kayser Söze
Madmaxista
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No necesita seudónimos ni caretas, porque la boina le delata. Sigue igual Antón Saavedra (Moreda de Aller, 1948), idéntico a aquel diputado de la Junta por IU que entre 1991 y 1999 se desveló como un político curtido en las lides sindicales y, como resultado, sin pelos en la lengua y peleón. Secretario general de la Federación Estatal de Mineros de UGT (1976-1989), vicepresidente de la Internacional de Mineros (1978-1990), y miembro del Comité Ejecutivo Confederal de UGT (1976-1988), ya criticó hace décadas el enriquecimiento sospechoso de algunos de sus compañeros de lucha, como José Ángel Fernández Villa. Viendo caer al mito del SOMA, la pregunta parece obligada:
¿Satisfecho?
Que ahora se investigue a Villa a mí no me produce ninguna satisfacción. No estoy contento porque lo mío con él no eran diferencias personales. El objetivo, que era mantener las minas con dignidad, lo perdimos, eso es lo que me cabrea. Asturias es un paraje lunar en materia minera. La burguesía española siempre guardó rencor por el 34 y siempre quiso cepillarse al sector minero. Entonces se aprovechó de títeres como Villa.
¿Por qué aglutinó tanto poder?
Porque para cargarse las minas ponen en sus manos la mejor infraestructura, la chequera de horas sindicales, y eso es como el PER andaluz. Ojo, que si no estamos a bien con el señorito nos quita los 400. Él monta su corpus liberando gente para el partido y el que tenía gente tenía 'partido'. El que ganaba en las cuencas ganaba en Asturias porque la correlación de fuerzas era de 54-46... más o menos. El trabajo en la mina tien cara perru, cada vez está mejor, pero sigue siendo mina, lo único que tien ye que ye hembra. Y claro, si en lugar de estar picando o barrenando te pongo de vigilante o de artillero o te libero voy generando poder sindical y político con esos simpatizantes.
Pero Villa al principio ni siquiera entraba en las negociaciones de los planes mineros...
No, pero pasó una cosa. Negociábamos todos los últimos viernes de cada mes con el ministro de Felipe González, Carlos Solchaga. En un momento dado, Solchaga suelta que si dejamos Hunosa en 14.000 mineros (había entonces unos 23.000) ponía 600.000 millones de las antiguas pesetas para las comarcas mineras como zonas de urgente reindustrialización. ¡Ay amigo!, dónde hay que firmar, me dije, pero hete aquí que entonces Villa dio un mitin en Tuilla y dijo que había que pasar por encima de su cadáver si se cerraba un pozo. Pensé que era una locura y que sería juzgada por la historia, pero entonces Solchaga cambió de actitud: «Deja de tocar los huevones, Antón, que la mina más rentable es una mina cerrada», me decía. Y ahí se acabó la historia y empezó el gran negocio de Villa y con él la operacion de la burguesía de desmantelar al sector minero.
¿No le importaba cerrar minas y dejar fuera a casi diez mil trabajadores?
No me importaba bajar de 23.000, porque lo que interesaba eran la producción y las condiciones de trabajo en las que estaban los paisanos.
Tras conocerse el 'caso Villa', todo parecen corruptelas en torno a la mina, de hecho se investiga sobre los fondos mineros...
Es que en Asturias había asuntos sobrecogedores, de coger sobres, quiero decir. ¿Hasta qué punto? Cuando Javier Fernández era ingeniero de minas un día se me acercó: «Antón, tienes que meter mano a la corrupción en las minas, a las mezclas de carbón... a todo». Y yo le contesté: « shishi, ¿por qué no lo denunciáis vosotros a la dirección general de minas?». «Porque no nos hacen ni puñetero caso», me contestó. Y así quedó la cosa.
Y usted comenzó a tirar de la manta.
Claro, empezaron a llegarme temas de La Camocha, Teverga... Teverga recibió dos mil millones de pesetas de las de entonces que le fueron 'regalados' a Victorino Alonso y hoy las minas están cerradas, que me expliquen qué se hizo con el dinero.
¿Pero llegó a denunciar esos hechos ante los tribunales?
Por supuesto. Acudí al fiscal Valero Oltra.
¿En qué consistía principalmente la corrupción en las minas?
En que se metía carbón de fuera para las térmicas. El carbón no era de aquí, venía de Sudáfrica, de Colombia, donde se explota a niños de once años. Y lo peor de todo es que entraba por El Musel, el puerto de Avilés e, incluso, por San Juan de Nieva, Cantabria... y nadie hizo ni caso. En las minas había cupos, si tienes cupo, quemas en la térmica y cobras la tonelada al Estado, por ejemplo, multiplicando el precio de un carbón que a tí, al traerlo de fuera, te costó, a lo mejor, la cuarta parte. Ahí estaba el negocio. Y más de una tonelada, había empresarios que sacaban dos y hasta dos y media porque les echaban tierra. La mezcla. Estaba todo manga por hombro.
