1 de julio de 2009. Vacaciones. Entra usted en su casa de la sierra o en el apartamento de la playa, enciende la televisión y… fundido en neցro. El apagón analógico llega a esa zona, como a otras muchas que son lugar de segunda residencia, este 30 de junio. Y empieza a haber inquietud ante la posibilidad de no tener los deberes hechos. Impulsa TDT, la asociación que agrupa a las cadenas de televisión y que colabora con Industria en el proceso de tras*ición a la televisión digital terrestre, cuestiona en su último informe el ritmo de antenización y afirma que puede generarse “el temido cuello de botella” a última hora ante una elevada demanda en una zona y la falta de instaladores para cubrirla.
Y va más allá. Asegura que nos encontramos en una “situación límite” para muchos edificios que no han realizado aún la adecuación de sus antenas, ya que el tiempo prudencial para evitar problemas en la adaptación de la antena es de al menos tres meses antes del apagón. “Es necesario que se haga con antelación suficiente, no sólo para la realización de la instalación, sino también para comprobar la correcta recepción de la señal digital terrestre así como posibles cambios en la distribución de la misma”, expone el Informe mensual correspondiente al mes de marzo.
No sólo se verán afectados enclaves tradicionalmente vacacionales como Maspalomas, en el sur de Gran Canaria; diversas localidades de la Costa Brava, en Cataluña, e Isla Cristina, en Huelva, además de la citada sierra madrileña. También grandes ciudades como Zaragoza, Las Palmas, Vitoria u Oviedo van en esta primera fase, que afecta a 5,18 millones de habitantes, el 11,6% de la población. La segunda etapa en el cese de las emisiones analógicas esperará hasta el 31 de diciembre, cuando otros 8,8 millones de españoles abandonarán la emisión tradicional. El resto tendrá lugar el 3 de abril.
El problema puede agravarse en el caso de instalaciones colectivas. Según datos de la Federación de Instaladores (Fenitel), en los municipios de más de 50.000 habitantes, en el 87% de los edificios la red llega a los inmuebles a través de un único punto, las denominadas cabeceras modulares, y luego se reparte a las viviendas a través de las diferentes líneas de cables. Más de la mitad son líneas en serie, en las que en muchos casos se requiere cambiar el cableado. Y eso lleva tiempo. “Se ha llegado a un 66% de preparación de las antenas. Lo que sucede es que ahora se irá más lento, en tanto quedan los inmuebles con más problemas”, explican fuentes del sector.
Problemas de cobertura
Los propios datos de los instaladores de Madrid (Amiitel) llevan a la inquietud. Según su último estudio semestral de penetración de la TDT en la Comunidad, en julio de 2008, se había adaptado un 61,84% de los 123.723 edificios de viviendas que necesitaban una modificación de la antena colectiva para la recepción de la TDT. En enero de 2009 ese porcentaje era del 69,24%, apenas 7,4 puntos más. Todo sin contar con los problemas de la señal: se asegura que un 25% de las 123 empresas instaladoras que participan en el estudio se han encontrado con problemas de cobertura.
La empresa de satélites Astra también ha realizado un estudio cualitativo sobre la situación de la TDT en la zona centro. De acuerdo con el mismo, 215.000 madrileños –el 3,5% de la población- tendrían actualmente dificultades para ver la televisión digital terrestre. Entre Toledo, Guadalajara, Cuenca y Ciudad Real los afectados sumarían más de 200.000. Resulta especialmente preocupante que el informe sitúe como uno de los focos con más problemas de sombra la Sierra Norte de Madrid, donde el apagón analógico se producirá el 30 de junio próximo.
“Los principales problemas que dificultan la cobertura son la morfología y la dispersión de la población, así como aspectos técnicos y operativos asociados a la red de difusión terrestre”, expone el estudio, que pone especial énfasis en la preocupante situación de Guadalajara. “Los problemas son generalizados a excepción de Guadalajara capital y zonas colindantes con Madrid. Esta situación podría suponer que hasta 80.000 personas que habitan municipios de menos de 5.000 habitantes podrían verse afectadas”, se apunta.
