¿Supone algún ahorro una freidora?

terminieto

Madmaxista
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Pues eso ¿supone algún ahorro de cualquier tipo una freidora? 8: :ouch: si no es así, ¿qué ventajas tiene?
 
Es poco agradable, solo sirve para freir mas cantidad. Vamos que acabas comiendo mas patatas que las que comes habitualmente para no desperdiciar el aceite. Una tonteria.
 
Yo tenía una freidora y la he vendido 12 pavos le he sacado, es un ****** llenarla de aceite y gasta mucha electricidad.
 
No. ¿lo comparte con nosotros?
Por supuesto.

Las microondas destruyen los nutrientes.

Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río.
Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C. y Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara
.

Fue hasta más o menos en el año de 1900 cuando el campo electromagnético de la tierra consistía en forma sencilla en su propio campo y algunas otras micro pulsaciones asociadas con él. Tal es el caso de las descargas fortuitas de relámpagos y la luz visible. En cambio, en la actualidad estamos sumergidos en un mar de energía que es casi totalmente hecho por el hombre.
Si percibimos y derivamos información del campo geomagnético natural, es muy lógico que todo este campo electromagnético no natural esté produciendo efectos biológicos que pueden ser dañinos.
Actualmente, la energía electromagnética abarca todo el mundo, es decir, no hay lugar donde esconderse de ella. En los lugares más remotos del planeta también estaríamos expuestos a un nivel de frecuencias corrientes ubicuas de 50 o 60 Hz, igual que las ondas de radio reflejadas en la ionósfera. Con esto, fácilmente podemos percatarnos de que el problema de la electropolución es mundial y para resolverlo se requeriría de un inmenso esfuerzo y coordinación internacional. Por otro lado, como individuos, sí tenemos algo de control sobre nuestros aparatos electromagnéticos que ordinariamente utilizamos en nuestra vida diaria. El único concepto básico que debemos de aplicar es la tasa de riesgo-dosificación. Por ejemplo, sabemos que una razuradora eléctrica produce un campo electromagnético extremadamente alto en potencia, si está conectada a la corriente eléctrica. Hemos medido con diferentes aparatos, campos electromagnéticos de 60 Hz, de hasta 400 miligauss a un centímetro del filo de la navaja. Estos campos penetran la piel del operador. Existe evidencia científica de que los campos de 60 Hz de tan sólo 3 miligauss, están relacionados con el aumento de la incidencia de cáncer. Esto entonces nos dice que estos campos electromagnéticos emitidos por la razuradora eléctrica (conectada a la línea eléctrica) son 100 veces más potentes del máximo considerado como seguro.
Por lo anterior, es muy importante no olvidar el concepto de tasa-dosificación, ya que la razuradora eléctrica se usa durante unos minutos nada más. Por lo cual, la exposición es mínima. En cambio, por ejemplo, la fuerza del campo magnético de una sábana eléctrica es de 50 a 100 miligauss, estando todavía dentro de la zona de peligro. Además, hay que tomar en cuenta que el uso de la sábana es de varias horas diarias, por lo que la dosis total administrada es mucho más alta.
En un estudio publicado hace poco se estudiaron a 304 mujeres diagnosticadas con cáncer de mama y 305 mujeres de control y se llegó a la conclusión de que el uso de la sábana eléctrica está asociado con un incremento en el riesgo de cáncer de mama. El riesgo aumenta entre más frecuentemente se usa la sábana eléctrica y también aumenta con el número de años que se ha usado. El riesgo general fue mayor en la mujeres premenopáusicas que en las mujeres postmenopáusicas (Am J of Epidemiology, Vol. 158, Octiber 15, 2003, pp. 798-806).
En los estudios que hicimos hace algunos años en el Programa de Estudios de Medicinas Alternativas de la Universidad de Guadalajara hemos corroborado que un reloj eléctrico produce un campo magnético sorprendentemente alto por el pequeño motor eléctrico que lo activa. Hemos visto que un reloj eléctrico común en el buró de la recámara produce un campo magnético de 5 a 10 miligauss a 70 cm de distancia, es decir, directamente sobre la cabeza del sujeto. Por lo cual, recomendamos que se usen relojes de baterías.
Por lo anterior es recomendable que conservemos los campos electromagnéticos a un nivel mínimo, en el área donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo – alrededor de nuestras camas.
En estudios animales, las frecuencias entre 16 y 60 Hertz han demostrado alterar la síntesis de proteínas celular rompiendo la síntesis de RNA y reduciendo la respuesta inmunológica (RW Adey B Norden and C Ramel, Interaction mechanisms of low level electronagnetic fields in living systems, Oxford:Oxford University Press, 1992).

