Uritorco
The White Revolution is the only solution.
Como indiqué en otro hilo, Manuel Fraga Iribarne fue responsable de introducir la literatura marxista en nuestro país durante su mandato como ministro de Información en los años sesenta. Esto no fue un mero capricho personal ni un acto de ingenuidad política, sino una labor subversiva conscientemente calculada.
Porque, la biografía de este conspirador nato, un ejemplo de «gentil» que ha sido toda su vida un devoto manifiesto a los intereses judíos, tiene otros aspectos relevantes que son convenientes refrescar y poner encima de la mesa para valorar adecuadamente la personalidad y actuación política del personaje en cuestión. Especialmente por su completa dependencia y servidumbre a los intereses del “mundo libre” y el departamento de estado norteamericano, es decir, del capitalismo sionista internacional, que empiezan a establecerse mucho antes de su llegada a la cartera de Información, un arma y un instrumento estratégico y fundamental para los poderes fácticos.
Precisamente, una de las tradicionales obsesiones de la ****ría, como fielmente pronostican Los Protocolos de los Sabios de Sión y tozudamente demuestra la más rabiosa actualidad, ha sido el control de esa gran fuerza que representan los medios de comunicación y las fuentes de información: Radio, Prensa, TV, Agencias de Noticias, Publicidad, etc. La praxis de este control, se viene estableciendo principalmente a través de su poderío económico, pero también a través de finísimos agentes interpuestos, masones y criptojudíos, especialmente, junto con las grandes agencias de inteligencia, encargados de introducir ideas disolventes y corrompidas.
Así, el martes 27 de octubre de 1964, durante uno de sus múltiples y extensos periplos por los Estados Unidos, Manuel Fraga mantiene en Nueva York «una de las reuniones más interesantes del viaje: un almuerzo con toda la redacción del New York Times, ofrecida por su presidente Arthur Ochs Sulzberger. Pocas veces me he visto sometido a un interrogatorio semejante, y por personas de tanta experiencia y calidad», asegura el ministro de Franco[1], visitando a continuación el centro de una asociación judía. El jueves, 5 de noviembre de ese mismo año, revela Fraga en otro comentario, «veo a Nelson Rockefeller y al joven A. O. Sulzberger (el amo del New York Times), que andan por Madrid»[2].
ABC, 22.05.1969, pág. 33.
Recordemos que Sulzberger, además de judío, era miembro de dos importantes organizaciones mundialistas y paramasónicas como el Council on Foreign Relations (CFR) y el Club Bilderberg. Su primo hermano, el también influyente periodista y premio Pulitzer, Cyrus Leo Sulzberger (1912-1992), se hallaba al frente de la conocida American Civil Liberties Union, una organización de extrema izquierda encargada de promover el antirracismo, el multiculturalismo y la llamada «integración» de los neցros y todo tipo de «minorías» en la sociedad blanca norteamericana, cuyos catastróficos efectos se hacen hoy a las claras más visibles que nunca.
El 4 de abril de 1968, don Manuel tiene la ocasión de entrevistarse en Nueva York con el magnate William S. Paley, todopoderoso presidente de la CBS (Columbia Broadcasting System), asistiendo a continuación a un almuerzo como invitado de la empresa Time-Life, dos conglomerados de información directamente controlados por el influyente y semisecreto Council on Foreign Relations (CFR), a cuya rama europea pertenece actualmente José María Robles Fraga, hijo de don Manuel.
Meses más tarde, concretamente el 29 de octubre de 1968, William S. Paley, acompañado por su elegante esposa y un curioso séquito de directivos de la cadena, los señores F. Kalinsky, P. Goldmark y J. Stern, judíos los tres, desembarcaban en nuestro país para efectuar una apretada visita que se prolongaría durante tres largas jornadas. El día 29, todos ellos, junto con el embajador de los EE.UU. en Madrid, Robert F. Wagner, también de la «tribu», asistieron en «calidad de huéspedes de honor» a un almuerzo ofrecido por el ministro de Información Sr. Manuel Fraga Iribarne y otros altos cargos de Televisión Española.