¿Sus demandas cayeron en saco roto?
Hombre, es que curiosamente Víctor Zapico nombró director general de Minas a Javier Fernández y él pasó a ser consejero de Industria. Siendo yo diputado le fui con el caso de una mina que estaba metiendo cupo para la térmica y resulta que no tenía personal. Estaba parada. ¿Eso sí que es difícil, eh? Seguía produciendo sin gente. Se lo conté a Javier Fernández y me explicó que era una persona que había invertido todo en la mina, le había ido mal y estaba en apuros... Ahí quedó cortada mi relación con Javier Fernández. Ojo, no digo que estuviera implicado, solo que conozco situaciones... y a mí a estas alturas no me pueden hablar de jovenlandesalidad. Yo también ayudé a que los empresarios tuvieran sus cupos, pero muchos me salieron rana.
¿Nunca le ofrecieron comisiones?
A mí me quisieron morder, pero no somos todos iguales. Tengo dos hijos y vivo como dios. Soy feliz, claro que lo intentaron muchas veces pero es una cuestión cultural. El paisano, mi héroe de toda la vida, mi padre, no te permitía mentir y si robabas un bolígrafo de colores a un guaje te cortaba la mano.
«Todos estos van a caer»
¿Qué pasó con los fondos mineros? Porque se habla de miles de millones de euros y muchos proyectos ni se ejecutaron.
Con lo que nos dieron para formación, aquí el más orate tenía que ser ingeniero de minas, pero es que ni los cursos se daban. Vamos a ver, hubo un caso de uno que dio 101 cursos en un año o casos de una persona con nombres y apellidos que asistía a dos o tres cursos a la misma hora y en el mismo día porque ni se molestaban en hacer la trampa bien.
Está hablando muy duro...
Lo que pasa, por eso yo puedo decirlo, es que la Federacion Estatal de Mineros se negó siempre, rotundamente, a hacer ningún curso de esos. Hay un 'modus operandi' en todo el país aquí, en Teruel, Andalucía... En cursos de formación no se acomete ni el 20% del presupuesto. Era cuando funcionaban las guías telefónicas y para llenar las matrículas cogían un nombre de aquí de la 'a' y tres de Ávila, por poner un ejemplo.
Después de dejar el sindicalismo y la política, ¿se sintió solo?
Es que yo pensaba, ingenuo de mí: «Todos estos van a caer». Pero 'mecagoentó', casi caigo yo porque un día me cogieron en Gijón y me dieron una paliza... Nunca supe quiénes fueron. Sientes indefensión, sabes que es verdad y no tienes nada que hacer. Ahora bien, yo presumo de tener miles y miles de amigos y entrar en los sitios con la cabeza alta. Si a eso se puede llamar soledad...
¿Qué diferencia cree que hay entre el sindicalismo de antes y el actual?
Que esto no es sindicalismo, es pandillerismo. Desgraciadamente es una mala serocopia de los años 'caponescos', de Al Capone, solo que entonces había un código de conducta. Los sindicalista son aprendices gubernamentales y los sindicatos que despachan en el ministerio están condenados a morir sifilíticos. Los sindicalistas viven ahora en los 'edificios barco' de Poniente y a gente como Marcelino Camacho tuvieron que sacarlo de casa de mayor porque la barriada en la que vivía no tenía ni escaleras. Ibas a su casa y había lamparas mineras, placas, eso era lo que nos llevábamos de premio, placas grabadas y ya está...No se trata de andar en alpargatas, pero venimos de una clase y no lo podemos olvidar.
La minería agoniza. ¿Tiene la solución?
Es difícil, pero ojo, cada vez que se pierde un puesto de trabajo en el carbón se pierden 2,7 por sus efectos inducidos y por cada euro que pone el Estado en una mina se generan todavía 3,4 euros, que no se olviden de eso. Nosotros siempre buscamos un tejido industrial potente, no queríamos cerrar pozos hasta que no estuvieran agotados y siempre pensando en el yacimiento con tres líneas claras, rentabilidad energética, rentabilidad económica y una rentabilidad social, porque insisto, todavía hoy cada euro que se invierte en la mina se multiplica.
Pero también ha dejado un gran lastre con las elevadas pensiones que cobran los prejubilados.
Sí, pero eso se acabó y las rentas y las prejubilaciones están sirviendo para mantener a los nietos y a los hijos. Ahora no hay trabajo.
Estamos en unos tiempos de desafección política y sindical...
¿Le extraña?
¿A quién votará en las próximas elecciones?