Hay evidencia que demuestra que cocinar con microondas no es natural, ni sano y que puede ser peligroso para los seres vivos, incluyendo a los humanos.
Me pregunto cuál sería la razón por la que la desaparecida Unión Soviética prohibió el uso de hornos de microondas en 1976.
En realidad las microondas son una forma de energía electromagnética. Todos sabemos que en la actualidad, las microondas se usan para enviar a larga distancia las señales de teléfono, los programas de televisión y hasta la información de las computadoras a través de todo nuestro planeta. Aunque la mayoría de la gente está familiarizada con la microondas como fuente de energía para cocinar la comida.
El horno de microondas produce una radiación de microlongitud de onda cerca de 2.45 GHz. Obviamente esta radiación interactúa con las moléculas en los alimentos. Las moléculas de los alimentos (particularmente las del agua) tienen una terminal positiva y otra negativa de la misma forma que un magneto tiene polo sur y norte. Las microondas generadas por el horno hacen que las moléculas polares roten a la misma frecuencia de millones de veces por segundo.
Esta energía crea una fricción molecular que calienta a la comida. Esta fricción deforma a las moléculas.
Recordemos que el sol también produce microondas pero son de corriente directa pulsante, las cuales no crean calor friccional como el horno que utiliza corriente alterna.
Por otro lado, el sol nos envía ondas que abarcan un amplio espectro de frecuencia, mientras que el horno de microondas produce longitudes de onda en espiga de energía solamente en una frecuencia angosta del espectro de energía (Nexus Magazine, Vol. 2, No. 25, Apr-May 1995).
En la revista médica Lancet, la Dra. Lita Lee afirmó que las fórmulas de bebé que son calentadas en el microondas convierten ciertos tras*-aminoácidos en sus cis-isómeros sintéticos. Y los isómeros sintéticos, ya sean cis-aminoácidos o ácidos grasos tras*, no son biológicamente activos. Además la L-prolina se convierte (por el efecto de las microondas) a su isómero D, el cual es neurotóxico (dañino para el sistema nervioso) y nefrotóxico (dañino para los riñonmes).
Todo esto significa que las estructuras de las moléculas son forzadamente deformadas. Esto se llama isomerismo estructural y de esta manera disminuye la calidad de los alimentos.
La historia nos dice que en 1991, hubo una demanda judicial debido a que se utilizó un horno de microondas para tibiar sangre que se requería para una tras*fusión y lamentablemente, la paciente que la recibió, murió.
Durante ese mismo año, el Dr. Hans Ulrich Hertel y un profesor de la Universidad Laussane publicaron un artículo sobre una investigación indicando que los alimentos cocinados en hornos de microondas podrían ser de mayor riesgo para la salud que los alimentos cocinados por medios convencionales. Aunque no debemos olvidar que algunos de estos métodos convencionales también pueden generar substancias tóxicas (Food Matters Newsletter, Septiembre 17, 2008).
Varios estudios clínicos han demostrado los cambios que se generan en la sangre de las personas que consumen alimentos cocinados en hornos de microondas. Algunos de estos cambios son incremento en los niveles séricos de colesterol, disminución de la hemoglobina así como una disminución a corto plazo de los linfocitos y una leucocitosis a largo plazo.
Usar las microondas para cocinar también crea nuevos compuestos, llamados compuestos radiolíticos, los cuales son fusiones desconocidas que no se encuentran en la naturaleza. Estos compuestos radiolíticos son creados por la descomposición molecular como el resultado directo de la radiación.
Investigadores rusos hicieron extensos estudios en miles de trabajadores quienes habían sido expuestos a las microondas durante el desarrollo del radar en los años 50s. Las conclusiones fueron definitivas, las microondas causan problemas de salud. Así que pusieron límites estrictos de 10 microwatts para los trabajadores y de un microwatt para los civiles.
Los primeros signos de la enfermedad de las microondas son hipotensión y bradicardia. Luego, las manifestaciones más comunes y tardías son una excitación crónica del sistema nervioso simpático (síndrome del estrés) e hipertensión.
Si esta estimulación continúa, los síntomas crónicos se convertirán en un agotamiento de las glándulas suprarrenales y una enfermedad isquémica cardiaca.
Según las conclusiones de las investigaciones, tanto rusas como alemanas sobre la exposición de comida a la propagación de microondas a un potencial de energía de 100 kilowatts/cm3/segundo al punto considerado aceptable para la ingestión normal sanitaria, las siguientes son algunas de estas conclusiones.
Se encontraron efectos causantes de cáncer como la creación un efecto de enlace a la radioactividad de la atmósfera, produciendo un marcado incremento en la saturación de partículas alfa y beta en los alimentos. También se encontraron radicales libres.
En otra categoría de efectos, se verificó un decremento significativo en el valor nutricional de los alimentos expuestos a las microondas.
Y por último en la tercera categoría de efectos, se mencionan los efectos biológicos generales sobre el bienestar de los seres humanos.
Se detectó una degradación del campo energético vital humano, una degeneración y desestabilización de los potenciales activados por energía externa, la producción de hormonas (tanto masculinas como femeninas) se detiene o se altera, una degeneración y desestabilización de los potenciales de membrana celular internos, una pérdida acumulativa a largo plazo de las energías vitales dentro de los humanos, los animales y las plantas, entre otros muchos otros efectos biológicos.
Con relación a los efectos de las microondas en los nutrientes, un equipo de investigadores hizo un estudio que demostró que las microondas sobre el brócoli elimina virtualmente sus nutrimentos antioxidantes esenciales. Se cocinó brócoli de 4 maneras diferentes – a vapor, a presión, hirviendo y en horno de microondas. Encontraron que el método de al vapor preservó cerca del 90 % del contenido de antioxidantes bioflavonoides, el cocinado a presión preservó cerca del 45 %, el método de hervir preservó cerca del 35 % y el método de cocinar en microondas preservó solamente el 2 % de los nutrimientos antioxidantes. Dicho de otra manera, el 98 % de unos de los componentes más importantes del brócoli fue destruido con las microondas.
Recordemos que el horno de microondas fue introducido para uso doméstico hace cerca de 30 años, por lo que es sorprendente que hasta se estén dando cuenta del efecto devastador que tienen las microondas en los nutrientes de los alimentos (Microwave cooking zaps nutrients. New Scientist, October 25, 2003 p. 14).Además, si las microondas tienen este efecto destructor sobre los nutrientes, me pregunto si no es lógico pensar que tendrán un efecto similar en todos los demás alimentos.
Por todo lo antes señalado, les recomiendo a mis lectores que cocinen sus alimentos de la manera menos agresiva hacia los nutrientes y consumir la mayor cantidad posible de alimentos crudos.
Ahora bien, con relación a la contaminación electromagnética, la buena noticia es que ya existe un método moderno para protegernos de estos campos electromagnéticos dañinos. Se fabrican unos pequeños aparatos protectores para uso personal. Pero también se manufacturan unos protectores especiales individuales para cada aparato electrónico doméstico, como la computadora o la televisión. Lo más moderno, son los protectores para grandes áreas, es decir para proteger una recámara o una sala en nuestra casa.