Conviene dejar reflejado otro dato sustancial, y es que Mister Paley (nacido Palinsky), además de masón y judío —miembro también del Club Bilderberg y destacadísima figura del CFR―, había servido durante la II Guerra Mundial en el Ejército de los EE.UU. con el grado de coronel y ocupado el puesto de subjefe de la división de guerra psicológica del SHAEF tras la oleada turística de Europa por los Aliados[3]. En 1977 se sugirió que Paley sería relevado al frente de la CBS por el mismísimo Henry Kissinger, cuando el primero se retirase de la presidencia, aunque finalmente el cargo fue ocupado por Thomas H. Wyman en 1980. No obstante, el hombre fuerte de la compañía de entretenimiento a partir de 1985 fue el financiero judío ultraortodoxo Lawrence A. Tisch, al convertirse en su mayor accionista. Al igual que Wyman y otros muchos directivos de la CBS (cuyo logo es un ojo masónico), Tisch fue miembro prominente del CFR.
Es evidente que para un «reformista profesional» y «atlantista convencido» como Manuel Fraga, el mantenimiento de estos contactos directos con los dioses cabalistas del «Star System» y las oscuras y secretas disposiciones en ellos fraguados, hayan resultado de enorme productividad quedando dichos acuerdos y confabulaciones relegados al mayor de los ostracismos con la finalidad de preparar el terreno psicológico de la traición sin que la sociedad española sospechase mínimamente algo, dada la servidumbre persistente e incondicional que con disimulada pasión, este criptomasón de confuso origen racial ha ido tejiendo a lo largo del tiempo a los intereses esclavistas del Judaísmo Internacional.
Fruto del conocimiento que sus largas estancias en los EE.UU. le habían proporcionado sobre la realidad política y social del país desde los años cincuenta, como hemos brevemente referenciado, es una obra que lleva por título Razas y racismo en Norteamérica (Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1950). En este pequeño panfleto antirracista de apenas un centenar de páginas, sostiene don Manuel que las doctrinas «demoníacas» (véase racismo y antisemitismo) encabezadas por la «delirante obra» de Alfred Rosenberg El mito del siglo XX (München, 1936), han venido a ser refutadas por «las más rigurosas investigaciones llevadas a cabo por sabios bien intencionados» quienes «prueban la verdad práctica [de que] no hay incapacidad radical de ninguna raza y todas pueden salvarse y progresar» (p. 13).
Este grupo de «sabios» a los que hace referencia don Manuel, está compuesto en su mayor parte por una serie de individuos apellidados Hertz, Berger, Nimkoff (Meyer), Lowie, Klineberg, Boas, Zangwill, Bernard, etc, y encabezados por el «gran antropólogo» Alexander Goldenweiser, autor de la obra Anthropology (Nueva York, 1946). Se da la circunstancia que este «equipo capacitadísimo» (M. Fraga dixit) de expertos pertenece curiosamente a determinado colectivo étnico (con la notable excepción de L. L. Bernard, aunque su mujer, Sarah Ravitch, era judía) que durante milenios se ha venido destacando por sus frenéticos esfuerzos para corromper el tejido jovenlandesal de la sociedad occidental y diluir la estructura racial de los pueblos indoeuropeos en su conjunto con el multiculturalismo y la inmi gración masiva.
En su obra, Fraga introduce la referencia de un importante libro elaborado por algunos de los individuos citados que lleva por título Aspectos científicos del problema racial (Buenos Aires, 1946), el cual «concluye en forma positiva y terminante» con un párrafo que le debe especialmente de agradar al ex-ministro de Franco y posteriormente cabeza factorum de la denominada «derecha civilizada» (o democristiana) durante la tras*ición:
«Los resultados obtenidos por el uso de los tests de inteligencia no han demostrado la existencia de diferencias raciales y nacionales en la capacidad mental innata; podemos también afirmar que cuando los medios social y económico de los dos grupos étnicos [blancos y neցros] se hacen más iguales, los resultados de los tests tienden a aproximarse». Ahí queda eso. Ahora tenemos los tests de antígenos que también “demuestran” la carga viral de otra estafa monumental llamada el bichito-19.
Para concluir, señalar que Manuel Fraga también fue autor de una obra que lleva por título Nuevo Orden Mundial (Planeta, 1996), donde se explaya en la tesis, típicamente masónica, de la conveniencia de un gobierno universal y planetario a través de la consolidación de democracias pluralistas «donde la “pureza étnica” y otros prejuicios nada tengan que aportar» (pág. 30).
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[1] Manuel Fraga, Memoria breve de una vida pública, Planeta, 1980, p. 123.
[2] M. Fraga, op. cit., p. 124.
[3] “ABC”, 27-10-1968, p. 57.