A Podemos. Estuve el otro día en una asamblea de las suyas. Son ingenuos, pero tienen una ilusión de la virgen. Pero ojo, sin enamoramientos. Yo ya estuve enamorado de Felipe González, para mi era un dios y ya ve, arrancadas de caballo, paradas de burro.
«Cuando Javier Fernández era inspector de minas me pidió meter mano a la corrupción»
A ver si salta toda la cosa que hay en Asturias de una puñetera vez.
¿Satisfecho?
Que ahora se investigue a Villa a mí no me produce ninguna satisfacción. No estoy contento porque lo mío con él no eran diferencias personales. El objetivo, que era mantener las minas con dignidad, lo perdimos, eso es lo que me cabrea. Asturias es un paraje lunar en materia minera. La burguesía española siempre guardó rencor por el 34 y siempre quiso cepillarse al sector minero. Entonces se aprovechó de títeres como Villa.
¿Por qué aglutinó tanto poder?
Porque para cargarse las minas ponen en sus manos la mejor infraestructura, la chequera de horas sindicales, y eso es como el PER andaluz. Ojo, que si no estamos a bien con el señorito nos quita los 400. Él monta su corpus liberando gente para el partido y el que tenía gente tenía 'partido'. El que ganaba en las cuencas ganaba en Asturias porque la correlación de fuerzas era de 54-46... más o menos. El trabajo en la mina tien cara perru, cada vez está mejor, pero sigue siendo mina, lo único que tien ye que ye hembra. Y claro, si en lugar de estar picando o barrenando te pongo de vigilante o de artillero o te libero voy generando poder sindical y político con esos simpatizantes.
Pero Villa al principio ni siquiera entraba en las negociaciones de los planes mineros...
No, pero pasó una cosa. Negociábamos todos los últimos viernes de cada mes con el ministro de Felipe González, Carlos Solchaga. En un momento dado, Solchaga suelta que si dejamos Hunosa en 14.000 mineros (había entonces unos 23.000) ponía 600.000 millones de las antiguas pesetas para las comarcas mineras como zonas de urgente reindustrialización. ¡Ay amigo!, dónde hay que firmar, me dije, pero hete aquí que entonces Villa dio un mitin en Tuilla y dijo que había que pasar por encima de su cadáver si se cerraba un pozo. Pensé que era una locura y que sería juzgada por la historia, pero entonces Solchaga cambió de actitud: «Deja de tocar los huevones, Antón, que la mina más rentable es una mina cerrada», me decía. Y ahí se acabó la historia y empezó el gran negocio de Villa y con él la operacion de la burguesía de desmantelar al sector minero.
¿No le importaba cerrar minas y dejar fuera a casi diez mil trabajadores?
No me importaba bajar de 23.000, porque lo que interesaba eran la producción y las condiciones de trabajo en las que estaban los paisanos.
Tras conocerse el 'caso Villa', todo parecen corruptelas en torno a la mina, de hecho se investiga sobre los fondos mineros...
Es que en Asturias había asuntos sobrecogedores, de coger sobres, quiero decir. ¿Hasta qué punto? Cuando Javier Fernández era ingeniero de minas un día se me acercó: «Antón, tienes que meter mano a la corrupción en las minas, a las mezclas de carbón... a todo». Y yo le contesté: « shishi, ¿por qué no lo denunciáis vosotros a la dirección general de minas?». «Porque no nos hacen ni puñetero caso», me contestó. Y así quedó la cosa.
Y usted comenzó a tirar de la manta.
Claro, empezaron a llegarme temas de La Camocha, Teverga... Teverga recibió dos mil millones de pesetas de las de entonces que le fueron 'regalados' a Victorino Alonso y hoy las minas están cerradas, que me expliquen qué se hizo con el dinero.
¿Pero llegó a denunciar esos hechos ante los tribunales?
Por supuesto. Acudí al fiscal Valero Oltra.
¿En qué consistía principalmente la corrupción en las minas?
En que se metía carbón de fuera para las térmicas. El carbón no era de aquí, venía de Sudáfrica, de Colombia, donde se explota a niños de once años. Y lo peor de todo es que entraba por El Musel, el puerto de Avilés e, incluso, por San Juan de Nieva, Cantabria... y nadie hizo ni caso. En las minas había cupos, si tienes cupo, quemas en la térmica y cobras la tonelada al Estado, por ejemplo, multiplicando el precio de un carbón que a tí, al traerlo de fuera, te costó, a lo mejor, la cuarta parte. Ahí estaba el negocio. Y más de una tonelada, había empresarios que sacaban dos y hasta dos y media porque les echaban tierra. La mezcla. Estaba todo manga por hombro.
¿Sus demandas cayeron en saco roto?