Prueben esto,en dos jarrones uno con agua hervida en un cazo,y en el otro agua hervida en el microw,coloquen en ambos jarrones flores de un mismo ramo,esperen unos dias y verán el resultado.
 
Última edición:
Por supuesto.

Las microondas destruyen los nutrientes.

Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río.
Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C. y Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara
.

Fue hasta más o menos en el año de 1900 cuando el campo electromagnético de la tierra consistía en forma sencilla en su propio campo y algunas otras micro pulsaciones asociadas con él. Tal es el caso de las descargas fortuitas de relámpagos y la luz visible. En cambio, en la actualidad estamos sumergidos en un mar de energía que es casi totalmente hecho por el hombre.
Si percibimos y derivamos información del campo geomagnético natural, es muy lógico que todo este campo electromagnético no natural esté produciendo efectos biológicos que pueden ser dañinos.
Actualmente, la energía electromagnética abarca todo el mundo, es decir, no hay lugar donde esconderse de ella. En los lugares más remotos del planeta también estaríamos expuestos a un nivel de frecuencias corrientes ubicuas de 50 o 60 Hz, igual que las ondas de radio reflejadas en la ionósfera. Con esto, fácilmente podemos percatarnos de que el problema de la electropolución es mundial y para resolverlo se requeriría de un inmenso esfuerzo y coordinación internacional. Por otro lado, como individuos, sí tenemos algo de control sobre nuestros aparatos electromagnéticos que ordinariamente utilizamos en nuestra vida diaria. El único concepto básico que debemos de aplicar es la tasa de riesgo-dosificación. Por ejemplo, sabemos que una razuradora eléctrica produce un campo electromagnético extremadamente alto en potencia, si está conectada a la corriente eléctrica. Hemos medido con diferentes aparatos, campos electromagnéticos de 60 Hz, de hasta 400 miligauss a un centímetro del filo de la navaja. Estos campos penetran la piel del operador. Existe evidencia científica de que los campos de 60 Hz de tan sólo 3 miligauss, están relacionados con el aumento de la incidencia de cáncer. Esto entonces nos dice que estos campos electromagnéticos emitidos por la razuradora eléctrica (conectada a la línea eléctrica) son 100 veces más potentes del máximo considerado como seguro.
Por lo anterior, es muy importante no olvidar el concepto de tasa-dosificación, ya que la razuradora eléctrica se usa durante unos minutos nada más. Por lo cual, la exposición es mínima. En cambio, por ejemplo, la fuerza del campo magnético de una sábana eléctrica es de 50 a 100 miligauss, estando todavía dentro de la zona de peligro. Además, hay que tomar en cuenta que el uso de la sábana es de varias horas diarias, por lo que la dosis total administrada es mucho más alta.
En un estudio publicado hace poco se estudiaron a 304 mujeres diagnosticadas con cáncer de mama y 305 mujeres de control y se llegó a la conclusión de que el uso de la sábana eléctrica está asociado con un incremento en el riesgo de cáncer de mama. El riesgo aumenta entre más frecuentemente se usa la sábana eléctrica y también aumenta con el número de años que se ha usado. El riesgo general fue mayor en la mujeres premenopáusicas que en las mujeres postmenopáusicas (Am J of Epidemiology, Vol. 158, Octiber 15, 2003, pp. 798-806).
En los estudios que hicimos hace algunos años en el Programa de Estudios de Medicinas Alternativas de la Universidad de Guadalajara hemos corroborado que un reloj eléctrico produce un campo magnético sorprendentemente alto por el pequeño motor eléctrico que lo activa. Hemos visto que un reloj eléctrico común en el buró de la recámara produce un campo magnético de 5 a 10 miligauss a 70 cm de distancia, es decir, directamente sobre la cabeza del sujeto. Por lo cual, recomendamos que se usen relojes de baterías.
Por lo anterior es recomendable que conservemos los campos electromagnéticos a un nivel mínimo, en el área donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo – alrededor de nuestras camas.
En estudios animales, las frecuencias entre 16 y 60 Hertz han demostrado alterar la síntesis de proteínas celular rompiendo la síntesis de RNA y reduciendo la respuesta inmunológica (RW Adey B Norden and C Ramel, Interaction mechanisms of low level electronagnetic fields in living systems, Oxford:Oxford University Press, 1992).

