rajoy, el de Pontevedra ha dado un gran paso hacia delante y ninguno hacia atrás, y eso anuncia un tiempo nuevo y de futuro, por mas que sabemos que los preteridos del aznarismo, de momento jubilado, volverán a la carga con las navajas afiladas.
Pero ayer, sin embargo, habló el congreso del PP y el aznarismo y los aguirristas fueron los grandes derrotados. Y mas adelante, ya se verá, si sigue Rajoy, si aparece Gallardón, si opta Camps, y si Arenas sigue al frente y al control de la organización, donde en este congreso, el sevillano, se ha llevado la parte del león.
Estrella Digital 21/06/2008 - OPINIÓN: Un Rajoy valiente jubila el aznarismo por Pablo Sebastián2
Pablo Sebastián
Lo dijo Camilo José Cela, “el que resiste gana”, y su paisano Mariano Rajoy le tomó la palabra, aprendió la lección y ha resultado triunfador de un correoso congreso del PP a cuyas puertas se estrelló, ayer en Valencia, el coche de todos los conspiradores del 11-M –políticos y mediáticos- los “neocones” de la guerra de Irak y del España se rompe, un viejo cacharro de otro tiempo a cuyos mandos y, de manera un tanto inesperada, se puso José María Aznar, empujado quizás por su renovada afición a los bólidos de F1, de su amigo Briatore. Pero, sobre todo, exhibiendo un discurso agrio contra Rajoy, su hijo político, el que acaba de “apiolar al padre”, lo que debió de haber hecho Rajoy en 2004. Aunque “el jovenlandes no está muerto” del todo, y los críticos y conspiradores se creen que han puesto una pica en el morrillo del nuevo líder con un voto de castigo en blanco del 16 por ciento, lo que deja la victoria de Mariano en un “pobre” 84 por ciento, lo que, de verdad, es una gran victoria después de todo lo que ha llovido en los últimos meses sobre el río del PP.
Nadie, en Valencia, sabía bien el por qué de esta bronca reaparición de Aznar. La que solo se explica por su mala conciencia, que le viene de la responsabilidad, que le arde en su interior, por haber llevado al PP a ese camino de ida y vuelta, de las victorias en las elecciones de 1996 y 2000 y de las derrotas de 2004 y del 2008 –en esta última también intervino agitando el gran fantasma de la conspiración- , por causa de su soberbia y de las mentiras de la guerra de Irak y el 11-M, que han atenazado al PP durante los pasados ocho años.
Ya sabemos que Rajoy no es como José Tomás, pero el político de Pontevedra, que es más propicio al dicho del ejército italiano de “soldado que huye sirve para otra guerra”, ayer se ató los machos y se arrimó al toro neocón y belecista del PP, y se lo paso por la faja, hablando de diálogo con los nacionalistas, de pactos con el gobierno del PSOE, de moderación y de no a los extremismos. Y fue implacable, expulsando de la lista de su nueva dirección, a que le han hecho el juego sucio, los que han tirado piedras sobre este techo de cristal del PP, debilitado tras la derrota electoral, como Esperanza Aguirre, que no ha tenido valor de presentar una candidatura, de dar la cara, de saltar al ruedo, a la vez que se escondía en su ruidoso y particular “tendido del siete”, donde los agitadores de El Mundo y la COPE, que días atrás pedían la sublevación del partido contra Rajoy, se han quedado, como ella, para “vestir santos” en el PP, o en la Conferencia Episcopal.
Aunque los conspiradores, derrotados ayer, no van a parar en su intento de hacerle daño al PP y van diciendo por ahí que, en año y medio o en dos, Rajoy estará políticamente muerto, víctima de las derrotas electorales de Galicia, País Vasco y Europeas, y que, en ese momento, ellos reaparecerán y se harán con el poder del partido. A ser posible bajo la batuta de un redivivo Aznar, que dejará los sueldazos de los que hoy disfruta para, en ese caso, hacer como Fraga con Hernández Mancha y recuperar el PP ultra conservador, de la derecha sin complejos, sin centrismo y mas zarandajas.
