Trabaje dos años en un matadero. Aquello me tras*formo en vegano

Durante milenios, al menos en Occidente, los seres humanos, tus padres o abuelos sin ir más lejos, criaban uno o varios cerdos, a lo mejor hasta le ponían nombre. Pero llegaba el día, y cuchillazo, desangrado y empezaba la fiesta comiéndose las vísceras y lo que caía,con los niños de espectadores en primera fila. Nadie se traumaba, era la vida, el hambre y la supervivencia.
No a la crueldad con los animales, pero la carne en el plato, siempre en mi equipo.
 
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Yo tengo un conocido, procaza, de pueblo y ultrataurino, que m contó que tenía un tío que trabajaba en un matadero, y lo llevo un día por curiosidad y se quedó estropeado por la impresión de ver una máquina con una fila india de corderos, que entraban, ponían la cabeza, les deba un chispazo y salian secos. No es el hecho de que maten a un animal para comérselo, es la idea de que se trataba de una máquina de apiolar lo que hizo sentir mal. Es que tiene que ser ver cómo dan el pasaporte animales de forma industrial, fría y mecánica lo que le perturbó el alma. Y de blandengue nada, más pueblerino y más taurino que la progenitora que lo parió.
 
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