Hay evidencia que demuestra que cocinar con microondas no es natural, ni sano y que puede ser peligroso para los seres vivos, incluyendo a los humanos.
Me pregunto cuál sería la razón por la que la desaparecida Unión Soviética prohibió el uso de hornos de microondas en 1976.
En realidad las microondas son una forma de energía electromagnética. Todos sabemos que en la actualidad, las microondas se usan para enviar a larga distancia las señales de teléfono, los programas de televisión y hasta la información de las computadoras a través de todo nuestro planeta. Aunque la mayoría de la gente está familiarizada con la microondas como fuente de energía para cocinar la comida.
El horno de microondas produce una radiación de microlongitud de onda cerca de 2.45 GHz. Obviamente esta radiación interactúa con las moléculas en los alimentos. Las moléculas de los alimentos (particularmente las del agua) tienen una terminal positiva y otra negativa de la misma forma que un magneto tiene polo sur y norte. Las microondas generadas por el horno hacen que las moléculas polares roten a la misma frecuencia de millones de veces por segundo.
Esta energía crea una fricción molecular que calienta a la comida. Esta fricción deforma a las moléculas.
Recordemos que el sol también produce microondas pero son de corriente directa pulsante, las cuales no crean calor friccional como el horno que utiliza corriente alterna.
Por otro lado, el sol nos envía ondas que abarcan un amplio espectro de frecuencia, mientras que el horno de microondas produce longitudes de onda en espiga de energía solamente en una frecuencia angosta del espectro de energía (Nexus Magazine, Vol. 2, No. 25, Apr-May 1995).
En la revista médica Lancet, la Dra. Lita Lee afirmó que las fórmulas de bebé que son calentadas en el microondas convierten ciertos tras*-aminoácidos en sus cis-isómeros sintéticos. Y los isómeros sintéticos, ya sean cis-aminoácidos o ácidos grasos tras*, no son biológicamente activos. Además la L-prolina se convierte (por el efecto de las microondas) a su isómero D, el cual es neurotóxico (dañino para el sistema nervioso) y nefrotóxico (dañino para los riñonmes).
Todo esto significa que las estructuras de las moléculas son forzadamente deformadas. Esto se llama isomerismo estructural y de esta manera disminuye la calidad de los alimentos.
La historia nos dice que en 1991, hubo una demanda judicial debido a que se utilizó un horno de microondas para tibiar sangre que se requería para una tras*fusión y lamentablemente, la paciente que la recibió, murió.
Durante ese mismo año, el Dr. Hans Ulrich Hertel y un profesor de la Universidad Laussane publicaron un artículo sobre una investigación indicando que los alimentos cocinados en hornos de microondas podrían ser de mayor riesgo para la salud que los alimentos cocinados por medios convencionales. Aunque no debemos olvidar que algunos de estos métodos convencionales también pueden generar substancias tóxicas (Food Matters Newsletter, Septiembre 17, 2008).
Varios estudios clínicos han demostrado los cambios que se generan en la sangre de las personas que consumen alimentos cocinados en hornos de microondas. Algunos de estos cambios son incremento en los niveles séricos de colesterol, disminución de la hemoglobina así como una disminución a corto plazo de los linfocitos y una leucocitosis a largo plazo.
Usar las microondas para cocinar también crea nuevos compuestos, llamados compuestos radiolíticos, los cuales son fusiones desconocidas que no se encuentran en la naturaleza. Estos compuestos radiolíticos son creados por la descomposición molecular como el resultado directo de la radiación.
Investigadores rusos hicieron extensos estudios en miles de trabajadores quienes habían sido expuestos a las microondas durante el desarrollo del radar en los años 50s. Las conclusiones fueron definitivas, las microondas causan problemas de salud. Así que pusieron límites estrictos de 10 microwatts para los trabajadores y de un microwatt para los civiles.
Los primeros signos de la enfermedad de las microondas son hipotensión y bradicardia. Luego, las manifestaciones más comunes y tardías son una excitación crónica del sistema nervioso simpático (síndrome del estrés) e hipertensión.
Si esta estimulación continúa, los síntomas crónicos se convertirán en un agotamiento de las glándulas suprarrenales y una enfermedad isquémica cardiaca.
Según las conclusiones de las investigaciones, tanto rusas como alemanas sobre la exposición de comida a la propagación de microondas a un potencial de energía de 100 kilowatts/cm3/segundo al punto considerado aceptable para la ingestión normal sanitaria, las siguientes son algunas de estas conclusiones.
Se encontraron efectos causantes de cáncer como la creación un efecto de enlace a la radioactividad de la atmósfera, produciendo un marcado incremento en la saturación de partículas alfa y beta en los alimentos. También se encontraron radicales libres.
En otra categoría de efectos, se verificó un decremento significativo en el valor nutricional de los alimentos expuestos a las microondas.
Y por último en la tercera categoría de efectos, se mencionan los efectos biológicos generales sobre el bienestar de los seres humanos.
Se detectó una degradación del campo energético vital humano, una degeneración y desestabilización de los potenciales activados por energía externa, la producción de hormonas (tanto masculinas como femeninas) se detiene o se altera, una degeneración y desestabilización de los potenciales de membrana celular internos, una pérdida acumulativa a largo plazo de las energías vitales dentro de los humanos, los animales y las plantas, entre otros muchos otros efectos biológicos.
Con relación a los efectos de las microondas en los nutrientes, un equipo de investigadores hizo un estudio que demostró que las microondas sobre el brócoli elimina virtualmente sus nutrimentos antioxidantes esenciales. Se cocinó brócoli de 4 maneras diferentes – a vapor, a presión, hirviendo y en horno de microondas. Encontraron que el método de al vapor preservó cerca del 90 % del contenido de antioxidantes bioflavonoides, el cocinado a presión preservó cerca del 45 %, el método de hervir preservó cerca del 35 % y el método de cocinar en microondas preservó solamente el 2 % de los nutrimientos antioxidantes. Dicho de otra manera, el 98 % de unos de los componentes más importantes del brócoli fue destruido con las microondas.
Recordemos que el horno de microondas fue introducido para uso doméstico hace cerca de 30 años, por lo que es sorprendente que hasta se estén dando cuenta del efecto devastador que tienen las microondas en los nutrientes de los alimentos (Microwave cooking zaps nutrients. New Scientist, October 25, 2003 p. 14).Además, si las microondas tienen este efecto destructor sobre los nutrientes, me pregunto si no es lógico pensar que tendrán un efecto similar en todos los demás alimentos.
Por todo lo antes señalado, les recomiendo a mis lectores que cocinen sus alimentos de la manera menos agresiva hacia los nutrientes y consumir la mayor cantidad posible de alimentos crudos.
Ahora bien, con relación a la contaminación electromagnética, la buena noticia es que ya existe un método moderno para protegernos de estos campos electromagnéticos dañinos. Se fabrican unos pequeños aparatos protectores para uso personal. Pero también se manufacturan unos protectores especiales individuales para cada aparato electrónico doméstico, como la computadora o la televisión. Lo más moderno, son los protectores para grandes áreas, es decir para proteger una recámara o una sala en nuestra casa.

Prueben esto,en dos jarrones uno con agua hervida en un cazo,y en el otro agua hervida en el microw,coloquen en ambos jarrones flores de un mismo ramo,esperen unos dias y verán el resultado.

