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Domingo de Soto
De Verdad Digital | Domingo de Soto: un Español en el Origen de la Física Moderna
Domingo de Soto: un Español en el Origen de la Fí*sica Moderna
A este segoviano se le tiene que considerar como uno de los fundadores de la ciencia moderna
Ernesto Nungesser
Publicado el 13-08-2009
Domingo de Soto (fuente Escolasticos)
Todo el mundo ha oí*do hablar de Isaac Newton y de Galileo Galileo y sus aportaciones a la física y en particular sus trabajos sobre la gravedad. Pero nadie conoce a Domigo de Soto. En España no se conoce, ni siquiera entre los físicos. Este hecho está relacionado con la concepción que se ha difundido sobre la época que se inicia con los Reyes Católicos. El descubrimiento de América se presenta como accidente histórico, ya que la sociedad española de entonces supuestamente estaba inmersa en un fanatismo religioso, cuando la realidad es que España era en ese momento vanguardia en todo, incluida la ciencia.
Los trabajos sobre la caída de graves del teólogo español (1494-1570) son sorprendentes. El fraile dominico Domingo de Soto fue el primero en establecer que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración uniforme (en sus términos movimiento uniformemente disforme con respecto al tiempo) y su concepción sobre la masa (resistencia interna) es extremadamente avanzada.
Tan avanzada que los autores Juan José Pérez Camacho e Ignacio Sols Lucía en su trabajo publicado en 1994 “Domingo de Soto en el origen de la ciencia moderna” terminan diciendo que: “Ante el resultado de nuestro análisis de las aportaciones de Domingo de Soto a la física, proponemos esta consideración: es en la década que abraza las obras de Copérnico (1543), Soto (1551) y Benedetti (1554) donde debemos situar la línea divisoria entre la ciencia del Renacimiento y la ciencia moderna. Tras una lenta maduración, al fin sus ideas contaron con un magnífico aliado en Galileo Galilei.”
Veamos en concreto el pensamiento de Domingo de Soto, que fue profesor de teología en la Universidad de Salamanca: “Este tipo de movimiento [uniformemente disforme con respecto al tiempo] propiamente sucede en los [graves] naturalmente movidos y en los proyectiles. Donde un peso cae desde lo alto por un medio uniforme, se mueve más veloz en el fin que en el principio. Sin embargo el movimiento de los proyectiles es más lento al final que al principio: el primero aumenta de modo uniformemente disforme, y el segundo en cambio disminuye de modo uniformemente disforme” (Quaestiones libro 7)
Se puede apreciar que en esta afirmación Soto une dos ideas, el movimiento uniformemente disforme, a lo que hoy llamamos movimiento uniformemente acelerado y la caída de graves. Une la abstracción matemática con la realidad física, clave para la matematización de las leyes de la naturaleza. Soto tenía una claridad rotunda acerca de este hecho y lo expresaba en ejemplos numéricos concretos. Lo que acabamos de citar de él es el principio que Galileo buscaba en 1604 para establecer el fundamento de la cinemática. Curiosamente Galileo al principio no partía de esta concepción porque seguía una corriente equivocada que consideraba que la velocidad era uniformemente disforme con respecto al espacio en vez de con respecto del tiempo. Fue más tarde (1609) que se dió cuenta de su error.
Domingo de Soto publicó sus ideas sobre la caída de graves en su obra “Quasetiones super octo libros physicorum Aristotelis” en 1551. En primer lugar hay que resaltar que sus ideas son originales y que no corresponden a un conocimiento colectivo de la época. William Wallace en “The Enigma of Domingo de Soto: Uniformiter Disformis and Falling Bodies in Late Medieval Physics” estudia a 19 autores anteriores y contemporáneos a Soto con el resultado de que Soto es el único que parte de describir el movimiento con una sóla variable independiente que es el tiempo. Los demás tratan de describirlo con dos variables independientes, el tiempo y el espacio, lo que no les permitió llegar a la descripción correcta. Curiosamente hay otro que partió de utilizar una sóla variable, pero utilizó la espacial, otro español llamado Diego Diest.
Galileo cita a Soto en dos ocasiones aunque no relacionadas con la caída de graves. Sin embargo las concepciones de Soto como mínimo le llegaron de manera indirecta a través de discípulos de Soto.
Pero Soto no sólamente acertó en la cinemática, sino también en la dinámica. En el mismo libro plantea: “Lo que es movido es una resistencia, que ha de ser superada por la fuerza motriz.” Pérez y Sols plantean que no hay duda sobre el carácter de esta resistencia (que hoy llamaríamos masa inerte) como en primer lugar interna y no sólo resistencia externa del medio y en segundo como proporcional al peso. Eso se desprende de sus textos y los ejemplos que pone. Concluyen que aunque no lo haya formulado explícitamente, si uno parte de todas sus concepciones y le preguntase a Soto ¿con qué velocidad caen los graves en el vacío? Soto habría respondido: ”Todos los cuerpos caen en el vacío con la misma velocidad, que aumenta uniformemente disforme con el tiempo de caída”.
Las concepciones de Soto sobre la caída de graves y la dinámica son muy avanzadas y es una vergüenza que no se le haya dado el lugar en la historia de la ciencia que le corresponde.
