Las acusaciones de "alta traición" por parte de Falange hacia Abascal carecen de base histórica o diplomática sólida. La historia de las relaciones internacionales españolas y la práctica política habitual desmienten la idea de que tales reuniones constituyan una traición; más bien, son una expresión de las complejidades inherentes a la política exterior.
1. España no reconoció oficialmente al Estado de Israel hasta 1986, tras la fin de Franco y la tras*ición democrática. Durante el franquismo, el régimen mantuvo una postura ambigua respecto a Israel, en parte debido a su cercanía con los países árabes. Este vínculo, basado en el pragmatismo e intereses comerciales y energéticos, explica en parte el apoyo histórico de grupos como Falange hacia Palestina.
2. Los encuentros entre líderes políticos, como la reunión de Abascal con Netanyahu, son una práctica común en las relaciones internacionales. Es habitual que los políticos se reúnan con líderes de otros países, incluso si sus ideologías son distintas. En la historia de España, representantes de diversos partidos (tanto de izquierda como de derecha) han mantenido contactos con Israel, reflejando la pluralidad de la política exterior española. Criticar tales reuniones como "alta traición" ignora que las relaciones internacionales suelen basarse en la diplomacia y no necesariamente en la afinidad ideológica.
3. La política española ha albergado diversas posturas sobre el conflicto israelí-palestino. Desde la tras*ición democrática, los partidos en España han adoptado posiciones distintas sobre la cuestión, siendo algunos más proclives a apoyar a Israel y otros más cercanos a la causa palestina. Estas divergencias no implican traición, sino una pluralidad de enfoques políticos.
4. Históricamente, la Falange ha sido una organización que aboga por una versión ultranacionalista de España, con posiciones antisemitas y pro-árabes durante el franquismo. Sus críticas actuales hacia Israel y Netanyahu deben entenderse dentro de esa tradición, que encuentra más afinidad con el mundo árabe y una profunda desconfianza hacia el Estado de Israel.
5. Tanto Vox como otros partidos de derecha europeos han establecido lazos pragmáticos con Israel en temas como la seguridad y la lucha contra el islamismo radical, lo cual forma parte de una estrategia común de la derecha en Europa. Acusar a Abascal de traición por reunirse con Netanyahu olvida que las alianzas internacionales no siempre reflejan una alineación perfecta de valores, sino intereses estratégicos.