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Así es el XEV Yoyo, un coche eléctrico diseñado en 3D | Eléctricos | Motor EL PAÍS (elpais.com)
En el espacio que ocupan un Audi Q7 o un Ford Explorer cabe dos veces un Yoyo, que nació en Italia, llega de China y se puede personalizar con piezas impresas en 3D. Y que cuesta 13.900 euros, que con las ayudas del Plan Moves III y financiando con la casa se quedan en 10.600 euros.
La primera comparación sirve solo para hacerse una idea del tamaño de este pequeño coche eléctrico: 2.530 milímetros de longitud. La segunda, que llega por inercia (asemejarlo a un Smart EQ fortwo), sirve para poco más: la marca italiana XEV sostiene que no hay equiparación posible, porque no existe otro modelo que se parezca al suyo.
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Las características del XEV Yoyo
La particularidad del Yoyo, una de ellas, es que ni siquiera es un coche (está homologado como vehículo L7), pero tampoco un cuadriciclo ligero, pues lleva matrícula como los turismos y puede circular por autovía. En caso de que se conduzca por carretera cumplirá con cierto decoro hasta los 90 km/h, velocidad máxima marcada por el tipo de homologación.
Pero la vida del XEV Yoyo se desarrollará por lo común en la ciudad. Se estaciona en huecos mínimos (mide un metro y medio de anchura) y su radio de giro es de solo cuatro metros. Y para moverse entre el tráfico de las grandes ciudades le son suficientes los 10 CV de su motor, con picos de casi 15 CV, porque el Yoyo pesa la mitad que cualquier coche: solo 522 kilos incluidas las tres baterías extraíbles, que suman 10,3 kWh de capacidad.
Cuando se carga en casa, el XEV Yoyo recupera la energía en menos de cuatro horas y consume 2.000 vatios, “como una plancha”. Y así lo define Andrea Campello, consejero delegado de XEV: “El Yoyo es como un electrodoméstico con ruedas” y por eso las administraciones, sostiene, deberían “apostar por vehículos como este”. Las ayudas del Plan Moves III, por ejemplo, se quedan en 2.000 euros, frente a los 4.500 que reciben los turismos (7.000 si se achatarra uno modelo de combustión de más de siete años).
La empresa presume no solo del bajo consumo del modelo (7,4 kWh cada 100 kilómetros, la mitad que el común de los eléctricos), sino también de su precio asequible, un mantenimiento reducido o la posibilidad de gestionar la climatización por medio de una aplicación en el móvil.
El equipamiento
XEV también llama la atención sobre el equipamiento de su coche, teniendo en cuenta el tipo de vehículo de que se trata, con sistemas como la apertura de puertas y el arranque sin llave, los frenos ABS (no exigibles por su homologación), el aire acondicionado o los elevalunas eléctricos. Además, añade conectividad por Bluetooth y una pantalla de siete pulgadas, que será de diez en una próxima versión Premium, aún no disponible. Este acabado superior se ofrecerá también con airbag, elemento de seguridad que falta en la versión estándar del Yoyo.
También hace hincapié XEV en las posibilidades de personalización de su coche eléctrico, con piezas impresas en 3D que decoran tanto la carrocería como el habitáculo, que cuenta con tres tomas USB y un pequeño hueco portaobjetos en el reposabrazos central. El interior es limpio y sobrio, pero con materiales sencillos. Si la calidad no es su principal virtud, el Yoyo sí destaca por su amplitud: hay espacio de sobra para las piernas y la cabeza, con un diseño abombado que deja espacio suficiente a los conductores más altos.
Cómo se mueve el XEV Yoyo
Con su motor de 10 CV, el XEV Yoyo, que se ha podido probar muy brevemente en un recorrido urbano, se mueve con ligereza con dos modos de conducción distintos, manejables desde el selector de cambio. En el primero la velocidad está limitada a 65 km/h; resulta suficiente para el tráfico urbano y optimiza la carga de la batería, pero el motor se queda corto de potencia en la salida de los semáforos.
El modo S, que entrega toda la fuerza, resuelve el problema y permite también circular por las vías urbanas de circunvalación o por autovías. En esas circunstancias (uso mixto en ciudad y carretera y combinando los modos D y S), el XEV Yoyo garantiza un rango de uso de entre 100 y 130 kilómetros.
