Catalinius
Madmaxista
A ver quién lo supera.................................
L: Buenos días M (sonrisa tras cartapacio)
M: Buenos días.
L: Qué, ¿qué tal todo?
M: Pues bien, aquí tirando
L: Pues bien bien, no, tienes datos de clientes sobre la mesa (cara de: te pillé matando a un pollito)
M: Es que estoy trabajando con ellos
L: Ya, pero puede entrar alguien, como yo en este caso y verlos y eso no puede ser.
M: Extiendo los brazos en modo abrazo “a mis documentos varios” y los arrastro al borde de la mesa hasta que caen y se sitúan bajo la misma
L: A ver M, no exageres mujer
M: No perdona, no exageres tu corazón, que no puedo trabajar debajo de la mesa (que me lo impide el de los riesgos laborales), por si viene un alguien a mirar un algo.
L: Bueno a ver, ¿dónde guardas estos documentos y bajo qué medidas de seguridad?
M: Pues en armarios, cajones y ficheros, los cuales cierro con llave cuando me voy a mi casa.
L: ¿Y dónde guardas esas llaves?
M: En un cuarto que está arriba y hace de archivo y cuya puerta tiene llave también.
L: ¿Y esa llave?...
M: Un sudor frío me invade… la llave a un lugar seguro…tan seguro que ni te lo digo, porque dejaría de ser seguro el lugar… (he desafiado al enemigo…)….pequeño silencio….
L: Vale, vale, pero ya sabes, tienes que guardar bien esos datos que eres la responsable ante la Agencia de Protección de Datos y hay sanciones hasta de guandoca.
M: Con mi propia vida, juro L. (sonrío e invito con los ojos a que se despida y elija otra víctima, mientras recojo la ficha del pobre F que sigue bajo la mesa y cuya foto me implora subir)
L: Adiós, hasta la próxima y si haces algo nuevo o tratas con alguien nuevo o algo…..nuevo, me lo dices, que tengo que regularlo.
M: Por supuesto, no pretendo cambiar ni el ritmo respiratorio para que no haya que regularlo en claúsula tipo.
Por fín sola, con mis protegidos, mis llaves y mi pensamiento analítico:
Si trabajo media jornada, esto es, cuatro horas y me paso una hora aproximadamente abriendo llaves, subiendo y bajando y sacando y metiendo fichas y otras dos mínimo, escondiendo las mismas o poniéndolas boca abajo o precipitándolas al suelo, según vayan entrando clientes por la puerta, más otros tantos minutos incluyendo claúsulas eternas en documentos a firmar y vigilando que así sea…sospecho que mi trabajo real se queda reducido a…¿una hora?...
Conclusión:
La Ley de protección de datos y su Agencia, han conseguido crear puestos de trabajo improductivos, cobrar multas y hacer que nadie pueda trabajar sus horas con eficacia y tranquilidad, siendo el trabajador y por consecuencia natural un constante delincuente en ciernes.
Solución:
Que el que entre se vende los ojos con antifaz marca de la empresa (ya que estamos publicitamos), hasta que los datos a la vista, desaparezcan de forma conveniente
Reflexión:
El problema vendrá después, cuando el del antifaz se choque, caiga, o lesione y venga a pedir cuentas el seguro de responsabilidad civil y el de los riesgos laborales…pero eso ya será otro relato.., mientras, habré conseguido salvar a mis datos de ser mirados, observados, penetrados y estudiados por individuos ajenos a mi office con un antifaz a juego con la mascarilla (si se diera la época)...lo cual es más una hazaña en chiste, que un logro.
L: Buenos días M (sonrisa tras cartapacio)
M: Buenos días.
L: Qué, ¿qué tal todo?
M: Pues bien, aquí tirando
L: Pues bien bien, no, tienes datos de clientes sobre la mesa (cara de: te pillé matando a un pollito)
M: Es que estoy trabajando con ellos
L: Ya, pero puede entrar alguien, como yo en este caso y verlos y eso no puede ser.
M: Extiendo los brazos en modo abrazo “a mis documentos varios” y los arrastro al borde de la mesa hasta que caen y se sitúan bajo la misma
L: A ver M, no exageres mujer
M: No perdona, no exageres tu corazón, que no puedo trabajar debajo de la mesa (que me lo impide el de los riesgos laborales), por si viene un alguien a mirar un algo.
L: Bueno a ver, ¿dónde guardas estos documentos y bajo qué medidas de seguridad?
M: Pues en armarios, cajones y ficheros, los cuales cierro con llave cuando me voy a mi casa.
L: ¿Y dónde guardas esas llaves?
M: En un cuarto que está arriba y hace de archivo y cuya puerta tiene llave también.
L: ¿Y esa llave?...
M: Un sudor frío me invade… la llave a un lugar seguro…tan seguro que ni te lo digo, porque dejaría de ser seguro el lugar… (he desafiado al enemigo…)….pequeño silencio….
L: Vale, vale, pero ya sabes, tienes que guardar bien esos datos que eres la responsable ante la Agencia de Protección de Datos y hay sanciones hasta de guandoca.
M: Con mi propia vida, juro L. (sonrío e invito con los ojos a que se despida y elija otra víctima, mientras recojo la ficha del pobre F que sigue bajo la mesa y cuya foto me implora subir)
L: Adiós, hasta la próxima y si haces algo nuevo o tratas con alguien nuevo o algo…..nuevo, me lo dices, que tengo que regularlo.
M: Por supuesto, no pretendo cambiar ni el ritmo respiratorio para que no haya que regularlo en claúsula tipo.
Por fín sola, con mis protegidos, mis llaves y mi pensamiento analítico:
Si trabajo media jornada, esto es, cuatro horas y me paso una hora aproximadamente abriendo llaves, subiendo y bajando y sacando y metiendo fichas y otras dos mínimo, escondiendo las mismas o poniéndolas boca abajo o precipitándolas al suelo, según vayan entrando clientes por la puerta, más otros tantos minutos incluyendo claúsulas eternas en documentos a firmar y vigilando que así sea…sospecho que mi trabajo real se queda reducido a…¿una hora?...
Conclusión:
La Ley de protección de datos y su Agencia, han conseguido crear puestos de trabajo improductivos, cobrar multas y hacer que nadie pueda trabajar sus horas con eficacia y tranquilidad, siendo el trabajador y por consecuencia natural un constante delincuente en ciernes.
Solución:
Que el que entre se vende los ojos con antifaz marca de la empresa (ya que estamos publicitamos), hasta que los datos a la vista, desaparezcan de forma conveniente
Reflexión:
El problema vendrá después, cuando el del antifaz se choque, caiga, o lesione y venga a pedir cuentas el seguro de responsabilidad civil y el de los riesgos laborales…pero eso ya será otro relato.., mientras, habré conseguido salvar a mis datos de ser mirados, observados, penetrados y estudiados por individuos ajenos a mi office con un antifaz a juego con la mascarilla (si se diera la época)...lo cual es más una hazaña en chiste, que un logro.