Parte I
www.burbuja.info
Parte III
www.burbuja.info
Porque, la biografía de este conspirador nato, un ejemplo de «gentil» que ha sido toda su vida un devoto manifiesto a los intereses judíos, tiene otros aspectos relevantes que son convenientes refrescar y poner encima de la mesa para valorar adecuadamente la personalidad y actuación política del personaje en cuestión. Especialmente por su completa dependencia y servidumbre a los intereses del “mundo libre” y el departamento de estado norteamericano, es decir, del capitalismo sionista internacional, que empiezan a establecerse mucho antes de su llegada a la cartera de Información, un arma y un instrumento estratégico y fundamental para los poderes fácticos.
Precisamente, una de las tradicionales obsesiones de la ****ría, como fielmente pronostican Los Protocolos de los Sabios de Sión y tozudamente demuestra la más rabiosa actualidad, ha sido el control de esa gran fuerza que representan los medios de comunicación y las fuentes de información: Radio, Prensa, TV, Agencias de Noticias, Publicidad, etc. La praxis de este control, se viene estableciendo principalmente a través de su poderío económico, pero también a través de finísimos agentes interpuestos, masones y criptojudíos, especialmente, junto con las grandes agencias de inteligencia, encargados de introducir ideas disolventes y corrompidas.
Así, el martes 27 de octubre de 1964, durante uno de sus múltiples y extensos periplos por los Estados Unidos, Manuel Fraga mantiene en Nueva York «una de las reuniones más interesantes del viaje: un almuerzo con toda la redacción del New York Times, ofrecida por su presidente Arthur Ochs Sulzberger. Pocas veces me he visto sometido a un interrogatorio semejante, y por personas de tanta experiencia y calidad», asegura el ministro de Franco[1], visitando a continuación el centro de una asociación judía. El jueves, 5 de noviembre de ese mismo año, revela Fraga en otro comentario, «veo a Nelson Rockefeller y al joven A. O. Sulzberger (el amo del New York Times), que andan por Madrid»[2].
ABC, 22.05.1969, pág. 33.
Recordemos que Sulzberger, además de judío, era miembro de dos importantes organizaciones mundialistas y paramasónicas como el Council on Foreign Relations (CFR) y el Club Bilderberg. Su primo hermano, el también influyente periodista y premio Pulitzer, Cyrus Leo Sulzberger (1912-1992), se hallaba al frente de la conocida American Civil Liberties Union, una organización de extrema izquierda encargada de promover el antirracismo, el multiculturalismo y la llamada «integración» de los neցros y todo tipo de «minorías» en la sociedad blanca norteamericana, cuyos catastróficos efectos se hacen hoy a las claras más visibles que nunca.
El 4 de abril de 1968, don Manuel tiene la ocasión de entrevistarse en Nueva York con el magnate William S. Paley, todopoderoso presidente de la CBS (Columbia Broadcasting System), asistiendo a continuación a un almuerzo como invitado de la empresa Time-Life, dos conglomerados de información directamente controlados por el influyente y semisecreto Council on Foreign Relations (CFR), a cuya rama europea pertenece actualmente José María Robles Fraga, hijo de don Manuel.
Meses más tarde, concretamente el 29 de octubre de 1968, William S. Paley, acompañado por su elegante esposa y un curioso séquito de directivos de la cadena, los señores F. Kalinsky, P. Goldmark y J. Stern, judíos los tres, desembarcaban en nuestro país para efectuar una apretada visita que se prolongaría durante tres largas jornadas. El día 29, todos ellos, junto con el embajador de los EE.UU. en Madrid, Robert F. Wagner, también de la «tribu», asistieron en «calidad de huéspedes de honor» a un almuerzo ofrecido por el ministro de Información Sr. Manuel Fraga Iribarne y otros altos cargos de Televisión Española.
Conviene dejar reflejado otro dato sustancial, y es que Mister Paley (nacido Palinsky), además de masón y judío —miembro también del Club Bilderberg y destacadísima figura del CFR―, había servido durante la II Guerra Mundial en el Ejército de los EE.UU. con el grado de coronel y ocupado el puesto de subjefe de la división de guerra psicológica del SHAEF tras la oleada turística de Europa por los Aliados[3]. En 1977 se sugirió que Paley sería relevado al frente de la CBS por el mismísimo Henry Kissinger, cuando el primero se retirase de la presidencia, aunque finalmente el cargo fue ocupado por Thomas H. Wyman en 1980. No obstante, el hombre fuerte de la compañía de entretenimiento a partir de 1985 fue el financiero judío ultraortodoxo Lawrence A. Tisch, al convertirse en su mayor accionista. Al igual que Wyman y otros muchos directivos de la CBS (cuyo logo es un ojo masónico), Tisch fue miembro prominente del CFR.