Lo que resulta algo excesivo, sin embargo, es el sonido que el Yoyo debe hacer por ley, como todos los coches eléctricos, cuando circula a menos de 20 km/h: un silbido agudo que se reproduce en el interior a más decibelios de lo deseable.
En el espacio que ocupan un Audi Q7 o un Ford Explorer cabe dos veces un Yoyo, que nació en Italia, llega de China y se puede personalizar con piezas impresas en 3D. Y que cuesta 13.900 euros, que con las ayudas del Plan Moves III y financiando con la casa se quedan en 10.600 euros.
La primera comparación sirve solo para hacerse una idea del tamaño de este pequeño coche eléctrico: 2.530 milímetros de longitud. La segunda, que llega por inercia (asemejarlo a un Smart EQ fortwo), sirve para poco más: la marca italiana XEV sostiene que no hay equiparación posible, porque no existe otro modelo que se parezca al suyo.
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Pero la vida del XEV Yoyo se desarrollará por lo común en la ciudad. Se estaciona en huecos mínimos (mide un metro y medio de anchura) y su radio de giro es de solo cuatro metros. Y para moverse entre el tráfico de las grandes ciudades le son suficientes los 10 CV de su motor, con picos de casi 15 CV, porque el Yoyo pesa la mitad que cualquier coche: solo 522 kilos incluidas las tres baterías extraíbles, que suman 10,3 kWh de capacidad.
Cuando se carga en casa, el XEV Yoyo recupera la energía en menos de cuatro horas y consume 2.000 vatios, “como una plancha”. Y así lo define Andrea Campello, consejero delegado de XEV: “El Yoyo es como un electrodoméstico con ruedas” y por eso las administraciones, sostiene, deberían “apostar por vehículos como este”. Las ayudas del Plan Moves III, por ejemplo, se quedan en 2.000 euros, frente a los 4.500 que reciben los turismos (7.000 si se achatarra uno modelo de combustión de más de siete años).
La empresa presume no solo del bajo consumo del modelo (7,4 kWh cada 100 kilómetros, la mitad que el común de los eléctricos), sino también de su precio asequible, un mantenimiento reducido o la posibilidad de gestionar la climatización por medio de una aplicación en el móvil.
El equipamiento
XEV también llama la atención sobre el equipamiento de su coche, teniendo en cuenta el tipo de vehículo de que se trata, con sistemas como la apertura de puertas y el arranque sin llave, los frenos ABS (no exigibles por su homologación), el aire acondicionado o los elevalunas eléctricos. Además, añade conectividad por Bluetooth y una pantalla de siete pulgadas, que será de diez en una próxima versión Premium, aún no disponible. Este acabado superior se ofrecerá también con airbag, elemento de seguridad que falta en la versión estándar del Yoyo.
También hace hincapié XEV en las posibilidades de personalización de su coche eléctrico, con piezas impresas en 3D que decoran tanto la carrocería como el habitáculo, que cuenta con tres tomas USB y un pequeño hueco portaobjetos en el reposabrazos central. El interior es limpio y sobrio, pero con materiales sencillos. Si la calidad no es su principal virtud, el Yoyo sí destaca por su amplitud: hay espacio de sobra para las piernas y la cabeza, con un diseño abombado que deja espacio suficiente a los conductores más altos.
Cómo se mueve el XEV Yoyo
Con su motor de 10 CV, el XEV Yoyo, que se ha podido probar muy brevemente en un recorrido urbano, se mueve con ligereza con dos modos de conducción distintos, manejables desde el selector de cambio. En el primero la velocidad está limitada a 65 km/h; resulta suficiente para el tráfico urbano y optimiza la carga de la batería, pero el motor se queda corto de potencia en la salida de los semáforos.
El modo S, que entrega toda la fuerza, resuelve el problema y permite también circular por las vías urbanas de circunvalación o por autovías. En esas circunstancias (uso mixto en ciudad y carretera y combinando los modos D y S), el XEV Yoyo garantiza un rango de uso de entre 100 y 130 kilómetros.
Lo que resulta algo excesivo, sin embargo, es el sonido que el Yoyo debe hacer por ley, como todos los coches eléctricos, cuando circula a menos de 20 km/h: un silbido agudo que se reproduce en el interior a más decibelios de lo deseable.