De Verdad Digital | Domingo de Soto: un Español en el Origen de la Física Moderna
Domingo de Soto: un Español en el Origen de la Fí*sica Moderna
A este segoviano se le tiene que considerar como uno de los fundadores de la ciencia moderna
Ernesto Nungesser
Publicado el 13-08-2009
Domingo de Soto (fuente Escolasticos)
Todo el mundo ha oí*do hablar de Isaac Newton y de Galileo Galileo y sus aportaciones a la física y en particular sus trabajos sobre la gravedad. Pero nadie conoce a Domigo de Soto. En España no se conoce, ni siquiera entre los físicos. Este hecho está relacionado con la concepción que se ha difundido sobre la época que se inicia con los Reyes Católicos. El descubrimiento de América se presenta como accidente histórico, ya que la sociedad española de entonces supuestamente estaba inmersa en un fanatismo religioso, cuando la realidad es que España era en ese momento vanguardia en todo, incluida la ciencia.
Los trabajos sobre la caída de graves del teólogo español (1494-1570) son sorprendentes. El fraile dominico Domingo de Soto fue el primero en establecer que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración uniforme (en sus términos movimiento uniformemente disforme con respecto al tiempo) y su concepción sobre la masa (resistencia interna) es extremadamente avanzada.
Tan avanzada que los autores Juan José Pérez Camacho e Ignacio Sols Lucía en su trabajo publicado en 1994 “Domingo de Soto en el origen de la ciencia moderna” terminan diciendo que: “Ante el resultado de nuestro análisis de las aportaciones de Domingo de Soto a la física, proponemos esta consideración: es en la década que abraza las obras de Copérnico (1543), Soto (1551) y Benedetti (1554) donde debemos situar la línea divisoria entre la ciencia del Renacimiento y la ciencia moderna. Tras una lenta maduración, al fin sus ideas contaron con un magnífico aliado en Galileo Galilei.”
Veamos en concreto el pensamiento de Domingo de Soto, que fue profesor de teología en la Universidad de Salamanca: “Este tipo de movimiento [uniformemente disforme con respecto al tiempo] propiamente sucede en los [graves] naturalmente movidos y en los proyectiles. Donde un peso cae desde lo alto por un medio uniforme, se mueve más veloz en el fin que en el principio. Sin embargo el movimiento de los proyectiles es más lento al final que al principio: el primero aumenta de modo uniformemente disforme, y el segundo en cambio disminuye de modo uniformemente disforme” (Quaestiones libro 7)
Se puede apreciar que en esta afirmación Soto une dos ideas, el movimiento uniformemente disforme, a lo que hoy llamamos movimiento uniformemente acelerado y la caída de graves. Une la abstracción matemática con la realidad física, clave para la matematización de las leyes de la naturaleza. Soto tenía una claridad rotunda acerca de este hecho y lo expresaba en ejemplos numéricos concretos. Lo que acabamos de citar de él es el principio que Galileo buscaba en 1604 para establecer el fundamento de la cinemática. Curiosamente Galileo al principio no partía de esta concepción porque seguía una corriente equivocada que consideraba que la velocidad era uniformemente disforme con respecto al espacio en vez de con respecto del tiempo. Fue más tarde (1609) que se dió cuenta de su error.
Domingo de Soto publicó sus ideas sobre la caída de graves en su obra “Quasetiones super octo libros physicorum Aristotelis” en 1551. En primer lugar hay que resaltar que sus ideas son originales y que no corresponden a un conocimiento colectivo de la época. William Wallace en “The Enigma of Domingo de Soto: Uniformiter Disformis and Falling Bodies in Late Medieval Physics” estudia a 19 autores anteriores y contemporáneos a Soto con el resultado de que Soto es el único que parte de describir el movimiento con una sóla variable independiente que es el tiempo. Los demás tratan de describirlo con dos variables independientes, el tiempo y el espacio, lo que no les permitió llegar a la descripción correcta. Curiosamente hay otro que partió de utilizar una sóla variable, pero utilizó la espacial, otro español llamado Diego Diest.
Galileo cita a Soto en dos ocasiones aunque no relacionadas con la caída de graves. Sin embargo las concepciones de Soto como mínimo le llegaron de manera indirecta a través de discípulos de Soto.
Pero Soto no sólamente acertó en la cinemática, sino también en la dinámica. En el mismo libro plantea: “Lo que es movido es una resistencia, que ha de ser superada por la fuerza motriz.” Pérez y Sols plantean que no hay duda sobre el carácter de esta resistencia (que hoy llamaríamos masa inerte) como en primer lugar interna y no sólo resistencia externa del medio y en segundo como proporcional al peso. Eso se desprende de sus textos y los ejemplos que pone. Concluyen que aunque no lo haya formulado explícitamente, si uno parte de todas sus concepciones y le preguntase a Soto ¿con qué velocidad caen los graves en el vacío? Soto habría respondido: ”Todos los cuerpos caen en el vacío con la misma velocidad, que aumenta uniformemente disforme con el tiempo de caída”.
Las concepciones de Soto sobre la caída de graves y la dinámica son muy avanzadas y es una vergüenza que no se le haya dado el lugar en la historia de la ciencia que le corresponde.
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