steppenwulf
Madmaxista
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ENTRADA TRIUNFAL DEL EJÉRCITO TRIGARANTE A LA CIUDAD DE MÉXICO
27 DE SEPTIEMBRE DE 1821
27 DE SEPTIEMBRE DE 1821
El 27 de septiembre de 1821, la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México vivió algo inusitado bajo el cielo azul que la cobijaba. Una multitud expectante, compuesta por personas de todas las clases sociales, trepidantes de alegría, esperaban la llegada del Ejército Trigarante, comandado por D. Agustín de Iturbide.
Hombres y mujeres de todas las edades lucían en el pecho distintivos con los colores de la nueva bandera como emblema de la independencia: el blanco, el rojo y el verde.
El Ejército Trigarante entró a la ciudad, marchó por Bucareli, dio la vuelta a la derecha por la calle del Calvario y en la calle de Corpus Christi (hoy avenida Juárez) prosiguió su marcha por un costado de la Alameda. Cruzó la calle de Santa Isabel (hoy Eje Central Lázaro Cárdenas), pasó junto al convento de San Francisco y frente a la casa de los Azulejos, y por Plateros (hoy Madero) finalmente entró a la Plaza Mayor o de la Constitución (denominada así en honor a la Pepa).
Durante el trayecto, Iturbide y su ejército estuvieron acompañados por espontaneas aclamaciones de júbilo de la multitud. A lo largo del recorrido las calles lucían imponentes y engalanadas. Los balcones de las casas ricas estaban adornados con colgaduras, destacando los colores de la bandera tricolor. En su camino el jefe del Trigarante se apeó de su caballo bajo un arco triunfal, en la esquina del convento de San Francisco. Allí lo recibieron los regidores del Ayuntamiento para entregarle las llaves de la ciudad entre vivas, aplausos, marchas militares, salvas de artillería y el repique de campanas de las iglesias de la capital, que al unísono celebraban el triunfo de la independencia. Iturbide, de frac, botas, sombrero con tres plumas y una banda tricolor, irradiaba gallardía.
Volviendo a montar su caballo y, acompañado de los miembros del Ayuntamiento y los indios de las parcialidades de Santiago, continuó su marcha al Palacio Virreinal, entre las aclamaciones del público. Allí fue recibido por D. Juan O’Donojú, último capitán general de Nueva España. Iturbide y O’Donojú salieron al balcón principal para ver el desfile de las tropas entre vítores y aplausos de la multitud.
Aquel 27 de septiembre de 1821, la división de Vicente Filisola salió de Chapultepec para reunirse con el grueso de las tropas del Ejército Trigarante en Tacuba. A las diez de la mañana, el jefe máximo encabezó el desfile de entrada a la capital, avanzando por el Paseo Nuevo hasta la avenida Corpus Christi, en donde se detuvo en la esquina del convento de San Francisco bajo un arco triunfal. El alcalde decano José Ignacio Ormachea le entregó las llaves de la ciudad. Desfilaron 16 134 efectivos, de los cuales 7,416 eran infantes, 7,955 dragones de caballería, y 763 artilleros, quienes tras*portaban 68 cañones de diferentes calibres. Entre sus principales oficiales se encontraban Agustín de Iturbide, Vicente Guerrero, Domingo Estanislao de Luaces, Pedro Celestino Negrete, Melchor Álvarez, Epitacio Sánchez, José Morán, Nicolás Bravo, Anastasio Bustamante, José Joaquín Parrés, José Antonio de Echávarri, José Joaquín de Herrera, Luis Quintanar, Miguel Barragán, Vicente Filisola, José Antonio Andrade, Felipe de la Garza, Manuel de Iruela, Antonio López de Santa Anna, Gaspar López, Mariano Laris, y Juan Zenón Fernández. Una vez terminado el desfile, en la Catedral de México se celebró una misa en la cual se entonó el Te Deum, después Iturbide dirigió un discurso a la población.
Este acto simbólico en la Plaza dio por concluida la guerra de independencia.
DÍA INOLVIDABLE… hace justo doscientos años.
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