fausal
Madmaxista
¿Es acertado el final?
Rust y Marty frente al hospital. El primero, en silla de ruedas, aún convaleciente. El segundo, a punto de volver a casa. Es de noche, están solos y Rust, finalmente, se abre: confiesa que, al borde de la fin, quiso dejarse ir y reunirse con su hija. Se cae la máscara del nihilista descreído aparentemente por encima del bien y del mal. Los compañeros reunidos tras años sin verse para saldar una deuda sellan, al fin, su amistad. Un final feliz en toda regla. ¿Resultó acertado? ¿Pedía «True Detective» otro cierre, con Cohle muerto, sacrificado tras su larga cruzada? Solo por disfrutar de la portentosa interpretación de Matthew McConaughey, el final valió la pena.
¿Es Childress el villano que merecía la serie?
Prácticamente la totalidad de los seguidores llegó, en algún momento, a sospechar de Rust como el malo. Incluso Marty arrojó ciertas sospechas. Al final del séptimo episodio llegaba la respuesta: Errol Childress, miembro de la familia Tuttle, era el autor de las muertes rituales, quien colocaba las cornamentas y dejaba las extrañas figuritas hechas con ramas. El autor de la extraña mitología del Rey Dorado y Carcosa. Un nivel de sofisticación que no acaba de encajar con el perfil de un ser marginal, producto de una infancia de violencia y depravación, que vive en una pocilga con su hermanastra. Errol podría haber funcionado como mano derecha pero no convence como retorcido cerebro criminal.
La casa pintada: ¿una resolución precipitada?
A Marty se le enciende la bombilla y busca sin el menor atisbo de duda una fotografía de una casa, que compara con otra tomada tiempo después, y da con la clave: alguien pintó esa casa. De tonalidad verde. Como las orejas del monstruo de la cara de espaguetis. Una resolución un tanto precipitada para una escena clave, la que desastascaba la investigación y ponía a los detectives tras la pista del malo. Más aún: ¿cuál es la explicación de las orejas verdes? Parece poco probable que Childress se manchara precisamente las orejas pintando casas.
¿Cómo encuentran a Rust y Marty?
Sabemos que Marty se cita con el detective Papania, que le pregunta si, llegado el momento, podrá acudir a él en busca de ayuda. Básicamente, si podrá llamarle para pedir refuerzos. Pero no hay cobertura donde vive el malo y el teléfono fijo no funciona. ¿Cómo, en tal caso, se presenta la Policía, justo a tiempo, para rescatar a Rust y Marty del laberinto de Carcosa?
¿Por qué se ha convertido en un fenómeno?
Desde su primer episodio «True Detective» ha alcanzado la categoría de serie de culto, tanto en Estados Unidos como fuera de sus fronteras. Un dato lo dice todo: su final fue el más visto de una ficción de HBO desde «A dos metros bajo tierra». «True Detective» supo irrumpir en un momento de cierto vacío, concluida ya «Breaking Bad», y llenarlo con una propuesta que no se lo ponía fácil al espectador (trama cocida a fuego lento, atmósfera asfixiante, personajes extremos) pero que resultaba fascinante, que apelaba a la inteligencia y al afán por descubrir, capa a capa, que se ocultaba en el podrido corazón de Luisiana. Y después está un sublime Matthew McConaughey. Y el resto de un magnífico reparto
¿Demasiado inverosímil?
La gran pregunta es: ¿cómo sobrevive Rust Cohle después de que el malo le clave un cuchillo en el estómago, hasta el mango, y lo alce varios centímetros por encima del suelo? Sumemos el tiempo que tras*curre hasta que llega la Policía y le trasladan al hospital. Ciertamente, desafía cualquier noción médica. El trasfondo místico del último episodio, plagado, como toda la serie, de connotaciones religiosas, apunta en esa dirección: Rust, en cierto modo, resucita y recibe una segunda oportunidad. Poco creíble, pero muy potente en términos dramáticos.
¿Perdió fuerza en los dos últimos episodios?
En los seis primeros capítulos funcionó como un reloj el formato de flashbacks. No dejaban de serlo las escenas donde Rust y Marty investigan el caso en los 90, salpicadas por los interrogatorios que tras*curren en la actualidad, con abundantes planos que tras*mitían la sensación de que era el espectador quien llevaba a cabo el cara a cara. Ambos espacios temporales confluyen, finalmente, en los dos episodios finales, donde la trama es más lineal y asistimos a la resolución del caso. De algún modo, la serie perdió cierto encanto.
¿Y ahora qué?
El creador de la serie, Nic Pizzolatto, ha sido muy críptico a la hora de avanzar por dónde tras*currirá la segunda temporada. «Mujeres duras, hombres malos y la historia oculta y secreta del sistema de tras*porte de Estados Unidos», respondió a Entertainment Weekly. Lo seguro: McConaughey y Harrelson no volverán con los personajes de Cole y Hart. La idea, desde un primer momento, fue renovar los protagonistas en cada temporada. Adiós a ambos, pues, y presumiblemente a Luisiana, que tanto le ha dado a True Detective.