Le he dado un thanks por la molestia que se ha tomado en argumentar su discurso.

Quiero pensar que si fuera cierto que los microondas fueran tan nocivos como indica ese estudio, la UE no permitiría su uso.
 
A cortapeguismo sabemos jugar todos:


xiste el mito de que la cocina con microondas destruye o merma parte de los nutrientes que contienen los alimentos. Nada más lejos de la realidad, el microondas es uno de los métodos de cocción de alimentos donde menos nutrientes se pierden.

Recuerdo un experimento que realizamos un día en la facultad y consistía en cocinar un pimiento (el alimentos más rico en vitamina C), con diferentes métodos de cocción: al vapor, al microondas, hervido y asado. El resultado fue que la cocción al vapor era con la que menos nutrientes se perdían, seguida de cerca del cocinado con microondas.

La explicación de la inocuidad del microondas reside en que es un método rápido y eficaz, con lo que se asegura una mayor conservación de los nutrientes al haber un menor tiempo de exposición del alimentos al calor, que al fin y al cabo es el que destruye gran parte de vitaminas y nutrientes.

Recuerda que otra manera de cocinar con microondas es meter los alimentos junto con un recipiento con agua, así el calor no sólo se centra en el alimento y al evaporarse el agua se produce cierto efecto de cocinado al vapor, y se reseca menos el alimentos


¿ Se pierden nutrientes al cocinar con microondas?
 
Yo cocino las patatas al micro sin sal ni aceite,y me encanta como quedan,saben a patata,sin frituras ni cosas,y ademas no les pasa como a las fritas,que cuando se quedan frias no valen para nada,estas pueden consumierse de un dia para otro y estan perfectamente.
 
Hombre, el tema nutrientes en unas patatas fritas como que importa poco. No estamos hablando de carne o pescado, sino de poco mas que hidratos de carbono y que uno come por capricho, no por alimentarse.
 
Falacias – Microondas (parte I, la comida) | El Tamiz

La primera de las dos Falacias de hoy es la siguiente: Comer algo calentado en un microondas puede ser peligroso, puesto que la radiación modifica los alimentos de alguna manera. He oído varias versiones de esta idea: desde cosas relativamente coherentes (como que las microondas generan compuestos cancerígenos) hasta sinsentidos completos (que la comida que sale de un microondas es radioactiva).

Este mito, como muchos otros, tiene que ver con la idea que tiene la gente de que las microondas “tienen mucha energía”. Vamos, hay gente que se imagina que el microondas es una especie de máquina nuclear y que la comida que sale de él es como si hubiera estado en Chernobyl. En parte, creo que el problema está en la palabra “radiación”, que sugiere en nuestro cerebro ideas de ese tipo. Pero “radiación” simplemente significa “ondas electromagnéticas” y, aunque algunas son muy energéticas (como los rayos gamma), la luz que vemos con los ojos también es radiación.

Las microondas, por supuesto, son ondas del espectro electromagnético, como los infrarrojos, las ondas de radio y la radiación visible. De hecho, un fotón de microondas tiene menos energía que un fotón infrarrojo, ni qué decir ya de uno de luz visible. Las microondas están tan lejos de las “radiaciones nucleares” (los rayos X y rayos gamma) como se pueda imaginar.

Por lo tanto, las microondas que penetran en la comida no son capaces de modificar la estructura interna de sus átomos: lo único que son capaces de hacer es que las moléculas realicen un movimiento rotatorio que, al “frotar” unas contra otras, calienta la comida. Como hablaremos en posteriores Falacias relacionadas con los microondas, sí, las microondas son peligrosas para nosotros cuando la intensidad es grande porque, al calentar las cosas, pueden quemarnos, pero una vez las microondas dejan de actuar, lo que queda es simplemente algo caliente.

Por supuesto, el aumento de temperatura produce cambios químicos en los alimentos: las proteínas se desnaturalizan, los azúcares caramelizan, etc. Pero estos cambios químicos son exactamente los mismos que se producen al calentar alimentos de la manera tradicional. Una vez más: la comida que sale del microondas es comida caliente, nada más. Para producir cambios más drásticos (como convertir la comida en radiactiva) haría falta radiación muchos órdenes de magnitud más energética por fotón que las pobres microondas.

La segunda Falacia del día relacionada con la comida que sale del microondas: La comida que sale del microondas se enfría más rápido que la calentada tradicionalmente.

Creo que el origen de este segundo mito tiene que ver con el siguiente razonamiento falaz: Puesto que la comida calentada en microondas se ha calentado muy rápido, es lógico pensar que también se enfriará rápido, que el “calor” que ha “almacenado” no es tan sólido y consistente como el “calor tradicional”.

Por supuesto, esta idea es errónea: no hay “temperatura rápida” y “temperatura lenta”, y da igual cómo se haya adquirido una temperatura si su valor es el mismo. Es muy fácil probar esta teoría: si calientas algo en el microondas y otra cosa igual en una cazuela, mides las temperaturas en todos los puntos del objeto y compruebas que son iguales, y luego dejas que se enfríen, verás que ambos se enfrían igual de rápido. En ambos casos, las moléculas se movían rápido cuando el objeto estaba caliente, y luego más lentamente según se ha ido enfriando. No hay ninguna diferencia, y las moléculas no se “acuerdan” de cómo fueron calentadas: si mirásemos ambos objetos microscópicamente, estando a la misma temperatura, no podríamos ver ni la más mínima diferencia.

Es posible que parte de la culpa de esta “leyenda urbana” la tenga el hecho de que el microondas calienta las cosas de manera irregular: no calienta igual, por ejemplo, el agua que el hielo (como veremos en próximas ediciones de Falacias), ni calienta el centro de un alimento igual que la superficie. Por lo tanto, si alguien toca un alimento y nota la superficie muy caliente y, al cabo del tiempo, el alimento se ha enfriado más rápido de lo que cabría esperar, probablemente es porque el centro estaba aún frío. Un alimento calentado en un horno tradicional sufre el mismo fenómeno, pero como está más tiempo calentándose, las partes calientes tienen más tiempo para tras*ferir calor a las más frías y la diferencia de temperatura entre ellas es menor.

