Como todo el mundo sabe, Spinoza es uno de los tres racionalistas más importantes del siglo XVII, con Descartes y Leibniz.
Entre quienes lo conocieron, la opinión oscila entre considerarle ateo a considerarle un teísta algo extraño. En el siglo XVIII, Spinoza fue considerado como un ateo. En el XIX, el Romanticismo pasa de él. Desde el XX, cada estudioso decide si Spinoza es ateo o teísta según sus propias convicciones, con predominio de los ateos sobre los teístas.
"En muchísimos libros de filosofía encontraréis que Espinosa no hace uso de la intuición; que Espinosa demuestra sus proposiciones more geometrico, como puras demostraciones de teoremas de geometría, donde el elemento discursivo ahoga por completo toda intuición. Sin embargo, eso es pura apariencia. En realidad, en el fondo de la filosofía de Espinosa hay una intuición mística; y llega un momento, en el último libro de la Ética, que bajo la forma de una demostración geométrica, aparece la intuición emotiva, que rompe los moldes lógicos de la demostración y se hace patente al lector; y es cuando al llegar casi al término de su libro, se siente elevado, se siente sublimizado en el propósito filosófico, que desde el principio lo hace alentar, y escribe esta frase como enunciado de uno de sus últimos teoremas: Sentimus experimurque nos esse aeternos, que quiere decir: Nosotros sentimos y experimentamos que somos eternos" (Manuel García Morente, Lecciones preliminares de Filosofía).