Es evidente que para un «reformista profesional» y «atlantista convencido» como Manuel Fraga, el mantenimiento de estos contactos directos con los dioses cabalistas del «Star System» y las oscuras y secretas disposiciones en ellos fraguados, hayan resultado de enorme productividad quedando dichos acuerdos y confabulaciones relegados al mayor de los ostracismos con la finalidad de preparar el terreno psicológico de la traición sin que la sociedad española sospechase mínimamente algo, dada la servidumbre persistente e incondicional que con disimulada pasión, este criptomasón de confuso origen racial ha ido tejiendo a lo largo del tiempo a los intereses esclavistas del Judaísmo Internacional.
Fruto del conocimiento que sus largas estancias en los EE.UU. le habían proporcionado sobre la realidad política y social del país desde los años cincuenta, como hemos brevemente referenciado, es una obra que lleva por título Razas y racismo en Norteamérica (Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1950). En este pequeño panfleto antirracista de apenas un centenar de páginas, sostiene don Manuel que las doctrinas «demoníacas» (véase racismo y antisemitismo) encabezadas por la «delirante obra» de Alfred Rosenberg El mito del siglo XX (München, 1936), han venido a ser refutadas por «las más rigurosas investigaciones llevadas a cabo por sabios bien intencionados» quienes «prueban la verdad práctica [de que] no hay incapacidad radical de ninguna raza y todas pueden salvarse y progresar» (p. 13).
Este grupo de «sabios» a los que hace referencia don Manuel, está compuesto en su mayor parte por una serie de individuos apellidados Hertz, Berger, Nimkoff (Meyer), Lowie, Klineberg, Boas, Zangwill, Bernard, etc, y encabezados por el «gran antropólogo» Alexander Goldenweiser, autor de la obra Anthropology (Nueva York, 1946). Se da la circunstancia que este «equipo capacitadísimo» (M. Fraga dixit) de expertos pertenece curiosamente a determinado colectivo étnico (con la notable excepción de L. L. Bernard, aunque su mujer, Sarah Ravitch, era judía) que durante milenios se ha venido destacando por sus frenéticos esfuerzos para corromper el tejido jovenlandesal de la sociedad occidental y diluir la estructura racial de los pueblos indoeuropeos en su conjunto con el multiculturalismo y la inmi gración masiva.
En su obra, Fraga introduce la referencia de un importante libro elaborado por algunos de los individuos citados que lleva por título Aspectos científicos del problema racial (Buenos Aires, 1946), el cual «concluye en forma positiva y terminante» con un párrafo que le debe especialmente de agradar al ex-ministro de Franco y posteriormente cabeza factorum de la denominada «derecha civilizada» (o democristiana) durante la tras*ición:
«Los resultados obtenidos por el uso de los tests de inteligencia no han demostrado la existencia de diferencias raciales y nacionales en la capacidad mental innata; podemos también afirmar que cuando los medios social y económico de los dos grupos étnicos [blancos y neցros] se hacen más iguales, los resultados de los tests tienden a aproximarse». Ahí queda eso. Ahora tenemos los tests de antígenos que también “demuestran” la carga viral de otra estafa monumental llamada el bichito-19.
Para concluir, señalar que Manuel Fraga también fue autor de una obra que lleva por título Nuevo Orden Mundial (Planeta, 1996), donde se explaya en la tesis, típicamente masónica, de la conveniencia de un gobierno universal y planetario a través de la consolidación de democracias pluralistas «donde la “pureza étnica” y otros prejuicios nada tengan que aportar» (pág. 30).
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[1] Manuel Fraga, Memoria breve de una vida pública, Planeta, 1980, p. 123.
[2] M. Fraga, op. cit., p. 124.
[3] “ABC”, 27-10-1968, p. 57.
Parte I
MANUEL FRAGA introdujo en los 60 la literatura MARXISTA en España.
Como la mayoría sabréis, Manuel Fraga Iribarne fue ministro de Información entre los años 1962 y 1969. Nada más asumir el cargo, una de sus funciones prioritarias fue la de culminar una nueva Ley de Prensa, asunto que se convertirá en el eje central de la política del nuevo ministro y sus más...
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Parte III
Manuel Fraga: semblanza de un conspicuo agente del sionismo y el sanedrín.
Durante toda su existencia, Manuel Fraga Iribarne ha sido un instrumento fundamental de la conjura judía dentro de nuestro país, ya que este personajón, anglófilo, atlantista y sionista entusiasta y empedernido, primer socio español del Club Bilderberg y que antes de llegar a ser ministro en los...
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