Dicho de otra manera: sí es posible que parezca que un alimento muy caliente por fuera, calentado en un microondas, se enfría más rápido que otro que parece igual de caliente y ha sido calentado en una olla. Cuando ocurre eso, es porque el segundo alimento estaba más caliente que el primero, no porque su “calor” sea “mejor” que el generado en un microondas. La temperatura no tiene calidad.

Saludos.
 
Por supuesto.

Las microondas destruyen los nutrientes.

Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río.
Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C. y Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara
.

En realidad es partero. Y además muy metido en el rollo de la medicina alternativa (acupuntura y "tratamiento ecléctico", que viene siendo homeopatía).

Fue hasta más o menos en el año de 1900 cuando el campo electromagnético de la tierra consistía en forma sencilla en su propio campo y algunas otras micro pulsaciones asociadas con él. Tal es el caso de las descargas fortuitas de relámpagos y la luz visible. En cambio, en la actualidad estamos sumergidos en un mar de energía que es casi totalmente hecho por el hombre.
Si percibimos y derivamos información del campo geomagnético natural, es muy lógico que todo este campo electromagnético no natural esté produciendo efectos biológicos que pueden ser dañinos.
Podría ser, pero también podría ser que fuesen inocuos.

Actualmente, la energía electromagnética abarca todo el mundo, es decir, no hay lugar donde esconderse de ella.
Concepto simple: jaula de faraday.

En los lugares más remotos del planeta también estaríamos expuestos a un nivel de frecuencias corrientes ubicuas de 50 o 60 Hz, igual que las ondas de radio reflejadas en la ionósfera. Con esto, fácilmente podemos percatarnos de que el problema de la electropolución es mundial y para resolverlo se requeriría de un inmenso esfuerzo y coordinación internacional. Por otro lado, como individuos, sí tenemos algo de control sobre nuestros aparatos electromagnéticos que ordinariamente utilizamos en nuestra vida diaria. El único concepto básico que debemos de aplicar es la tasa de riesgo-dosificación. Por ejemplo, sabemos que una razuradora eléctrica produce un campo electromagnético extremadamente alto en potencia, si está conectada a la corriente eléctrica. Hemos medido con diferentes aparatos, campos electromagnéticos de 60 Hz, de hasta 400 miligauss a un centímetro del filo de la navaja. Estos campos penetran la piel del operador. Existe evidencia científica de que los campos de 60 Hz de tan sólo 3 miligauss, están relacionados con el aumento de la incidencia de cáncer. Esto entonces nos dice que estos campos electromagnéticos emitidos por la razuradora eléctrica (conectada a la línea eléctrica) son 100 veces más potentes del máximo considerado como seguro.
Los 60 Hz son simplemente la frecuencia de la corriente alterna, que nadie se asuste. Los estudios de "relación" están muy extendidos entre la profesión médica, pero científicamente son sarama. Se empiezan sin ningún tipo de diseño, acumulando variables a go-gó, para al final concluir lo que les parece. Ya en los estudios médicos serios se suelen ver aberraciones, pero en los estudios de acupuntura o homeopatía la cosa se suele desenfrenar: sin diseño, sin ciego, sin estadística...

Por lo anterior, es muy importante no olvidar el concepto de tasa-dosificación, ya que la razuradora eléctrica se usa durante unos minutos nada más. Por lo cual, la exposición es mínima. En cambio, por ejemplo, la fuerza del campo magnético de una sábana eléctrica es de 50 a 100 miligauss, estando todavía dentro de la zona de peligro. Además, hay que tomar en cuenta que el uso de la sábana es de varias horas diarias, por lo que la dosis total administrada es mucho más alta.
En un estudio publicado hace poco se estudiaron a 304 mujeres diagnosticadas con cáncer de mama y 305 mujeres de control y se llegó a la conclusión de que el uso de la sábana eléctrica está asociado con un incremento en el riesgo de cáncer de mama. El riesgo aumenta entre más frecuentemente se usa la sábana eléctrica y también aumenta con el número de años que se ha usado. El riesgo general fue mayor en la mujeres premenopáusicas que en las mujeres postmenopáusicas (Am J of Epidemiology, Vol. 158, Octiber 15, 2003, pp. 798-806).
Pongamos las magnitudes en perspectiva, que a este señor no le interesa hacerlo y es POR ALGO. Una manta eléctrica tiene 50 miligauss... ¿es mucho o poco? El campo magnético terrestre tiene unos 500 miligauss en la superficie. Un imán de adorno de nevera tiene 50.000 miligauss (50 gauss, of course).

Esta es la "lógica" de ese estudio: se acumulan decenas e incluso cientos de variables a voleo. Entre ellas se incluye "uso de manta eléctrica", sin ningún motivo a priori, lo que en ciencia se llama hipótesis. Luego se meten esos datos en SPSS, y SPSS hace algún tipo de regresión múltiple. Sale por ejemplo que el uso de manta eléctrica está relacionado con el cáncer de mama, pero al no haber hipótesis no puedes sacar ninguna conclusión. ¿Será el calor? ¿El campo magnético? ¿Las fibras de la manta? ¿El metabolismo lento del usuario? ¿Las casas más frías y húmedas? Cualquiera de estas hipótesis (y otras que se os ocurran) casa perfectamente con la relación "más uso de manta eléctrica = más cáncer", sin ser necesariamente el campo electromagnético.

Ese tipo de estudios se hacen así: si ese señor sospecha del magnetismo de la manta eléctrica, su hipótesis es: "El magnetismo de la manta eléctrica aumenta la probabilidad de padecer cáncer de mama". Y a partir de ahí se recogen datos, con mantas eléctricas de diferente intensidad, tiempo de uso, etc.