Así rumiaban su derrota los de Aznar, Mayor Oreja, Zaplana, Aguirre y el gran combo mediático de Pedro J. Y de Federico. Todos ellos juegan ahora a que se estrelle el PP, para que, dentro de un par de años tengan su oportunidad. Están a favor de ese macabro discurso de “cuanto peor para el PP”, mejor para ellos. Pero de momento son los que han perdido el congreso y los derrotados en toda la línea. Hasta el punto de que si Rajoy resiste, por enésima vez, habrá jubilado el aznarismo, que ayer por boca de su jefe dio otra lección de soberbia y de mal hacer democrática, saludando Aznar mal a Rajoy, llegando tarde para hacerse ver, ofreciendo a Rajoy un “apoyo responsable” –solo le faltó decir, eso de “`por imperativo legal”-, y descubriendo las cartas marcadas con las que ha trabajado, desde FAES contra la dirección del PP, Acebes, Zaplana, San Gil, por mas que Acebes también recibió el apoyo de Rajoy, y de todo el partido que lo aclamó con emoción y sinceridad.
El colmo de la descortesía de Aznar con Rajoy llegó cuando se ausentó del congreso, para no escuchar el proyecto político del líder del PP, mientras va diciendo que es un militante de base que está para lo que le llamen, y no cumple, desde su presidencia de honor, con su obligación congresual, porque Rajoy le habían adelantado su discurso al sábado, convencido como estaba el líder del PP de que Aznar quería estropearle el fin de fiesta sin atreverse, como Aguirre o Costa –un alma en pena por los pasillos- a dar el paso al frente y decir, como el Tenorio en Sevilla, “aquí estoy yo”.
La gran diferencia política y estratégica entre Aznar y Rajoy está en que Aznar dice que primero hay que ganar las elecciones –con la derecha sin complejos se entiende- y luego pactar con los nacionalistas que fue lo que hizo él. Eso es, sencillamente engañar a los votantes y militantes, diciendo que al nacionalismo ni agua y para meterse luego en la cama con Arzallus y Pujol, como hizo Aznar en 1996, tras tirar, por ejemplo, por la ventana catalana a Alejo Vidal Cuadras. Además en esa fecha el PP ganó porque contó con la ayuda mas que estimable, creíble y externa del periodismo democrático (la AEPI) y de jueces y fiscales valientes, que, como Julio Anguita desde la izquierda denunciaron la corrupción y el crimen de Estado del felipismo.
Ahora la situación es muy distinta, y Rajoy ha tenido el valor de decir que piensa pactar con los nacionalistas y les ha pedido a los militantes del PP que lo secunden y así lo han hecho. Porque Rajoy sabe, además, que está muy solo en el campo mediático y que son los ciudadanos los que deben valorar el regreso al centro del PP y su mano tendida para pactar con el gobierno cuestiones de Estado, y para hablar de gobernabilidad con todos los nacionalistas –democráticos-, si se le presenta la ocasión. Y todo ello diciendo Rajoy que en el centro caben los liberales, los cristiano y los conservadores, una alusión esta última a la derecha, de la que no han querido hablar ni Fraga ni Aznar que presumieron de estar “en el centro” (de la Tierra).
Puede, y es verdad, que a Rajoy le falte liderazgo para conectar con las bases y la masas electorales con mayor espontaneidad, y que eso lo hace mejor Gallardón que fue el mas aplaudido por el congreso del PP, lo que desmiente eso de que el alcalde carece de unos amplios apoyos en el seno del partido. Por eso, posiblemente, Gallardón se incorporará al Comité de Dirección del PP, junto al estado mayor de Rajoy. Pero esta vez, Rajoy, el de Pontevedra ha dado un gran paso hacia delante y ninguno hacia atrás, y eso anuncia un tiempo nuevo y de futuro, por mas que sabemos que los preteridos del aznarismo, de momento jubilado, volverán a la carga con las navajas afiladas.
Pero ayer, sin embargo, habló el congreso del PP y el aznarismo y los aguirristas fueron los grandes derrotados. Y mas adelante, ya se verá, si sigue Rajoy, si aparece Gallardón, si opta Camps, y si Arenas sigue al frente y al control de la organización, donde en este congreso, el sevillano, se ha llevado la parte del león.
Estrella Digital 21/06/2008 - OPINIÓN: Un Rajoy valiente jubila el aznarismo por Pablo Sebastián2