Hombre, es que curiosamente Víctor Zapico nombró director general de Minas a Javier Fernández y él pasó a ser consejero de Industria. Siendo yo diputado le fui con el caso de una mina que estaba metiendo cupo para la térmica y resulta que no tenía personal. Estaba parada. ¿Eso sí que es difícil, eh? Seguía produciendo sin gente. Se lo conté a Javier Fernández y me explicó que era una persona que había invertido todo en la mina, le había ido mal y estaba en apuros... Ahí quedó cortada mi relación con Javier Fernández. Ojo, no digo que estuviera implicado, solo que conozco situaciones... y a mí a estas alturas no me pueden hablar de jovenlandesalidad. Yo también ayudé a que los empresarios tuvieran sus cupos, pero muchos me salieron rana.
¿Nunca le ofrecieron comisiones?
A mí me quisieron morder, pero no somos todos iguales. Tengo dos hijos y vivo como dios. Soy feliz, claro que lo intentaron muchas veces pero es una cuestión cultural. El paisano, mi héroe de toda la vida, mi padre, no te permitía mentir y si robabas un bolígrafo de colores a un guaje te cortaba la mano.
«Todos estos van a caer»
¿Qué pasó con los fondos mineros? Porque se habla de miles de millones de euros y muchos proyectos ni se ejecutaron.
Con lo que nos dieron para formación, aquí el más orate tenía que ser ingeniero de minas, pero es que ni los cursos se daban. Vamos a ver, hubo un caso de uno que dio 101 cursos en un año o casos de una persona con nombres y apellidos que asistía a dos o tres cursos a la misma hora y en el mismo día porque ni se molestaban en hacer la trampa bien.
Está hablando muy duro...
Lo que pasa, por eso yo puedo decirlo, es que la Federacion Estatal de Mineros se negó siempre, rotundamente, a hacer ningún curso de esos. Hay un 'modus operandi' en todo el país aquí, en Teruel, Andalucía... En cursos de formación no se acomete ni el 20% del presupuesto. Era cuando funcionaban las guías telefónicas y para llenar las matrículas cogían un nombre de aquí de la 'a' y tres de Ávila, por poner un ejemplo.
Después de dejar el sindicalismo y la política, ¿se sintió solo?
Es que yo pensaba, ingenuo de mí: «Todos estos van a caer». Pero 'mecagoentó', casi caigo yo porque un día me cogieron en Gijón y me dieron una paliza... Nunca supe quiénes fueron. Sientes indefensión, sabes que es verdad y no tienes nada que hacer. Ahora bien, yo presumo de tener miles y miles de amigos y entrar en los sitios con la cabeza alta. Si a eso se puede llamar soledad...
¿Qué diferencia cree que hay entre el sindicalismo de antes y el actual?
Que esto no es sindicalismo, es pandillerismo. Desgraciadamente es una mala serocopia de los años 'caponescos', de Al Capone, solo que entonces había un código de conducta. Los sindicalista son aprendices gubernamentales y los sindicatos que despachan en el ministerio están condenados a morir sifilíticos. Los sindicalistas viven ahora en los 'edificios barco' de Poniente y a gente como Marcelino Camacho tuvieron que sacarlo de casa de mayor porque la barriada en la que vivía no tenía ni escaleras. Ibas a su casa y había lamparas mineras, placas, eso era lo que nos llevábamos de premio, placas grabadas y ya está...No se trata de andar en alpargatas, pero venimos de una clase y no lo podemos olvidar.
La minería agoniza. ¿Tiene la solución?
Es difícil, pero ojo, cada vez que se pierde un puesto de trabajo en el carbón se pierden 2,7 por sus efectos inducidos y por cada euro que pone el Estado en una mina se generan todavía 3,4 euros, que no se olviden de eso. Nosotros siempre buscamos un tejido industrial potente, no queríamos cerrar pozos hasta que no estuvieran agotados y siempre pensando en el yacimiento con tres líneas claras, rentabilidad energética, rentabilidad económica y una rentabilidad social, porque insisto, todavía hoy cada euro que se invierte en la mina se multiplica.
Pero también ha dejado un gran lastre con las elevadas pensiones que cobran los prejubilados.
Sí, pero eso se acabó y las rentas y las prejubilaciones están sirviendo para mantener a los nietos y a los hijos. Ahora no hay trabajo.
Estamos en unos tiempos de desafección política y sindical...
¿Le extraña?
¿A quién votará en las próximas elecciones?
A Podemos. Estuve el otro día en una asamblea de las suyas. Son ingenuos, pero tienen una ilusión de la virgen. Pero ojo, sin enamoramientos. Yo ya estuve enamorado de Felipe González, para mi era un dios y ya ve, arrancadas de caballo, paradas de burro.
«Cuando Javier Fernández era inspector de minas me pidió meter mano a la corrupción»
A ver si salta toda la cosa que hay en Asturias de una puñetera vez.