En los estudios que hicimos hace algunos años en el Programa de Estudios de Medicinas Alternativas de la Universidad de Guadalajara hemos corroborado que un reloj eléctrico produce un campo magnético sorprendentemente alto por el pequeño motor eléctrico que lo activa. Hemos visto que un reloj eléctrico común en el buró de la recámara produce un campo magnético de 5 a 10 miligauss a 70 cm de distancia, es decir, directamente sobre la cabeza del sujeto. Por lo cual, recomendamos que se usen relojes de baterías.
Por lo anterior es recomendable que conservemos los campos electromagnéticos a un nivel mínimo, en el área donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo – alrededor de nuestras camas.
En estudios animales, las frecuencias entre 16 y 60 Hertz han demostrado alterar la síntesis de proteínas celular rompiendo la síntesis de RNA y reduciendo la respuesta inmunológica (RW Adey B Norden and C Ramel, Interaction mechanisms of low level electronagnetic fields in living systems, Oxford:Oxford University Press, 1992).
De nuevo, jugando con las unidades. 5 miligauss es un campo magnético "sorprendentemente alto", cuando nuestra amiga la Tierra nos "frie" con un campo 100 veces superior a diario.

Hay evidencia que demuestra que cocinar con microondas no es natural, ni sano y que puede ser peligroso para los seres vivos, incluyendo a los humanos.
¿La hay? ¿Dónde está? ¿Pone estudios (de cosa) con mantas y relojes y se olvida del estudio primordial?

Me pregunto cuál sería la razón por la que la desaparecida Unión Soviética prohibió el uso de hornos de microondas en 1976.
Yo te lo digo: es un hoax que partió de una revista humorística (tipo El jueves, haciendo un chiste en plan "In the Soviet Russia the microwaves oven you"). No existió tal prohibición. Nivelón el de este sujeto.

En realidad las microondas son una forma de energía electromagnética. Todos sabemos que en la actualidad, las microondas se usan para enviar a larga distancia las señales de teléfono, los programas de televisión y hasta la información de las computadoras a través de todo nuestro planeta. Aunque la mayoría de la gente está familiarizada con la microondas como fuente de energía para cocinar la comida.
El horno de microondas produce una radiación de microlongitud de onda cerca de 2.45 GHz. Obviamente esta radiación interactúa con las moléculas en los alimentos. Las moléculas de los alimentos (particularmente las del agua) tienen una terminal positiva y otra negativa de la misma forma que un magneto tiene polo sur y norte. Las microondas generadas por el horno hacen que las moléculas polares roten a la misma frecuencia de millones de veces por segundo.
Esta energía crea una fricción molecular que calienta a la comida.
Correcto...

Esta fricción deforma a las moléculas.
Incorrecto. Sólo las vibra, no tiene energía para más. La radiación que deforma las moléculas es la ionizante, de la UV para arriba. Las microondas están por debajo de la energía de la luz roja.

Recordemos que el sol también produce microondas pero son de corriente directa pulsante, las cuales no crean calor friccional como el horno que utiliza corriente alterna.
Tontería tamaño sideral. Las microondas son microondas, las emita Agamenón o su porquero.

Por otro lado, el sol nos envía ondas que abarcan un amplio espectro de frecuencia, mientras que el horno de microondas produce longitudes de onda en espiga de energía solamente en una frecuencia angosta del espectro de energía (Nexus Magazine, Vol. 2, No. 25, Apr-May 1995).
Y gracias, porque lo peligroso sería que el microondas se pusiese a emitir en el rango del UV o de los rayos X. Por suerte, sólo emite en una frecuencia que además es incapaz de atravesar la jaula de faraday que rodea los microondas.

En la revista médica Lancet, la Dra. Lita Lee afirmó que las fórmulas de bebé que son calentadas en el microondas convierten ciertos tras*-aminoácidos en sus cis-isómeros sintéticos. Y los isómeros sintéticos, ya sean cis-aminoácidos o ácidos grasos tras*, no son biológicamente activos. Además la L-prolina se convierte (por el efecto de las microondas) a su isómero D, el cual es neurotóxico (dañino para el sistema nervioso) y nefrotóxico (dañino para los riñonmes).
La señora Lita Lee vende productos de medicina alternativa. El artículo al que se refiere es este:

http://www.healthsmartsantafe.com/article/pdf/article-323.pdf

Que no está en "The Lancet", y además no es un artículo científico, sino una opinión. El artículo de "The Lancet" es este otro:

AMINOACID ISOMERISATION AND MICROWAVE EXPOSURE : The Lancet

Cuyos autores son G. Lubec , Chr. Wolf y B. Bartosch, y no es un artículo, sino una carta al editor. Con la mala suerte de que alguna gente se "cabreó" y publicó artículos como este:

Evidence for the absence of amino acid isomerization in microwave-heated milk and infant formulas - Journal of Agricultural and Food Chemistry (ACS Publications)

Desmintiendo la publicación de Lubec et al. (que se seguirá usando por los anti-microondas por los siglos de los siglos, por supuesto).

Todo esto significa que las estructuras de las moléculas son forzadamente deformadas. Esto se llama isomerismo estructural y de esta manera disminuye la calidad de los alimentos.
La historia nos dice que en 1991, hubo una demanda judicial debido a que se utilizó un horno de microondas para tibiar sangre que se requería para una tras*fusión y lamentablemente, la paciente que la recibió, murió.
Lo cual no indica que fuese por usar el microondas, sino que pudo ser por mil otras cosas (entre otras, por cualquiera que fuese el motivo por el que la paciente recibió la tras*fusión, que no es un procedimiento de ocio).