«True Detective»: preguntas y respuestas tras el último capítulo
Rust y Marty frente al hospital. El primero, en silla de ruedas, aún convaleciente. El segundo, a punto de volver a casa. Es de noche, están solos y Rust, finalmente, se abre: confiesa que, al borde de la fin, quiso dejarse ir y reunirse con su hija. Se cae la máscara del nihilista descreído aparentemente por encima del bien y del mal. Los compañeros reunidos tras años sin verse para saldar una deuda sellan, al fin, su amistad. Un final feliz en toda regla. ¿Resultó acertado? ¿Pedía «True Detective» otro cierre, con Cohle muerto, sacrificado tras su larga cruzada? Solo por disfrutar de la portentosa interpretación de Matthew McConaughey, el final valió la pena.
¿Es Childress el villano que merecía la serie?
Prácticamente la totalidad de los seguidores llegó, en algún momento, a sospechar de Rust como el malo. Incluso Marty arrojó ciertas sospechas. Al final del séptimo episodio llegaba la respuesta: Errol Childress, miembro de la familia Tuttle, era el autor de las muertes rituales, quien colocaba las cornamentas y dejaba las extrañas figuritas hechas con ramas. El autor de la extraña mitología del Rey Dorado y Carcosa. Un nivel de sofisticación que no acaba de encajar con el perfil de un ser marginal, producto de una infancia de violencia y depravación, que vive en una pocilga con su hermanastra. Errol podría haber funcionado como mano derecha pero no convence como retorcido cerebro criminal.
La casa pintada: ¿una resolución precipitada?
A Marty se le enciende la bombilla y busca sin el menor atisbo de duda una fotografía de una casa, que compara con otra tomada tiempo después, y da con la clave: alguien pintó esa casa. De tonalidad verde. Como las orejas del monstruo de la cara de espaguetis. Una resolución un tanto precipitada para una escena clave, la que desastascaba la investigación y ponía a los detectives tras la pista del malo. Más aún: ¿cuál es la explicación de las orejas verdes? Parece poco probable que Childress se manchara precisamente las orejas pintando casas.
¿Cómo encuentran a Rust y Marty?
Sabemos que Marty se cita con el detective Papania, que le pregunta si, llegado el momento, podrá acudir a él en busca de ayuda. Básicamente, si podrá llamarle para pedir refuerzos. Pero no hay cobertura donde vive el malo y el teléfono fijo no funciona. ¿Cómo, en tal caso, se presenta la Policía, justo a tiempo, para rescatar a Rust y Marty del laberinto de Carcosa?
¿Por qué se ha convertido en un fenómeno?
Desde su primer episodio «True Detective» ha alcanzado la categoría de serie de culto, tanto en Estados Unidos como fuera de sus fronteras. Un dato lo dice todo: su final fue el más visto de una ficción de HBO desde «A dos metros bajo tierra». «True Detective» supo irrumpir en un momento de cierto vacío, concluida ya «Breaking Bad», y llenarlo con una propuesta que no se lo ponía fácil al espectador (trama cocida a fuego lento, atmósfera asfixiante, personajes extremos) pero que resultaba fascinante, que apelaba a la inteligencia y al afán por descubrir, capa a capa, que se ocultaba en el podrido corazón de Luisiana. Y después está un sublime Matthew McConaughey. Y el resto de un magnífico reparto
¿Demasiado inverosímil?
La gran pregunta es: ¿cómo sobrevive Rust Cohle después de que el malo le clave un cuchillo en el estómago, hasta el mango, y lo alce varios centímetros por encima del suelo? Sumemos el tiempo que tras*curre hasta que llega la Policía y le trasladan al hospital. Ciertamente, desafía cualquier noción médica. El trasfondo místico del último episodio, plagado, como toda la serie, de connotaciones religiosas, apunta en esa dirección: Rust, en cierto modo, resucita y recibe una segunda oportunidad. Poco creíble, pero muy potente en términos dramáticos.
¿Perdió fuerza en los dos últimos episodios?
En los seis primeros capítulos funcionó como un reloj el formato de flashbacks. No dejaban de serlo las escenas donde Rust y Marty investigan el caso en los 90, salpicadas por los interrogatorios que tras*curren en la actualidad, con abundantes planos que tras*mitían la sensación de que era el espectador quien llevaba a cabo el cara a cara. Ambos espacios temporales confluyen, finalmente, en los dos episodios finales, donde la trama es más lineal y asistimos a la resolución del caso. De algún modo, la serie perdió cierto encanto.
¿Y ahora qué?
El creador de la serie, Nic Pizzolatto, ha sido muy críptico a la hora de avanzar por dónde tras*currirá la segunda temporada. «Mujeres duras, hombres malos y la historia oculta y secreta del sistema de tras*porte de Estados Unidos», respondió a Entertainment Weekly. Lo seguro: McConaughey y Harrelson no volverán con los personajes de Cole y Hart. La idea, desde un primer momento, fue renovar los protagonistas en cada temporada. Adiós a ambos, pues, y presumiblemente a Luisiana, que tanto le ha dado a True Detective.
«True Detective»: preguntas y respuestas tras el último capítulo