Durante ese mismo año, el Dr. Hans Ulrich Hertel y un profesor de la Universidad Laussane publicaron un artículo sobre una investigación indicando que los alimentos cocinados en hornos de microondas podrían ser de mayor riesgo para la salud que los alimentos cocinados por medios convencionales. Aunque no debemos olvidar que algunos de estos métodos convencionales también pueden generar substancias tóxicas (Food Matters Newsletter, Septiembre 17, 2008).
Varios estudios clínicos han demostrado los cambios que se generan en la sangre de las personas que consumen alimentos cocinados en hornos de microondas. Algunos de estos cambios son incremento en los niveles séricos de colesterol, disminución de la hemoglobina así como una disminución a corto plazo de los linfocitos y una leucocitosis a largo plazo.
Usar las microondas para cocinar también crea nuevos compuestos, llamados compuestos radiolíticos, los cuales son fusiones desconocidas que no se encuentran en la naturaleza. Estos compuestos radiolíticos son creados por la descomposición molecular como el resultado directo de la radiación.
¿Qué radiación? Esto tiende al delirio...

Investigadores rusos hicieron extensos estudios en miles de trabajadores quienes habían sido expuestos a las microondas durante el desarrollo del radar en los años 50s. Las conclusiones fueron definitivas, las microondas causan problemas de salud. Así que pusieron límites estrictos de 10 microwatts para los trabajadores y de un microwatt para los civiles.
Los primeros signos de la enfermedad de las microondas son hipotensión y bradicardia. Luego, las manifestaciones más comunes y tardías son una excitación crónica del sistema nervioso simpático (síndrome del estrés) e hipertensión.
Si esta estimulación continúa, los síntomas crónicos se convertirán en un agotamiento de las glándulas suprarrenales y una enfermedad isquémica cardiaca.
Según las conclusiones de las investigaciones, tanto rusas como alemanas sobre la exposición de comida a la propagación de microondas a un potencial de energía de 100 kilowatts/cm3/segundo al punto considerado aceptable para la ingestión normal sanitaria, las siguientes son algunas de estas conclusiones.
Efectivamente, si uno se mete DENTRO del microondas, las consecuencias pueden ser nefastas. Por suerte, la mayoría de los alimentos que metemos YA ESTÁN MUERTOS. También hay estudios que dicen que ser atravesado múltiples veces por un cuchillo o una bala causa graves problemas de salud, pero la conclusión no es que cortar la carne o cazar un venazo estropeen el alimento.

Se encontraron efectos causantes de cáncer como la creación un efecto de enlace a la radioactividad de la atmósfera, produciendo un marcado incremento en la saturación de partículas alfa y beta en los alimentos. También se encontraron radicales libres.
¿Es radiactividad causada por los microondas, o sólo se mete la frase para intoxicar?

En otra categoría de efectos, se verificó un decremento significativo en el valor nutricional de los alimentos expuestos a las microondas.
Obviamente, y con cualquier tipo de cocinado. Por definición, todos los compuestos termolábiles se degradan con el cocinado. Se cocina para mejorar la comestibilidad, no para aumentar el valor nutricional.

Y por último en la tercera categoría de efectos, se mencionan los efectos biológicos generales sobre el bienestar de los seres humanos.
Se detectó una degradación del campo energético vital humano, una degeneración y desestabilización de los potenciales activados por energía externa, la producción de hormonas (tanto masculinas como femeninas) se detiene o se altera, una degeneración y desestabilización de los potenciales de membrana celular internos, una pérdida acumulativa a largo plazo de las energías vitales dentro de los humanos, los animales y las plantas, entre otros muchos otros efectos biológicos.
sarama new age.

Con relación a los efectos de las microondas en los nutrientes, un equipo de investigadores hizo un estudio que demostró que las microondas sobre el brócoli elimina virtualmente sus nutrimentos antioxidantes esenciales. Se cocinó brócoli de 4 maneras diferentes – a vapor, a presión, hirviendo y en horno de microondas. Encontraron que el método de al vapor preservó cerca del 90 % del contenido de antioxidantes bioflavonoides, el cocinado a presión preservó cerca del 45 %, el método de hervir preservó cerca del 35 % y el método de cocinar en microondas preservó solamente el 2 % de los nutrimientos antioxidantes. Dicho de otra manera, el 98 % de unos de los componentes más importantes del brócoli fue destruido con las microondas.
Novedad mundial. Los flavonoides son termolábiles. Habría que ver las condiciones del estudio, por ejemplo los tiempos de cocción. Hay algunos estudios que sugieren que los flavonoides son cancerígenos, así que igual el microondas nos hace un favor.

Recordemos que el horno de microondas fue introducido para uso doméstico hace cerca de 30 años, por lo que es sorprendente que hasta se estén dando cuenta del efecto devastador que tienen las microondas en los nutrientes de los alimentos (Microwave cooking zaps nutrients. New Scientist, October 25, 2003 p. 14).Además, si las microondas tienen este efecto destructor sobre los nutrientes, me pregunto si no es lógico pensar que tendrán un efecto similar en todos los demás alimentos.
Por todo lo antes señalado, les recomiendo a mis lectores que cocinen sus alimentos de la manera menos agresiva hacia los nutrientes y consumir la mayor cantidad posible de alimentos crudos.
Buena recomendación si se busca la nutrición óptima, pero no porque el microondas sea tóxico. A la gente también le gusta la palatabilidad.

Ahora bien, con relación a la contaminación electromagnética, la buena noticia es que ya existe un método moderno para protegernos de estos campos electromagnéticos dañinos. Se fabrican unos pequeños aparatos protectores para uso personal. Pero también se manufacturan unos protectores especiales individuales para cada aparato electrónico doméstico, como la computadora o la televisión. Lo más moderno, son los protectores para grandes áreas, es decir para proteger una recámara o una sala en nuestra casa.
ACABÁRAMOS, sólo era para vendernos el remedio. El viejo truco de crear el problema para ofrecer la solución. Hale, siguiente vendeburras, que este es muy obvio.
 
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